La Sala de los Doce [priv]
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Re: La Sala de los Doce [priv]
Lo que mis ojos ahora presenciaban era justamente lo que siempre había creído del mas caprichoso de todos ellos aquel que había sido protegido por Rea, el mismo que se proclamó rey de los dioses, el mismo que había decidido confinar a mis hermanos a un reino sin atractivo visual alguno y siempre a la sombra de otro de su estirpe, tipo de Zeus y sus entradas de show ahora sí que tenía el numerito completo para deleitarse hasta no parar de reír, no ocultaba a en absoluto aquella risa quisquillosa escapando de entre sus labios.
El intercambio de miradas entre ellos, las palabras tan finamente escogidas adornando de más un contexto que previamente el destino había trazado, si había cumplido con hacer tiempo para que el verdadero apareciera de igual forma buscaría el objeto de su deseo con el permiso del señor de las sombras o sin este encontraría la forma de entablar conversación con sus hermanos. De nuevo el pequeño pelinegro jalando del vestido con esas manitas de manera insistente. Después de todo era un niño entre dioses, debía estar descansando cómodamente en alguna cama y no yendo de un lado para otro como mascota la mujer se contuvo de cargarle y adoptar esos aires maternales solo por proseguir con un plan elaborado.
-Zeus el que el pequeño se encuentre aun entre nosotros y no en alguna otra de las salas radica en la poca seguridad que inunda tu reino por ahora, no puedes dejar a un niño sin vigilancia curioseando en medio del campo de batalla además con Hades redecorando el lugar y tomando personal no puedo permitirme descuidarle-
Acoto ante el cuestionamiento mental que le había planteado, no accedía aun a ser mediadora de nada, no era lo que le interesaba con el despertar abrupto del señor del rayo, era sus asuntos de familia y personalmente aborrecía no ser ella el estelar en tanto drama. Sujeto con fuerza la mano del pequeño Vicent transmitiendo que pronto terminaría con aquel par buscando la principal de sus alternativas.
-No tendría el por qué decírtelo a ti Hades…solo digamos que no eres el único con conflictos familiares-
Sostuvo la mirada de manera retadora para con su interrogante, debía comprender que aquello que lo había despertado a él y a cada uno de ellos no era sus asuntos inconclusos y de menor importancia, sino que entre la madre y la hija no podía más existir una coexistencia, aseguraba de diversas formas que Hades estaría apoyando a Nxy, después de todo abrazaban la obscuridad como si se tratase de su único y verdadero amor.
Rechazo con un movimiento de aquella copa de ambrosia retrocediendo unos cuantos pasos, inhalo lentamente ese aire para expirarle de inmediato antes de terminar totalmente intoxicada con su aroma de muerte y destrucción, estaba segura de algo ya no necesitaría del permiso de nadie para entrar a un reino.
-Por Kronos que voy retrasada, no podre acompañarles en esta ocasión, Zeus debe centrar su atención en Hades ya habrá momento para volver a reunirme con ustedes después-
Vocifero con total naturalidad mientras evocaba hacia si misma la luz necesaria para desaparecer del olimpo, en un punto no muy apartado podía sentirlo su hermano al fin podría volver a ver a uno de ellos para reconfortar su dolor y cuanta dolor afligía su corazón, mientras de nuevo arrastraba consigo al menor de cabellos negros no pudiendo evitar tener que llevarle al encuentro.
Akari- SSES- Moderadora
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Re: La Sala de los Doce [priv]
** El silencio, no había ningún reloj ahí pero era hasta tortuoso sentir como el tiempo avanzaba y la barrera se hacía más amplia entre nosotros, me pregunte "¿Cuando comenzó esto?" como si una pregunta tan profunda pudiera ser respondida con un echo histórico. No, no se trataba de eso, era más bien una cuestión de existencias... su ser y el mío eran un opuesto absoluto desde cualquier punto del que se lo viera y por sobre mi deseo de redimirlo de alguna manera se encontraba mi obligación de cuidar de la estabilidad de la existencia tanto para dioses como para humanos, otra cosa contra la que mi rencoroso hermano solía atentar.
Eleve mi mano derecha con la ambrosia que una de mis hermosas doncellas me obsequio y bebí un poco de su contenido, cerrando los ojos para dejar que el sabor dulce de su néctar recorriera mi garganta y despejara un poco mis crecientes dudas. Escuche cada una de las incoherencias que salían de los labios de aquel hermano como llamaradas más potentes que las que utilizaban sus espectros, podía sentir el odio que llevaba sobre sus hombros pero también podía sentir su soledad, aquel sentimiento de desgarro que provocaba el alejamiento de su propia familia, pero ¿Era capaz de comprenderlo aun sin haber hecho nada al respecto para solucionarlo?
Mi mente divagaba en estas ideas que solo fueron interrumpidas ante la idea de las batallas, "Si buscas que detenga las peleas". Volví a observarlo con calma, estaba buscando que yo le solicitara algo a él, seguramente para negármelo como yo había hecho durante las anteriores generaciones... pero eso no era todo, si... después de todo bajo ese odio y rencor solo vivía una sola cosa.
││ Un niño pidiendo atención a gritos... eso pareces en este momento. Esa es exactamente la razón por la cual tu trono no se encuentra en esta habitación... demandas todo a gritos, pretendes pasar por arriba a todo el que tengas a tu alrededor y solo eres capaz de observar desde arriba hacia abajo, jamás viste a nadie como tu igual. ¿O acaso debo recordarte de que manera conseguiste a tu reina, o lo que tuviste que obligarle a hacer para que volviera a tu lado? ││
Aquel impulso era algo propio, ajeno a cualquier otra persona, pero que únicamente fue posible de expresar una vez que Hemera y aquel muchacho hubieran abandonado la habitación. Quería buscar las palabras para hablarle a el... pero era imposible, yo lo conocía mas que muchos y muchas veces tuve que interceder con él y para él para evitar guerras innecesarias. Por un instante mi mano sostuvo con un poco mas de firmeza de lo habitual a aquella copa de oro puro que poco tenía que ver con mi actual molestia.
││ Es verdad, no eres uno de mis hijos... solo que a veces lo olvido eh inclusive me pregunto qué tanto de mi hermano vive aun en ti. De aquel con el que ferozmente batallamos contra nuestro padre, que obtuvimos los regalos sagrados y con los que dimos forma a este mundo. ││
Me incorpore tras estas palabras, de manera pausada y agraciada en los movimientos buscando no perder la mirada del señor de los muertos ni por un instante. Aquellos ojos no podían generarme más disgusto, a mí quien no le temblaba el pulso para tomar ninguna decisión en lo absoluto si podía sentir molestia ante aquel arrogante con el que compartía la misma sangre. Recordé aquel sentimiento de ira que llevo a mantenerlo alejado, pero también entendí que alguien tendría que lidiar de manera madura con esta situación y ese papel recaía netamente sobre mis hombros por lo que recuperando aquella eterna tranquilidad que me caracterizaba recorrí el espacio que me separaba de él y coloque con suavidad una mano sobre su hombro observándolo fijamente.
││ No voy a detener estas batallas, tampoco pienso atacarte... jugaremos tu juego por un rato. Pero, por favor hermano, no te burles de mi perspicacia. Se perfectamente que tu interés en "visitarme" es nulo a esta altura, ¿Por qué mejor no me cuentas a que has venido realmente? ││
No podía verme a mí mismo en ese momento, pero sabía que mi mirada no era algo que se pudiera pasar por arriba tan fácilmente, especialmente cuando todos aquellos sentimientos tan profundos rondaban por mi mente. "Los ojos son la puerta del alma", en ese caso mis ojos y los de mi hermano dejaban el alma expuesta de ambos hacia el otro y yo, conociéndolo no podía evitar sentir que en su lugar estaría planeando algo muy complejo e importante, en otro caso jamás me hubiera presentado en el Olimpo de esa manera. **
Eleve mi mano derecha con la ambrosia que una de mis hermosas doncellas me obsequio y bebí un poco de su contenido, cerrando los ojos para dejar que el sabor dulce de su néctar recorriera mi garganta y despejara un poco mis crecientes dudas. Escuche cada una de las incoherencias que salían de los labios de aquel hermano como llamaradas más potentes que las que utilizaban sus espectros, podía sentir el odio que llevaba sobre sus hombros pero también podía sentir su soledad, aquel sentimiento de desgarro que provocaba el alejamiento de su propia familia, pero ¿Era capaz de comprenderlo aun sin haber hecho nada al respecto para solucionarlo?
Mi mente divagaba en estas ideas que solo fueron interrumpidas ante la idea de las batallas, "Si buscas que detenga las peleas". Volví a observarlo con calma, estaba buscando que yo le solicitara algo a él, seguramente para negármelo como yo había hecho durante las anteriores generaciones... pero eso no era todo, si... después de todo bajo ese odio y rencor solo vivía una sola cosa.
││ Un niño pidiendo atención a gritos... eso pareces en este momento. Esa es exactamente la razón por la cual tu trono no se encuentra en esta habitación... demandas todo a gritos, pretendes pasar por arriba a todo el que tengas a tu alrededor y solo eres capaz de observar desde arriba hacia abajo, jamás viste a nadie como tu igual. ¿O acaso debo recordarte de que manera conseguiste a tu reina, o lo que tuviste que obligarle a hacer para que volviera a tu lado? ││
Aquel impulso era algo propio, ajeno a cualquier otra persona, pero que únicamente fue posible de expresar una vez que Hemera y aquel muchacho hubieran abandonado la habitación. Quería buscar las palabras para hablarle a el... pero era imposible, yo lo conocía mas que muchos y muchas veces tuve que interceder con él y para él para evitar guerras innecesarias. Por un instante mi mano sostuvo con un poco mas de firmeza de lo habitual a aquella copa de oro puro que poco tenía que ver con mi actual molestia.
││ Es verdad, no eres uno de mis hijos... solo que a veces lo olvido eh inclusive me pregunto qué tanto de mi hermano vive aun en ti. De aquel con el que ferozmente batallamos contra nuestro padre, que obtuvimos los regalos sagrados y con los que dimos forma a este mundo. ││
Me incorpore tras estas palabras, de manera pausada y agraciada en los movimientos buscando no perder la mirada del señor de los muertos ni por un instante. Aquellos ojos no podían generarme más disgusto, a mí quien no le temblaba el pulso para tomar ninguna decisión en lo absoluto si podía sentir molestia ante aquel arrogante con el que compartía la misma sangre. Recordé aquel sentimiento de ira que llevo a mantenerlo alejado, pero también entendí que alguien tendría que lidiar de manera madura con esta situación y ese papel recaía netamente sobre mis hombros por lo que recuperando aquella eterna tranquilidad que me caracterizaba recorrí el espacio que me separaba de él y coloque con suavidad una mano sobre su hombro observándolo fijamente.
││ No voy a detener estas batallas, tampoco pienso atacarte... jugaremos tu juego por un rato. Pero, por favor hermano, no te burles de mi perspicacia. Se perfectamente que tu interés en "visitarme" es nulo a esta altura, ¿Por qué mejor no me cuentas a que has venido realmente? ││
No podía verme a mí mismo en ese momento, pero sabía que mi mirada no era algo que se pudiera pasar por arriba tan fácilmente, especialmente cuando todos aquellos sentimientos tan profundos rondaban por mi mente. "Los ojos son la puerta del alma", en ese caso mis ojos y los de mi hermano dejaban el alma expuesta de ambos hacia el otro y yo, conociéndolo no podía evitar sentir que en su lugar estaría planeando algo muy complejo e importante, en otro caso jamás me hubiera presentado en el Olimpo de esa manera. **
Ludvik- 95
Re: La Sala de los Doce [priv]
La dama y el niño se retiraban, no hice caso alguno a las palabras de ella, no me interesaban por el momento, su tono era simple y sus palabras carecían de fuerza, la sentí infantil tanto como estaba actuando yo frente a ellos de manera premeditada, todo el tiempo el que me había llamado la atención y al que había tratado distinto había sido al niño, por alguna razón que yo mismo no podía explicarme y a lo cual tampoco busque respuesta.
De la misma manera ponía atención a las palabras de mi hermano, suspire sentado en el trono oscuro, acomodándome subí mis piernas al apoya brazos y apoye mi espalda en el otro, cruzándome de brazos mire de reojos una vez más a Wyvern, el cual me sorprendía que no estuviese gritando o prendiendo todo fuego como solía hacer, lo cual agradecía hasta cierto punto, las cosas iban como las quería, porque por primera vez no era ni vengativo, ni infantil, un mucho menos impulsivo, toda batalla, toda acción era premeditada y había sido elegida a priore para evocar en otras acciones futuras que se iban dando de acuerdo a lo que tenía planeado en mi mente.
Hasta el momento no había abierto la boca más que para respirar hondo.
Mi mirada siguió a Hemera y su pequeño protegido mientras se retiraban, entonces fue que preste atención, al menos un poco más a las palabras de mi hermano y me vi asombrado, casi divertido notando como se hacía el gran poderoso, el rey supremo de todo, el que pretendía saberlo y entenderlo todo cuando solo miraba sus manos y sobre que piernas irían a parar, criticándome a mí el acto cruel que había tenido con Persephone, mi reina no se comparaba ni un poco a lo que era nuestra hermana que debía aguantar cuanto amorío se le cruzara a él por la cabeza alegando serle fiel y poseer sobre ella un amor incondicional, me llamaba infantil cuando el actuaba como uno de esos príncipes mediocres sacados de los cuentos que los mortales les contaban a sus niños antes de ir a dormir, me hablaba como si me conociera, sintiendo en sus palabras un profundo pesar, acaso se compadecía por algo?
No pude evitarlo, cuando sentí su mano sobre mi hombro rompí en una carcajada, tome esta y la aparte con cuidado, no había en mi movimientos bruscos, porque se había equivocado de principio a fin en su discurso sobre el hermano que tenía delante alegando conocerlo o olvidando como era, comenzando porque nunca lo había visto más que como un elemento necesario para cometer asesinato contra nuestro padre. Tanto Poseidón como yo habíamos sido no más que herramientas que él necesito para proclamarse el rey por haber matado a nuestro padre, donde habían quedado en ese momento sus hermanos, olvidados bajo su grandeza impuesta. Pero tenía una pregunta para él.
- Caminemos…
Me puse de pie del trono y camine, saliendo de la sala tranquilo, dejando a Wyvern pendiende de lo demás, no pasaría nada que ya no hubiese tenido planeado, por eso estaba el dragon allí presente aun en la sala. Por el resto de sus palabras, no me molestaría en contradecirlo, aun dejaría que siguiera teniendo de mi una imagen completamente errónea, pero me lamentaba tanto que se equivocara asi, a diferencia de él que estaba arriba y rara vez miraba hacia abajo, yo que debía de velar por cada alma llegada al inframundo sabia y conocía todo sobre la humanidad que él mismo decía proteger.
- Dime hermano… siempre me dio curiosidad el porque de todos los dioses, incluso a nuestro hermano les diste un lugar a tu lado?, me tienes tanto miedo que haces todo lo posible por mantenerme encerrado, alejado en lo oscuro del Inframundo?, te dire algo… solo me hiciste un favor y fue expulsar a los gemelos de aquí cuando viste desenmascarada tu infidelidad ante Hera, que en vez de castigarla a ella por lo que le pidió a Hypnos los castigaste a ellos, ambos consejeros me enseñaron lo que ningún otro miembro de la “familia” me hubiese podido enseñar, por eso te lo agradezco.
Una sonrisa sincera, tranquila, casi irreconocible se mostro en mis labios pero tras esta también había un tinte de soledad, vacio entre otros sentimientos que quizás no comprendería pero que guardaba tan bien como el amor que profanaba por aquella doncella que él creía había martirizado, manchado y arrastrado a mi lado, reí por lo bajo, si Sophie estuviese aquí mismo le habría demostrado todo lo contrario y me habría visto enredado sin control en sus labios, solo pensarla hacia que mi corazón se tranquilizara, porque aun lejos nosotros estábamos mar cerca de lo que muchos creían, que la tenia prisionera, que lo pensaran así, porque donde otros veían una debilidad, nosotros veíamos fortaleza.
Caminaba tranquilo por los pasillos cada vez más alejándome de aquella sala, olvidando los tronos y lo que cada uno representaba en esa habitación, podía bien dejarlo de lado un rato, él quería saber porque estaba aquí realmente, ahora que estábamos solos, alejados de todo combate o situaciones incomodas podíamos hablar de igual a igual.
- Si todos tus caballeros caen y decido terminar con esto peleando contigo tu mejor que nadie sabes las reglas, pero olvidemos eso… mi visita no se debe a un grito desesperado de atención, no piso el Olimpo porque lo desee de manera egoísta, no vine a pelear por mi – eso sería lo único que le diría, yo no tenía alianzas con nadie.
Confinado a un mundo al que mi propio hermano menor me había condenado yo había aprendido todo, mis lazos a diferencia de los suyos eran limitados, pero más fuertes de lo que cualquiera de los que se sentaban a su lado podían imaginar o simplemente creer de el tal señor de los muertos, aquel ser oscuro que solo deseaba destrucción y hacerse con mas almas, como si quisiese más trabajo del que estas ya me daban, sus asuntos se habían vuelto simples y descuidados, sin valor alguno, defender a la humanidad de quien? De ellos mismos, yo no me veía atacándola ahora, tontos mis antepasados por querer una lucha inútil y constante con mi sobrina, a la cual en esta era ni siquiera tocaría un cabello, si era incluso bienvenida a mi reino, como cualquier otro pero, me temían, tanto a mí como al mundo frio en el que vivía, solo viendo lo oscuro sin saber que en el corazón de este el jardín más bello florecía todo el año.
- Por adelantado pediré adecuadamente disculpas por tus doncellas, ahora están cuidando de Persephone, haciéndole compañía en tanta soledad a la que la someto, también me disculpare porque llegado el caso deberé atacarte para llevar a cabo mi cometido, no lo tomes a mal… las promesas se cumplen y como hermanos, siendo iguales, la misma sangre, sabrás que las promesas se cumplen incluso con la propia sangre.
Hypnos… Thanatos… yo les prometo su regreso, esto que debió por derecho como primigenios corresponderles, prometo será suyo y entonces me arrodillare ante ustedes en gratitud a todo lo que me entregaron.
Quería terminar tan rápido esto como me fuese posible porque mi corazón palpitaba lento, moría si se alejaba demasiado de ella. Preparándome, dándole una señal de que iría enserio a pelear con él, incluso si no lo deseara, mis ojos se volvían rojos, adelantando los hechos, porque el gran Zeus, orgulloso Rey del Olimpo, no cedería su trono jamás a no ser que se le fuese arrebatado en un justo combate al que yo mismo deseaba someterme a cambio de lo que los gemelos habían hecho, era tras era cuidar de mi renacer, enseñándomelo todo sobre los sueños, sobre la muerte y la vida.
De la misma manera ponía atención a las palabras de mi hermano, suspire sentado en el trono oscuro, acomodándome subí mis piernas al apoya brazos y apoye mi espalda en el otro, cruzándome de brazos mire de reojos una vez más a Wyvern, el cual me sorprendía que no estuviese gritando o prendiendo todo fuego como solía hacer, lo cual agradecía hasta cierto punto, las cosas iban como las quería, porque por primera vez no era ni vengativo, ni infantil, un mucho menos impulsivo, toda batalla, toda acción era premeditada y había sido elegida a priore para evocar en otras acciones futuras que se iban dando de acuerdo a lo que tenía planeado en mi mente.
Hasta el momento no había abierto la boca más que para respirar hondo.
Mi mirada siguió a Hemera y su pequeño protegido mientras se retiraban, entonces fue que preste atención, al menos un poco más a las palabras de mi hermano y me vi asombrado, casi divertido notando como se hacía el gran poderoso, el rey supremo de todo, el que pretendía saberlo y entenderlo todo cuando solo miraba sus manos y sobre que piernas irían a parar, criticándome a mí el acto cruel que había tenido con Persephone, mi reina no se comparaba ni un poco a lo que era nuestra hermana que debía aguantar cuanto amorío se le cruzara a él por la cabeza alegando serle fiel y poseer sobre ella un amor incondicional, me llamaba infantil cuando el actuaba como uno de esos príncipes mediocres sacados de los cuentos que los mortales les contaban a sus niños antes de ir a dormir, me hablaba como si me conociera, sintiendo en sus palabras un profundo pesar, acaso se compadecía por algo?
No pude evitarlo, cuando sentí su mano sobre mi hombro rompí en una carcajada, tome esta y la aparte con cuidado, no había en mi movimientos bruscos, porque se había equivocado de principio a fin en su discurso sobre el hermano que tenía delante alegando conocerlo o olvidando como era, comenzando porque nunca lo había visto más que como un elemento necesario para cometer asesinato contra nuestro padre. Tanto Poseidón como yo habíamos sido no más que herramientas que él necesito para proclamarse el rey por haber matado a nuestro padre, donde habían quedado en ese momento sus hermanos, olvidados bajo su grandeza impuesta. Pero tenía una pregunta para él.
- Caminemos…
Me puse de pie del trono y camine, saliendo de la sala tranquilo, dejando a Wyvern pendiende de lo demás, no pasaría nada que ya no hubiese tenido planeado, por eso estaba el dragon allí presente aun en la sala. Por el resto de sus palabras, no me molestaría en contradecirlo, aun dejaría que siguiera teniendo de mi una imagen completamente errónea, pero me lamentaba tanto que se equivocara asi, a diferencia de él que estaba arriba y rara vez miraba hacia abajo, yo que debía de velar por cada alma llegada al inframundo sabia y conocía todo sobre la humanidad que él mismo decía proteger.
- Dime hermano… siempre me dio curiosidad el porque de todos los dioses, incluso a nuestro hermano les diste un lugar a tu lado?, me tienes tanto miedo que haces todo lo posible por mantenerme encerrado, alejado en lo oscuro del Inframundo?, te dire algo… solo me hiciste un favor y fue expulsar a los gemelos de aquí cuando viste desenmascarada tu infidelidad ante Hera, que en vez de castigarla a ella por lo que le pidió a Hypnos los castigaste a ellos, ambos consejeros me enseñaron lo que ningún otro miembro de la “familia” me hubiese podido enseñar, por eso te lo agradezco.
Una sonrisa sincera, tranquila, casi irreconocible se mostro en mis labios pero tras esta también había un tinte de soledad, vacio entre otros sentimientos que quizás no comprendería pero que guardaba tan bien como el amor que profanaba por aquella doncella que él creía había martirizado, manchado y arrastrado a mi lado, reí por lo bajo, si Sophie estuviese aquí mismo le habría demostrado todo lo contrario y me habría visto enredado sin control en sus labios, solo pensarla hacia que mi corazón se tranquilizara, porque aun lejos nosotros estábamos mar cerca de lo que muchos creían, que la tenia prisionera, que lo pensaran así, porque donde otros veían una debilidad, nosotros veíamos fortaleza.
Caminaba tranquilo por los pasillos cada vez más alejándome de aquella sala, olvidando los tronos y lo que cada uno representaba en esa habitación, podía bien dejarlo de lado un rato, él quería saber porque estaba aquí realmente, ahora que estábamos solos, alejados de todo combate o situaciones incomodas podíamos hablar de igual a igual.
- Si todos tus caballeros caen y decido terminar con esto peleando contigo tu mejor que nadie sabes las reglas, pero olvidemos eso… mi visita no se debe a un grito desesperado de atención, no piso el Olimpo porque lo desee de manera egoísta, no vine a pelear por mi – eso sería lo único que le diría, yo no tenía alianzas con nadie.
Confinado a un mundo al que mi propio hermano menor me había condenado yo había aprendido todo, mis lazos a diferencia de los suyos eran limitados, pero más fuertes de lo que cualquiera de los que se sentaban a su lado podían imaginar o simplemente creer de el tal señor de los muertos, aquel ser oscuro que solo deseaba destrucción y hacerse con mas almas, como si quisiese más trabajo del que estas ya me daban, sus asuntos se habían vuelto simples y descuidados, sin valor alguno, defender a la humanidad de quien? De ellos mismos, yo no me veía atacándola ahora, tontos mis antepasados por querer una lucha inútil y constante con mi sobrina, a la cual en esta era ni siquiera tocaría un cabello, si era incluso bienvenida a mi reino, como cualquier otro pero, me temían, tanto a mí como al mundo frio en el que vivía, solo viendo lo oscuro sin saber que en el corazón de este el jardín más bello florecía todo el año.
- Por adelantado pediré adecuadamente disculpas por tus doncellas, ahora están cuidando de Persephone, haciéndole compañía en tanta soledad a la que la someto, también me disculpare porque llegado el caso deberé atacarte para llevar a cabo mi cometido, no lo tomes a mal… las promesas se cumplen y como hermanos, siendo iguales, la misma sangre, sabrás que las promesas se cumplen incluso con la propia sangre.
Hypnos… Thanatos… yo les prometo su regreso, esto que debió por derecho como primigenios corresponderles, prometo será suyo y entonces me arrodillare ante ustedes en gratitud a todo lo que me entregaron.
Quería terminar tan rápido esto como me fuese posible porque mi corazón palpitaba lento, moría si se alejaba demasiado de ella. Preparándome, dándole una señal de que iría enserio a pelear con él, incluso si no lo deseara, mis ojos se volvían rojos, adelantando los hechos, porque el gran Zeus, orgulloso Rey del Olimpo, no cedería su trono jamás a no ser que se le fuese arrebatado en un justo combate al que yo mismo deseaba someterme a cambio de lo que los gemelos habían hecho, era tras era cuidar de mi renacer, enseñándomelo todo sobre los sueños, sobre la muerte y la vida.
Kolkrabe- 199
Re: La Sala de los Doce [priv]
** Eterno dilema en el que mi hermano y yo nos metíamos desde el principio del tema, dos puntos completamente opuestos y a la vez tan similares en cierto modo, eran similares en la oposición que tenían. Nunca dejaríamos de juzgarnos, de atentar el uno contra el otro... de equivocarnos, no podíamos hacerlo porque a pesar de todo éramos imperfectos. Sí, yo ya sabía eso aunque no lo gritaba a los cuatro vientos... nosotros los dioses éramos influenciados por todos los pecados existente y la única diferencia era que nuestra eternidad nos permitía re escribir la historia una y otra vez sin final... pero aun así en ciertas cosas elegíamos seguir el mismo rumbo, como en la disputa con el gran rey del inframundo.
La primera respuesta de mi hermano fue contundente, apartando mi gesto cordial y mostrándose evidentemente molesto ante mis actitudes... quizás había olvidado hacia largo tiempo como ser más natural, como dejar mi lado mi rol en este mundo... pero no podía permitirme recordarlo puesto que a pesar de lo mucho que me había costado el mundo se había mantenido estable todas estas eras porque alguien sabia ubicar las cosas en su lugar, ¿Por qué no podía verlo? Y nuevamente esa respuesta, porque yo tampoco podía ver claramente cuál era el punto que el trataba de establecer, así nuestras diferencias crecen mas y mas.
Permanecí implacable y con tranquilidad seguí los pasos de mi hermano, curioso en cierta medida por lo que esperaba contarme... ansioso de conocer la razón de semejantes actos, aun presintiendo que no sería nada bueno y que probablemente trajera otro problema para el Olimpo y para la paz de este mundo. Planteo su punto con total discreción, pero evidencio muchos de sus puntos... aun así sentía un sentimiento de carencia enorme, ¿Se refería al cariño? No pude más que sorprenderme ante aquellas palabras, pero mantuve un silencio a continuación de las mismas manteniendo mi mirada relajada sobre la suya.
││ ¿Miedo?, no... respeto. Se lo que quieres escuchar y también se que lo que sea que diga te traerá mas decepción de mi persona, ¿Que puedo decir? Si digo en principio te respete por tomar un cargo tan difícil pero con el paso del tiempo fuiste consumido por la oscuridad no te gustara. Si digo que me equivoque y en realidad siempre te aprecie demasiado pero puse mi rol en el Olimpo antes que mis sentimientos dirás que soy mentiroso. Lo único que te puedo asegurar hermano es que nadie en este mundo es perfecto ni absolutamente solidario... los gemelos tienen más rencor en su interior de lo que tú puedas imaginar y dudo que realmente hallan velado por algo más que no fuera su propia seguridad. ││
A través de los tiempos mis antepasados habían permanecidos expectantes del movimiento del mundo, como si este fuera a actuar correctamente a su manera. Consumidos por tantos errores los dioses eligieron no meterse más en el curso del tiempo, que equivocados habían estado... pero esta era parecía diferente, lo veía en los ojos de su hermano la llama de la vida que hacia hasta estremecer su propia alma. Obviamente eso era algo que no puedo transmitirle tan fácil y en vez de eso me enriado en una serie de palabras que siguen sonando mas y mas acusadoras. Y nuevamente el sorprendiéndome con sus siguientes palabras haciendo absolutamente seguro el motivo de su movimiento, "los gemelos", el lucharía por ellos... esa había sido su determinación.
││ Si decides atacarme no serás perdonado, serás sometido a un castigo eterno o quizás encerrado junto con los titanes... y si la batalla no es decidida hasta quizás tendríamos que quitarnos la vida el uno al otro, pero... no vale la pena hermano. Yo eh visto el mundo una y otra vez, mi preocupación constante jamás se detiene y los eh visto a través de los tiempos velando por sus propios deseos, usándote también a ti... ¿O acaso crees que las guerras santas contra Athena fueron productos de tu mero deseo? ¿Levantaras armas contra mí por ellos? Eso es algo que ni en mis peores momentos fui capaz de hacer, jamás atente contra tu vida y sabes que no faltaron oportunidades... ││
El orgullo brotaba de mis palabras, la impotencia también y aquel deseo de alertar a mi hermano sobre los pecados de los Gemelos, pero obviamente otra vez estaba en desventaja por que ante sus ojos yo no podía hablar de absolutamente nada y ser tomado en serio por él. Mantuve mi mirada sobre él y sentí mucha pena por nosotros, por el pasado que nos ataba a estar en esta disputa... pensé inclusive por un instante que sin estos dilemas de por medio el Hades de esta generación y yo podríamos ser bastante parecidos, pero aun así el tenia su determinación... errada ante mis ojos pero una fuerte determinación y yo la respetaría. Me pare firmemente y lo observe a los ojos, mi mirada esta vez no era de pena ni de orgullo sino de respeto. Solemne pero imponente mantuve mi mirada sobre sus ojos mientras que agregue.
││ Aun así respeto tu determinación y tu entrega, pienso responderte de la misma manera si decides continuar hasta el final. Como el rey del Olimpo protegeré mi reino hasta el último aliento de mí ser, aun de ti hermano, aun a pesar de la tristeza que eso me genera. ││
Tras aquellas palabras dio unos pasos al frente dándole la espalda un instante y manteniéndose pensativo, no dejaría de actuar esta vez... no dejaría que las cosas se dieran como en las otras eras con guerras sin sentido y al menos voy a intentar que todo mejore. Gire mi mirada hacia Hades y volví a sonreír, manteniendo la vista firme sobre sus ojos que me había caracterizado en el anterior discurso.
││ Aun así te invito a que busquemos una solución diferente en este asunto... tengamos una reunión como no hemos logrado en la antigüedad. Te abras dado cuenta que tanto Hera como Poseidón aparecieron en esta era, si aun puedes aceptar me gustaría que tanto tu como Persephone aceptaran mi invitación al castillo que se encuentra aquí en el mismo Olimpo. Al menos permíteme intentar una vez en mi larga vida re encontrarme con aquellos lasos que en algún momento... nos unieron tanto ││ **
La primera respuesta de mi hermano fue contundente, apartando mi gesto cordial y mostrándose evidentemente molesto ante mis actitudes... quizás había olvidado hacia largo tiempo como ser más natural, como dejar mi lado mi rol en este mundo... pero no podía permitirme recordarlo puesto que a pesar de lo mucho que me había costado el mundo se había mantenido estable todas estas eras porque alguien sabia ubicar las cosas en su lugar, ¿Por qué no podía verlo? Y nuevamente esa respuesta, porque yo tampoco podía ver claramente cuál era el punto que el trataba de establecer, así nuestras diferencias crecen mas y mas.
Permanecí implacable y con tranquilidad seguí los pasos de mi hermano, curioso en cierta medida por lo que esperaba contarme... ansioso de conocer la razón de semejantes actos, aun presintiendo que no sería nada bueno y que probablemente trajera otro problema para el Olimpo y para la paz de este mundo. Planteo su punto con total discreción, pero evidencio muchos de sus puntos... aun así sentía un sentimiento de carencia enorme, ¿Se refería al cariño? No pude más que sorprenderme ante aquellas palabras, pero mantuve un silencio a continuación de las mismas manteniendo mi mirada relajada sobre la suya.
││ ¿Miedo?, no... respeto. Se lo que quieres escuchar y también se que lo que sea que diga te traerá mas decepción de mi persona, ¿Que puedo decir? Si digo en principio te respete por tomar un cargo tan difícil pero con el paso del tiempo fuiste consumido por la oscuridad no te gustara. Si digo que me equivoque y en realidad siempre te aprecie demasiado pero puse mi rol en el Olimpo antes que mis sentimientos dirás que soy mentiroso. Lo único que te puedo asegurar hermano es que nadie en este mundo es perfecto ni absolutamente solidario... los gemelos tienen más rencor en su interior de lo que tú puedas imaginar y dudo que realmente hallan velado por algo más que no fuera su propia seguridad. ││
A través de los tiempos mis antepasados habían permanecidos expectantes del movimiento del mundo, como si este fuera a actuar correctamente a su manera. Consumidos por tantos errores los dioses eligieron no meterse más en el curso del tiempo, que equivocados habían estado... pero esta era parecía diferente, lo veía en los ojos de su hermano la llama de la vida que hacia hasta estremecer su propia alma. Obviamente eso era algo que no puedo transmitirle tan fácil y en vez de eso me enriado en una serie de palabras que siguen sonando mas y mas acusadoras. Y nuevamente el sorprendiéndome con sus siguientes palabras haciendo absolutamente seguro el motivo de su movimiento, "los gemelos", el lucharía por ellos... esa había sido su determinación.
││ Si decides atacarme no serás perdonado, serás sometido a un castigo eterno o quizás encerrado junto con los titanes... y si la batalla no es decidida hasta quizás tendríamos que quitarnos la vida el uno al otro, pero... no vale la pena hermano. Yo eh visto el mundo una y otra vez, mi preocupación constante jamás se detiene y los eh visto a través de los tiempos velando por sus propios deseos, usándote también a ti... ¿O acaso crees que las guerras santas contra Athena fueron productos de tu mero deseo? ¿Levantaras armas contra mí por ellos? Eso es algo que ni en mis peores momentos fui capaz de hacer, jamás atente contra tu vida y sabes que no faltaron oportunidades... ││
El orgullo brotaba de mis palabras, la impotencia también y aquel deseo de alertar a mi hermano sobre los pecados de los Gemelos, pero obviamente otra vez estaba en desventaja por que ante sus ojos yo no podía hablar de absolutamente nada y ser tomado en serio por él. Mantuve mi mirada sobre él y sentí mucha pena por nosotros, por el pasado que nos ataba a estar en esta disputa... pensé inclusive por un instante que sin estos dilemas de por medio el Hades de esta generación y yo podríamos ser bastante parecidos, pero aun así el tenia su determinación... errada ante mis ojos pero una fuerte determinación y yo la respetaría. Me pare firmemente y lo observe a los ojos, mi mirada esta vez no era de pena ni de orgullo sino de respeto. Solemne pero imponente mantuve mi mirada sobre sus ojos mientras que agregue.
││ Aun así respeto tu determinación y tu entrega, pienso responderte de la misma manera si decides continuar hasta el final. Como el rey del Olimpo protegeré mi reino hasta el último aliento de mí ser, aun de ti hermano, aun a pesar de la tristeza que eso me genera. ││
Tras aquellas palabras dio unos pasos al frente dándole la espalda un instante y manteniéndose pensativo, no dejaría de actuar esta vez... no dejaría que las cosas se dieran como en las otras eras con guerras sin sentido y al menos voy a intentar que todo mejore. Gire mi mirada hacia Hades y volví a sonreír, manteniendo la vista firme sobre sus ojos que me había caracterizado en el anterior discurso.
││ Aun así te invito a que busquemos una solución diferente en este asunto... tengamos una reunión como no hemos logrado en la antigüedad. Te abras dado cuenta que tanto Hera como Poseidón aparecieron en esta era, si aun puedes aceptar me gustaría que tanto tu como Persephone aceptaran mi invitación al castillo que se encuentra aquí en el mismo Olimpo. Al menos permíteme intentar una vez en mi larga vida re encontrarme con aquellos lasos que en algún momento... nos unieron tanto ││ **
Ludvik- 95
Re: La Sala de los Doce [priv]
Pocas veces en eras pasadas nos habíamos llegado a enfrentar cara a cara, siempre había sido por medio de trucos y artimañas pensadas prácticamente para acabar con el otro o provocar guerras sin sentido unos contra otros esperando a que se destruyeran y así al solo quedar uno pisar lo que quedaba, entre mismos dioses, entrometiendo siempre en el medio a los humanos, seres creados por mi hermano y de los cuales al morir, debía yo de encargarme, a veces tenía la impresión de que si liberaba todo eso que había creado en su pequeño mundo las propias almas acabarían con lo que quedaba, sus propias creaciones se encargarían de eliminarse por sí sola, pero si bien me parecía divertido nunca había sido algo que estuviese dispuesto a hacer en cambio como todo plan si este fallaba siempre existía un As bajo la manga, una simple carta que mal jugada también se iría contra mi sino sabía manejarlo.
Simplemente mediría esta vez la paciencia y sabiduría de mi hermano y en dado caso liberaría lo que con tanto afán habíamos encerrado, de aquella victoria que prácticamente solo él se atribuía haber triunfado, mi lado humano por un momento pensé que sonreía como si deseara que esto acabara allí que liberara al mismo caos de una vez por toda, pero no actuaria de esa manera, esta vez ante mi hermano menor no portaba mi mascara, hablaría de igual a igual, aunque él ignorara el poder que el mayor poseía.
- No, te equivocas, no espero a que digas nada, ni deseo escuchar algo en particular a decir verdad. Por primera vez deberás dejar de juzgar primero antes de actuar o caerás de lo alto del Olimpo antes de que te des cuenta hermano.
Yo no era el que había cuestionado su reinado en el Olimpo tiempos atrás, habían sido los que él había sentado a su lado, hermanos e hijos, pero siempre sus “allegados” buscaban culpar al único que no tenia “derecho” a sentarse junto a su hermano y este siempre había creido aquello esta vez me escucharía o me escucharía, mis antepasadas rencarnaciones habían sido ciegas en querer atacar a sus creaciones o a mis sobrinos, esta vez iria con el principal problema, su falta de oídos , su ego.
- Descuida, no creo que nunca me allas sentido pena alguna ante el señor de los muertos hermano, ahorrate eso por un momento.
Le conteste ahora guiado por sus pasos hacia alguna otra sala, mire de reojos un segundo hacia atrás por sobre mis hombros, soliéndome al sentir sus cosmos alterarse y decaer para seguir intentando levantarse, mis Jueces me estaban dando tiempo, buscaban la victoria, pero en realidad era otra su tarea en el Olimpo, volvi la mirada al frente, deseaba encender mi cosmos para protegerles incluso ir a pelear a su lado pero segui caminando junto a mi hermano menor por aquellos pasillos.
- No atentare contra tu vida si dejas que ellos regresen a donde pertenecen, ya has decidido el infierno para mi, alguna vez aprenderás a no juzgar a los demás y en vez de ver con ira antes de actuar procuraras ver realmente?, puede que tengas razón que no allá sido mi exacta voluntad, como también tengas razón de la ira que ambos albergan pero quien es culpable de ello? Tienes alguna idea? No necesito recordártelo verdad?, tan solo es que no quisiste ver la verdad y culpar al verdadero culpable y buscaste castigar a otro en su lugar, no es acaso lo mismo que sin darme cuenta eh hecho yo en mis eras anteriores para con Athena?, si eres sabio aprenderías de los errores de tu hermano mayor y no cometerías los mismos, vuelvo a solicitar que los gemelos regresen a su lugar, aquí, el Olimpo.
Mi voz era completamente firme, no titubeaba, no dudaba de lo que decía y cada palabra era medida de la misma forma que él hacía con las suyas, ninguno cedía, éramos demasiado inteligentes como para caer en una burda discusión, ambos habíamos aprendido, al menos yo ya había aprendido lo suficiente como para no cometer los mismos errores, solo estaba devolviendo una promesa que había sido pactada muchos eones atrás con los gemelos, ellos entregaban algo preciado a cambio de mis peleas por su libertad, libertad que anhelaban pero que por sí solos no podían o eran capaces de reclamar.
Sonreí ante sus últimas palabras, cambie las piezas de mi tablero de lugar para jugar el mismo juego que él, no dejaría pasar una charla que podría evitar la destrucción de la Tierra completa, como la de mi verdadero objetivo, porque lo que en el Tártaro descansaba no debía ser despertado pero era yo el único ahora que lo protegía y podía liberarlo, solo que le temía tanto como mis hermanos el verle despierto.
- Acepto mantener una charla que evite una guerra…
Mi palma se extendió hacia adelante, sobre esta una pequeña luz carmín comenzó a palpitar hasta convertirse en una fruta ya conocida, aquella fruta que nos había unido durante la eternidad y cuando la granada pareció formarse algo esfumada por ser solo de cosmos apreté mi mano haciéndola desaparecer, esta era una llamada a mi amada Reina, en cuando ella la recibiera estaría a mi lado.
- No te pediré que tengas cuidado con lo que dices frente a ella, pues no hace falta, mi fidelidad con Persephone es tan eterna como tu pasión por toda dama o especie que te atraiga.
No pude evitar meter el dedo en la llaga, que clase de charla entre hermanos seria si el mayor al menos no judía un poco al menor, me agradaría volver a ver a mi hermana Hera tanto como a él volver a ver a su hija una vez más, pero debía de cuidarse porque mis palabras podían cortar más de lo que creía si molestaba a Persephone o la hacía molestarse o ponerla en una posición que a ella le incomodara, no le dejaría en paz si se le ocurría molestar a lo que más amaba en todo el maldito infierno.
Mi mente se fusiono unos segundos con el juez que aun permanecía en la sala, si ambos dioses salían del inframundo y aun así estaba Hypnos prefería que alguien de mi ejercito se mantuviese atento a cualquier cosa que sucediera, no tenia noticias de Zero por lo que seguramente no habría regresado, era lo mejor que Wyvern regresara.
Wyvern, regresa al Inframundo... estas a cargo, si algo pasara sabes como llamarme.
Simplemente mediría esta vez la paciencia y sabiduría de mi hermano y en dado caso liberaría lo que con tanto afán habíamos encerrado, de aquella victoria que prácticamente solo él se atribuía haber triunfado, mi lado humano por un momento pensé que sonreía como si deseara que esto acabara allí que liberara al mismo caos de una vez por toda, pero no actuaria de esa manera, esta vez ante mi hermano menor no portaba mi mascara, hablaría de igual a igual, aunque él ignorara el poder que el mayor poseía.
- No, te equivocas, no espero a que digas nada, ni deseo escuchar algo en particular a decir verdad. Por primera vez deberás dejar de juzgar primero antes de actuar o caerás de lo alto del Olimpo antes de que te des cuenta hermano.
Yo no era el que había cuestionado su reinado en el Olimpo tiempos atrás, habían sido los que él había sentado a su lado, hermanos e hijos, pero siempre sus “allegados” buscaban culpar al único que no tenia “derecho” a sentarse junto a su hermano y este siempre había creido aquello esta vez me escucharía o me escucharía, mis antepasadas rencarnaciones habían sido ciegas en querer atacar a sus creaciones o a mis sobrinos, esta vez iria con el principal problema, su falta de oídos , su ego.
- Descuida, no creo que nunca me allas sentido pena alguna ante el señor de los muertos hermano, ahorrate eso por un momento.
Le conteste ahora guiado por sus pasos hacia alguna otra sala, mire de reojos un segundo hacia atrás por sobre mis hombros, soliéndome al sentir sus cosmos alterarse y decaer para seguir intentando levantarse, mis Jueces me estaban dando tiempo, buscaban la victoria, pero en realidad era otra su tarea en el Olimpo, volvi la mirada al frente, deseaba encender mi cosmos para protegerles incluso ir a pelear a su lado pero segui caminando junto a mi hermano menor por aquellos pasillos.
- No atentare contra tu vida si dejas que ellos regresen a donde pertenecen, ya has decidido el infierno para mi, alguna vez aprenderás a no juzgar a los demás y en vez de ver con ira antes de actuar procuraras ver realmente?, puede que tengas razón que no allá sido mi exacta voluntad, como también tengas razón de la ira que ambos albergan pero quien es culpable de ello? Tienes alguna idea? No necesito recordártelo verdad?, tan solo es que no quisiste ver la verdad y culpar al verdadero culpable y buscaste castigar a otro en su lugar, no es acaso lo mismo que sin darme cuenta eh hecho yo en mis eras anteriores para con Athena?, si eres sabio aprenderías de los errores de tu hermano mayor y no cometerías los mismos, vuelvo a solicitar que los gemelos regresen a su lugar, aquí, el Olimpo.
Mi voz era completamente firme, no titubeaba, no dudaba de lo que decía y cada palabra era medida de la misma forma que él hacía con las suyas, ninguno cedía, éramos demasiado inteligentes como para caer en una burda discusión, ambos habíamos aprendido, al menos yo ya había aprendido lo suficiente como para no cometer los mismos errores, solo estaba devolviendo una promesa que había sido pactada muchos eones atrás con los gemelos, ellos entregaban algo preciado a cambio de mis peleas por su libertad, libertad que anhelaban pero que por sí solos no podían o eran capaces de reclamar.
Sonreí ante sus últimas palabras, cambie las piezas de mi tablero de lugar para jugar el mismo juego que él, no dejaría pasar una charla que podría evitar la destrucción de la Tierra completa, como la de mi verdadero objetivo, porque lo que en el Tártaro descansaba no debía ser despertado pero era yo el único ahora que lo protegía y podía liberarlo, solo que le temía tanto como mis hermanos el verle despierto.
- Acepto mantener una charla que evite una guerra…
Mi palma se extendió hacia adelante, sobre esta una pequeña luz carmín comenzó a palpitar hasta convertirse en una fruta ya conocida, aquella fruta que nos había unido durante la eternidad y cuando la granada pareció formarse algo esfumada por ser solo de cosmos apreté mi mano haciéndola desaparecer, esta era una llamada a mi amada Reina, en cuando ella la recibiera estaría a mi lado.
- No te pediré que tengas cuidado con lo que dices frente a ella, pues no hace falta, mi fidelidad con Persephone es tan eterna como tu pasión por toda dama o especie que te atraiga.
No pude evitar meter el dedo en la llaga, que clase de charla entre hermanos seria si el mayor al menos no judía un poco al menor, me agradaría volver a ver a mi hermana Hera tanto como a él volver a ver a su hija una vez más, pero debía de cuidarse porque mis palabras podían cortar más de lo que creía si molestaba a Persephone o la hacía molestarse o ponerla en una posición que a ella le incomodara, no le dejaría en paz si se le ocurría molestar a lo que más amaba en todo el maldito infierno.
Mi mente se fusiono unos segundos con el juez que aun permanecía en la sala, si ambos dioses salían del inframundo y aun así estaba Hypnos prefería que alguien de mi ejercito se mantuviese atento a cualquier cosa que sucediera, no tenia noticias de Zero por lo que seguramente no habría regresado, era lo mejor que Wyvern regresara.
Wyvern, regresa al Inframundo... estas a cargo, si algo pasara sabes como llamarme.
Kolkrabe- 199
Re: La Sala de los Doce [priv]
Después de un largo rato de caminata por los pasillos por este exageradamente enorme palacio, y de tener que arrastrar el peso de mi enemiga, encontré la puerta que me llevaba al comedor, y a mi parecer no era muy complicado encontrarlo, mi sentido de la orientación estaba desgastado entonces. –Destrózala… destrózala…destrózala…- mi voz no paraba de fastidiarme, repitiéndome una y otra vez que cumpliera con mis palabras y que literalmente cortara sus extremidades, pero eso no era parte de mi plan, no le haría eso a una persona que no puedo evitar mis ataques.
Conforme más me acercaba a la puerta, más intensa se hacía aquella voz, cada palabra que decía desgarraba mis oídos, dejaba clavos en mi cabeza, era insoportable de una manera indescriptible. Coloque mi mano en el pestillo de la mano…-HAHAHAHA que esperas? Hazla pedazos!- …abrí la puerta, y no pude mantener la calma ante tanta molestia –CALLATE!- grite a mi alter ego, colocando mi mano libre a un costado de mi cabeza, avanzando a pasos tranquilos al interior del salón del que había sido retirado por la chica sombritas.
Ahora bien, dentro del lugar no se hallaban Hades ni Zeus, a donde habrán ido me preguntaba, pero ahí estaba el juez al que había dejado antes de irme, tendrá complejos de maniquí? Seguía exactamente en el mismo lugar. Gruñí fastidiado, más por mi martirio eterno que por la ausencia de los engreídos a los que se les decía “dios” como título, me tocaba esperar supongo.
Deje a la juez justamente en la entrada de la sala, tirada en el suelo, dejando que la sangre fluyera por sus no tan numerosas heridas, gracias a la protección de su sapuri, y como no tenía más nada que hacer que esperar a Leliana, tome asiento en una de las sillas del comedor, con los brazos cruzados, tratando de ignorar al ser que vive dentro de mi mente y sumergiéndome en mis pensamientos, ahora que vivía aquí, que posición debería de tomar? Sera que Zeus bajara su tono y pensara dos veces el no amenazarme a muerte por irrumpir en su reino a darle una mano? Quien sabe, poca importancia.
Lo más importante… era ella, y nada más.
Conforme más me acercaba a la puerta, más intensa se hacía aquella voz, cada palabra que decía desgarraba mis oídos, dejaba clavos en mi cabeza, era insoportable de una manera indescriptible. Coloque mi mano en el pestillo de la mano…-HAHAHAHA que esperas? Hazla pedazos!- …abrí la puerta, y no pude mantener la calma ante tanta molestia –CALLATE!- grite a mi alter ego, colocando mi mano libre a un costado de mi cabeza, avanzando a pasos tranquilos al interior del salón del que había sido retirado por la chica sombritas.
Ahora bien, dentro del lugar no se hallaban Hades ni Zeus, a donde habrán ido me preguntaba, pero ahí estaba el juez al que había dejado antes de irme, tendrá complejos de maniquí? Seguía exactamente en el mismo lugar. Gruñí fastidiado, más por mi martirio eterno que por la ausencia de los engreídos a los que se les decía “dios” como título, me tocaba esperar supongo.
Deje a la juez justamente en la entrada de la sala, tirada en el suelo, dejando que la sangre fluyera por sus no tan numerosas heridas, gracias a la protección de su sapuri, y como no tenía más nada que hacer que esperar a Leliana, tome asiento en una de las sillas del comedor, con los brazos cruzados, tratando de ignorar al ser que vive dentro de mi mente y sumergiéndome en mis pensamientos, ahora que vivía aquí, que posición debería de tomar? Sera que Zeus bajara su tono y pensara dos veces el no amenazarme a muerte por irrumpir en su reino a darle una mano? Quien sabe, poca importancia.
Lo más importante… era ella, y nada más.
Mor- 670
Re: La Sala de los Doce [priv]
El camino fue corto hacia las sala de gran Dios, la sala a la que no deberíamos entrar a menos que sea enteramente necesario, en aquel lugar se llevaban a cabo las mas grandes reuniones entre dioses.
Traía puesta mi armadura, aunque llevaba mi casco debajo de mi brazo, fue imposible no notar el cuerpo en la entrada de la habitación, me detuve y analice el cuerpo rápidamente, se trataba de una dama, posiblemente uno de los cosmos que se había irrumpido en nuestro reino, alguien había apagado su cosmos.
Otra cosa que no pasaba de mi atención era el hueco en el techo y la las manchas negras de hollín por todos lados. Un sujeto que reconocía estaba sentado en la sala, mientras que otro se retiraba del lugar cuando yo entraba, por cuestiones de distancia me acerque al primero.
- Vienes con ellos? – interrogue, había supuesto que el sujeto que se había ido y la dama del piso venían juntos por sus sapuris, pero aquel caballero no llevaba una armadura que distinguiera a quien seguía, y ante mis ojos se lo veía demasiado tranquilo, como para tratarse de un simple mortal en el mismísimo Olimpo.
- sabes que sucedió aquí acaso? – me puse una mano en la cabeza tras haber dejado mis casco sobre la mesa del lugar – me mataran por llegar tarde de nuevo sabes – comencé a preguntarme donde se encontraría Lel, podía sentir su cosmos en las cercanías, confiaba en ella pero aun así podía estar en peligro, demonios si hubiera llegado antes, tal vez Ludvik podría aclararme algo si se encontrara en aquel lugar.
Tome asiento a unos metros del sujeto, y espere alguna respuesta o información que pudiera ser útil.
Traía puesta mi armadura, aunque llevaba mi casco debajo de mi brazo, fue imposible no notar el cuerpo en la entrada de la habitación, me detuve y analice el cuerpo rápidamente, se trataba de una dama, posiblemente uno de los cosmos que se había irrumpido en nuestro reino, alguien había apagado su cosmos.
Otra cosa que no pasaba de mi atención era el hueco en el techo y la las manchas negras de hollín por todos lados. Un sujeto que reconocía estaba sentado en la sala, mientras que otro se retiraba del lugar cuando yo entraba, por cuestiones de distancia me acerque al primero.
- Vienes con ellos? – interrogue, había supuesto que el sujeto que se había ido y la dama del piso venían juntos por sus sapuris, pero aquel caballero no llevaba una armadura que distinguiera a quien seguía, y ante mis ojos se lo veía demasiado tranquilo, como para tratarse de un simple mortal en el mismísimo Olimpo.
- sabes que sucedió aquí acaso? – me puse una mano en la cabeza tras haber dejado mis casco sobre la mesa del lugar – me mataran por llegar tarde de nuevo sabes – comencé a preguntarme donde se encontraría Lel, podía sentir su cosmos en las cercanías, confiaba en ella pero aun así podía estar en peligro, demonios si hubiera llegado antes, tal vez Ludvik podría aclararme algo si se encontrara en aquel lugar.
Tome asiento a unos metros del sujeto, y espere alguna respuesta o información que pudiera ser útil.
Redstone- 7
Re: La Sala de los Doce [priv]
Seguía los pasos lentos, casi interminables de mi hermano, le ganaba a mi impaciencia, todo tenia un limite pero él a veces se pasaba. Un grito desde los pasillos llamo mi atención haciendo que me volteara, el cosmos de Etsu había desaparecido, al demonio con la reunión familiar, no tenia tiempo para una cena, mi cosmos se elevo tan solo un poco como si pequeños hilos buscaran ciertas esencias.
Me sentí perturbado un instante, no debía de estar más tiempo en el Olimpo, quizás en otro momento lo tomara por las malas porque por las buenas realmente era aburrido, mi hermano hablaba demasiado y pretendía diplomacia cuando no tenia él mismo dignidad para con la persona que tenia a su lado, no iba a esperar a que me dijera nada ni lo que quería escuchar ni nada de su parte, ya había esperado demasiado tiempo como para ahora andar con diplomacia, él temía que se desatara una guerra en su reino, intentando evitarla a todas costa, podía fingir si, pero la guerra la tendría si o si.
- lo siento hermano, ah surgido algo que debo atender... en otro momento sera que tengas tu cena... prometo servirte a ti como plato principal, pero no creo sea tan diplomático como ahora.
Aquello ultimo lo dije en un susurro pero él podía escucharlo perfectamente, tal vez con eso tuviese mi respuesta a mi decisión final, no necesitaba de su hospitalidad ni nada por el estilo, vería a Persephone si, pero no sentada a su lado sonriendo seguramente la vería vestida con armadura luchando a mi lado. Ahora mi energía estaba concentrada en otra cosa, en mi reino precisamente porque había cosmos que no debían estar allí y otros que desaparecían sin ningún sentido, lo cual me era aun más molesto.
Volví atrás mis pasos por el pasillo, un tanto apresurado, mi cosmos llamo a Vidd para que regresara al igual que Wyvern al Inframundo, lo que vi al entrar a la sala me lo esperaba pero no por eso me gusto ver a Etsu vencida por alguien que ni siquiera poseía una armadura o un reino que defender... pero lo había dicho no, aquel joven defendía algo que supuse más importante que un simple reino o un dios, podría haberle atacado ahi mismo pero valoraba la vida de aquel humano por alguna razón.
- bien hecho guerrero... agradezco que no la ayas matado.
Le mire tan solo un segundo a los ojos antes de desviar apenas la mirada por sobre el otro chico, para luego inclinarme junto a Etsu, la cargue con cuidado en mis brazos, era con la única que tenia cierto cariño desmedido, no era consentida de mi parte pero si me era importante por lo que oculte todo sentimiento de molestia y orgullo quebrado al verla vencida e inconsciente. Mi cosmos la rodeo sanando de a poco sus heridas ordenandole a la armadura de Garuda que se retirara, acerque su pequeño cuerpo al mio en un simple acto de protección.
Era extraño por un momento haría deseado quedarme a hablar, no con Zeus, porque su parecencia simplemente me asqueaba, sino con aquel mortal, su alma era distinta a las que solían llegar al Inframundo, tenia un gusto diferente, tal vez en otra oportunidad pudiese tener un pequeño encuentro... no, ahora debía de ocuparme de otros pequeños asuntos que requerían de mi parecencia no grata supuse.
- conserva la esencia de tu alma mortal... si la pierdes, vendré personalmente por ti.
No le dije más nada, ni le di mucha explicación a mis palabras, simplemente mis labios habían soltado eso, volví mi rostro a Etsu aun dormida y mi cosmos transformándose en fuego comenzó a cubrirnos a ambos, arrastrando a mis otros dos jueces conmigo de regreso al Inframundo.
Me sentí perturbado un instante, no debía de estar más tiempo en el Olimpo, quizás en otro momento lo tomara por las malas porque por las buenas realmente era aburrido, mi hermano hablaba demasiado y pretendía diplomacia cuando no tenia él mismo dignidad para con la persona que tenia a su lado, no iba a esperar a que me dijera nada ni lo que quería escuchar ni nada de su parte, ya había esperado demasiado tiempo como para ahora andar con diplomacia, él temía que se desatara una guerra en su reino, intentando evitarla a todas costa, podía fingir si, pero la guerra la tendría si o si.
- lo siento hermano, ah surgido algo que debo atender... en otro momento sera que tengas tu cena... prometo servirte a ti como plato principal, pero no creo sea tan diplomático como ahora.
Aquello ultimo lo dije en un susurro pero él podía escucharlo perfectamente, tal vez con eso tuviese mi respuesta a mi decisión final, no necesitaba de su hospitalidad ni nada por el estilo, vería a Persephone si, pero no sentada a su lado sonriendo seguramente la vería vestida con armadura luchando a mi lado. Ahora mi energía estaba concentrada en otra cosa, en mi reino precisamente porque había cosmos que no debían estar allí y otros que desaparecían sin ningún sentido, lo cual me era aun más molesto.
Volví atrás mis pasos por el pasillo, un tanto apresurado, mi cosmos llamo a Vidd para que regresara al igual que Wyvern al Inframundo, lo que vi al entrar a la sala me lo esperaba pero no por eso me gusto ver a Etsu vencida por alguien que ni siquiera poseía una armadura o un reino que defender... pero lo había dicho no, aquel joven defendía algo que supuse más importante que un simple reino o un dios, podría haberle atacado ahi mismo pero valoraba la vida de aquel humano por alguna razón.
- bien hecho guerrero... agradezco que no la ayas matado.
Le mire tan solo un segundo a los ojos antes de desviar apenas la mirada por sobre el otro chico, para luego inclinarme junto a Etsu, la cargue con cuidado en mis brazos, era con la única que tenia cierto cariño desmedido, no era consentida de mi parte pero si me era importante por lo que oculte todo sentimiento de molestia y orgullo quebrado al verla vencida e inconsciente. Mi cosmos la rodeo sanando de a poco sus heridas ordenandole a la armadura de Garuda que se retirara, acerque su pequeño cuerpo al mio en un simple acto de protección.
Era extraño por un momento haría deseado quedarme a hablar, no con Zeus, porque su parecencia simplemente me asqueaba, sino con aquel mortal, su alma era distinta a las que solían llegar al Inframundo, tenia un gusto diferente, tal vez en otra oportunidad pudiese tener un pequeño encuentro... no, ahora debía de ocuparme de otros pequeños asuntos que requerían de mi parecencia no grata supuse.
- conserva la esencia de tu alma mortal... si la pierdes, vendré personalmente por ti.
No le dije más nada, ni le di mucha explicación a mis palabras, simplemente mis labios habían soltado eso, volví mi rostro a Etsu aun dormida y mi cosmos transformándose en fuego comenzó a cubrirnos a ambos, arrastrando a mis otros dos jueces conmigo de regreso al Inframundo.
Kolkrabe- 199
Re: La Sala de los Doce [priv]
Un peliblanco salvaje entraba en escena, a simple vista era similar a mí, pero solo eso, no creo que era lo suficiente como para igualarme. Por la forma en la que venía vestido, debía asumir que era un guerrero de Zeus que no estaba haciendo su trabajo, llego tarde para la fiesta, me esperaba un poco de palabras fuertes de parte del dueño de este sitio.
Lo mire de reojos cuando se encontraba en la entrada observando a la aún inconsciente espectro, pero este se fue acercando a mí, lanzándome una interrogante tras otra, sobre el si era uno de los lame botas de Hades o si tenía alguna idea de lo que había aquí. –Quien es ese sujeto pequeño Mor, no recuerdo haberlo visto antes, sería divertido derramar su sangre…- la voz en mi cabeza hacia eco, me fastidiaba con tal de que volviese a perder la paciencia como hace un rato lo había logrado.
Me agarre la cabeza un poco molesto, mirando al cuestionador con poco interés de mi parte, pensando en el sí contestar a sus preguntas o simplemente dejarlo hablar con al aire, no me apetecía responderle en lo absoluto, mucho menos a alguien que obtendría sus respuestas si dejaba que el tiempo pasara, total se trataba de uno de mis futuros compañeros, esos con los que tengo que pelear en nombre del no tan amigable Zeus.
-Yo…- fui interrumpido abruptamente por la presencia de Hades, el cual llego inesperadamente y no se movió de donde se encontraba la chica ensangrentada, algo a lo que solo suspire, tenía todas las ganas de cumplir con mis palabras y reclamar la lucha que le había solicitado, pero tenía mis principios, la chica peleo lo mejor que pudo para evitar que yo pusiera mis manos sobre su maestro, tubo la determinación de hacerme frente, con eso es suficiente para que respete sus deseos… eso y que estaba cansado, no tenía ganas de luchar honestamente.
Aunque este parecía un poco más reflexivo que el que se me había presentado delante de mí con arrogancia, quizá la imagen resultante de la batalla de su mascota y yo le había hecho cambiar su opinión acerca de mí, de cualquier forma no era eso lo importante, si no sus palabras hacia mí, dándome las gracias por ser misericordioso y no acabar con su lacaya, aparte de eso me amenazo como cualquier otro dios haría, si la esencia de mi alma cambiaba vendría por mí, no se a que se refería con eso, pero yo ya no tenía más asuntos con ese tipo por el momento.
-Hades…- iba a hablar, pero nuevamente me interrumpió al haberse retirado con un poco de urgencia, algo más que su simple invasión fallida lo habrá molestado, no tenía nada que ver conmigo.
-Arma tus propias conclusiones, no tengo nada que responderte.- fueron mis únicas palabras dirigidas hacia mi compañero con total frialdad, no tenía intenciones de ser amistoso, ya que hacer lazos nuevos no es mi objetivo en el olimpo, ni pelear por el rey de esta zona, mi motivo era mucho más importante que esas estupideces, y las persona en la que mi vida giraba entorno todavía no aparecía, a decir verdad… estaba ansioso por abrazarla y que me cubriera con su perfume una vez más…
Lo mire de reojos cuando se encontraba en la entrada observando a la aún inconsciente espectro, pero este se fue acercando a mí, lanzándome una interrogante tras otra, sobre el si era uno de los lame botas de Hades o si tenía alguna idea de lo que había aquí. –Quien es ese sujeto pequeño Mor, no recuerdo haberlo visto antes, sería divertido derramar su sangre…- la voz en mi cabeza hacia eco, me fastidiaba con tal de que volviese a perder la paciencia como hace un rato lo había logrado.
Me agarre la cabeza un poco molesto, mirando al cuestionador con poco interés de mi parte, pensando en el sí contestar a sus preguntas o simplemente dejarlo hablar con al aire, no me apetecía responderle en lo absoluto, mucho menos a alguien que obtendría sus respuestas si dejaba que el tiempo pasara, total se trataba de uno de mis futuros compañeros, esos con los que tengo que pelear en nombre del no tan amigable Zeus.
-Yo…- fui interrumpido abruptamente por la presencia de Hades, el cual llego inesperadamente y no se movió de donde se encontraba la chica ensangrentada, algo a lo que solo suspire, tenía todas las ganas de cumplir con mis palabras y reclamar la lucha que le había solicitado, pero tenía mis principios, la chica peleo lo mejor que pudo para evitar que yo pusiera mis manos sobre su maestro, tubo la determinación de hacerme frente, con eso es suficiente para que respete sus deseos… eso y que estaba cansado, no tenía ganas de luchar honestamente.
Aunque este parecía un poco más reflexivo que el que se me había presentado delante de mí con arrogancia, quizá la imagen resultante de la batalla de su mascota y yo le había hecho cambiar su opinión acerca de mí, de cualquier forma no era eso lo importante, si no sus palabras hacia mí, dándome las gracias por ser misericordioso y no acabar con su lacaya, aparte de eso me amenazo como cualquier otro dios haría, si la esencia de mi alma cambiaba vendría por mí, no se a que se refería con eso, pero yo ya no tenía más asuntos con ese tipo por el momento.
-Hades…- iba a hablar, pero nuevamente me interrumpió al haberse retirado con un poco de urgencia, algo más que su simple invasión fallida lo habrá molestado, no tenía nada que ver conmigo.
-Arma tus propias conclusiones, no tengo nada que responderte.- fueron mis únicas palabras dirigidas hacia mi compañero con total frialdad, no tenía intenciones de ser amistoso, ya que hacer lazos nuevos no es mi objetivo en el olimpo, ni pelear por el rey de esta zona, mi motivo era mucho más importante que esas estupideces, y las persona en la que mi vida giraba entorno todavía no aparecía, a decir verdad… estaba ansioso por abrazarla y que me cubriera con su perfume una vez más…
Mor- 670
Re: La Sala de los Doce [priv]
** Aquel que todo lo observaba, desde su trono dorado, ese era el dios que dormía en mi alma. Poseía su grandeza, sus sentimientos y su coraje... pero jamás imagine que también tendría que cargar con dolores tan inmensos y profundos como el que me inundaba tras las palabras finales de aquel hermano mayor. Un amor tan incondicional y tan dañado a la vez que parecía irreal, es que eran agua y aceite... dos caras opuestas de la misma moneda llamaban existencia. Se odiaban mutuamente y se necesitaban, ambos sabíamos en ese momento que si la guerra se concretaba uno de los dos al menos moriría y a pesar de que nuestro orgullo pediría salir victorioso, nuestra alma preferiría no tener que vivir eternamente con la sangre del querido hermano abriendo una herida una y otra vez por algo que podría haber sido evitable.
Hades estaba absolutamente decidido en su palabra, pude observarlo en su mirada y en sus palabras... mientras estas aun fueron sinceras, antes de que repentinamente cambiara de forma de actuar y se mostrara nuevamente altanero y burlón como lo había echo en un principio. Llegue a sonreír, creí que avanzaríamos pero me decepcione rápidamente, al parecer nuestra eterna guerra no sería sencillamente concluida... ni siquiera en esta era donde nuestros cuerpos mortales se habían vuelto tan similares en varios aspectos. Escuche cada una de sus palabras y permanecí en silencio. Lo observe despedirse sin quitar aquella sonrisa suave y solemne que en mis labios se marcaba. Mis ojos brillaron un instante en el que mi mente fue invadida por cada uno de los panoramas que se me presentaron en la mente
││ Supongo que así son las cosas. Volviste a ser impertinente y agresivo.... aun así creo que tu y yo podríamos hacer las cosas diferente. Piénsalo hermano, no es tarde para comenzar de nuevo... mejor que cualquiera de nuestros antepasados. Podemos hacer el cambio, la diferencia. Piensa bien sobre esto, nos volveremos a reunir ││
Camine unos pasos, le seguí la pisada unos metros ya que después de todo si no había reunión con el tendría que charlar alguna que otra cosa con los guerreros que defendían mi reino. Cada uno de ellos era una brillante estrella que sostenía este lugar, no cometería el error del pasado en menospreciar la humanidad de aquella gente y la reconocería con la valía que se merecía. Especialmente a aquellos hermanos que fieramente habían defendido con alma y corazón aquel recinto. Observe a mi hermano alejarse y simplemente apague mi sonrisa por un instante, hable nuevamente, en voz baja como la suya pero estaba seguro de que el podría oírme después de todo.
││ Cuidado hermano, quizás te indigeste a ti y a tus invitados si me sirves como el platillo principal ││
Hades desapareció entonces... la soledad nuevamente me rodeo por unos míseros instantes.
/-----------------------------------------------------------------------------------/
Doncellas nuevamente irrumpieron la habitación tras el paso de Hades, llenas de gracia acomodaban algunos objetos y limpiaban el desastre ocasionado. Un grupo importante de ellas se encargaba de adornar un féretro para el cuerpo del anterior humano que había llevado el alma de Zeus. La sangre ya no se encontraba en el piso y el cuerpo del difunto flotaba en un cajón de oro cubierto de todo tipo de flores y aromas. Canticos suaves y melodiosos acompañaron la procesión hasta que esta abandono la habitación con rumbo incierto.
Unos minutos después la figura del rey de entre los dioses se asomo por la misma puerta donde había abandonado la sala unos instantes atrás. Ya no vestía mis ropajes sagrados, en vez estos habían tomado un rumbo nuevo que en un futuro cercano seria develado. Las damas que quedaban se retiraron dejándonos solos a los guerreros de Plutón y Marte y a mi persona. Me sentía más liviano con estos ropajes, un pantalón de vestir oscuro con un cinto negro y una camisa de mangas largas blanca y de estilo elegante/sport. Mi rostro pálido se posaba sobre las dos personas, una de ellas que esperaba ver en el lugar de la acción aparecía ahora que las aguas turbias se habían calmado, y el otro era alguien que no esperaba ver y que seguramente había sido traído por otro anhelo completamente ajeno al deber de proteger el Olimpo o a mí, su dios.
││ Ya dejaste claro el motivo de tu presencia y si mi percepción no es errónea no necesitas el favor ni el agradecimiento de nadie más que de aquella hermosa persona que tanto aprecias. Aun así acudiste en tiempos difíciles y te batiste a duelo venciendo inclusive a tu rival, por eso gracias. Aunque me interesaría conocer el nombre de mi nuevo "Aliado" ││
Dije marcando una sonrisa en el rostro, tranquila y suave como quien busca amenizar en vez de generar rencor. Camine unos pasos y gire mi rostro en dirección a donde ardían el cosmos de mi guerrera y el guerrero de mi hermano. Ambos se habían detenido, no parecía existir un vencedor sino probablemente la orden directa de Hades de finalizar aquel enfrentamiento voraz. Eso era en verdad un alivio, que ella estuviera sana y salva, no entendía muy bien todo pero lo que si sabía era que compartía un lazo muy fuerte con aquella muchacha por las vivencias del alma que ahora reposaba en mi cuerpo. Baje la mirada un instante, ella seguramente se entristecerá cuando se entere de la muerte del anterior cuerpo... pero le haría entender que cumplió con su deber con bravura y que tendría su lugar en los campos elíseos. Me aseguraría que mi hermano se lo diera.
││ Ella está bien, y pronto se unirá a nosotros... tendremos una reunión, será en mi castillo. Descansen de la batalla, siéntanse con la libertad de pedir a las doncellas lo que sea que necesiten y cuando estén listos mis doncellas los guiaran al salón, puesto que han luchado con valentía.... al menos dos de los tres guerreros ││
Dijo y giro su mirada por un segundo hacia el caballero de Plutón. Suspiro y luego comenzó a caminar nuevamente, necesitaba componer sus ideas y adaptarse a esta nueva forma de vida, muchos sentimientos se mesclaban en mi corazón y necesitaba acomodarlos un poco. Quería quedarme a recibir a Venus, pero no le quitaría el placer del deber bien hecho con la noticia de la muerte de su amigo. Me encargaría de contarle eso personalmente.
││ Por favor, guarden el detalle de mi nueva identidad con Venus hasta que tengamos la reunión. Me gustaría hablar con ella personalmente y de forma delicada sobre el tema, se que ambos sabrán entender la situación ││
Dicho esto abandone aquel lugar de la misma y majestuosa manera en la que había llegado. **
Hades estaba absolutamente decidido en su palabra, pude observarlo en su mirada y en sus palabras... mientras estas aun fueron sinceras, antes de que repentinamente cambiara de forma de actuar y se mostrara nuevamente altanero y burlón como lo había echo en un principio. Llegue a sonreír, creí que avanzaríamos pero me decepcione rápidamente, al parecer nuestra eterna guerra no sería sencillamente concluida... ni siquiera en esta era donde nuestros cuerpos mortales se habían vuelto tan similares en varios aspectos. Escuche cada una de sus palabras y permanecí en silencio. Lo observe despedirse sin quitar aquella sonrisa suave y solemne que en mis labios se marcaba. Mis ojos brillaron un instante en el que mi mente fue invadida por cada uno de los panoramas que se me presentaron en la mente
││ Supongo que así son las cosas. Volviste a ser impertinente y agresivo.... aun así creo que tu y yo podríamos hacer las cosas diferente. Piénsalo hermano, no es tarde para comenzar de nuevo... mejor que cualquiera de nuestros antepasados. Podemos hacer el cambio, la diferencia. Piensa bien sobre esto, nos volveremos a reunir ││
Camine unos pasos, le seguí la pisada unos metros ya que después de todo si no había reunión con el tendría que charlar alguna que otra cosa con los guerreros que defendían mi reino. Cada uno de ellos era una brillante estrella que sostenía este lugar, no cometería el error del pasado en menospreciar la humanidad de aquella gente y la reconocería con la valía que se merecía. Especialmente a aquellos hermanos que fieramente habían defendido con alma y corazón aquel recinto. Observe a mi hermano alejarse y simplemente apague mi sonrisa por un instante, hable nuevamente, en voz baja como la suya pero estaba seguro de que el podría oírme después de todo.
││ Cuidado hermano, quizás te indigeste a ti y a tus invitados si me sirves como el platillo principal ││
Hades desapareció entonces... la soledad nuevamente me rodeo por unos míseros instantes.
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Doncellas nuevamente irrumpieron la habitación tras el paso de Hades, llenas de gracia acomodaban algunos objetos y limpiaban el desastre ocasionado. Un grupo importante de ellas se encargaba de adornar un féretro para el cuerpo del anterior humano que había llevado el alma de Zeus. La sangre ya no se encontraba en el piso y el cuerpo del difunto flotaba en un cajón de oro cubierto de todo tipo de flores y aromas. Canticos suaves y melodiosos acompañaron la procesión hasta que esta abandono la habitación con rumbo incierto.
Unos minutos después la figura del rey de entre los dioses se asomo por la misma puerta donde había abandonado la sala unos instantes atrás. Ya no vestía mis ropajes sagrados, en vez estos habían tomado un rumbo nuevo que en un futuro cercano seria develado. Las damas que quedaban se retiraron dejándonos solos a los guerreros de Plutón y Marte y a mi persona. Me sentía más liviano con estos ropajes, un pantalón de vestir oscuro con un cinto negro y una camisa de mangas largas blanca y de estilo elegante/sport. Mi rostro pálido se posaba sobre las dos personas, una de ellas que esperaba ver en el lugar de la acción aparecía ahora que las aguas turbias se habían calmado, y el otro era alguien que no esperaba ver y que seguramente había sido traído por otro anhelo completamente ajeno al deber de proteger el Olimpo o a mí, su dios.
││ Ya dejaste claro el motivo de tu presencia y si mi percepción no es errónea no necesitas el favor ni el agradecimiento de nadie más que de aquella hermosa persona que tanto aprecias. Aun así acudiste en tiempos difíciles y te batiste a duelo venciendo inclusive a tu rival, por eso gracias. Aunque me interesaría conocer el nombre de mi nuevo "Aliado" ││
Dije marcando una sonrisa en el rostro, tranquila y suave como quien busca amenizar en vez de generar rencor. Camine unos pasos y gire mi rostro en dirección a donde ardían el cosmos de mi guerrera y el guerrero de mi hermano. Ambos se habían detenido, no parecía existir un vencedor sino probablemente la orden directa de Hades de finalizar aquel enfrentamiento voraz. Eso era en verdad un alivio, que ella estuviera sana y salva, no entendía muy bien todo pero lo que si sabía era que compartía un lazo muy fuerte con aquella muchacha por las vivencias del alma que ahora reposaba en mi cuerpo. Baje la mirada un instante, ella seguramente se entristecerá cuando se entere de la muerte del anterior cuerpo... pero le haría entender que cumplió con su deber con bravura y que tendría su lugar en los campos elíseos. Me aseguraría que mi hermano se lo diera.
││ Ella está bien, y pronto se unirá a nosotros... tendremos una reunión, será en mi castillo. Descansen de la batalla, siéntanse con la libertad de pedir a las doncellas lo que sea que necesiten y cuando estén listos mis doncellas los guiaran al salón, puesto que han luchado con valentía.... al menos dos de los tres guerreros ││
Dijo y giro su mirada por un segundo hacia el caballero de Plutón. Suspiro y luego comenzó a caminar nuevamente, necesitaba componer sus ideas y adaptarse a esta nueva forma de vida, muchos sentimientos se mesclaban en mi corazón y necesitaba acomodarlos un poco. Quería quedarme a recibir a Venus, pero no le quitaría el placer del deber bien hecho con la noticia de la muerte de su amigo. Me encargaría de contarle eso personalmente.
││ Por favor, guarden el detalle de mi nueva identidad con Venus hasta que tengamos la reunión. Me gustaría hablar con ella personalmente y de forma delicada sobre el tema, se que ambos sabrán entender la situación ││
Dicho esto abandone aquel lugar de la misma y majestuosa manera en la que había llegado. **
Ludvik- 95
Re: La Sala de los Doce [priv]
Corrí escaleras arriba, a diferencia de esa escoria yo no volaba ni podía teleportarme con facilidad con llamitas, bueno si podía pero no manejaba del todo bien aquel don y prefería no usarlo estando alterada, sin contar que el correr me calmaba un poco todo lo que en mi cabeza se alborotaba, Mor estaba bien, lo sabia no había sentido que perdiera, pero no podía sentir a Ryan y eso me preocupaba, pero no quería sacar conjeturas apresuradas, tal vez se había retirado al igual que Hades, mi corazón latía con fuerza y la sangre bombeaba rápido lo que hacia que la herida en mi brazo sangrara más pero no la sentía, la había envuelto en con hiedras trepadoras que sujetaban con fuerza para que no perdiera más sangre aunque estas pronto comenzaban a teñirse de aquel color carmín provocado por la misma sangre.
- Mor!!
Fue su nombre lo primero que grite, estaba allí, gracias a todos los dioses estaba bien, había sido una locura ir a pelear sin armadura, estaba demente, pero... estaba allí, mis brazos lo rodearon con fuerza y mi pecho agitado, preocupado, se poso sobre él acompasándose lentamente a la tranquilidad del suyo llenándome de paz una vez más, quería llorar por verle bien pero era una guerrera no podía andar de llorona por los rincones.
Me separe, mis manos se posaron sobre sus mejillas acariciando su piel, estaba allí, que aliviada me sentía ahora, me separe apenas un poco, dándome cuenta de que Will estaba allí también, ahora si quería llorar de verdad pero también quería pegarle.
- tu! donde te habías metido?!?! no, no me digas que te quedaste dormido... aggh no mejor no digas nada cállate! - le tire del pelo como hacia siempre que estaba enfadada con él.
Pero era un enfado pasajero, nunca me enojaba realmente con él, no podía enfadarme con mis hermanos, quizás ahora que estaban allí tendrían que saber el uno del otro si, eso era lo mejor, rápido aprovecharía la situación medio alterada y confusa.
- William... el es a quien siempre busque, Mordeth - tome la mano de Mor - es mi hermano de sangre, Mor el es William, mi hermano, su familia fue quien me adopto del orfanato.
Solté a Mor cuando note a las doncellas yendo y viniendo rápido, todo estaba como antes de que Hades visitara el lugar, me aleje de ellos observándolo todo, los jueces habían desaparecido, el fuego también, su dios ya no estaba pero... el mio.
- donde esta Ryan? esta bien? Hades no le hizo nada verdad porque lo matare con mis propias manos!
Suspire, estaba realmente alterada, relaje mis hombros e hice que la armadura descansara en el recinto de los guardianes, era una sala circular en lo mas alto del templo de Zeus y todos los planetas que representaban y protegían a nuestro dios descansaban allí esperando el llamado de sus guardianes. Tome una cinta que poseía una flor y la sujete alrededor de mi cabello recogiéndolo en una coleta.
- mi lady... - una doncella se había acercado con agua y otras con vendas y otras cosas, oh mi herida, agradecí con la cabeza y deje libre mi brazo extendiéndolo.
- adelante...
Sonreí, mi vestido estaba algo sucio, que desgracia con lo mucho que me gustaba aquel vestido de gaza blanca estilo griego.
- por favor... díganme que ah pasado.
- Mor!!
Fue su nombre lo primero que grite, estaba allí, gracias a todos los dioses estaba bien, había sido una locura ir a pelear sin armadura, estaba demente, pero... estaba allí, mis brazos lo rodearon con fuerza y mi pecho agitado, preocupado, se poso sobre él acompasándose lentamente a la tranquilidad del suyo llenándome de paz una vez más, quería llorar por verle bien pero era una guerrera no podía andar de llorona por los rincones.
Me separe, mis manos se posaron sobre sus mejillas acariciando su piel, estaba allí, que aliviada me sentía ahora, me separe apenas un poco, dándome cuenta de que Will estaba allí también, ahora si quería llorar de verdad pero también quería pegarle.
- tu! donde te habías metido?!?! no, no me digas que te quedaste dormido... aggh no mejor no digas nada cállate! - le tire del pelo como hacia siempre que estaba enfadada con él.
Pero era un enfado pasajero, nunca me enojaba realmente con él, no podía enfadarme con mis hermanos, quizás ahora que estaban allí tendrían que saber el uno del otro si, eso era lo mejor, rápido aprovecharía la situación medio alterada y confusa.
- William... el es a quien siempre busque, Mordeth - tome la mano de Mor - es mi hermano de sangre, Mor el es William, mi hermano, su familia fue quien me adopto del orfanato.
Solté a Mor cuando note a las doncellas yendo y viniendo rápido, todo estaba como antes de que Hades visitara el lugar, me aleje de ellos observándolo todo, los jueces habían desaparecido, el fuego también, su dios ya no estaba pero... el mio.
- donde esta Ryan? esta bien? Hades no le hizo nada verdad porque lo matare con mis propias manos!
Suspire, estaba realmente alterada, relaje mis hombros e hice que la armadura descansara en el recinto de los guardianes, era una sala circular en lo mas alto del templo de Zeus y todos los planetas que representaban y protegían a nuestro dios descansaban allí esperando el llamado de sus guardianes. Tome una cinta que poseía una flor y la sujete alrededor de mi cabello recogiéndolo en una coleta.
- mi lady... - una doncella se había acercado con agua y otras con vendas y otras cosas, oh mi herida, agradecí con la cabeza y deje libre mi brazo extendiéndolo.
- adelante...
Sonreí, mi vestido estaba algo sucio, que desgracia con lo mucho que me gustaba aquel vestido de gaza blanca estilo griego.
- por favor... díganme que ah pasado.
Leliana- 244
Re: La Sala de los Doce [priv]
Las cosas pasaron brevemente, un tipo extraño, aparte del caballero misterioso, había aparecido. Tenía un cosmos poderoso, divino, y solo supe de quien se trataba en el momento en el que se dirigió a mi como “aliado”, aquel era una nueva reencarnación de Zeus, lo extraño era el tan poco tiempo que había pasado para que eso ocurriera. Aquel enojo que sentía hacia aquel dios, aun latía en lo profundo, pero no lo suficiente como para levantar mi voz en aquel momento, lo dejare pasar, no le daré importancia a ese pequeño desliz.
No dije nada en lo absoluto, él se retiró, no sin antes pedirnos que guardaremos silencio sobre su identidad y todo eso, como si se tratara de batman. Me levante de mi asiento, ya había reposado un poco, pero no lo suficiente, quería una habitación, una cama, ropa nueva, quizá darme una ducha, no me e dado una adecuadamente en días.
Escuche el diminutivo de mi nombre ser exclamado por una voz femenina familiar a mis oídos, voltee a mirar y efectivamente se trataba de ella, la razón de que estuviese aquí. Me recibió con un fuerte abrazo, al cual correspondí casi que al instante, acariciando su cabeza, dejando que su cabello se deslizara entre mis dedos, inhalando el olor de su perfume abrumador. Nos separamos, ella se fue a regañar al caballero misterioso, al que luego me lo presento como William, su hermano adoptivo.
-Haha… ha… HAHAHAHAHAHA, mira pequeño Mor, ya te habían reemplazado!- gritaba en mi cabeza mi alter ego. Me agarre la cabeza algo fastidiado, -Cállate…- murmure, mire al tal William con total indiferencia, y luego volví a mirar a Leliana. –Me iré a explorar un poco, dile al… William… que te ponga al día.- me aleje de aquel sitio con las manos en los bolsillos, dirigiéndome hacia la salida, perdiéndome entre los pasillos de aquel palacio, memorizaría cada rincón de este lugar antes de la reunión, de paso tendría que buscar después un sitio en el que quedarme.
No dije nada en lo absoluto, él se retiró, no sin antes pedirnos que guardaremos silencio sobre su identidad y todo eso, como si se tratara de batman. Me levante de mi asiento, ya había reposado un poco, pero no lo suficiente, quería una habitación, una cama, ropa nueva, quizá darme una ducha, no me e dado una adecuadamente en días.
Escuche el diminutivo de mi nombre ser exclamado por una voz femenina familiar a mis oídos, voltee a mirar y efectivamente se trataba de ella, la razón de que estuviese aquí. Me recibió con un fuerte abrazo, al cual correspondí casi que al instante, acariciando su cabeza, dejando que su cabello se deslizara entre mis dedos, inhalando el olor de su perfume abrumador. Nos separamos, ella se fue a regañar al caballero misterioso, al que luego me lo presento como William, su hermano adoptivo.
-Haha… ha… HAHAHAHAHAHA, mira pequeño Mor, ya te habían reemplazado!- gritaba en mi cabeza mi alter ego. Me agarre la cabeza algo fastidiado, -Cállate…- murmure, mire al tal William con total indiferencia, y luego volví a mirar a Leliana. –Me iré a explorar un poco, dile al… William… que te ponga al día.- me aleje de aquel sitio con las manos en los bolsillos, dirigiéndome hacia la salida, perdiéndome entre los pasillos de aquel palacio, memorizaría cada rincón de este lugar antes de la reunión, de paso tendría que buscar después un sitio en el que quedarme.
Mor- 670
Re: La Sala de los Doce [priv]
No supe como reaccionar en ese momento, realmente no esperaba que Mor se retirara así, quizás ignoraba algunas cosas, la voz en mi mente lloro histérica como si quisiese decirme algo pero tenia aquella personalidad bien controlada como para que no actuara en contra o tomara decisiones que yo no deseaba. Le deje ir mirando como su persona se retiraba por el pasillo, suspire, mire mi hombro ya cuidado por las doncellas.
- Mor...
Murmure mirando hacia el pasillo una vez más, solo que su figura ya no estaba allí, entonces volví a Will y sonreí, al menos estaba bien, habría deseado que apareciera un poco antes pero tal vez Zeus le había encargado alguna cosa o estaba en algo personal y no había podido llegar a tiempo, de todas formas no iba a juzgarlo ya lo peor había pasado y ambos estaban bien.
- me alegra que estés bien Will.
Estaba exhausta y mi mente tenia ahora mil y un cosas que pensar, en ese momento no podía decirle nada o hacer algo más, realmente necesitaba descansar un poco, todo había pasado tan rápido de repente, ya me había calmado, al menos no estaba alterada, quizás Mor también se había retirado para pensar las cosas, también había sido todo de repente, demasiados cambios, lo había traído a un mundo que desconocía, lo había sacado del santuario... volví a suspirar.
- me retirare a descansar - le di un beso en la mejilla.
Recuperaría algo de fuerzas y ordenaría mi pequeño mundo para poder luego ir a ver a mi señor, sabia que estaba bien por lo que no tenia que preocuparme de nada inmediatamente.
- Mor...
Murmure mirando hacia el pasillo una vez más, solo que su figura ya no estaba allí, entonces volví a Will y sonreí, al menos estaba bien, habría deseado que apareciera un poco antes pero tal vez Zeus le había encargado alguna cosa o estaba en algo personal y no había podido llegar a tiempo, de todas formas no iba a juzgarlo ya lo peor había pasado y ambos estaban bien.
- me alegra que estés bien Will.
Estaba exhausta y mi mente tenia ahora mil y un cosas que pensar, en ese momento no podía decirle nada o hacer algo más, realmente necesitaba descansar un poco, todo había pasado tan rápido de repente, ya me había calmado, al menos no estaba alterada, quizás Mor también se había retirado para pensar las cosas, también había sido todo de repente, demasiados cambios, lo había traído a un mundo que desconocía, lo había sacado del santuario... volví a suspirar.
- me retirare a descansar - le di un beso en la mejilla.
Recuperaría algo de fuerzas y ordenaría mi pequeño mundo para poder luego ir a ver a mi señor, sabia que estaba bien por lo que no tenia que preocuparme de nada inmediatamente.
Leliana- 244
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