El bennu y el cordero - [Privado //Nadia]

Me encontraba en el Santuario viendo que los carneros no se comieran las flores que ya estaban sembradas y que esperávamos echaran raíces, unas bellas flores ornamentales...unos lirios. Caminé dando algunos pasos y pregunté a mis amigos qué tan bien estaban realizando su labor de limpiar las malas hierbas, todo parecía estar muy muy bien pero entonces escuché el quejido de alarma.

-No...-susurré al tiempo que levantaba la mirada, el cielo no presagiaba nada bueno, les di una orden clara a los carneros y me trasladé a los alrededores del santuario, llevaba puesto un short largo hasta la rodilla y un polivestido; podría tratar de llevar la fiesta en paz por el momento ya que una vez pasó algo parecido y no me sentó gracia alguna. Encontré a Francisto el carnero vigia que me había alertado por el sistema de los carneros de que un extraño estaba merodeando el lugar, bueno o malo no interesaba era un intruso.

Dejé a mi lanudo amigo y me acerqué un poco al muchacho de cabellos negros-Hola, ¿estás perdido?-le pregunté suavemente, era alguien bastante más alto que yo pero no me dejaría intimidar por algo como eso. El Sol aún alumbraba el lugar y aunque el chico parecía descansar esta no era la zona indicada, me agaché-Esta zona es peligrosa, no deberías merodear por estos lugares-lo miro fijamente, tenía algo que me preocupaba pero solo era un presentimiento sin fundamentos quizá sería su pelo negro.

Panchito desde hacía unos días estaba en silencio, parecía no querer conversar conmigo ni manifestarse, eso me preocupaba bastante "Me pregunto si habrá sido..." negué con la cabeza, pensar en esas cosas no me ayudarían en estos momentos-Puedo mostrarte y ayudarte a salir de este sitio-mi tono era amable aunque parecía una persona normal y silvestre, es raro.

Tan aburrido estaba el joven espectro que estaba a punto de quedarse dormido en terreno enemigo, una acción arriesgada y realmente loca sabiendo que abundaban los santos de Athena en ese sitio, pero ¿Qué podía hacer? no tenía ganas de comenzar un incendio sin un buen motivo para usarlo de pretexto, le era más satisfactorio el comenzar o animar un pleito ya antiguo para usarlo en su favor y de ahí causar el caos.

Pero primero notó la presencia de una oveja algo peculiar, Leo le miró discretamente pero no dijo absolutamente nada al respecto.

Minutos después llegó la misma oveja con una chica de cabellos largos, Leo usó su habilidad sin preocuparse por ser descubierto ya que mas que un poder era algo nato de el el poder detectar los cosmos de los demás y que estrellas los rigen a cada uno, vio pues la constelación de aries bañando con su luz a la joven.

“vaya, una santa de Athena”

Actuó amable y también fingía ser ignorante en el lugar donde se encontraba.

-uh... Hola, un gusto, pues gracias por el aviso realmente no conozco estas tierras... creía que estaban deshabitadas. – contestó mientras miraba alrededor.

-y dime ¿vives por estos lares? – preguntó siempre con una voz amable y un rostro calmado mostrando una sonrisa. 

El muchacho por fin me dirigió la palabra, parecía haberse perdido pero en realidad no tengo ni idea de cómo ha llegado hasta aquí, me preguntó si yo vivía cerca, ¿revelarle que era una Santa? No lo sé, no creo que fuera lo más indicado-Vivo a los alrededores de Rodorio...vendo algunos suministros para el pueblo pero siempre vengo por estos lugares a pastar con algunos animales-le digo tratando de ver la forma de averiguar quién era y qué quería.

-A veces por estos lugares pasan cosas muy extrañas y suele ser peligroso estar aquí-comento y observo los alrededores-No habrá problema si nos vamos de aquí rápido...-deseaba que el muchacho se fuera o tendría que presionarlo-Hay personas con poderes raros...no es bueno acercárseles...-mi determinación tendría que ser mayor.

Di unos pasos hacia atrás, mi actitud parecía estar cambiando "¿Cómo me deshago de esta persona?" me pregunté, no sabía cómo actuar bajo esta situación pero un enfrentamiento pero...con un aldeano-¿Tienes alguna profesión? Porque no recuerdo haberte visto en el pubelo...-era verdad, conocía a cada persona del lugar y él era la excepción-Soy Nadia, por cierto.

Leo veía a la chica siempre con ojo clínico, aunque discreto y amable observaba cada uno de los movimientos al igual que un médico al examinar a su paciente para detectar las enfermedades que le aquejan, pero su rostro mostraba tranquilidad y alegría de ya no econtrarse solo aunque por dentro le divertía demasiado el actuar de esa manera.

-No tiene mucho tiempo que me recibí  en la universidad como Médico Cirujano, lamentablemente ciertas  circunstancias me han obligado a dejar mi profesión.... es una lástima - dijo con tono desalentador recordando sus antiguos tiempos como practicante de medicina.

Y luego poniendo la mano en el cabello mirando al horizonte, aquel dijo - No me ha visto porque acabo de llegar desde Inglaterra a este sitio, quería distraerme un poco y decidí hacer un pequeño viaje de re descubrimiento... aunque no sabía que este sitio podía ser tan peligroso como usted me lo informa.


Luego extendió su mano hacia la chica y con una reverencia muy educada dijo. - Es un gusto conocerle My Lady... Soy Leo D' Vouivre

Así que el joven era médico-Comprendo, pero bueno espero que pueda retomar sus deberes con el pueblo; quizá operar a personas que más lo necesitan-le comento-El gusto es mío, Leo-tomo su mano y la agito suavemente, un saludo coordial pero no sé porqué al tocarlo sentí un cosquilleo en mi cuerpo, no era una alerta era solo un mal presentimiento.

Lo solté y entonces me di vuelta-Así que estuviste de viaje, Inglaterra parece un bonito lugar, ¿qué hay ahí?-le pregunté, nunca había salido del país, solo a pueblos de los alrededores. Suspiré suavemente y elevé la mirada al cielo; noté lo bellas que eran las nubes en ese momento-Ah es verdad, este lugar es peligroso...hay una guerra y esto puede causar problemas-le explico, no sabía cómo decirle que podría verse lastimado por la pelea si no se iba pronto y esas cosas, espantar gente ya saben.

-A veces hay espectros por aquí...no esos soldaditos del Hades sino fantasmitas...aunque no son muy diferentes-le digo, aunque jamás había visto uno pero supuse que serían "parecidos"-Y luego vienen los locos dorados y ni te cuento, se aaaarma todo un escándalo en el barrio-afirmo con la cabeza.

Suspiro pesadamente, tenía aún ese presentimiento que no me dejaba tranquila, estaba un poco alterada-Entonces, ¿por qué decisite ser médico?-pregunté, en algún momento podría sacarlo del lugar.

Leo estrechó la mano de aquella dama, pero notó como esta le soltaba rápidamente . -"Es muy perceptiva" - pensó aquel joven mientras seguía con su sonrisa amable, escuchó las preguntas de aquella dama y el con suma amabilidad contestó.

-Inglaterra, mi amada tierra últimamente esta envuelta en discusiones políticas y toma de poderes, su belleza es opacada por manifestaciones que día con día los ciudadanos realizan para manifestar su inconformidad ante el gobierno...

Suspiró de manera triste expresando aquel dolor como si frente a él, estuviera pasando la visión de una Inglaterra devastada.

Luego con lo siguiente que la chica le dijo aquel le miró extrañado y también incrédulo.

-Espero no me lo tome a mal Lady Nadia, pero no puedo creer que existan tales cosas que me dice, soy un hombre de ciencia por lo tanto no se puede asegurar la existencia de criaturas como espectros, fantasmas o santos.

Luego suspiró por la ultima pregunta que hizo la chica, miró el al horizonte un momento  y dijo como si soñara.

-Fueron dos motivos, el primero... que no iba a ser la voluntad de mis padres en dedicarme a cuidar del viñedo familiar, y en segundo porque dentro de mí, algo me indicaba que para eso había nacido, que era mi destino convertirme en un  gran médico, en uno de los mejores. - Leo recordó con nostalgia aquella sensación cuando ingresó a la facultad de medicina y cuando se recibió de la carrera, era algo que por mas que deseara no iba a regresar jamás.

Lo escuché atentamente-Comprendo, bueno...lo mejor es que hayas estudiado algo que al final te ha gustado-le digo tranquila-Entonces, ¿cuántos años tienes?-lo miro curiosa, no parece alguien peligroso pero quizá era un médico que realizaba operaciones clandestinas o algo parecido, me seguía pareciendo extraño, tenía un no sé qué.

-Y bueno, ahora que ha llegado por estos lares, ¿qué opina de la guerra que se ha desatado?-cuestioné, di unos pasos hacia atrás y un carnero vino y empezó a pastar cerca-Me gustan estos animales, son nobles y bravos en el combate...-

El viento sopló con fuerza-¿Quieres ir a Rodorio?-pregunto suavemente, quizá de esa forma lo alejaría del Santuario, escoltando a este civil, supongo que no habría ningún problema o eso creo-Bueno, veamos...ahm, ¿qué tal unos dulces?-pregunté.

Leo amablemente sonrió al escuchar el cuestinonamiento de su edad, si bien había fallecido a los 23 años, ya tenia un año de eso, además próximamente iba a ser su cumpleaños y ese análisis le causó cierta conmoción pero no lo demostró.

-Cumpliré 24 dentro de una semana - dijo al fin muy seguro de sí mismo.


Luego continuó prestando atención a aquella chica, hasta que vio un carnero y la dama expresó su gusto por aquellos, Leo en vida respetaba toda clase de animales pues le parecían interesante la manera en cómo aquellos seres podían ser hasta más civilizados en ciertas cosas que los propios humanos.

-Son interesantes, aunque no sean mis animales predilectos, yo prefiero los gatos, son inteligentes, no se preocupan por cosas sin sentido y son esponjositos...

Después cuando la chica mencionó que si aquel quería dirigirse a Rodorio dijo.


-¿Rodorio?... ¿que lugar es Rodorio? - preguntó aquel con un rostro algo extrañado.

Expresión de Leo:

En realidad ya sabía de que lugar se refería la chica, pero Leo seguía su farsa todo el tiempo.

-No he comido dulces desde hace mucho tiempo... lady, me parece una buena idea... -dijo al fín

-Oh ya veo...-le digo suavemente mientras me acomodo un poco el cabello-Bueno Rodorio...-lo miro un poco sospechosa, ¿no habíamos hablado ya del tema? Aunque era lo suficientemente distraída como para olvidar esos detalles. Suspiró pesadamente y entonces movió la mano para que el carnero se alejara por ahí.

-Bien, entonces vamos-sonrió y empezó a caminar, estaba algo inquieta pero ignoraría todo lo que estaba pasando por su mente, empezó a hacer algunas trenzas en su cabello y emprendió el camino hacia la ciudad-Hay una pastelería que quizá te guste...hacen ricos postres-era un chico bastante amable pero me preocupaba un poco el tema de que tuviera otras intensiones.

Miré el cielo y parecía estar despejado, el aroma del campo era reconfortante pero me preocupaba mucho lo que sucedería el resto del día-Realmente estoy preocupada...-dijo ella sin pensarlo, entonces se dio cuenta de ello y rió nerviosa-No es nada, sigamos-pronto llegaríamos a la ciudad.

-Hace tiempo que no e ido a una pastelería, un tío cercano había resultado enfermo y por eso en la familia nos hacían dejar de comer cosas dulces, eso pasó desde que tenía como 11 años... así que será bueno volver a comer algo con azúcar...- comentó aquel joven como respuesta de la idea de aquella chica, no era de su estilo socializar y menos con santos de Athena, pero aquella chica era agradable, en cierto modo le recordaba a su propia madre por su forma de ser y porque también le encantaban los carneros.

Luego cuando la chica refirió inconscientemente que estaba preocupada, aquel se le acercó y con dulzura y delicadeza, como si fuese a tocar una rosa de cristal, le tomó de la barbilla para que le mirara...

-¿que es lo que aflige a tu corazón my lady? - Dijo de manera atenta y amable, en cierto modo Leo tenía una corazonada de la respuesta que iba a dar la chica pero como el mismo dice, es mejor percatarse de las cosas y no guiarse por simples conjeturas que luego no llegan a nada o solo causan pensamientos erróneos.

Leo sonrió con amabilidad y dejó salir la esencia del cosmos mortal que todavía estaba guardando su alma, este como era el que tenía cuando estaba con vida, era cálido y tranquilo, seguro pero amable, pero fue por escasos minutos, después ya no generó ninguna energía.

Me detuve en seco ante su gesto y lo observé a los ojos, mi corazón dio un vuelco-No es nada...-aparté la mirada, ese tacto y acción suya me habían hecho un no sé qué. Di unos pasos hacia atrás y tropecé con una piedra, esto me hizo rodar colina abajo y terminar por estrellarme contra un árbol, me dolió mucho la cabeza pero creí que estaba bien-Vaya golpe...-me dije a mí misma poniéndome con dificltad de pie.

-Estoy bien-le digo alzando la mano al joven de cabellos oscuros, doy unos pasos colina arriba y sinto un dolor punzante en la pierna, parece ser que terminé con un tobillo mal herido-Auch...-susurré mientras empezaba a cogear.

Me reí nerviosa-No te preocupes, aún puedo caminar a Rodorio, así que vamos...no hay tiempo que perder, allá puedo ponerme hielo. Me sentía apenada, si un caballero dorado me viera congeniando con un mortal silvestre que encima tiene ahoa que cuidar de mí seguramente me Athena me daría una patada por ser tan inútil en estas circunstánseas.

-Lamento que sea un retraso...pero no te preocupes, llegaremos a Rodorio hoy cueste lo que cueste-le dije esforzándome.

Leo vio como aquella chica había tropezado y rodaba cuesta abajo, por dentro aquel disfrutaba de ese pequeño accidente aunque hubiera gustado que ese resultara un más sangriento y doloroso, pero por fuera su expresión mostraba preocupación por aquella chica.

-Lady Nadia!! - gritó al tiempo que salió corriendo con cuidado y tropezándose un poco mientras se dirigía hacia donde se encontraba la chica.


Se había acercado a la chica arrodillándose a un lado y tomando su mano con delicadeza.

Luego al ver que se había levantado y cogeaba le dijo - ¿esta segura que se encuentra bien?- su voz era preocupada por la chica al igual que su rostro.
Leo caminó un poco hacia ella, y con cuidado le cargó en sus brazos, le sonrió dulcemente y le dijo.

-Disculpe mi atrevimiento My Lady pero no  puedo permitir que camine con el pie lastimado, una vez que lleguemos a un sitio más estable veré si la examino para determinar la herida y ver que se recupere satisfactoriamente, no deseo ver lastimada a la primera persona con la que entablo tan grata charla.

Y diciendo eso, empezó a caminar un poco pero luego se detuvo - ¿hacia donde tengo que dirigirme para llegar a Rodorio? - dijo con algo de pena y una sonrisa nerviosa.

Me sonrojé cuando tomó mi mano-Sí, estoy bien...creo-desvié la mirada un momento, me cargó en sus brazos y más que nada me sentí avergonzada, no me había recuperado todavía-Rodorio está por ese lado-señalé el camino amarillo(?) Me puse bastante nerviosa, estaba tan vulnerable y todo.

¿Cómo podía llamarme Santa Dorada? Bueno, no estaría tan débil si hubiera prestado más atención a las cosas pero no hay problema, yo me sé cuidar-Perdona las molestias, no pensé que fuera tan torpe pero a veces lo puedo ser-Realmente lo lamento-le dije bastante bastante apenada, era algo que no podía soportar porque además, estando tan cerca de él seguía sintiendome algo perturbada.

No era el momento de preguntarle "¿Quién eres en realidad?" Porque bueno, si resultaba ser un amigo no habría problema pero si era un enemigo estaba a su merced, así que hasta que no pudiera luchar no tendría que decir nada, por el momento aunque sea debería permanecer en silencio, tratando de entender cómo un joven de medicina había llegado casi sin esfeurzo hasta aquí-Vaya, eres fuerte-comento, para cargarme sí,

Leo miró hacia donde la chica le indicaba el camino para ir a Rodorio, lo miró algo sorprendido y empezó a caminar hacia ese sitio cargando a la dama en sus brazos, pero sus pasos eran lentos mientras que continuaba escuchando las disculpas de la muchacha.

-No es ninguna molestia además, todos podemos equivocarnos alguna vez y a todos nos puede pasar un accidente... no tienes que avergonzarte de nada.

Luego escuchó lo referente a su fuerza  y esto hizo sonreír al chico.

-Pues gracias por el cumplido, cuando estudiaba en la facultad de medicina, la dirección instituyó ciertos tiempos de actividades extracurriculares que eran obligatorias porque contaba como créditos extras que se sumarían en la titulación, uno de estas actividades refería el abrir un gimnasio y me inscribí a esas actividades, por los levantamientos de pesas que realice durante toda la carrera creo que me hice un poco más fuerte, aunque en si no es mucho...


Empezó a comentar el joven con amabilidad mientras “recordaba” las cosas vividas dentro de su formación como médico, que aunque en cierto modo no eran mentiras, pues si había hecho levantamiento de pesas durante la carrera aunque eso había pasado hace mucho tiempo.

Continuó su camino hasta que llegó al pueblo, realmente era un lugar muy tranquilo y bello a la vez, pero Leo ignoraba todo eso aunque no lo demostraba, cerca de donde pasaba había una banca de madera, ahí puso a Nadia con delicadeza y tomó con cierta fuerza pero con cuidado la pierna dañada.

-Tal vez esto duela un poco, pero es normal... le pido que soporte – y advirtiendo aquello empezó a mover la extremidad para determinar si había fractura o si era un esguince, esto que generalmente no suele hacerse, lo había aprendido de un curandero shaman en uno de sus viajes vacacionales y extrañamente tenía buen resultado, terminando aquel rompió parte de su blusa y con la tira de tela, envolvió la pierna de la chica.


-Creo que esta lista, por fortuna no hay fractura, solo esta lastimado un poco el tendón. 


"Esta chica tiene un aura peculiar, hay algo que oculta...  será mejor dejar esto ya la volveré a ver de nuevo, será delicioso traerla hacia la oscuridad"


Leo notó que la chica se había perdido en sus pensamientos, así que aprovechó la oportunidad y se alejó de ahí envolviéndose con su cosmos de manera que ella no se percatara, no tenía intensiones de lastimarla mas sin embargo, la había encontrado interesante, ahora tenía planes para con ella, de alguna manera la atraería a la oscuridad, a la maldad que siente levemente habita en su interior, deseaba corromper a esa pura dama y no descansaría hasta lograrlo.

Me sonrojé, desvié la mirada ligeramente, este era un buen muchacho pero aún estando cerca suyo sentía una ligera intranquilidad pero bueno, tampoco es que fuera a hacer algo al respecto, sentía como si hubiera un incómodo silencio pero me distraje un instante en mis fantansías, me pregunto qué pasará si el Patriarca resulta ser mujer entonces seguiría llamándose así o diferente...es raro.

-Gracias...-sonríe, me dejé inspeccionar una vez estuvimos en la banca de madera, ciertamente él era un caballero muy interesante-¿Eh?-dije ante su advertencia y entonces aferré mis manos a la estructura de madera por su movimiento, me dolía pero estaba bien, tenía que dejarlo trabajar. Tenía una mueca de dolor pero lo había dejado hacer las cosas necesarias, noté que rompió su traje y que con tiras envolvió mi pierna-Lo siento, realmente te pagaré por la prenda...-desvié la mirada un instante, me sentía mejor.

Me perdí nuevamente en mis pensamientos, recordando lo que había hecho en la mañana y que por alguna razón me había olvidado, ¿tan mala memoria tengo? Cielos, debería hacerme ver....creo. Espera, una mariposa está encima de esa pared y...-¿eh?-busqué al joven con la mirada pero no estaba, me apreció raro pero bueno. Con sumo cuidado me puse de pie e hice que Panchito apareciera-Vamos a casa...necesito reposar-le digo subiéndome a él y aferrándome a su lana.

Emprendimos el camino, llegaríamos al Santuario de Aries y podría descansar tranquila. Tendría que esperar a que se me pasara, no puedo ser tan torpe, por lo menos Panchito estaría ahí.

-Fin del tema :3 gracias!