Inesperado Reencuentro [Privado //+18]

Durante varias noches había tenido pesadillas desde que estuve en el santuario, aquellos sueños terroríficos no tenían sentido para mi pero de algo estaba seguro. La sensación de estar en el santuario me ahogaba, deseaba estar todo el día en la cama sin entender realmente el motivo de porque mi cuerpo a veces no quería obedecer mi voluntad.

Lo que mejor podía hacer en estas ocasiones era volar, recorrer el cielo quedando en una soledad infinita, pues ahí solo estaban los animales con alas y nada mas. En aquel lugar parecía que era cambiar de mundo, de dimensión y de vida. Me pregunto si así sera estar muerto. El cielo es tan pacifico y no hay nada que temer, ademas aquí se pueden ver las estrellas con mas claridad e inclusive podía disfrutar de la lluvia antes de que tocara la tierra. Este seria mi lugar.

Deje que mi mente divagara en aquel lugar olvidándome de cada momento incomodo y de cada pesadilla sufrida. Olvidándome del tiempo y de mi mismo solo me dejaba llevar por las sensaciones de estar recibiendo el aire en mi cara casi logrando adormecerme. Cuando parecia que tenia la mente en blanco, algunas imágenes se proyectaron como una película y me hicieron recordar a Afrodita, lo que libero en mi un cierto calor que solo era calmado por el viento, pero también provocando que suspire al recordarla.

Movi mi cabeza para despejarme de aquellas imagenes y baje hasta pisar en una playa. Observando a mi alrededor podía notar una bellisima naturaleza que parecía natural, como si no hubiese nunca tocado la mano del hombre, tan virgen como si se tratara de tierra santa. Para ese momento no estaba vestido para ir a la playa, pero mi ropa no era inadecuada tampoco, vestía mi túnica blanca y debajo de esta una remera de color violeta oscuro ademas de mis sandalias como calzado.

Camine por aquel lugar queriendo saber su nombre pero obviamente sin recibir respuesta alguna, pero algo me llamo fuertemente y era un canto particular donde hace un tiempo ya habia conocido la tonalidad de aquella voz. Aunque sin reconocer de quien podría ser esa voz, mi cuerpo se entusiasmo en buscar su origen, en conocer la fuente de aquella dulce melodía tan armoniosa.

Al llegar a destino era inevitable que no reconociera quien era la que cantaba. Agache la mirada un segundo cubriéndome de remordimiento y con temor de acercarme a ella, pero algo en mi pecho me hizo sentir que debería aunque sea acercarme a ella, por lo cual avance buscando un paso tranquilo que no amenazara con la paz de la diosa y cuando estuve cerca deje escapar aquellas palabras, Parece como si el destino nos quisiera juntos, mi diosa. Sonrei levemente mientras enseñaba una mirada tranquila.

La muchacha permanecía con la cabeza agachada cuando terminó de cantar, pero sus pensamientos y su dolor era tan profundo que no se percató de la presencia que se acercaba hasta que le escuchó.

“No es posible” – pensó la muchacha al tiempo que giraba la cabeza para ver al hombre, efectivamente se trataba de Sinuhe, Shlainn no supo cómo reaccionar e impulsada por lo que sentía, dejó caer unas lágrimas al rostro al tiempo que se levantaba de golpe, agachó la mirada y trató de secarse las lágrimas mientras evitaba tener contacto visual con aquel hombre.

-S-sinuhe... ¿Qué hace por estos lugares? – preguntó con pena sin siquiera estar completamente segura de saber la respuesta, se sentía avergonzada porque aquel joven ya le conocía íntimamente sin que ella lo deseara y todo gracias a la lujuria de la Diosa Afrodita.


Mientras tanto la Diosa había decidió tomarse un tiempo de descanso, ya que al ver que no podía controlar su avatar y sin ánimos de castigarla como lo había hecho al transformarle, así que dormía dentro de la muchacha dejándola libre para que actuara como ella lo deseara.

Por momentos la chica recordaba lo ocurrido en la isla de Andrómeda, y eso provocaba que se agarrara de los hombros y moviera la cabeza hacia un lado, no se sentía cómoda pues lo único que había conocido de Sinuhe era su pasión  y sus deseos carnales, salvo ese pequeño detalle cuando le dijo que él la cuidaría.



“No puedo juzgarlo tan duramente pero ¿Cómo no hacerlo si el me...?, no, en todo caso Afrodita hizo que me entregara a él aunque ni siquiera estuviera consciente de ello” pensaba la chica un poco preocupada.

Era tragico que la interrumpiera mientras cantaba, no me habia dado cuenta de aquel detalle que arrebato la armonia a tan hermoso paisaje. Debia admitir que este hubiese sido un cuadro perfecto para pintar, pues la hermosura de la diosa mas el contraste de tan bella naturaleza hubiesen formado algo unico para mirar por largos ratos en un lienzo.

A pesar de que aquella mujer no mantenía contacto visual conmigo, podía saber que había estado llorando por como intentaba secar su rostro y en el tono de su voz que se mostraba algo irregular. Agache la mirada al sentir por el costado de mis pies la arena blanca y caliente que tocaba mi piel, me saque las sandalias y deje que el contacto fuese directo. Luego volvi mi vista ante ella y la notaba diferente a como la recordaba, le faltaba pasion y lujuria, era mas como la habia visto al principio, como cuando quebro en aquel llanto.

Puse una rodilla en el suelo para que pudiese mirarla desde abajo y ella desde arriba. A pesar de que habíamos tenido un contacto físico tan cercano y profundo, aun mi corazón y mi mente no se atrevía a tomar la confianza para tocarla una vez mas. Pues estuve teniendo pesadillas... asi que cuando sucede eso me gusta salir a pasear, mas bien volar por los cielos. Es un lugar bastante tranquilo.

Apoye mi brazo sobre la pierna flexionada para soportar el peso de mi cuerpo y buscar el angulo para ver su rostro de alguna manera, pero sin poder conseguir un resultado decente. Suspire apenado pues no me gustaba encontrarla de esta manera, asi que me dispuse a ser quien debía secar sus lagrimas, Se que no soy el indicado, pero me gustaria poder escuchar que es lo que te aqueja. No puedo dejar que tu corazon este sufriendo cuando en realidad tu deberias ser la que sonriera mas que cualquier en este mundo. Despues de todo eres la diosa del amor, y sufrir por ello no creo que es lo que los demas deseariamos en ver en su rostro.

-Por favor... no se arrodille – dijo la chica al ver que este estaba inclinado frente a ella. Cuando la chica escuchó sobre las pesadillas de Sinuhe no pudo evitar preocuparse un poco, era parte de su naturaleza tenía un corazón que se preocupaba por todos y en ocasiones eso le causaba problemas.

-Espero que el paseo le ayude a no tener más pesadillas – dijo con un tono calmado mientras empezaba a lograr quitarse las lágrimas del rostro, pero cuando escuchó lo último que aquel hombre le dijo, esta agachó la mirada girándola hacia la derecha.

-Se lo agradezco pero... aunque le dijera lo que tengo no serviría de nada, las cosas del pasado son historia y no se pueden modificar por más que no lo desee. – esto lo decía por lo ocurrió en su pasado y ahora por cómo se sentía del cuerpo, se sentía sucia por entregarse a las pasiones pues desde siempre aquella le había gustado entregarse por amor y para el amor, a aquel que se hubiese casado con la chica, cosa que no ocurrió.

El viento seguía corriendo y llevaba la briza hacia los dos jóvenes, Shlainn fijó la mirada al océano para recibir esa briza en su rostro, y mientras cerraba los ojos trataba de calmarse pues no quería que aquel hombre le viera llorar otra vez.


“No puedo cambiar lo que pasó, pero por lo menos me gustaría no pensar en ello en el poco tiempo que Afrodita me deje actuar libremente” –Pensó la muchacha por unos instantes, para luego dirigir su mirada a Sinuhe, mientras que de sus labios salía un profundo suspiro.

Conocía bien ese dolor, no sabia bien si eran los recuerdos del pasado atormentándola, para mi eran los fantasmas de mis temores que provenían de tiempos pasados en el que siempre pensé que mi vida solo se dedicaba a demostrarme lo equivocado e inútil que era, que todo era en vano y estaba perdido pues nunca recuperaría la vida de mis amigos y de mi amor, condenándome a un futuro tormentos, lleno de culpas y tristeza. Aunque siempre pude superar aquellos fantasmas, nunca me olvidare de ellos pues mi presente reclama ser atendido y que deje de estar en viviendo en el pasado.

Mi vista se había desviado de la diosa para escucharla mientras pensaba aquellas cosas y pronto se volvio hacia la de ella que me la devolvía con un suspiro acompañado, Parece que lo dice como si no significara nada, el pasado a veces puede afectar tanto nuestro presente y el futuro, como ahora que la veo sufriendo por ello. Una expresión de nostalgia se formo en mi rostro aunque no lo deseara, pues tratar de que ella sonriera parecía convertirse en mi deber por algún extraño motivo.

Deje que el viento moviera mi cabello para luego tomarlo por atrás y atarlo con una cinta blanca que llevaba atada a la manga, esto dejo algunos segundos de silencio. Me pare para no incomodarla con mis modales y me atreví a sentarme a su lado para observar el mar junto con ella. Yo... incline mi cuerpo para apoyar mis codos sobre las piernas y jugar con los dedos de mis manos para no tener que fijar mi mirada en ella al rebelarle lo que le iba a contar,  aprendí que puedes amar a alguien, ser su amigo, su enemigo o lo que sea... pero hay algo que nunca debo olvidar si deseo continuar adelante y es que la ultima persona que nos debe decepcionar es uno mismo. Cerre los ojos y acomode mis brazos hacia detrás de mi espalda para hacerme de soporte cuando inclinara mi cuerpo hacia atrás y le dedique una dulce mirada a ella, las personas van y vienen, aunque nos duele perder gente y nos de placer encontrarnos con otras siempre nosotros seremos los últimos al cerrar los ojos.

Mire abajo apenado, vuelvo a decir que no soy nadie, mucho menos para aconsejarte. Pero si tienes que sufrir, por lo menos no sufras sola... haz que el dolor sea lo menos posible. Sin poder quitar una sonrisa de mi rostro me quede mirando el mar sin sentido alguno, pues no estaba apreciandolo realmente, ¿Como se llama este lugar? Es demasiado bonito para no tener nombre.

“Como si no significara nada... si realmente supieras Sinuhe, que en cierto modo tu eres parte de la causa de mi pesar, pero ante todo la carga de ser una Diosa que sus ideales sean tan diferentes a los míos”

La chica quedó en silencio mientras escuchaba al muchacho, le miró por pocos minutos y luego fijó la vista al océano, luego respondió a la pregunta del joven.

-Estamos en la Isla de Creta, esta playa tiene su mismo nombre... como habrás notado es un lugar muy agradable y silencioso a pesar de la fauna que habita estos lares.

“Me quejo de lo que me pasa, de lo que Afrodita me hace actuar y pensar pero... ¿y las demás almas que padecen?, debería de aceptar mi realidad aunque duela, si con eso puedo ayudar a los demás como la realidad de mi supuesta divinidad”

-El llevar un alma Divina dentro de sí, es una carga muy grande y más cuando este te hace actuar y pensar de las maneras en las que no querías hacerlo... Afrodita...  es un alma muy liberal, que gusta del placer... y yo, bueno... yo no soy así...- terminó confesándole a Sinuhe con un tono triste de voz refiriéndose a los eventos carnales que la chica había tenido con Draven, Eduard, Marcus y el último con aquel.


-Añadido a ese pesar, tontamente me enamoré de un chico que... seguramente ya está muerto- quería volver a llorar pero trató de controlarse, solamente volvió a esconder su rostro en medio de sus brazos los cuales los recargó en sus rodillas mientras que sus manos apretaban sus brazos tratando de tener un apoyo.

Había olvidado por completo que los dioses usan el cuerpo de un mortal para reencarnar y adhiriendo la confesión de ella supe que había hecho que realmente no deseaba, que tome su cuerpo mientras ella estaba enamorada de otra persona. En ese momento trague silaba y me quede mirando como un idiota el mar pensando que decir, pero por mas que mi boca deseaba decir cosas, mi mente y mi corazón estaban en conflicto diciendo que cerrara la boca y me marchara después de haberle hecho eso. Eso quiere decir que lo que tuvimos Afrodita y yo... quede en silencio mientras mi mente pasaba ser el espectador de esta horrible sensación.

Lo lamento... no debí hacerte aquellas cosas y decirte esas cosas, por mas que se lo decía a Afrodita. Ella era un alma en pena que era torturada por la naturaleza de la diosa del amor y que amaba a alguien que quizás no podía darle su vida para que pasaran juntos. Realmente la gente a veces tiene problemas que trascienden lo complejo de la realidad. Vi como ella ocultaba su rostro y supe en ese momento que ella era una victima de todo esto, ademas de estar sufriendo por un amor que resultaba ser imposible.

Recordé las cosas que había disfrutado con Afrodita, pero luego me puse a pensar que esas cosas habrían sido horribles para ella. No se como sentirme si alguien tomara la voluntad de mi cuerpo y me hiciera hacer cosas con las que no estoy de acuerdo, No... no puedo compensarte por lo que te hice, mas allá de que siento culpa por no haber respetado lo que sentía tu corazón... no lo sabia. Me mordí el labio inferior por la ira que tenia conmigo mismo al haber cometido tales actos contra la voluntad de aquella joven.

¿A cuantas personas mas voy a seguir lastimando? Yo buscaba que se hiciera el bien, pero siempre traía la desgracia conmigo. Aunque cada vez que esto sucedía siempre me levantaba para poner la otra mejilla y seguir combatiendo contra estas injusticias. Puse una mano sobre su hombro esperando que con eso levantara su vista para mirarme cuando le hablara, Te lastime y por eso cada vez que me recuerdes sere algo malo y que nunca deseaste que pasara. Para ti yo debo ser una horrible persona, pero... quiero compensartelo porque no quiero ser para ti un mal recuerdo... ¿Me permitirías la oportunidad de redimirme?

Shlainn fue con lentitud levantando la mirada, hasta que sintió la mano de Sinuhe en su hombro fue que aquella se atrevió a verlo a los ojos, y se profundizó un poco en aquel color ámbar de los orbes de aquel, pues en sí sentía la chica que aquel no era una mala persona.


-No te juzgues tan duramente Sinuhe... – dijo la muchacha con un tono tranquilo de voz aunque todavía triste. – La mayor culpabilidad de esto es con Afrodita y en cierto modo, también es mía...- suspiró profundamente y continuó hablando.

-Hace tiempo me encontré con un joven que era reencarnación del Poseidon, casi al mismo tiempo también volvió el portador del alma de Ares pero aquel chico Dios del Mar me pidió que no revelara su identidad. Afrodita no estaba de acuerdo y estaba por traicionar al chico solo por darle gusto a Ares, pero le suplique que no lo hiciera... ofreciéndome para lo que fuese necesario con tal de que respetara mi decisión de proteger al chico, Afrodita lo aceptó y desde entonces estoy en esa situación al margen de sus deseos... la Diosa solo oculta mi presencia cuando desea tener encuentros carnales, y aunque estoy consciente de todo... no puedo hacer nada por evitarlo.

La chica tomó la mano de aquel y con delicadeza le acarició, para demostrarle que no tenía ningún resentimiento u odio para con el chico.


-Yo no te veo como una horrible persona Sinuhe, no creo verte de esa manera...  pero si deseas redimir lo que hiciste, eres libre de hacerlo – la chica soltó su mano y respirando profundamente para terminar de calmarse, se acomodó los cabellos que habían quedado frente a ella.

La joven avatar de Afrodita padecía mucho por culpa de los deseos de la diosa y en mi mente comenzaba a dibujar la idea de las naturalezas de ambas partes compartiendo aquel cuerpo. ¿Porque afrodita opto por elegir un cuerpo al que haría sufrir con sus actos carnales? Lo único que espero es que no haya sido una elección a propósito tratando de disfrutar del sufrimiento de esta joven. Escucha aquella anécdota que me daba las pruebas de que la diosa se llevaba las decisiones por los impulsos que le surgían en el momento, Supongo que no podemos entender a los dioses siendo simples mortales, aunque algunos desean creer que los dioses tiene un propósito para lo que hacen.

Cuando ella tomo mi mano mis ojos se abrieron de manera sorpresiva y pude sentir sus caricias algo mucho mas dulce de las que me había ofrecido la diosa aquella vez, eran dos caras de la misma moneda. Ella parecía ser tan tierna y sensible, mientras que la diosa era tan lujuriosa y ardiente.Comprendo... entonces comenzare por ahora. Me levante de la roca y comencé a caminar por la arena, espera aquí, ya regreso. Me aleje un poco buscando una flor apropiada, hasta que la encontré tome la que mas me parecía apropiada. Una flor blanca que ya había florecido y se encontraba en su mejor esplendor.

Regrese con las manos escondidas detrás de la espalda y cuando me acerque a ella le mostré aquella flor para colocársela de adorno en su cabello mientras la miraba fijamente estando cerca de su rostro por la cercanía al colocar esa flor, prometo de ahora en adelante hacer lo posible para que me aceptes y no volverme una pena que aflija tu corazón. Le sonrei pasando mi mano por su rostro al tiempo que dejaba una caricia tierna y me volvia a sentarme a su lado, ¿Puedo escucharte cantar? Este lugar se veia mas bonito cuando te escuchaba cantar, le das vida al lugar donde estes con tu voz.

La chica miró al joven  y aceptó con su mirada cuando aquel le dijo que regresaría en un momento, Shlainn no se imaginaba nada en ese momento cuando vio al joven con la mano tras su espalda le había dado cierta curiosidad pero nada más, hasta que vio ese bello detalle, Shlainn no pudo evitar y un color carmesí leve fue coloreando sus mejillas.

-Muchas gracias – contestó aquella con una sonrisa en su rostro. “Es agradable este joven, me alegra no haberlo juzgado además no soy nadie para hacer tal cosa”
-Será un honor cantar para ti Sinuhe ... – dijo la chica todavía sonrojada del rostro mientras inclinaba un poco la mirada.

Fue que cerró los ojos mientras agachó un poco la mirada, su diestra la posó cerca de su pecho y en segundos, empezó a cantar mientras levantaba la mirada aún con los ojos cerrados, se estaba dejando llevar por sus sentimientos para que ellos se exteriorizaran en su canto para que fuese solo su instrumento.

Canción interpretada por Shlainn:

Al terminar su canto abrió los ojos y sus manos juntas las colocó recargadas en sus piernas, mientras que se quedó mirando a Sinuhe con una mirada tranquila.

-Si gustas Sinuhe, siempre cantaré para ti...

Me complacía ver que ella aceptaba mis cuidados y mis detalles, mas aun comenzaba a sentir que realmente estaba dándole una mejor imagen de mi, podía hasta casi percibir la creación de un nuevo concepto de mi parecer para con ella y yo solo pude sonreír ante aquel logro. Aunque quizas me faltaba mucho camino por delante para que ella me aceptara, si me pongo a pensar y a recordar lo que hice con Afrodita y a entender que ella fue un espectador de todo eso, yo me sentiría mal al ver esa imagen tan bestial y descontrolada de mi mismo. No era yo, realmente no era yo.

Su voz volvió a invadir el lugar, regalándome una nueva percepción para apreciar. Me gustaría saber pintar para inmortalizar aquel momento, obviamente sin que yo me encontrara en el cuadro, solo ella y esta naturaleza tan perfecta. Cerre mis ojos y me deje llevar por la melodia, con Afrodita dejaba salir a mi bestia interior y descontrolaba mi cuerpo para sentir el placer maximo, pero con ella parecía que encadenaba a este ser y me llevaba a una armonía tan cerca de la homeostasis que no daba lugar a la razon para interpretar aquel sentir.

Al terminar la canción volví a abrir los ojos, sin duda no volveria a tener pesadillas esta noche. Mi espíritu esta tan tranquilo. Sonreí ante aquella proposición de cantarme cada vez que lo desee y me atreví a ir un poco mas de lo que la confianza entre ella y yo me lo permitía. Acerque mi rostro a su hombro y deposite un beso tan suave como la melodía de su voz, Tu deberías ser una autentica diosa.

Fueron palabras y un gesto dulce que dejaba tanto para pensar que no me iba a permitir aclarar mi accionar. Dejaría que ella interpretara a su gusto lo que ella deseara y asumiría su creencia. Me separe un poco de ella y volví a observarla, Si me cantaras por las noches antes de irme a dormir seguro que me librarias de mis pesadillas.

Al terminar de cantar, cuando Sinuhe se le acercó y le besó el hombro, la chica no supo que hacer o cómo reaccionar, sus mejillas se colorearon de un leve carmesí, puso su mano en su rostro y agachó levemente la mirada.

-M-muchas gracias... Sinuhe – dijo algo apenada pero con una sonrisa en el rostro. “Ese beso... todavía mi piel recuerda los que me dió por causa de Afrodita, y este beso de ahora... se siente dan diferente, es dulce y cálido, muy agradable” –pensaba la muchacha.

-Sería un honor... poder hacerlo. – la chica contestó a las palabras del joven, Shlainn se estaba apenando un poco, nunca antes le habían dicho algo tan bello de su persona, y si le llegaban a decir algo era elogiando a la Diosa y no a la mortal, pero eso se sentía alagada.


“Cantarle por las noches... no creo que tenga algo de malo cantar para el, si lo visito y luego me retiro para que pueda descansar a gusto... a pesar de todo puedo sentir el aura de este joven, y es muy agradable... en realidad tiene buen corazón en el fondo”

Shlainn respiró profundamente para que aquel color de sus mejillas se fuera desvaneciendo.



“Pero, ¿será correcto cantarle por las noches?” – Shlainn lo que no le gustaba era hacer cosas malas, ella siempre deseaba tener un buen comportamiento.

Me detuve a admirar el enrojecimiento de su rostro y mantuve la distancia para no hacer que se sienta invadida, dejándola a su vez que asimile aquel tierno beso que le había dejado. Cerre los ojos y deje que la brisa tomara mi humor al sentir como acariciaba mi piel, mi respiración se hizo mas profunda y relajada por momentos pues tenia que tomar con calma el sentir el aroma de la piel de aquella joven sin tener que caer en los recuerdos carnales que habia tenido con Afrodita. Me incomodaba un poco estar deseándola ahora, quería olvidarme de todo y volver a sentirla como antes, pero no quería volver a cometer el mismo error y lastimarla.

Escuche aquellas dulces palabras, sentia como si de alguna manera ella ya me hubiese perdonado y que se sintiera honrada de lo que le habia mencionado me llenaba con ternura una sonrisa, puse mi mano sobre su cabeza, jajaja, no puedo pedirte que hagas algo como eso, yo estoy en deuda contigo por todo lo que paso. Devuelvo mi mano sobre la piedra para volver a apoyarme y mirando al mar me detengo a seguir hablándole, Comienzo a darme cuenta de la diferencia que me mencionaste anteriormente entre vos y Afrodita. Tu eres dulce, cariñosa, con buenos modales y algo tímida. Por eso siento que te debo mucho pues después de todo es tu cuerpo.

Me di cuenta de algo en ese momento y la mire, Aunque vos me dijiste que eras consciente durante ese momento, lo que quieres decir que ya conoces mi cuerpo desnudo por completo... que vergüenza que siento, una chica tan buena como tu vio mi lado oscuro. A pesar de que le recriminaba eso le decia con un tono gracioso e ironico, trataba de ponerle un poco de humor a todo este asunto. Si uno recordaba las cosas con tristeza el recuerdo se volvía triste, pero si uno le ponía una carga sentimental positiva como la risa entonces el recuerdo pasaba a tener otro color en nuestras memoria. Me gustaría hacerte una pregunta... Si pudiéramos retroceder en el pasado y vos tuvieras el control para decidir... ¿Hubieras estado conmigo de todas formas? Esta vez la miraba con cierta incertidumbre esperando su respuesta.

No me gustaba ser rechazado, era una sensacion fea y lograba hacerme sentir poco apreciado. Pero a mi me importaba que alguien como ella me viera con buenos ojos, valía mas la pena sus palabras pues me harían sentir mejor al saber que quizás hubiesemos podido estar juntos de todas maneras.

-No me molesta el cantar para ti,  tampoco es una carga, al contrario...- dijo la chica con un tono amable de voz, luego se quedó en silencio mientras recargaba sus brazos en sus piernas y veía a Sinuhe mientras le escuchaba.


Pero lo que le dijo solo hizo que la chica recordara a Sinuhe sin ropa y no pudo evitar ponerse completamente roja del rostro, así que rápidamente se cubrió con sus manos.

-Ohh... cielos- dijo la chica algo nerviosa moviendo su cabeza para tratar de pensar en otra cosa.

-Disculpa Sinuhe, no se porque me pongo así...  si... ya he visto hombres desnudos...  – por un momento recordó eso y otra vez iba a ponerse triste, pero mejor dirigió su mirada al mar por unos instantes mientras respiraba profundamente.

“Lo pasado es historia, no tiene caso ponerme mal con eso”

Luego volvió a poner atención al joven mientras mantenía el rostro algo rojizo, y la pregunta de  aquel fue algo impactante para ella, pues no lo esperaba.

-Yo.. Mi deseo siempre ha sido el entregarme al hombre que ame con toda mi alma y todo mi corazón, con quien comparta mis días hasta el último aliento, con el que forme una familia...  yo te hubiera respetado Sinuhe, además según recuerdo dijiste que amas a alguien... – la dama miró a Sinuhe, y luego se inclinó reverenciándose para disculparse – seguramente te metí en problemas con ella, lo lamento tanto...



Volvía a ponerse triste, aunque sabía que todo era gracias a Afrodita pero aún asi, había sido su cuerpo lo que la deidad usó para seducir al joven.

Al parecer mis intentos por alegrar el ambiente había fracasado, a pesar de que el rostro de aquella dulce joven se había sonrojado, también pude lamentablemente logra que se pusiera triste. Los hechos por los cuales ella tuvo que haber pasado a voluntad de Afrodita debieron ser muchos para tenerla de esta manera tan susceptible ante la mas mínima insinuación. Suspire arrepintiéndome de lo que había dicho, pero sin decir nada al respecto.

La joven soltó una verdad de su boca que me dolió en lo mas profundo de mi ser y me hiso desviar la mirada hacia otro lado. Esa era mi deshonra, también fui victima de afrodita al principio, pero no mas adelante cuando realmente la desee con todo mi cuerpo, en esa instancia si era culpable de todo. Si. solté esa palabra con un gran frialdad mientras me salia de la roca y volvía a apoyar mis pies sobre la arena blanca y cálida.

Quizás fue una mala idea todo eso, a lo mejor si me olvidaba de todo esto podría volver al santuario como si nada hubiese pasado y no volver a mencionar a Afrodita con mi boca ni con mi mente. No era necesario que me lo recordases... no eres la única victima aquí. Me coloque las sandalias para protegerme del calor de la arena, lo cierto era que había perdido todo interés ahora. Sus palabras eran cierta, estaba enamorado de otro persona y por eso no debía intentar nada, inclusive tendría que olvidarme de Afrodita, pero no deseaba dejar a esta chica sola y que siguiera sufriendo, era lo único que me ataba todavía a esto.

Sin observarla y dejando que mi vista se enfocara en el mar deje estas palabras para ella, Creo que ya estamos a mano. No hace falta que haga nada mas. Si dependiera de mi humor podria decirse que aquel lugar se había convertido en hielo puro, pero no era asi. Mi humor no cambiaba el clima, por suerte. Comencé a caminar por la arena dirigiéndome por la orilla para irme de aquel lugar, cuidate. Dije sin ganas mientras me alejaba.

La chica se sintió aún peor al ver que ahora ella había hecho sentir mal a Sinuhe. -"a veces me pregunto ¿porque estoy con vida si solo se causar desgracia a los demás?" -Se levantó de golpe al ver  que el chico se alejaba, corrió y alcanzándolo le tomó el brazo para detenerle.

-Espera!! - le gritó para que aquel le hiciera caso - disculpa, tu llegaste con buenos ánimos, y me has tratado de una manera muy linda, nadie ha hecho eso por mí ... y ahora te hice sentir mal.

Shlainn se quedó callada un momento, se sentía mal era normal pero los tratos que aquel le había dado en ese momento eran agradables, y a la chica solo le habían tratado bien por ser una Diosa, a excepción de su amigo Jellal y de Demian.

-Por favor, no te vallas... - le dijo ahora con tono suplicante - te acabo de hacer sentir mal, déjame recompensarte por ello... asi como tu lo has hecho conmigo, el platicar contigo me ha permitido darme cuenta de algo, no cambiaré nada de lo que pasó, pero puedo vivir mi presente... yo... ya no lloraré por lo que pasó, además no tiene caso, no soluciono nada con ponerme triste.

-Nunca había tenido una plática tan amena, al igual como la que comenzamos cuando te encontré, te prometo ya no ponerme a llorar - dijo al final mostrándole una sonrisa, ahora Shlainn había comprendido de que no era bueno mostrar su dolor, y en ese instante decidió ocultarlo, ahora siempre que estubiera triste lo ocultaría a los demás para no lastimar a nadie.

Camine sin ningún propósito, sin tener un objetivo en mi mente mas allá del de alejarme de ella, por mas que mis ojos veian yo no registraba la imagen de lo que tenia adelante y continué mi caminando mientras pensaba. Supongo que esta noche volvere a tener pesadillas. ¿Debe ser porque mi corazón se encuentra dividido que en realidad sueño con estas cosas? No puedo controlar los espectros de mi corazón y si le sumamos a los fantasmas de mi pasado ahora tengo todo un ejercito de ezbirros del diablo que quieren destruir mi ser. No vale la pena tener corazón si se rompe a cada instante.

Mi andar se detuvo cuando sentí que algo me tiraba del brazo y voltee para mirarla fríamente, era un momento en que deseaba que se larga de mi vista. Pero mediante que sus palabras fueron llegando a mi oído, me fui tranquilizando y notar que no era su intensión lastimarme, que ella era alguien dulce a pesar de todo. No tiene la culpa, después de todo solo dijo la verdad... el que esta mal aquí soy yo. Falle en tratar de hacerla sonreír y de pagar mi deuda con ella.

Esta vez con mas tranquilidad pude volver a conversar con ella, Yo... no te dije que no lloraras. Con mis manos tome el rostro de la joven y la acomode para que podamos mirarnos a los ojos fijamente. Mientras yo le revelaba una mirada tranquila y de ojos dorados, le dedique estas palabras, te dije que si tenias que sufrir que no lo hicieras sola, que hagas que el dolor sea el menor posible. Acaricie sus mejillas que hace un rato se habían sonrojado.

Tus lagrimas están justificadas y tienes todo el derecho de llorar, pero lo único que deseo es que nunca lo hagas por mi. Su mirada era diferente cuando era ella de cuando es Afrodita, en ella podía ver otras cosas mas profundas y mas tiernas. Te daré algo para que puedas aliviar un poco mas tu dolor. Y cuando dije aquellas palabras aproveche la situación para darle un dulce beso entre sus labios y deje que mis manos se deslizaran desde sus mejillas, pasando por su cuello y alejándose de su piel al tiempo que fui terminando aquel beso. Puede que tu deseo sea entregarte al hombre que amas, pero no si yo te robo primero. Y le sonrei permitiendome relamerme los labios disfrutando de su sabor.

“Sé lo que me dijiste Sinuhe, pero ya comprendí que lo mejor es que nadie me vea llorar” – pensó la chica en respuesta a las primeras palabras de aquel hombre.


-Es una promesa, yo no lloraré por ti – contestó amablemente la muchacha mientras su mirada se iba perdiendo en los ojos de Sinuhe, pues sus miradas estaban fijas por que el tenía su rostro tomado con las manos.

“Sus ojos... son tan profundos, y a la vez tan ... hermosos, es como si fuesen un portal a un lugar lleno de tranquilidad” – pensaba la chica al quedar perdida en aquella mirada.


Pero no pudo reaccionar cuando se vio besada por Sinuhe, era algo que la chica no se esperaba, más aún la sensación que tenía en sus labios era muy diferente a lo que los recuerdos de Afrodita le otorgaban, aquel beso era tan dulce y tierno, que parecían caricias de pétalos de rosa posándose en sus labios.

“¿Por qué se sienten así sus labios?... ¿Por qué se habrá atrevido a besarme?... su boca es tan suave...” – la chica se perdía en sus pensamientos mientras que iba entrecerrando los ojos sin intentar moverse o darle una bofetada al joven. ¿Qué ocurría?, no tenía la respuesta.


Pero las últimas palabras de aquel fueron los que empezaron a desarmar a la chica, aunque no comprendía que pasaba.

“¿Por qué me dice tal cosa?, acaso...  acaso este joven tiene otras intenciones para conmigo que no sean carnales... y ese beso, que sucede y ¿Qué me sucede?, no le odio, a penas lo estoy empezando a conocer y siento una tranquilidad inmensa al estar en su compañía”


-S-sinue.. – solo pudo decir aquello de forma suave y tierna, mientras que la dama seguía estática por el beso y aquella caricia en su mejilla, segundos pasaron para que la joven solo levantara su mano derecha cubriendo parte de sus labios con sus dedos tocando donde aquel había besado mientras se sonrojaba.

Aquel beso había dejado a la joven inmovilizada en el lugar, estaba asimilando aquello que había sucedido en sus labios e interpretándolo para su mente o para su corazón. Mientras tanto yo volvía a mi postura observándola con la misma mirada que venia llevando desde el beso. Ella era una joven que sufría, pero no podía hacer nada por ella. Yo no quería poner de nuevo mi corazón en riesgo, pero tampoco deseaba que alguien sufriera y mucho menos sino tenia el poder ni la voluntad como para librarse de su destino.

A pesar de que no deseaba hacer esto, tome las manos de la joven y me arrodille frente de a ella, Aun tienes la fuerza y la voluntad para cambiar tu destino, pero siempre sera tu elección. Bese su manos y la solté para que volvieran a su posición original, a su vez me levante para volver a mirarla y con un aire de tristeza le propuse algo que no sabia si estaba seguro de si era una buena idea, Si quieres escapar de tu destino, las puertas de la casa de sagitario en el santuario estarán abiertas para ti.

Me quedaba una ultima cosa para decirle antes de que me vaya, algo que me gustaría aclararle pues tenia el temor de dañarla nuevamente sino podía evitar aquello. Debo decirte algo, necesito que comprendas lo siguiente... Si Afrodita me busca quizas no pueda resistirme. La ultima vez supe que mi cuerpo al principio reaccionaba ante ella y no con mi voluntad, aunque una vez que ya habia pecado me deje llevar por mi mismo. Mire para otro lado pues me apenaba mucho tener que decirselo, sino puedo resistirme, no quiero que me odies... pensare en ti en aquel momento.

Mi rostro se había tornado mas serio por la impotencia de no poderle darle una mejor ayuda, deseaba darle lo mejor de mi a ella... pero tenia miedo, miedo de salir lastimado nuevamente, de no ser yo mismo, de convertirme en un traidor nuevamente. Me tengo que ir, pero prométeme que pensaras en tu futuro y haras algo al respecto... Me gustaria ver en tu mirada la felicidad que merece una hermosa mujer como vos y solo verte llorar de felicidad, pues esas son las unicas lagrimas que merecen tocar tu rostro. Lo siento. Le dije mientras me acercaba para abrazarla, quizas era para reconfortarme a mi mismo por mi fracaso, Lamento no poder hacer mas por ti y que ambos estemos en esta situación.

La chica estaba algo sorprendida por las acciones de Sinuhe, pues estando ella en aquel momento sin la influencia de la Diosa, se sentía alagada por tan bellos tratos, nadie le había tratado así y menos por ella misma, agradeció al ofrecimiento de asilo  en la casa de sagitario sonriendo.

-te lo agradezco mucho Sinuhe... –contestó con un tono de voz ya más calmado.


Luego escuchando lo demás aquella aceptó – comprendo la situación y lamento tremendamente que estés en estas circunstancias por causa de la Diosa... yo nunca te voy a odiar Sinuhe.


Pero en un instante, los pensamientos de Shlainn fueron invadidos por recuerdos, recuerdos falsos creados por voluntad de la Diosa que todavía permanecía sin manifestarse, en aquellos recuerdos Shlainn veía trastornada aquel momento en el que Afrodita lastimó el corazón de Nadia, Shlainn no podía distinguir aquello, y se preocupó punes ahora en esos pensamientos, se veía caminando entre las ruinas y encontrando el cadáver de la Santa de Aries, su piel pálida sin rastro de vida, y sus ojos  perdidos ya sin un objetivo por el cual mirar.

Cuando el chico se despidió aquella le tomó la mano y luego le abrazó, aquel fue algo breve pero significativo, Shlainn tenía miedo por el chico.

-Cuídate mucho por favor... no me gustaría que  a ti también te sucediera algo,  ya suficiente es el dolor de haber perdido a la chica que quería como hermana...– la voz de la chica mostraba la preocupación por aquel, pero también el engaño que la misma Afrodita le estaba realizando pues creía verdadero los pensamientos que tenía.

“No quiero que mueras tú también Sinuhe, no lo podría resistir no después de la muerte de Nadia”

la joven llenaba aquel espacio entre mis brazos y me permitia sentir su aroma nuevamente, aquel que habia tenido la posibilidad de probar cuando era Afrodita quien mandaba en aquel cuerpo, pero aun sabiendo esto yo ya tenia en claro que su mente y su corazon eran completamente distintos al de la diosa. La trataba con respecto y cariño pues aun sentia que estaba en deuda con ella por lo que le habia hecho, pero por otro lado aun me sentia con algo de amargura pues aquellas palabras todavia resonaban en mi mente "estas enamorado", si, lo estoy, pero no podia corresponder al amor de esa mujer pues me sentia indigno ante sus ojos. Habia pecado, quebrante su confianza y yo mismo me habia condenado a ser el que sufriera en aquella relacion pues mi conciencia no me permitia el perdon.

Al principio quise olvidar lo que habia sucedido, pero mientras mas pesadillas tenia, mas me acordaba de Afrodita y de lo que habiamos hecho aquel dia. Mire a la joven y la separe un poco de mi cuerpo, Perdiste a otra persona mas... Ven, acompañame. Tome su mano y fui caminando nuevamente hacia aquella roca donde nos habiamos sentados y donde habia tenido el placer de escucharla cantar nuevamente. Sentandome la mire y espere a que ella hiciera lo mismo, Quiero que me hables de aquella amiga tuya, la verdad es que no deseo irme sin conocer todo tu dolor y poder hacerte compañia, quiero que lo compartas conmigo asi no estaras sola. Le dije con una sonrisa y habiendole hablado con una voz tranquila y relajada.

Me cruce de piernas y espere a que ella me lo contara todo, Quiero que me cuentes todo. Le dije, pero aun asi sentia un extraño presentimiento al respecto. ¿Quien era yo para ayudarla? Si yo como hombre habia fallado terriblemente en todo. Lo unico que me quedaba era ser un santo de oro y olvidar mi corazon, enterrarlo en las profundidades de mi mente y atarlo con cadenas para que nunca mas volviese a ver la luz. A pesar de que oscuros sentimientos y pensamientos invadian mi mente, mi rostro y mi voz se disponian gentilmente a complacer el dolor de aquella joven mientras dejabamos que el viento suave y fresco nos protegiera del calor del sol en esta playa.

Observaba tranquilamente el mar, las olas venian y se iban como espectadores de aquella escena mientras el viento hacia juego con el ademan de las aguas. A pesar de que lo unico que escuchaba era la voz de aquella joven, podia sentirse a la fauna cada tanto haciéndose notar en su territorio, pero eso no sirvió de nada para acallar las pesadas palabras que provenian de la boca de la joven. Venia relatando una trágica historia, algún despreciado sujeto le había arrebatado la vida a su amiga, al principio senti lastima ante aquella injusticia, nadie tiene derecho sobre la vida de otra persona. Mucho menos si esta no puede defenderse.

Cerré los ojos y lamente aquella historia, pero mas aun lamente haber escuchado la ultima parte que paralizo todo mi cuerpo y obligo a mis ojos a abrirse como si me apuñalaran por atras. Mi rostro se giro lentamente mirando hacia donde se encontraba ella y trate de pronunciar palabra alguna, pero al principio me costaba articular. ¿Donde eran esas ruinas? ¿Era una muchacha pelirroja? Tranquilo Sinuhe, no era posible que sea tu nadia la que habia muerto. Ella era una santa de Aries, no podia morir tan facilmente... al menos que... en ese momento recorde lo que me habia dicho Nadia hace un tiempo atras "un espectro ataco rodorio y mato a mi familia", mas congelado me quede y mi vista se clavo en la nada mientras unas lagrimas asomaban por mis ojos.

Mi mano tomo el antebrazo de la muchacha pero sin aplicarle fuerza alguna pues sentia que el alma abandonaba mi cuerpo en ese momento, por favor, contéstame. permaneci con la boca abierto y en mi pecho podia sentir que ella iba a decir lo que no queria escuchar, pero en mi mente trataba de convencerme de que no, de que Nadia estaba bien, de que cuando volviera al santuario me encontraria con ella. Si eso es, volvere al santuario, me encontrare con ella... la abrazare la besare y nunca mas me separare de ella... le confesare todos mis pecados y pedire de rodilla que me perdone. Me golpeare a mi mismo si es necesario, hare cualquier cosa, prometo hacer cualquier cosa.... pero dejame volver al santuario y ver que esta bien.

El tiempo para mi se detuvo en ese instante, no habia mar, no habia viento ni tierra ni cielo ni nada... solo el momento en que escuchara la respuesta de la joven, mis oidos eran los unicos sentidos encendidos pues todo lo demas se habia oscurecido en un segundo, un segundo que parecia que duraba una eterniadad y que no planeaba acabarse, un segundo de incertidumbre donde la verdad era lo unico que deseaba escuchar para acabar con esta eternidad y al mismo tiempo era lo que no queria escuchar pues seria el fin de mi ser.