Reunión predestinada [Privado]

por **Jack Unterweger** Dom Mar 30, 2014 6:04 pm

Aquel era un día de cielo cristalino, desprovisto de nubes que pudieran opacar al rey de los astros… pero sin ser particularmente cálido ni tampoco frío, más bien el clima era agradable, templado. El trinar de las aves se dejaba llevar por el viento tranquilo como una agradable música de fondo, las hojas de las plantas resplandecían como esmeraldas aún bañadas por los restos de rocío y, de vez en cuando, se podían distinguir a lo lejos niños jugando o gente divirtiéndose mientras paseaban por un sendero a las afueras de una modesta urbanización.

- Qué asco - un extraño murmullo se deslizó entre los arbustos, la voz que lo provocaba era grave, fría y no parecía provenir de algún lugar específico de la escena, más repentinas grietas dibujadas en el horizonte denunciaron la entrada de un extranjero; aquella visión resultaba extraña, el cielo parecía haberse roto como una especie de vidrio o espejo que separaba un mundo de otro, y, del lado contrario solo se percibía infinita oscuridad. Entonces surgí de aquellas tinieblas. Mi expresión era la de alguien hastiado, daba señales de falta de sueño o de aparente exasperación, en tanto mi vestimenta seguía la misma temática pues cargaba una playera blanca de manga corta algo holgada y vieja, unos pantalones de mezclilla que en otros tiempos habían sido negros pero que ahora se percibían grisáceos y unas botas estilo militar, algo manchadas por el lodo de otros parajes.

Como si fuera la cosa más normal del mundo salí del mentado fenómeno sin mostrar gran dificultad, al contrario, con las manos en las bolsas y andando con desgane, incluso bostecé. La única razón por la que me había tomado la molestia de viajar desde la segunda esfera de Hades hasta el mundo humano era para conseguir una nueva provisión de cigarros… me hacían falta, pero no era lo único que necesitaba…

De pronto el inesperado grito de un pequeño llamó mi atención, y es que, a unos metros de donde yo me encontraba, una mujer con su bebé se encontraban tirados en el piso, temblorosos, asustados… seguramente habrían visto como llegué yo ahí. Mis ojos ámbar se iluminaron y mi mueca de aburrimiento fue reemplazada por una ligera sonrisa.

- Disculpe madame – dije con amabilidad, dando media vuelta para dirigirme hacia mis nuevos amigos, deteniéndome justo frente a la señora - ¿sabrá usted dónde puedo encontrar buenos cigarrillos en esta ciudad?, la verdad no soy de aquí… - mi sonrisa se transformó en una risa inocente, tonta, pero a pesar de mi intento de cordialidad la humana soltó un grito aún más inesperado que el que había emitido momento antes su hijo, y como pudo se levantó y comenzó a correr desesperadamente – mierda, sabía que reaccionarían mal si me veían hacer eso -, me rasqué la cabeza y suspiré.

No pasaron sino unos segundos, cuando, volviendo a cambiar drásticamente mi personalidad, las facciones de mi rostro se endurecieron dándome un aspecto agresivo casi maniático y como si pudieran predecir lo que se aproximaba, los animales de los alrededores comenzaron a escapar, dejando solo el eco de los pasos y la ansiedad de la madre con su hijo. Aquello era hermoso, tuve que aguantar las ganas de perseguirla para poder estar quieto y escuchar aquella melodía para mis oídos, al fin y al cabo, no importaba cuanto se alejara, yo podría verla allá a donde fuera y alcanzarla. Finalmente algo de diversión.

- Corre, corre que Garuda te va a alcanzar… - extendiendo los brazos hacia los lados como dirigiendo una banda, comencé a cantar, manteniendo la siniestra mueca de felicidad en mi rostro - ¿cuánto podrás avanzar?... ¿vivirás o morirás? – de vez en cuando soltaba una que otra carcajada o giraba en una especie de baile… aunque acepto que bailar se me da mal. No importa, por más que traté solo pude contenerme por un par de minutos. La canción cesó entonces.

Con un movimiento lento lleno de éxtasis levanté mi diestra, apuntando con mi índice justo hacia el punto donde aún podía distinguirse, aunque borrosa, la figura de la progenitora… no fue cuestión más que de agudizar mi vista un poco para verla de nuevo claramente.

- Mejor suerte para la próxima – por desgracia el juego había acabado, la dama de la suerte no le había sonreído esta vez… nunca lo haría, pero dedicarles palabras de aliento a mis juguetes era una manía que había ido desarrollándose en mí, así pues, luego de finalizar mis palabras, una minúscula estrella roja tuvo nacimiento en la punta del dedo que señalaba a mi víctima y, tras un segundo de reposo, fue disparada a gran velocidad, dejando a su paso una estela carmesí, como si fuera un cometa miniatura.

Quizá gritó al ser acribillada por el singular destello pero la explosión que se generó a causa del impacto, sumada a la distancia que había entre nosotros, ahogaron cualquier otro sonido. Pronto el olor de la carne o el resplandor rojo de las nacientes llamas atraerían quizá a los pobladores… y yo me divertiría un rato más antes de conseguir mi tabaco.

por **Etsu** Lun Mar 31, 2014 11:45 am

El que la chica peliroja entrara al portal de sombra no sería llevada conmigo en mi búsqueda por el guerrero de Hades, tenía un par de paradas que hacer antes de comenzar aquella búsqueda, estaba consiente que su orden era apoyarme pero esto para mí era personal no deseaba testigos si encontraba a Vidd porque esto debía ser solo uno a uno, además no la conocía a ella, no confiaba en ella ni en nadie que no fuera el mismo Vidd .

Había crecido de aquella manera, arraigada en esas creencias y es que no importaba el método solo los resultados, el que tener un espectador como supuesto apoyo solo le convertiría en estorbo, estar tan acostumbrada a no preocuparse por lo que está alrededor, ni los daños de ningún tipo, simplemente cumplir con la orden al costo que fuera era lo que me llevaba a deseas trabajar sola; Y ahora mi trabajo era demostrar mi valía como subordinada de Hefesto llevándole la cabeza del mejor de los espectros en las filas de Hades: Vidd ,quien era el único en quien había confiado mi vida y mi muerte ,antes y aun después de ser desterrada y eso no cambiaba absolutamente por que dejara de ser un juez.

Necesitaba solo un poco de tiempo más para realizar aquella labor, quizá elaborar un plan pero no podía pensar lucidamente con el calor abrazador del olimpo y las fraguas, no me agradaba mucho los lugares cálidos de sobremanera, en cierta forma los soportaba pero no por mucho, y después de descansar en la hermosa Siberia me dignaría a cumplir la noble labor pendiente.

Roma terminaría en alguna parte del mundo, mientras que yo buscaba en los alrededores de un pueblo que casualmente en su cercanías se ubicaba una de las entradas al Inframundo. Escondida entre las sombras de uno de los juegos del parque, en que algunos mocosos jugaban y sus madres a la distancia pretendían cuidar, observando con recelo la felicidad ajena de una tarde de juegos. Apenas si podía recordar la última vez que Jenell le había llevado a un parque para jugar juntos, siempre corriendo detrás suyo para que no fuera a lastimarse.

Su mente no estaba más ubicada en el espacio actual, estaba sumida en los recuerdos de lo que había quedado de su infancia ese triste pasado antes de ser una juez, mirando a la lejanía esos fantasmas llamados recuerdos soltando uno que otro suspiro de entre sus labios para terminar con su momento efímero de felicidad con un grito desgarrador. A la distancia ardiendo en llamas el cuerpo de una mujer, mientras que a unos pasos escondiéndose entre las sombras de los botes de basura la figura de un inocente temblaba de miedo, las lágrimas inundando sus ojos desconsoladamente quejándose tenuemente más incapaz de hacerle frente al agresor, al asesino de la que parecía ser su madre.

La sonrisa desapareció de la curvatura de sus labios, ante lo que sus ojos contemplaron, y sin salir del resguardo de la enorme sombra en la que se encontraba se trasladó hasta donde el pequeño para protegerlo. Primero una mano delgada y blanca saldría extendida ofreciéndose a sacarlo de ahí, a lo cual el chiquillo no dio respuesta por lo que la misma diestra lo tomaría del cuello de la playera para atraerlo dentro de las sombras donde podría ver la figura de una chica vestida con un short blanco, una remera sin mangas del mismo color, y unos botines negros * Te pondré a salvo* afirmó la fémina con un tono serio mientras empujaba al pequeño fuera de sus sombras, mandándolo a otra parte de la ciudad lejos de ese parque en que había perdido a su familiar.

Una vez que lo mando lejos, de entre la sombra proyectada del agresor brotaba la figura de Etsu* A los jueces no les agradara que les cargues de trabajo con almas como esa, bastante población tienen en el inframundo como para que un cerebro de paja los sature más* vocifero clavando fijamente sus orbes escarlata en la figura del chico, no recordaba haber visto a ese sujeto e el inframundo, no era de los espectros de baja denominación, pero esa manera de actuar daba cierto parecido al soquete de Ryu, quizá era el remplazo de aquel juez inútil.

Aproximo sus pasos acortando la distancia que había entre ambos, recorriendo la mirada por encima de aquella figura, observando la face de psicópata loco y desquiciado que se regocijaba con fastidiar a personas inocentes. Dudaba por mucho que Yudai viera mandado al sujeto ese a causar tales desastres a la población, pero era cierto ya no conocía al Dios en que se había convertido lo más lógico era que incluso su personal fuera mal elegido.

por **Jack Unterweger** Mar Abr 01, 2014 3:18 am

Mi mueca de malsana alegría cambió a una de sorpresa cuando vi emerger aquella figura de mi sombra, parecía que mi espectáculo había atraído a algo mucho más interesante que simples pueblerinos…

- Dices cosas interesantes chica… – me dirigí a ella con aire de curiosidad, analizándola con la mirada tal como ella parecía hacer conmigo; era menuda, de cabello extravagante y ojos más que llamativos… verlos me hacía recordar a uno de los dones que recibí tras ascender. Casi hubiera podido pensar que era bella, pero bueno, le faltaba estar más bronceada para ser de mi tipo.

- Aunque no creo que les moleste si limpio mi propia basura – adjunté cínicamente, al tanto que con chasquido de mis dedos del cuerpo de la recién fallecida emergió un pequeño resplandor azulado que inmediatamente después fue tragado por un portal oscuro, similar al que había usado yo para llegar hasta ese lugar - ahora mismo debe haber caído a la quinta prisión, la de las tumbas llameantes creo… ¿contenta?– solté una leve carcajada, pues irónicamente el comentario de la recién llegada había causado ese pequeño arranque y, como consecuencia, había empeorado aún más el destino de la inocente.

Ahora quería ver la reacción de la muchacha, pero no esperaba impresionarla… al contrario, ya que había actuado tan segura y conocedora sobre la organización del inframundo seguro podría suponer mi rango y lo que implicaba. Además, aún sin tomar en cuenta sus palabras había algo en ella que desde el principio me hizo tener cierta sensación de familiaridad… ¿su voz, su rostro?

No, era algo distinto… puramente instintivo pero que hacía hervir mi sangre, más se sentía de forma distinta a la vez que me enfrenté contra el mártir dorado.

¿Encontrarme así con ella era cosa del destino o capricho de los dioses?

por **Etsu** Mar Abr 01, 2014 2:22 pm

*¿Quién te crees tú para decidir el destino de un alma?* mascullo entre dientes molesta por aquella manera de deshacerse del alma de esa mujer, esa imprudencia cometida faltando por sí mismo a un orden que ella respeto, causar estragos solo porque si a la locación cercana, sin una orden solo por el gusto de propagar el miedo. Era tan deplorable típico de la carroña que eran los espectros, un juez no perdía su tiempo con pequeñeces el mérito no estaba en martirizar inocentes sin una orden de Hades que lo justificara. *eso solo le compete a Griffo y hasta donde yo sé tú no eres Vidd*

Lo que reflejaban sus ojos era desprecio por aquel sujeto, la irritaba verlo tenía ese algo especial que sencillamente quería darle una patada, no sería al que buscaba pero serviría llevar algún entremés a Hefesto. Aparto sus pasos del sujeto en cuestión, pasando por un costado suyo con paso firme y momentáneamente desinteresada por ser quien diera el primer golpe, su mirada estaba centrada en contemplar lo que se encontraba adjunto.

La noche pronto comenzaría a caer en el pueblo, las luces de los faroles de aquella calle comenzaban a encender mientras más sombras de diversos tamaños eran proyectadas tanto en el suelo como en las paredes. El ruido en su mente comenzaba a recobrar fuerza, cada palabra dicha por Yudai replicaba constantemente en su cabeza mientras su cuerpo volvía a girar para ver de frente al pelirojo, contemplar aquella aura que rodeaba al joven solo para confirmas la peor de las fatalidades.* así que eres lo mejor que Hades pudo conseguir para ocupar mi lugar* su voz era distinta, afirmaba desagradablemente la sospecha que percibió en aquel chico, inundándose de ese sentimiento de ira y decepción ,el muy canalla se había atrevido a conceder Garadua a un colorado como ese.

por **Jack Unterweger** Miér Abr 02, 2014 3:22 am

- ¡Ja! – emití una risotada de malévolo regocijo, efectivamente, aquella mujer de cabello bicolor tenía algo familiar y ese algo era el eco de un destino que alguna vez tuvo, pero que había abandonado o cambiado dejando que yo me apropiara de los restos… era un carroñero, cierto, ¿pero qué humano no lo es?

Si mi situación actual era parte o no de algún complot divino, o si solo iba en carrera directa hacia la perdición absoluta no me importaba realmente, nunca había sido de los que pensaban en ese tipo de cosas de todas formas… lo importante era el presente, ¡aprovechar las cenizas que dejó atrás y crear el fuego que ella no pudo!

- ¿Ocupar tu lugar?, no me interesa ser como tu… – la naciente oscuridad trataba de esconder mi rostro, pero las luces artificiales y el resplandor de las llamas rojas que cada vez se extendían más por el terreno lo impedían y en su lugar solo teñían mi anatomía con sombras difusas, danzantes que por momentos perdían terreno contra los tonos carmesí – tampoco me llama la atención hacerme cargo de los deberes de Griffon… lo mío es cuestión de arte, ¿sabes? - de la nada mis pupilas se encendieron en un brillo escarlata, mi visión se estaba adaptando al manto de Erebo.

Poco a poco alrededor de mi se empezaron a reunir una ingente cantidad de pequeños átomos incandescentes, cuyo color sanguíneo denunciaba una naturaleza similar al del fuego que ardía a unos pocos metros, más la sensación que provocaba su presencia en el ambiente dejaba ver su clara superioridad ante el incendio en crecimiento, pues apenas aparecer ejercieron cierta presión sobre lo que me rodeaba.

– Todo este mundo, todos los que lo habitan no son más que piezas, objetos con un valor predeterminado que puede aumentar o disminuir con el trato adecuado, incluso tu, incluso yo – hablaba con seriedad, realmente creía lo que estaba diciendo – durante mi vida en este mundo creí alcanzar mi límite, pero tras ser salvado de morir, por mi estrella… no, por Hades, ¡descubrí que aún no estaba ni cerca! – mi cara reflejaba un estado de éxtasis anormal, solo de recordar el panorama que se había abierto ante mi tras despertar tal poder me hacía erizar la piel.

- ¡Y YO LE MOSTRARÉ MI OBRA EN AGRADACIMIENTO! –

Esas palabras fueron graves, casi ensordecedoras, tanto así que las personas que ya comenzaban a llegar atraídas por el alboroto no se atrevieron a acercarse más, aun cuando no conocían del todo la situación… giré entonces mi cabeza hacía ellos; en su mayoría eran hombres adultos pero había uno que otro joven y un par de mujeres, ambas de edad aparentemente similar a la de mi víctima y les dediqué una calurosa sonrisa, inmediatamente después, la estela cósmica que revoloteaba a mi alrededor comenzó a agitarse, expandiéndose, cambiando su forma... mi cosmos dio a luz un nuevo fuego, mucho más peligroso y a más alta temperatura que el que se encontraba devorando los restos de la primera desafortunada.

- Bienvenidos damas y caballeros, estamos a punto de pasar al segundo acto… - mi voz ahora era amable, pero de un instante a otro mis acciones dejaron claros mis verdaderos motivos, pues aquella hoguera que me rodeaba fue lanzada en forma de un impiadoso torrente hacia la muchedumbre… algunos intentaron correr, otros simplemente quedaron estupefactos, pero todos fueron calcinados de forma casi instantánea tan pronto fueron alcanzados las garras abrazadoras de mi poder.

por **Etsu** Miér Abr 02, 2014 3:06 pm

No aguardo mucho en responder como se suponía podía esperar de alguien así, a lo que inevitablemente me mofaba dejando escapar una risa absurda, sin duda alguna pensaba que el rojito era encantador no esperaba que fuera yo, porque necesitaría más que haber sido elegido por Hades, que importaba si él tenía un talento innato, mismo que a mí me había costado forjar atreves de entrenamientos.

No cesaba de reírme, de verdad el rojito creía que era un arte esa manera de hacer las cosas, de comportarse desde como disponía de aquellas llamaradas de manera simplona como podría considerarse a sí mismo un artista si no lucia de manera artística, encender las llamas eso cualquiera podía hacerlo solo se necesitaba una chispa o un conductos pero hacer que se convirtiera en algo digno de admirar eso era distinto. Giro despacio sobre sus propios pies, mientras miraba fugazmente a los curiosos que se atrevían acercarse- que tontos- masculle entre risas aunque ello contrastaba con la expresión del artista y su monologo de acción de gracias.

Los rostros de cada uno de esos transeúntes decía que no tenían ni la menor idea de lo que el sujeto en llamas decía, era un show barato que atrapaba su atención fuese por morbo o por estupidez, fue entonces que contuve las risas sin borrar de mi rostro aquella sonrisa sínica que adornaba. Las orbes observando detalladamente como esos cuerpos eran consumidos por las llamas en medio de ese remolido lanzado en su contra mientras que yo permanecía en la misma postura apartada de ellos, apenas si la diestra buscaba en el bolso que traía conmigo aquel cristal que había hecho en Siberia, sacándolo apresuradamente para colocarlo enredado en uno de los mechones de cabello blanco.

¿Esperar?, no podía simplemente porque esto está por romperse, era más de lo que podía soportar, todo está a punto de cambiar, lo sienta en mis venas esto estaba yendo lejos, esas personas se habían ganado ese destino no me importaba ninguna de ellas en absoluto pero él me había dado un motivo más para pelear con él.

Extendí la palma de la siniestra recolectando toda humedad que hubiera aun en el ambiente, creando escasas esferas de agua siendo proyectadas en el aire para apagar el incendio o de menos disminuir su volumen. –Eso es lo mejor que tienes rojito, esperaba más de un remedo de artista – El vapor expedido por el agua consumida volvía a concentrarlo para descender aún más su temperatura, congelando lo que quedara de esas llamaradas, que habían iluminado a la cúpula celeste.

por **Jack Unterweger** Jue Abr 03, 2014 12:06 am

Agua y fuego, frío y calor, cordura y locura… a pesar de haber compartido las mismas plumas éramos como polos opuestos, como dos caras de una misma moneda.

- Todo el mundo es crítico… – respondí encogiendo mis hombros de manera socarrona, estaba acostumbrado a que la gente no entendiera mis actos… no todos tenían lo necesario para ello después de todo, pero eso lejos de desanimarme reforzaba la creencia de que yo era un artista incomprendido, anacrónico, como en su tiempo lo habían sido muchos otros ahora grandes.

Lo que si me sorprendía era ese despliegue de pretenciosa humedad que deseaba ahogar mis llamas… ¡como si solo con eso bastara!, - … pero es curioso que pienses que puedes apagar el fuego de Garuda… quiero decir, mi fuego, tan fácilmente – ladeé mi cabeza e imité con los dedos índice y pulgar de ambas manos la forma de un cuadro, cerrando mi ojo derecho tal como si fuera un fotógrafo o cineasta intentando encuadrar una escena, y ahí donde apuntaba, el fulgor granate de mis llamaradas surgía de nuevo estimulado por mi cosmos, agresivo, insaciable, preparado para continuar con su labor destructiva – si fuera así habría muerto ya de frío en el Cocytos, ¿no crees? – lancé un par de carcajadas.

- Pero ya que coincidimos aquí debes contarme, ¿por qué ya no estás con Hades? – podría parecer un intento de provocación pero mi curiosidad era genuina, casi infantil – no es que quiera hacerte volver claro, al contrario, pero las memorias que me transfirió la estrella maligna fueron algo tacañas, ¿sabes?... ni siquiera me dijo cómo te llamabas. -

por **Etsu** Jue Abr 03, 2014 4:04 pm

Asentí con un movimiento de cabeza, si la crítica era necesaria para las personas tan natural y necesaria como respirar. Como podría contener mis críticas que era resultaba ser mi más ferviente y fiel expresión natural, fuera humano o deidad no dejaría de expresar aquello que creía o en su defecto mofarme atreves de ello.

¿Apagar el fuego de Garuda? – La incredulidad pasaba a formar parte de mi expresión, mis pasos reanudaron su andar aproximándose a lo que más detestaba, no era débil al fuego pues una parte de mi podía arder como las llamas mismas sin quemarme, mas no lo dominaba por su naturaleza hostil -por Hades que Garuda es más que fuego, rojito- y aunque avivara aquellas llamas derritiendo el hielo, este reaparecería desafiando así al joven chispitas.

Solidificaba el hielo, lo reforzaba con el cristal que podía crear con mi cosmo para que demorara en derretirse por las llamas apenas limitando al incendiario y los alrededores, tenía que recordarme porque extrañaba tanto el frio de Cocytos, sabia en que llaga estaba metiendo sus dedos. Tanto era su deseo de ver arder todo que incluso con sus palabras curiosas reanimaba el dolor interno.-Hades no habla de eso, mucho menos perdona que le desafiara - sus manos rozaron el contorno del rostro ajeno, quería saber entonces se lo aria saber.- aunque lo que hice no puede llamársele traición es la razón por la que fui abandonada por la estrella celeste de la valentía

Era bastante más alto de lo que ella era ni con el poco tacón que pudiera ayudar los botines que usaba, sus dedos apenas si presionaban con fuerza esa piel clara de aquel agarre del que se impulsaba para aproximársele mientras levantaba su propio cuerpo sobre las puntas de sus pies para alcanzar mejor al pelirojo rozando los labios ajenos con los propios en un breve beso que dejara escapar su nombre- Etsu- liberando el rostro de Jack del agarre de las manos de la joven, para hundirse en la sombra que tenía debajo suyo anticipándose a cualquier intento de agresión como reacción al beso robado, reapareciendo de entre la sombra a espaldas del pelirojo.

por **Jack Unterweger** Jue Abr 03, 2014 11:57 pm

El roce fue fugaz, apenas pude percibir su pequeña boca tocando la mía y enseguida se apartó de mí, desvaneciéndose, dejándome solo sus palabras… - Etsu… - di media vuelta para buscarla con la mirada y pude ver como de nuevo emergía de mi sombra.

Había sido un cambio brusco en su actuación, hubiera esperado un golpe o una puñalada antes que… eso. La verdad me resultaba molesto el contacto humano. Por un segundo el humo provocado por la colisión de las energía de ambos, opuestas como sus dueños, ennegreció mi semblante, me ocultó quizá de su vista pero a ella de la mía no. Yo podía mirar a través de obstáculos mundanos gracias a los ojos de Garuda. Pero escucharía mis palabras sin importar si me veía o no.

- Tienes unos labios demasiado vivos… – mencioné entonces y de entre la cortina humeante emergió repentinamente mi mano, mi garra, buscando aferrarse al cuello de la chica, - quizá debería devorar esa vida ahora, aquí mismo… – mi voz se volvió siniestra y grave, como un lamento espectral surgido del mismo infierno. Ahora la tenía cara a cara, mis ojos se clavaron en ella como los de un animal salvaje, podría haber percibido su aroma si el aire no estuviera enrarecido por nuestras muestras de poder. Mis dedos estaban enterrados en su tráquea, pequeña como la de un infante, ¡solo así era divertido tocar a otra persona!

- No… aún es demasiado pronto. Garuda es mucho más que fuego, tienes razón, pero si dejara que engullera todo con su verdadera oscuridad no sería divertido, ¡la gente debe sufrir primero de forma inimaginable para alcanzar su verdadero brillo! – enuncié aquellas palabras de forma que parecía estar completamente fuera de mis casillas y haciendo uso de fuerza sobrehumana la levanté del piso con un brazo solo sujetando su cuello, hasta que su cabeza quedó unos cuantos centímetros por encima de la mía, ¿a qué sabría su sangre?, ¿cómo olería su carne al volverse carbón?. Una chica perfecta era aquella que había dejado que las llamas devoraran su carne, una que había ofrendado su vida al calor del infierno.

La miré con una extraña mezcla de desprecio e interés durante unos segundos y, enseguida, contraje la extremidad en la que la sostenía y apliqué fuerza para lanzar a la ex jueza hacía un lado, dejando que la energía cinética hiciera el resto.

por **Etsu** Vie Abr 04, 2014 2:48 am

Lo que de las sombras emergió no era más que un señuelo, una Etsu hecha de sombras incapaz de hablar y con bastantes imperfecciones si le mirabas detenidamente pero ideal para la situación que se presentaba, siendo incluso un gran colaborador el humo que se dispersaba en el área ocultando de sus ojos las diferencias entre el modelo imperfecto de sombra y la original, aquel beso solo era la manera de sellar el compromiso de destruirle a cualquier precio a él y a su Dios.

En cuanto sus manos apretaran y le proyectaban a la distancia el cuerpo se desvanecería, mientras el eco sonoro de una risa burlesca rezumbaba en la proximidad sin salir de su escondite- enserio creíste que podrías devorarme?- continuo mofándose apartando con prudencia su cuerpo a traves de las sombras a otro punto distanciado del rojito.

Posteriormente saldría de su escondite a varios metros de donde estaba el humo, el fuego y el hielo. Recargada en la pared, con la mirada fija atenta a cualquiera que fuera el movimiento que el joven decidiera hacer, había ya probado mi primer punto- Vamos cariño este angelito vino a jugar- extendió la diestra flexionando los dedos para invitarle a que se acercara manteniendo esa expresión seria en el rostro, no lo odiaba tampoco le agradaba pero por algo debía comenzar y que mejor que un Garuda congelado para Takepon, no sería el espectro que pidió pero era uno ¿que no?- o acaso temes que Hades te reprenda por jugar conmigo… que artista tan reprimido

por **Jack Unterweger** Lun Sep 08, 2014 2:14 pm

El sonido de aquellas palabras me reveló enseguida la ubicación de la chica con cabello bicolor por lo que di media vuelta sobre mi propio eje para volver a contemplarla serio, aún entre la cortina de humo que danzaba entre nosotros gracias a mis ojos de juez. - ¿Reprimirme?, ¿castigarme? – pregunté con exagerada actuación de sorpresa y burla – Hades es un símbolo de libertad, una inspiración más que una contención, una catalizador no un muro… – mientras profería dichas palabras mi mandíbula se ponía tensa, no por furia sino por la emoción de describir lo que el rey negro evocaba hacia mi creatividad, al tiempo que mi cosmos de nuevo se alborotaba vagamente a consecuencia de lo mismo -… ahora entiendo a la perfección porqué soy yo quien viste las plumas de Garuda y no tu… - sentencié duramente.

Entonces, harto de aquel humo que había nacido de la colisión de mis hermosas llamas con el frio impuro de mi anfitriona, elevé un poco más mi energía cósmica y esta se arremolinó en torno a mi como una especie de corriente eólica, brillante y carmesí, capaz de desintegrar con su sola presencia las cenizas que ya comenzaban a flotar por todas partes, más enseguida se dispersó limpiando la visibilidad de la escena como si empujara al propio humo con su séquito de luces escarlata, barriéndolo.

- Como pensé, aún es muy pronto para llevarte frente al señor de la muerte… aunque sea en forma de cadáver… -

por **Etsu** Miér Sep 17, 2014 2:54 pm

¿¿¿Que???- masculle entre dientes ante sus palabras, ese chispitas se estaba creyendo muy especial la razón de que estuviera en ese lugar nada tenía que ver con preferencias ni que fuese indigna ni mucho menos, con trabajo me había ganado ser reconocida como una juez, trabajar el doble de duro que el resto de la escoria. Yo…no era como ellos, era especial siempre había sido así ante los ojos de Yudai hasta que ya no lo fui.

Súbitamente nuestro alrededor se modificaba, la temperatura incrementaba deshaciéndose de aquel frio que había invocado, su naturaleza tan contraria a la mía su sed innata de sangre, esa misma que le incentivaba hablar de más pero no por ello desmejoraba en lo que hacía, se regodeaba cuando alardeaba y lo demostraba no solo con sus palabras tan despreocupadas- No tan rápido chispitas- replique ante su notable intención de querer comenzar a jugar manitas calientes.

No serás tu quien me lleve ante nuestro señor Hades- mofe sin prestar demasiada atención a mis palabras, que importaba que fuera un dios tonto seguía creyendo que le debía algo. Le demostraría a ese tonto inepto cual equivocado estaba de despojarme de hogar, de permitir que ese artista frustrado ocupara mi bella sapuri- Soy intocable cariño…-le guiñe el ojo aproximándome más, jugando con algunos mechones de mi cabello hasta alcanzar estrechar entre mis dedos el broche de cristal que hasta hacía poco había conseguido crear tan similar como el que le había entregado a Vidd junto con lo que quedaba de mi lealtad a él como juez.

por **Jack Unterweger** Jue Sep 18, 2014 12:29 am

Miré la “danza” de mi predecesora con notable sorna reflejada en mi rostro de facciones duras, claramente divertido por las palabras y actos de aquella que, tal como yo y como todas las otras estrellas malignas, no hacía más que representar un papel predefinido en la obra eterna del rey de la muerte, en el escenario creado por y para la diversión de Hades…

- Ya te dije que no pretendo hacerte nada…– le contesté entonces encogiendo mis hombros, sin entender que mis acciones contradecían a mis palabras una tras otra, pero bueno… yo era un incomprendido después de todo, un excéntrico… y prueba de ello era lo impredecible y errático de mis decisiones.

Por eso mismo, no pasaron más que un par de instantes cuando después de ver como ella se quedaba finalmente quieta, di media vuelta sobre mi propio eje y comencé a caminar con pasos lentos y despreocupados, mostrando una actitud bastante descafeinada si se comparaba con mi intensidad anterior y con un simple chasquido de los dedos de mi diestra “desgarré” la línea de horizonte para abrir en vertical en aquella calle desmejorada por la colisión breve de ambos poderes un nuevo portal cuyo destino era el interior de mi vivienda… Antenora, según se mostraba a manera de “reflejo” más allá de la entrada.

- Pero seguramente esta no sea la última vez que nos vemos… Etsu – sentencié finalmente asumiendo de nuevo (aunque solo por unos segundos) aquella expresión intimidante propia solo de alguien que ha torturado cientos de vidas a lo largo de la suya, de alguien que concebía a la muerte como la meta más grande a aspirar, y sin más me adentré en aquel camino hacia el inframundo abierto solo para mi… desapareciendo casi instantáneamente tras una ostentosa cortina de fuego tan corrupto como mi alma, que únicamente conoció su fin al alejarse el cosmos que lo había creado.

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