Family Day -privado

La joven Santa de Aries había decidido que por fin era momento de visitar a su familia, estaba alegre y por primera vez sintió ganas de vestir la armadura ariana para mostrarles lo genial que se veía en su nuevo trabajo, además de perdiles disculpas por engañarlos con lo del viaje para abrir una sucursal "Ojala la Sra. Casandra no se moleste conmigo" pensó ella mientras soltaba algunas risas alegres, su compañero habitual no estaba materializado por lo que eran sus piernas las que tenía que mover para llegar a su hogar.

En el pueblo había recibido algunas miradas extrañas, quizá inquietas y algunos murmullos, palabras que no fueron del agrado de la pelirroja, pues había sido siempre la primera en declamar blasfemias contra los dioses y los caballeros dorados; la gente la miraba mal por ahora vestir esa armadura dorada, la dulce muchacha solo había atinado a ignorarles, había salido muy temprano por la mañana pero entre lo que bajaba del Santuario y llegaba a Rodorio para comprar algunos regalos, se había hecho noche.

La Luna era la única testigo de todo lo que estaba ocurriendo, la alegría de la joven podía sentirse a flor de piel-Espero todos esten bien...-empezó a silbar muy feliz, caminaba y se imaginaba el rostro de cada uno de sus seres amados cuando se presentara en la puerta-Sé que estarán felices de verme...-no se había perdonado haber dejado pasar un par de semanas sin dar señales de vida o si quiera mandar una carta. Pero justamente por eso y habiéndose escabullido del Santuario, sabía que era momento de ver sus rostros nuevamente, recordándole el porqué deseaba tanto proteger a la humanidad.

-Gracias Athena...-rezó ella cerrando los ojos, estaba a solo unos pasos de la colina antes de llegar a la hacienda-Es extraño...pronto estaré en casa-sonrió tontamente la pelirroja, su corazón latía de ansiedad, realmente estaba irradiando felicidad-Ojala Sinuhe se hubiera animado en venir...ya los conocerá-en un punto antes de llegar a la cima de la colina sintió un fuerte punzón en el pecho.

Presente en el cielo se encuentra la majestuosa Selene, bañando cada rincón accesible de la superficie griega con su abrazo platinado y brillante, que a su vez sirve para desterrar en parte la negrura de la noche. A lo lejos, la vista completa del magno santuario dedicado a la diosa de la guerra justa se erige imponente, mostrando sus doce templos construidos uno tras otro y coronado por la efigie de la numen materializada sobre mármol en forma de una enorme estatua.

No muy lejos de allí, pero separado del mitológico paraje por una elevación rocosa, existe un pueblo aislado del resto del mundo… la última frontera entre el recinto de Athena y la humanidad, pero también el lugar donde caballeros y aldeanos pueden convivir con relativa facilidad en su día a día: Rodorio. Tal pueblo resulta bullicioso aun en el presente, la gente va y viene con tanta energía como en las horas de luz, y las numerosas casitas que conforman casi la totalidad del asentamiento humano permanecen “vivas” por la energía de sus habitantes pese a haber sido testigos de más de una catástrofe a lo largo del tiempo.

No obstante, el foco de interés actual se centra un poco lejos de allí, en las afueras. En dicho punto el avance de la noche es más patente y tranquilo, los arbustos otrora esmeraldas se notan pálidos por acción de los rayos lunares, el ruido humano es intercambiado por el cantar de incontables grillos y otros artistas de la noche… la escena resulta idílica.

Inmerso en aquel paraje de ensueño se encuentra un edificio solitario, separado tanto del pueblo que de no ser por el resplandor carmesí que sale de las ventanas cualquiera podría pensar que está abandonado. Curiosamente, pese a que en el bosque circundante el cántico de los animales nocturnos es perfectamente audible, en las más próximas cercanías de la construcción todo murmullo ha cesado… como si la fauna natural de la zona evitara acercarse más de lo necesario por alguna razón.

Por dentro el lugar es tan espacioso como promete su vista exterior, posee paredes y techo de madera tallada que si bien son rústicos en estilo resultan acogedores en la práctica. Los muebles siguen una temática similar, mostrando un trabajo de tapicería claramente efectuado en casa, empero, a pesar de los claros signos de vida no parece haber nada ni nadie ahí…excepto un preocupante silencio y una atmósfera cargada cuya temperatura ambiental es increíblemente mayor al resto de la zona…

De pronto, la extraña tranquilidad se ve violentamente rota por carcajadas maniáticas que hacen eco en la ribera de la noche, la voz que las provoca es cavernosa y grave… casi monstruosa; en seguida el presumible autor de tan aparatosa sorna emerge entre la oscuridad de uno de los pasillos como un alma errante. Su cuerpo denuncia inmediatamente una estatura cercana a los dos metros, una complexión fornida y una piel blanca tirando a pálida, más si duda la característica predominante en aquel hombre no es otra sino el encendido color de su melena alborotada, un tono carmesí intenso que combina de forma inquietante con la tintura presente por todas partes de su camiseta blanca…el tipo está cubierto de sangre y cenizas…

A paso tranquilo, el sujeto de mirada parda, tan brillante como la de una bestia en las penumbras, avanza por la casa hasta quedar frente a la puerta, misma que luego simplemente aparta de su camino con una patada atronadora. Ya bajo la luz de la luna su fisonomía adquiere un brillo espectral, y por si no fuera poco, de la nada emerge un sonido extraño similar a numerosas voces humanas traídas por el viento, un murmullo incesante que parece ir aumentando su volumen conforme los segundos hasta convertirse en un verdadero lamento de ultratumba… la canción de la muerte…

Solo entonces el villano detiene su empresa y se queda parado ahí, como esperando algo…

La luna alumbraba la tierra, el viento azotaba los árboles y las hojas de estos caían sobre la pradera, la Santa de Aries estaba ahí de pie, esperanzada de poder ver a su familia otra vez, nota un silencio extraño en el ambiente, por un momento tiene un extraño presentimiento-Qué raro...-dice ella mientras trata de apresurar el paso, cada metro que se aproxima sigue sintiendo un fuerte presentimiento de que algo está mal, después de todo la hacienda siempre estaba llena de vida.

"Quizá salieron..." pensó ella, tratando de alejar los malos pensamientos, aquella extraña sensación de dolor en su pecho no la deja tranquila. A pocos metros de llegar sentía un olor a quemado "Quizá...quizá se olvidaron de sacar algo del horno" volvió a tratar de justificar todo. Ella era buena inventando historias para afrontar el dolor "No ha pasado nada...salieron, dejaron la comida..." se decía, intentaba tranquilizarse. Su cuerpo no quiso avanzar más pero la voluntad de la ariana era mucho más fuerte.

Terminó por abandonar el paso rápido y corrió, corrió tan rápido como pudo, olvidándose de la velocidad de la luz, necesitaba o se sentía como una persona "ordinaria", el temor de que algo le podría haber ocurrido a su familia la dejaba helada. Por fin en la puerta, notó a un joven cabellos de fuego-Hola...-le dijo ella, ignorando aquellos fluidos carmesí que adornaban el cuerpo del joven "Quizá...solo es el cocinero nuevo, ¿será...será cumpleaños de alguien?" pensó intentando tranquilizar su mente-¿D-De quién es el c-cumpleaños?-preguntó suavemente, algo estaba quebrándose en el interior de ella.

Aunque notar aquellas luces rojas en el interior de la casa la estaban intranquilizando "¿Sabrian ellos que estaba viniendo y...me está festejando?" se preguntó, una mentira. Pestañeaba seguido, tratando de cambiar el ambiente, dejando e ignorando el olor a la carne ahumada y la presencia de muerte, su cuerpo empezaba a verse inestable, miles de pensamientos le susurraban cosas.

-¿P-Puedes llamar a la S-Sra. Casandra?-le hablaba con voz temblorosa, no quería pensar lo peor, su mente no podría resistir y mucho menos aceptar la idea de que él...los hubiera...no, era imposible "Solo...solo es el cocinero" se trató de engañar. Sus brazos se tenzaron, su mente no quería aceptar lo que su cuerpo sabía, las lágrimas empezaron a formarse en aquellos ojos caramelos, ella no iba a creerlo.

El pelirrojo no haya necesidad de moverse más allá de donde está, pues antes de que reanude su avance, los ojos pardos que tiene captan una imagen en movimiento no muy lejos de allí; se trata de una chica presumiblemente menuda, de largo cabello tan rojo como el del artista y una interesante expresión en su rostro de facciones finas, más lo que sin duda destaca a primera vista para el juez es su indumentaria.

“¿Tan rápido se dieron cuenta los dorados?” concluye quizás apresuradamente en su interior, dispuesto a entablar una lucha ahí mismo al tiempo que en su rostro la sorna ya deporsí patente se amplía aún más, empero, cuando la marcha apresurada de la chica logra llevarla por fin hasta allí, Jack se sorprende por lo inesperadas que resultan las palabras ajenas…

“¿Acaso me estás jodiendo?” piensa todavía un poco sacado de contexto; tanto como escucha a la colorada su ansia bélica transmuta en una malsana diversión… un sentimiento de regocijo que hace que su piel blanqueada por la luna se erice de una forma ya conocida para él, y su mente vaya hilando la situación. - ¿De qué demonios hablas? - le cuestiona finalmente - ¿Vives aquí? - continúa; absorto en las reacciones ajenas el kyoto fuerza en él una especie de amabilidad fingida, misma que se refleja en la tranquilidad que ahora emana de su voz pese a que momentos antes estaba doblándose de risa. En medio del bosque nocturno solo es audible la voz de ambos, pues con total alevosía el demonio de cabellos escarlata se encargó de suspender el canto de su grabación macabra.    

- La señora Casandra está esperando adentro, con los otros… - reanuda su respuesta luego de fingir tomar aire, aunque en verdad tuvo que guardar silencio para contenerse – deberías ir a buscarla tú misma… - añade. En ese punto resulta obvio que la recién llegada no cree plenamente lo que ella misma dice, de hecho la visión que le brinda al verdugo no es otra que la de una mujer confundida y débil, a pesar de sus ropajes dorados, no obstante para el heredero de Garuda, que es un sádico natural, eso apenas es el comienzo…

Así, de forma coincidente con su propuesta el hombre manchado de sangre distinta a la de él se hace a un lado para dejar vía libre hacia la puerta de donde salió, e inclusive hace un ademán con su diestra para indicarle a la muchacha que puede pasar cuando quiera. “Velos por ti misma” repite de forma casi obsesiva en su mente, de nuevo luchando por contenerse para no externar tales palabras.

Si la colorada decide aceptar su invitación y pasar, al final de aquel pasillo de donde Jack emergió podrá encontrarse un cuadro digno de ser llamado arte según la particular definición de su autor…una escena dantesca únicamente posible de concebir por una mente retorcida e inhumana, pues lo que aguarda a la vista de la dorada no es otra cosa sino un reguero de cuerpos mutilados y entrañas expuestas, así como sangre regada por el piso, paredes e incluso el techo… como si alguien hubiese querido pintar algo con el líquido vital; además, en todos los casos los cadáveres están carbonizados de manera impía salvo en sus rostros, que han sido macabramente cuidados para salvarse del fuego aun existente y que por ende no se borren de estos las expresiones de sufrimiento y dolor…

El silencio reinaba, el viendo apenas y a estas alturas parecía un murmullo, la luna brillaba y a los ojos de la muchacha parecía todo estar bien o por lo menos eso deseaba creer ella, observó el rostro del pelirrojo con cierta curiosidad "¿Qué...le pasa?" se preguntó, intentando aún ignorar aquél carmesí.

-Sí...-respondió ella, forzó una sonrisa, empezaba a ver una sombra en su mente que emergía y que había logrado acallar-¿Eres nuevo, verdad?-eso explicaría el porqué ese joven no sabe que ella es la dueña de aquella hacienda detrás suyo. El viento seguía susurrando palabras a la joven, palabras inaudibles y que ella deseaba ignorar, el espíritu ariano estaba en silencio, observándolo todo y pensando qué hacer para evitar que su portadora cayera en la desgracia.

-Gracias...-le dijo ella dando algunos pasos hacia delante, aún cuando su cuerpo se estremecía ante cada centímetro avanzado, el brillo de sus ojos parecía querer extinguirse, la sonrisa forzada se mantuvo y al avanzar se detuvo justo antes de cruzar el umbral, el olor a carne ahumada empezó a calar en su cuerpo-¿Hola?-preguntó ella, viendo el interior de su hogar "como siempre" sin ninguna alteración en su mente, tal como recordaba a su hogar con la única diferencia del olor y el silencio.

"No entres..." se dijo a sí misma pero su cuerpo ignoró aquella orden y empezó a recorrer cada pared con sus manos, tratando de reconocer el lugar-¿Dónde está todos? ¡Regresé!-dijo ella con una voz esperanzada de ver que Walter y los otros aparecían para saludarla, minúsulos músculos se movían en su rostro como nerviosa-Chicos...-susurró ella tratando de no perder la cabeza, entonces y a pocos metros de llegar a una habitación que parecía mantener un aura oscura sintió que su corazón se partía-L-Los encontré...-dijo ella asomándose rápidamente, como si fuera un juego, aún con una expresión de felicidad en su rostro-...los...encontré-musitó. Una leve risita se escapó al observar el cuarto, dentro de la mente de la pelirroja veía que todos dormían en el suelo-Se les ha pasado las copas...-dijo ella con suavidad.

Observando la sustancia carmesí en las paredes, su mente le decía que solo era vino-Se dieron la gran fiesta...-sus ojos se innundaron en lágrimas, su cabeza no deseaba procesar la información que por sus ojos entraba. Instintivamente secaba sus ojos con la mano, acercose a los cuerpos carbonizados-Mis amigos...-dijo ella observando el rostro de uno de sus familiares. Su cuerpo tembló, las lágrimas no dejaban de fluir y caer sobre el suelo.

-¿P-Por qué no despiertan...?-susurró ella moviendo con cuidado aquellos pedazos de carne ahumante, dio unos pasos hacia atrás, llevose la mano a la cara y se la cubrió-Esto...no tiene sentido...-musitó ella, la palma se deslizó lentamente junto con las lágrimas y estiró la piel de su rostro-¿Qué...pasó?-las piernas no pudieron más y ella se desplomó, apoyó las manos sobre el suelo y el aire por fin pudo penetrar sus pulmones, fulminándola-¿Qué...?-llevó una mano a su boca para evitar que vomitara pero era tarde, la ilusión mental se rompió al igual que la esperanza terminó por extinguirse.

-Por qué...-balvbceó, limpiándose la boca y sudando-Por qué...-sintió nuevamente náuseas pero esta vez solo fueron arcadas; algo en ella estaba roto y la voz de aquél espíritu oscuro le susurró palabras que había ignorado hasta ahora. No podía levantarse, solo retorcerse y luchar con las arcadas que no dejaban de ir y venir, no podía creerlo. Las lágrimas solo fluian y el temblor de su cuerpo aumentaba. Eran inocentes, personas ajenas al conflicto "¿Por qué...ellos?"

Tras la ariana, el que representa a Garuda parte en curiosa marcha… la sigue desde una distancia prudente para no estar ni demasiado cerca ni demasiado lejos, la acosa, empero su interés en si no resulta ser la muchacha de cabello rojizo, sino sus reacciones…

Como un carroñero nocturno Jack avanza con pasos que resuenan en el piso de la casa; en los momentos en que la oscuridad de las zonas menos favorecidas de la hacienda lo alcanza, sus ojos amarillos adquieren de nuevo ese resplandor bestial, al volver a encontrarse con la luz es patente la expresión mórbida de su rostro. En su empresa el colorado no aparta su atención de lo que dice y hace la chica, más si se da el lujo de ignorar las palabras que esta lanza de cuando en cuando, en parte porque la mayoría son al aire… pero sobre todo porque hacerle segunda dista de su filosofía. Un verdadero artista no debe explicar su obra…

Es entonces que la escena cambia y se abre el telón para el siguiente planteamiento; el victimario observa aun desde las sombras como la víctima llega la habitación carmesí, como a pesar de todo la mente ajena da muestras de seguir en ese estado de dilatación que le impide a su dueña el darse cuenta de situación. - Tsch… - desde un escondrijo improvisado en una esquina el kyoto bufa molesto, su arte no es para ser negado de una forma tan vulgar, empero, de pronto el cuerpo de la de armadura dorada se desploma y así también parece hacerlo su mente. El rostro de Garuda vuelve a albergar una sorna maliciosa.

“¡Si, eso es!” al más puro estilo de quien disfruta de un valioso espectáculo el pelirrojo tensa sus puños, brazos y quijada, inclusive abre de par en par esos ojos de mirada inquietante que ahora lo es aún más, pues el ámbar de sus pupilas ha sido trastornado en carmesí. De fondo los cuestionamientos de la joven son audibles, su voz refleja desesperanza pero sobre todo una falta cada vez más notoria de equilibrio… música para los oídos del juez corrupto.

Solo así es que el demonio enfundado con piel humana decide por fin avanzar hacia el epicentro de su obra, esta vez con pasos raudos. No obstante, tanto como el caminar de Jack lo lleva hacia donde está postrada la Dileri en torno a su humanidad sombría vuelven a surgir aquellos lamentos que había acallado antes de encontrarse con la ariana, esos quejidos de ultratumba que el asesino es capaz de grabar por medio de una terrible habilidad que le permite apresar con su fuego las voces de los difuntos en una suerte de tortura eterna… la grabación macabra.

- Nadia…estoy aquí… - en la habitación teñida de cenizas y carmesí por igual alguien llama a la guerrera de Athena, pero la voz es distinta a la del juez, resulta femenina y cálida… al contrario del carácter cavernoso y masculino que emiten las cuerdas bucales de Jack. Si bien él no conoce el nombre pronunciado, sí que está consiente de dicha voz solía pertenecer a uno de los habitantes de la hacienda, probablemente a la mentada Casandra, más ahora es una de las tantas que están presas en su burst…

Postrada en el suelo, con las rodillas ancladas sobre aquella superficie de madera, las paredes manchadas con aquél rojo carmesí y la muerte alrededor de la joven dorada, las lágrimas solo fluían y las arcadas por fin habían cesado pues su atención se posó en aquél recuerdo del hombre en la casa, seguramente habría sido él el autor de todo ese desastre-Él...-susurró y entonces empezó a escuchar murmullos o cantos que si recordaba bien había visto alguna vez en un sueño, un sueño que parecía un presagio en algún pueblo con un barco y piratas.

La mente de la muchacha estaba a punto de explotar pero entonces escuchó una voz familiar-¿Sra. Casandra?-preguntó ella mirando hacia los lados tratando de encontrar ignorando el escenario, su mente le jugó una mala pasada, no podía ser ella por lo menos no viva, ella quiso ignorarlo pero ante la esperanza de poder verla nuevamente todo se quebró. El escenario volvió a la normalidad con todo el orden-Chicos...-susurró ella, se puso de pie y caminó para abrazar a la Sra. Casandra-Gracias por la bienvenida-rió ella hablando con la nada. Su mente en este punto era un caos, solo imaginaba a los suyos sonriendo y con una torta en mano, gritando de alegría, ella los observó y entonces el fuego pareció consumirlo todo, lentamente la ilusión parecía romperse como vidrios quebrándose.

-Mi familia...-sollozó, cubriose la cara con ambas manos y  dejó que el dolor por fin explotara, sentía una sombra en su mente, alguien que le susurraba palabras extrañas-Ellos eran...eran inocentes-no dejaba de llorar, se volvió a desplomar, su llanto no era normal.

-¡POR QUEEE!-vociferó a todo pulmón, liberando de esa manera una onda de calor al hacer arder su cosmos por el dolor-¡POR QUÉ!-volvió a gritar, su voz llorosa parecía estar desgarrando su garganta, se balanceaba ligeramente hacia delante y hacia atrás, temblaba ante el sin fin de emociones, empezó a mirar el suelo y a susurrar cosas-Ellos eran inocentes...ellos no tenían porqué morir...-deslizaba sus manos por los brazos para tratar de encontrar consuelo-Ellos...ellos eran inocentes-su voz temblaba y las voces empezaban a surgir-Basta, haz que se detenga la voz en mi cabeza-susurró ella llevando ambas manos a esta tirando de sus cabellos, intentando comprender la gravedad del asunto.

Enterró sus uñas y gritó de dolor, desgarró parte de su piel intentando callar esas voces que la atormentaban-Basta...por favor...-suplicó, no podía ignorar aquellas palabras dulces de los seres que más ama, parecía escuchar que pedían ayuda...pero ella no había podido estar ahí, nuevamente las arcadas aparecieron, su estado emocional era crítico-No...por qué...-se lamentó-Silencio...yo...yo no pude-susurró, arrancose cabellos de la cabeza y se levantó de golpe, corrió, alejándose-Basta, cállense todos, basta-gritó ella corriendo, tropezó en el umbral de la puerta, giró su rostro al incorporarse y vio a su familia en la puerta moviendo las manos como saludándola muy felices-NOOOOO-gritó enloquecida y no detuvo el paso sino hasta llegar al bosque, perdida apoyó su espalda contra un árbol y se deslizó suavemente, tocando el suelo abrazó sus piernas-No...esto no es real...-se dijo a sí misma.

Complacido el juez corrupto observa lo que puede desencadenar una simple voz bien usada, el cómo una persona aparentemente normal puede romperse con tanta facilidad e incluso renegar de su cordura… como parece estar haciendo la pelirroja a escasos metros de él. Su rostro demuestra esa malsana alegría por medio de una sorna oscura, así como una fijeza en sus ojos que poco a poco se tiñen de carmesí; piensa en atacarla… finiquitar ahí la vida de la joven, empero ante el clamor agónico de la voz grabada esta parece ser empujada metafóricamente al precipicio…

Las suplicas y gritos ajenos son como música para sus oídos… el elemento que faltaba a la obra presente, pues en terreno visual está más que firmemente planteada y el olor típico de los cadáveres quemados tampoco se queda atrás. Esa chica es la cereza en el pastel. Acto seguido, de nuevo la mente del hasta ahora observador vuelve a ser asaltada por un ansia de más… una suerte de conciencia enfermiza que le aconseja volver a la dorada otro cuerpo más de esa exposición dantesca…

Es así que de pronto Jack comienza a avanzar, dejando que la psicofonía de su grabación macabra se haga más intensa al tiempo que sus llamas comienzan a ser visibles en torno a él, no obstante, estando a solo un par de pasos de la ariana esta también despliega su energía coincidentemente ígnea, lo que hace al asesino quedarse quieto, a la espera del inicio de una batalla…

“¿Al fin reaccionó?” piensa. Su ceño se frunce pero solo de expectación, más a su muece se añade disgusto cuando nota que su presunción no llega, que la reacción ajena fue solo otra más de la amalgama de desesperación y que aquella onda ígnea no fue otra cosa sino un efecto colateral; el pelirrojo suspira.

No mucho después, la víctima vuelve a robar el foco de atención cuando comienza a auto herirse producto de su confusión desesperada, a soltar palabras que denotan una clara lucha interna entre el lado que conoce la verdad y el que quiere negarla, ello nuevamente logra que Garuda detenga su manía asesina y hasta retroceda deseoso de ver qué más puede hacer la que comparte su mismo color de cabello. Seguidamente, la joven se levanta por fin, y haciendo gala de una coordinación espontánea con el interés del espectro sale corriendo hacia el bosque.

Jack no la sigue, al menos no por el mismo camino, sino que se dirige hacia la ventana y emerge por ahí una vez más a la intemperie nocturna. Si bien no percibe a la chica con su vista, el sexto sentido que desarrolla todo aquel que pueda manejar el cosmos lo alerta del paradero ajeno, después de todo el aura de la dorada es caótica y falta de cuidado en el presente.

Como un ave de rapiña el pelirrojo surca la oscuridad disminuida por Selene, navega por el bosque, repta entre los arbustos como la más corrupta alimaña y aguarda en silencio. Tanta expectación se ve recompensada cuando, tal y como pensó, la joven cruza frente a él corriendo, deteniéndose solo hasta llegar a uno de los tantos árboles donde parece buscar refugio. Si bien el pirómano decidió no incendiar la hacienda para dejar una muestra de su arte en reposo, nada lo detiene de calmar un poco su vicio en la escena presente, por lo que más pronto que tarde despliega unas cuantas chispas carmesí únicamente formadas de cosmos…

En un santiamén la arboleda se ve devorada por un mar ígneo, por lenguas flamígeras que despiadadas se extienden con velocidad y facilidad antinaturales bajo el cielo nocturno, más el siniestro que tiñe de escarlata el ambiente no llega solo…

- Nadia -, - Nadia -, - Nadia -, - Nadia -… al invocar el maniático su habilidad piroquinética, hace también patente la intromisión de una aumentada afluencia de voces fantasmales, progresivamente el lugar se va inundando con el llamado incesante de quizás todas o la mayoría de sus más recientes víctimas, un clamor que resuena en la ribera de la noche y parece querer rodear de forma definitiva a la única que queda viva, teniendo como telón de fondo la risa cruel y demente del pelirrojo…

Estoy aquí, sentada, abrazandome, tratando de pensar que esto no es real, siento que escucho voces pero no es posible, solo es mi imaginación "Tranquila, nadia" me digo a mí misma mientras intento calmarme un poco, lo que he visto dentro de la hacienda "No es real" me aseguro, no puede ser que toda mi familia "haya desaparecido" casi como un susurro del aire esa realidad me golpea.

Escucho la voz de todos cerca, no quiero mirar "No quiero ver la verdad..." pero mi cuerpo y una parte de mí me pide que vea si son ellos realmente "No quiero..." pero mi cabeza ya estaba alzada, con la visión borrosa observo luces de colores rojas-¿Chicos?-susurro esperanzada, quizá sus almas fueron liberadas y están ahora conmigo, tuve una sonrisa estúpida por un par de instantes viéndolos felices aún cuando sus voces parecían lamentos-Lo siento mucho...-dije suavemente, intentando no quebrarme pero no podía, realmente no podía aceptar que "Los he perdido..." llevé una mano para cubrir mi boca y así evitar que el llanto brotara.

-Lo lamento...-dije agachando la cabeza, me cubrí un instante los ojos, pensando en que quizá mi familia jamás me abandonaría "Miserable..." así se sentirían ellos si no los dejo partir-Yo...realmente lo siento-estallé entonces en lágrimas, el dolor que mi corazón sentía fue cada vez mayor y no podía soportar estar más tiempo ahí con ellos, la llama más cercana la acerqué a mí y sentí como mi muñeca derecha se trazaba una línea delgada-Sra. Casandra...-susurré, entonces lo vi, cómo había sido torturada y amenazada por aquél hombre, su muerte no había sido la más hermosa ni tranquila-Él...-jugó con ellos todo el tiempo, por eso la expresión del rostro de cada una de las personas era así. Me retorcí porque no solo tuve esa visión sino además experimenté el dolor de ellos y la desesperación-Por favor...-

Trato de reincorporarme, aquella llama de la Sra.Casandra no está; esto llevará tiempo "Quizá...así descansen en paz" pienso y toco a cada una de las flamas, alucionaciones espantosas que me dejan tirada en el suelo retorciéndome no solo por aquél dolor experimentado sino también porque mi muñeca estaba ardiendo, estoy sudando frío-Esto...no es...lo que quería...-susurro respirando agitada y aún con imágenes de la muerte de ellos en mi cabeza, siento cómo mi carne se quema, observo mi muñeca y noto una marca.

Marca:

-Recordar...saber, que hoy...fui débil-descansé un instante y entonces empecé a reír inexplicablemente, asumiendo en paralelo que los había perdido-Los humanos son divertidos...-me dolía la cabeza, mi mente estaba colapsando y eso lo sentía-Matarlos a todos...para salvarlos, de sí mismo...-llevé una mano a mi rostro y la deslicé suavemente, sentía aún algunas gotas de sangre recorrer mi cabeza. La sangre se mezclaba con mis lágrimas, no podía comprender qué era loq ue sucedía conmigo.

Me levanté suavemente-Vamos...a cazar-susurré mientras me balanceaba un poco, no tengo control sobre mi cuerpo, no veo bien las cosas, tengo aún imágenes en mi cabeza, ¿qué es lo que va a pasar conmigo?-Matar...tengo que matar...-una sonrisa sádica apareció en mi rostro y un temblor estremecedor me invadió. Caminaba hacia Rodorio...para calmar mi sed de muerte.

Cual marea sanguínea, el fuego de Garuda va consumiendo el oxígeno del lugar usándolo junto a la madera y hojas como combustible para su despiadado avance… incluso los animales habitantes de ahí se ven alcanzados por sus siniestras garras. En tanto, el autor de tan ostentoso incendio aguarda expectante en medio del infierno desatado, más debido al espectáculo que le brinda la ariana ya no lo hace en silencio, sino que ríe abierta y malsanamente con carcajadas que hacen cimbrar la noche oscurecida más allá de lo normal por el denso humo negro…  

-Si…si… - al ver a la contraria en su deplorable estado actual, el kyoto experimenta una sensación de plenitud maniática que hace erizar levemente su piel, su sangre hierve y su corazón late acelerado, empero la idea de asesinarla desaparece definitivamente de su mente caótica, pues visto lo visto podría ser mucho más interesante si la deja vivir. - Es cómo él… es una mártir – a pesar de que no se preocupa por ocultar su voz cavernosa, el ruido del fuego consumiéndolo todo es mucho más notable, y a este también se suman los incesantes lamentos de los recién fallecidos.

Progresivamente dicho coro de muerte rodea a la que en vida conociera a los dueños de las voces, más los sonidos llegan acompañados por las inseparables llamas que los aprisionan, sus carceleras eternas…su prisión móvil. Con facilidad las lenguas flamígeras se abren paso para cercar a la pelirroja y danzar ante ella, para acosarla con el tortuoso recuerdo de sus seres queridos. En un arranque de bondad o quizás de pura y clara locura, la chica intenta tocar aquel despliegue ígneo para solo lograr quemarse, no obstante vuelve a hacerlo una y otra vez, continuando a pesar de que su cara refleja un dolor y sufrimiento que van más allá de lo normal.

- ¿Qué querrá lograr? – cuestiona Jack aunque casi para sí mismo, mirando curioso desde su palco conceptual las acciones erráticas de la chica enfundada en oro, sin embargo, de pronto su atención es reclamada exclusivamente por una risa maniática que sale de esa misma muchacha…una sorna claramente falta de cordura, aunque lejana todavía de las que es capaz de expresar el pelirrojo.

En seguida, lo que toma el protagonismo son aquellas palabras enfermas que surgen apenas la ateniense deja de reír, un discurso que refleja de manera sorpresivamente clara el estado mental de su autora y, para colmo, termina por causar un regocijo aún mayor en el demonio de ojos ámbar. - ¡ASÍ ES COMO DEBE SER! - no grita o exclama, sino que ruge con una emoción solo propia de un psicópata; llegados a ese punto es obvio que simplemente acabar con ella ahí sería un desperdicio… su fuego ha marcado el cuerpo y la mente ajenos, además el espectro sabe que tiene en posesión indefinida a las almas de todos los que son importantes para su nuevo material, así que incluso el batallar ahí sería una pérdida de tiempo, después de todo, si lo que ella busca es venganza, terminará buscándolo tarde o temprano…

Así sin más que hacer ahí el juez finalmente abandona su asiento privilegiado, y desaparece entre las tinieblas del manto nocturno para ir a finiquitar otros asuntos, seguro de que no será la última vez que vea a la ariana…