Totalmente inesperado [Priv.]
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Totalmente inesperado [Priv.]
Colinas verdes y un paisaje medio nublado es el que se tenia en las cercanías del santuario, específicamente cerca de Rodorio, el pueblo a los pies de la fortaleza de Atena, y que a estado bajo el cuidado de los santos dorados desde su fundación. Los rayos de sol sobre el suelo eran casi nulos, habían mas nubes que de costumbre surcando los cielos, era mas que evidente que mas adelante iría a caer una gran tormenta que me obligaría a retirarme, y si se trataba de observar a lo lejos, se hacia imposible debido a la espesa niebla que cubría los horizontes, no era el día mas bonito para estar en aquel lugar, pero ahí me encontraba yo, haciendo la diferencia.
Acostado sobre el pasto húmedo, andando lo mas cómodo posible con mis vestimentas, una chaqueta verde abierta, unos pantalones holgados, una bufanda, y nada que cubriese mis pies, no necesitaba calzado para moverme de un lado a otro, creo que había dejado eso bastante claro. Mis motivos para estar ahí no eran mas que relajarme, meditar y pensar, no acostumbro a dejar mi puesto en las doce casas por pequeñeces como estas, pero hoy haría una excepción a mi regla, aunque esto es lo mas lejos del santuario a lo que llegaría de momento, no soportaba la idea de que hubiese un ataque y estuviese ausente.
Era un buen lugar para estar, a pesar de que el como se veía el paisaje no lo reflejaba así, y era la primera vez que hacia algo como esto. Desde que llegue al santuario, o mejor dicho, desde que me convertí en el primer dorado de esta generación, mis días han sido muy monótonos, entre dormir y cuidar, cuidar y dormir, el trabajo en si no es lo mas divertido del mundo, no esta hecho para serlo, pero a final de cuentas uno sabe que sus frutos son de gran beneficio para el mundo, o así me agradaba pensar.
En fin, todavía faltaba algo para que este fuese un tiempo de meditación, claro, mi reproductor portátil. Lo saque del bolsillo de mi chaqueta,me coloque los audífonos y encendí el pequeño dispositivo, guardándolo nuevamente en el bolsillo y dejando solo los audífonos notarse. La primera canción inicio, y en aquel momento coloque mis brazos tras mi cabeza, cerré los ojos, y me perdí entre los acordes, la letra y mis pensamientos.
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Canción en mi reproductor
Acostado sobre el pasto húmedo, andando lo mas cómodo posible con mis vestimentas, una chaqueta verde abierta, unos pantalones holgados, una bufanda, y nada que cubriese mis pies, no necesitaba calzado para moverme de un lado a otro, creo que había dejado eso bastante claro. Mis motivos para estar ahí no eran mas que relajarme, meditar y pensar, no acostumbro a dejar mi puesto en las doce casas por pequeñeces como estas, pero hoy haría una excepción a mi regla, aunque esto es lo mas lejos del santuario a lo que llegaría de momento, no soportaba la idea de que hubiese un ataque y estuviese ausente.
Era un buen lugar para estar, a pesar de que el como se veía el paisaje no lo reflejaba así, y era la primera vez que hacia algo como esto. Desde que llegue al santuario, o mejor dicho, desde que me convertí en el primer dorado de esta generación, mis días han sido muy monótonos, entre dormir y cuidar, cuidar y dormir, el trabajo en si no es lo mas divertido del mundo, no esta hecho para serlo, pero a final de cuentas uno sabe que sus frutos son de gran beneficio para el mundo, o así me agradaba pensar.
En fin, todavía faltaba algo para que este fuese un tiempo de meditación, claro, mi reproductor portátil. Lo saque del bolsillo de mi chaqueta,me coloque los audífonos y encendí el pequeño dispositivo, guardándolo nuevamente en el bolsillo y dejando solo los audífonos notarse. La primera canción inicio, y en aquel momento coloque mis brazos tras mi cabeza, cerré los ojos, y me perdí entre los acordes, la letra y mis pensamientos.
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Canción en mi reproductor
Mor- 670
Re: Totalmente inesperado [Priv.]
Dejarla atrás me era doloroso, saber que cualquier bruto podría hacerle algún rasguño o querer llevársela, lo sabría y entonces le perseguiría hasta el fin del mundo para matarle si le llegaba a pasar algo a mi princesa; no contando con tenerla lejos ahora me enteraba que acercarme a los alrededores del santuario sin algún permiso o ser algún tipo de aprendiz estúpido para entrenar no podía pasar como si nada, de haberlo sabido antes habría venido con alguna excusa, incluso vestida de otra forma y no de cuero y botas altas con taco agujas.
Como era muy propio de mi vestir siempre elegante, llamativa, femenina, correr con aquellos tacos no resultaba ningún problema como tampoco lo era si tenia que pelear, el equilibrio era perfecto y los movimientos tan rapidos y sincronizados que el tonto centinela del lugar se quedaba atrás en la carrera, pobre debería de ser humillante no solo que una mujer que llevaba ahora casco de moto puesto le estuviese sacando ventaja, al menos no le revelaria mi identidad para que no se rieran más de él si se enteraban.
En mitad del camino el chico recibió ayuda de otros dos más que aparecían de frente, pasando corriendo junto a alguien que parecía querer descansar, su perfume, me detuve en seco dejando que el que me seguía me diera alcance, pero mis sentidos agudos me hicieron detenerme de inmediato, podía ser…
- Tu… mujerzuela no puedes estar aquí! Acompáñanos a la salida.
Sonreí tras el casco y negué tranquilia, más no me moví de mi lugar, un perfume peculiar comenzó a rodear el lugar tanto para los que me perseguían como para el pobre chico que intentaba descansar pudiesen sentirle, dulzón, tranquilo, estos parecían comenzar a adormecerse y olvidar que era lo que estaban haciendo, pero uno de los tres pareció resistirse un poco más al encanto del perfume y se adelanto levantando los puños a punto de atacarme, entonces me pregunte si debía de levantar mis puños también y acabar con estos chiquillos malcriados que no me dejaban continuar con mi búsqueda.
- Eh tu no duermas la siesta ayúdanos a sacarla de aquí!
Volví a sonreír, si era quien buscaba… mi corazón latió repentinamente con fuerza unos segundos, luego se tranquilizo, seguía sin moverme de mi lugar, parada, elegante, sin mostrar signos de querer moverme de mi lugar o de atacar siquiera solo quería… llegar hasta el santuario era todo.
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{Centinelas - Npc}
Como era muy propio de mi vestir siempre elegante, llamativa, femenina, correr con aquellos tacos no resultaba ningún problema como tampoco lo era si tenia que pelear, el equilibrio era perfecto y los movimientos tan rapidos y sincronizados que el tonto centinela del lugar se quedaba atrás en la carrera, pobre debería de ser humillante no solo que una mujer que llevaba ahora casco de moto puesto le estuviese sacando ventaja, al menos no le revelaria mi identidad para que no se rieran más de él si se enteraban.
En mitad del camino el chico recibió ayuda de otros dos más que aparecían de frente, pasando corriendo junto a alguien que parecía querer descansar, su perfume, me detuve en seco dejando que el que me seguía me diera alcance, pero mis sentidos agudos me hicieron detenerme de inmediato, podía ser…
- Tu… mujerzuela no puedes estar aquí! Acompáñanos a la salida.
Sonreí tras el casco y negué tranquilia, más no me moví de mi lugar, un perfume peculiar comenzó a rodear el lugar tanto para los que me perseguían como para el pobre chico que intentaba descansar pudiesen sentirle, dulzón, tranquilo, estos parecían comenzar a adormecerse y olvidar que era lo que estaban haciendo, pero uno de los tres pareció resistirse un poco más al encanto del perfume y se adelanto levantando los puños a punto de atacarme, entonces me pregunte si debía de levantar mis puños también y acabar con estos chiquillos malcriados que no me dejaban continuar con mi búsqueda.
- Eh tu no duermas la siesta ayúdanos a sacarla de aquí!
Volví a sonreír, si era quien buscaba… mi corazón latió repentinamente con fuerza unos segundos, luego se tranquilizo, seguía sin moverme de mi lugar, parada, elegante, sin mostrar signos de querer moverme de mi lugar o de atacar siquiera solo quería… llegar hasta el santuario era todo.
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{Centinelas - Npc}
Leliana- 244
Re: Totalmente inesperado [Priv.]
Todo parecía estar tranquilo, las canciones pasaban unas tras otras, no se cuanto tiempo había pasado desde que me acosté aquí, pero la noción, me habré dormido y despertado un par de veces, estimo que unas dos horas mas o menos. Que bueno era estar alejado de los deberes por un rato, nada podría salir mal... y sucedió!, escuche una voz masculina que dirigía sus palabras hacia mi persona obviamente, de forma mandona, querían sacar a algo o alguien de este sitio, se habría colado algún intruso que les es imposible de capturar, pensé, pero ese no era excusa para hablarme de esa manera.
Aparte de aquella voz, sentí un perfume muy fuerte, pero a la vez dulce y tranquilizador, una esencia femenina, interesante tenia que decir. Me reincorpore, quitándome los auriculares, guardándolos en el bolsillo de mi chaqueta sin inmutarme por apagar el reproductor, los volvería a usar en un rato. Me di le vuelta y observa le escena, habían tres aspirantes, aquel que me levanto la voz había subido sus puños hacia la potencial intrusa.
-Ni siquiera aquí se puede tener un rato de paz.- En un movimiento a la velocidad de la luz, moví mi mano derecha con el puño cerrado hacia el frente, provocando que un resplandor verde viajara hacia el cráneo del violento, y lo dejase inconsciente en el suelo. Antes de que eso ultimo sucediese, mi mano estaba en mi bolsillo como si nunca la hubiese sacado de allí. -Soy Mordeth de géminis, no me vuelvan a dar ordenes...- levante mi voz y me acerque un poco a la escena, sin quitar mis ojos de la figura femenina que tenia delante.
-Ustedes dos, largo de aquí, y llévense a aquel...- dirigí mis palabras hacia los centinelas que perturbaron mi sueño, aún tengo que resolver este asunto. -Y tú, identificate, tu nombre y tus intenciones, no lo haces y terminas igual que el, o peor...- me mostraba relajado antes la situación, no parecía algo difícil de controlar, si a estas alturas no le había arrebatado la vida a los peones, no creo que fuese a darme problemas. -El tiempo corre...- murmure.
Aparte de aquella voz, sentí un perfume muy fuerte, pero a la vez dulce y tranquilizador, una esencia femenina, interesante tenia que decir. Me reincorpore, quitándome los auriculares, guardándolos en el bolsillo de mi chaqueta sin inmutarme por apagar el reproductor, los volvería a usar en un rato. Me di le vuelta y observa le escena, habían tres aspirantes, aquel que me levanto la voz había subido sus puños hacia la potencial intrusa.
-Ni siquiera aquí se puede tener un rato de paz.- En un movimiento a la velocidad de la luz, moví mi mano derecha con el puño cerrado hacia el frente, provocando que un resplandor verde viajara hacia el cráneo del violento, y lo dejase inconsciente en el suelo. Antes de que eso ultimo sucediese, mi mano estaba en mi bolsillo como si nunca la hubiese sacado de allí. -Soy Mordeth de géminis, no me vuelvan a dar ordenes...- levante mi voz y me acerque un poco a la escena, sin quitar mis ojos de la figura femenina que tenia delante.
-Ustedes dos, largo de aquí, y llévense a aquel...- dirigí mis palabras hacia los centinelas que perturbaron mi sueño, aún tengo que resolver este asunto. -Y tú, identificate, tu nombre y tus intenciones, no lo haces y terminas igual que el, o peor...- me mostraba relajado antes la situación, no parecía algo difícil de controlar, si a estas alturas no le había arrebatado la vida a los peones, no creo que fuese a darme problemas. -El tiempo corre...- murmure.
Mor- 670
Re: Totalmente inesperado [Priv.]
No me sobresalte ante el destino que sufrió aquel pobre e insignificante muchachito, estaba tranquila, no confiada, después de ver eso solo basto que él chico confirmara quien era pero su nombre, me detuve en su nombre, su perfume, su mirada, su cabello… su todo me arrastraba y no, no era ese tipo de deseo, era algo distinto, pero no me adelantaba a nada, callaba mirando la escena hasta que se dirigió a mí, su rostro se debía de reflejar en el casco que llevaba puesto.
Los centinelas no perdieron el tiempo cuando escucharon su nombre, el tiempo corría, si, era cierto pero para mí estaba detenido no envejecería ni moriría, cuando lo hiciera mi dios me regresaría a su lado intacta sin un rasguño como siempre pues su poder era grande, mucho más que el de cualquier otro dios, pero no era eso lo que hacía que estuviese tranquilo sino mi manera de ser, porque no era una chica de ciudad tranquila, sabia como defenderme a quien me amenazaba pero no lo atacaría o sí?, era tentador verle ver cómo podía pelear, realmente en mi interior habría deseado otra pintura distinta, no la que se me presentaba delante pero era a lo que había llegado después de tanto pintar… después de tanto andar.
Los centinelas se habían marchado insultando en murmullos con su compañero a rastras, el tiempo seguía corriendo?, lleve mis manos al casco, elevándolo deje que la cabellera plateada callera como hebras delicadas sobre mis hombros, una lluvia de plata, descanse el casco bajo mi brazo, mi mirada se clavaba en la de él, era la misma, me pregunte si sentía lo mismo que yo, como si se estuviese mirando a un espejo, que sensación tan extraña, pero sería Mordeth, mi Mordeth?
- Que sucederá cuando el tiempo llegue a su fin caballero de Géminis?
Sonreía tranquila y el perfume dulzón era arrastrado por la brisa que se alzaba, las nubes se juntaban cubriendo el cielo, dejando que este perdiera su brillo, advirtiendo que se acercaría una tormenta, pero no prestaba atención a eso, bajo los pies de ambos las hierbas se movían y comenzaban a crecer pequeñas florecillas.
- Soy quien creas que soy… porque puedo estar aquí o ningún lado si así lo deseo, pero no vengo a pelear a no ser claro que tu así también lo quieras hermoso Mordeth.
Mi sonrisa, delicada, era tan dulce como el perfume que ahora nos rodeaba, lirios, eso era lo que comenzaba a crecer bajo nuestros pies, flor que recordaba deschaba en mi mesa de noche antes de ir a dormir, aroma que mi memoria resguardaba desde que descansaba en una pequeña cuna junto a mi hermano, ahora perdido… el tiempo me lo devolvería?.
- Cambiara algo si sabes mi nombre o quién soy?, de donde vengo o cual es mi intención?
Avance, grácil, unos pasos hacia donde él se encontraba, me agache dejando el casco a un lado, mis dedos delicados acariciaron los pétalos de una de las flores recién crecidas, arrancándola, llevándola a mi cabello en forma de adorno, siempre alguna afortunada terminaba allí, suspire y aun arrodillada tranquila en el césped me quede mirándole, fijo, intenso de nuevo sin soltar el hilo que unía nuestras miradas.
Si yo te eh buscado… porque tú nunca lo has hecho hermano?
Los centinelas no perdieron el tiempo cuando escucharon su nombre, el tiempo corría, si, era cierto pero para mí estaba detenido no envejecería ni moriría, cuando lo hiciera mi dios me regresaría a su lado intacta sin un rasguño como siempre pues su poder era grande, mucho más que el de cualquier otro dios, pero no era eso lo que hacía que estuviese tranquilo sino mi manera de ser, porque no era una chica de ciudad tranquila, sabia como defenderme a quien me amenazaba pero no lo atacaría o sí?, era tentador verle ver cómo podía pelear, realmente en mi interior habría deseado otra pintura distinta, no la que se me presentaba delante pero era a lo que había llegado después de tanto pintar… después de tanto andar.
Los centinelas se habían marchado insultando en murmullos con su compañero a rastras, el tiempo seguía corriendo?, lleve mis manos al casco, elevándolo deje que la cabellera plateada callera como hebras delicadas sobre mis hombros, una lluvia de plata, descanse el casco bajo mi brazo, mi mirada se clavaba en la de él, era la misma, me pregunte si sentía lo mismo que yo, como si se estuviese mirando a un espejo, que sensación tan extraña, pero sería Mordeth, mi Mordeth?
- Que sucederá cuando el tiempo llegue a su fin caballero de Géminis?
Sonreía tranquila y el perfume dulzón era arrastrado por la brisa que se alzaba, las nubes se juntaban cubriendo el cielo, dejando que este perdiera su brillo, advirtiendo que se acercaría una tormenta, pero no prestaba atención a eso, bajo los pies de ambos las hierbas se movían y comenzaban a crecer pequeñas florecillas.
- Soy quien creas que soy… porque puedo estar aquí o ningún lado si así lo deseo, pero no vengo a pelear a no ser claro que tu así también lo quieras hermoso Mordeth.
Mi sonrisa, delicada, era tan dulce como el perfume que ahora nos rodeaba, lirios, eso era lo que comenzaba a crecer bajo nuestros pies, flor que recordaba deschaba en mi mesa de noche antes de ir a dormir, aroma que mi memoria resguardaba desde que descansaba en una pequeña cuna junto a mi hermano, ahora perdido… el tiempo me lo devolvería?.
- Cambiara algo si sabes mi nombre o quién soy?, de donde vengo o cual es mi intención?
Avance, grácil, unos pasos hacia donde él se encontraba, me agache dejando el casco a un lado, mis dedos delicados acariciaron los pétalos de una de las flores recién crecidas, arrancándola, llevándola a mi cabello en forma de adorno, siempre alguna afortunada terminaba allí, suspire y aun arrodillada tranquila en el césped me quede mirándole, fijo, intenso de nuevo sin soltar el hilo que unía nuestras miradas.
Si yo te eh buscado… porque tú nunca lo has hecho hermano?
Leliana- 244
Re: Totalmente inesperado [Priv.]
Por mas que quisiese observar a través de la pequeña ventanilla de su casco, todo lo que veía era mi reflejo en el, mis ojos verdes y mi rostro que simplemente demostraba lo relajado que me encontraba. La observe cuidadosamente, su silencio me indicaba que no me iría a responder, no haría que esto fuese fácil, lo que dañaba aún mas mi pequeña tarde de descanso. Los centinelas se retiraban, pude escuchar de lejos los pequeños insultos que murmuraban, tanto a mi como a la damisela en peligro, o peligrosa, dependiendo de si me responda o no.
Su interrogante fue un poco interesante, aunque era muy fácil de responder, era muy obvio que sucedería cuando mi paciencia se desgastara. -Cuando eso ocurra, tendré que actuar siguiendo las reglas al pie de la letra, no puedo dejar que alguien sospechoso merodee por esta zona, y mi acción a tomar seria expulsarte o eliminarte, dependiendo de como quieras que esto termine.- respondí rápidamente a su pregunta, y libere un leve suspiro, ya me estaba aburriendo de este juego.
Su perfume, era mas dulce de lo usual, ni la amazona de Aries despide olores como este, ese olor no era normal, se habrá tirado múltiples lociones encima y logro la combinación perfecta, o no es normal. Un rato había pasado, los centinelas ya no se encontraban en el área, al menos no podía sentir sus insignificantes cosmos. -Y bien...?- la señorita tomo su casco y lo retiro de su cabeza, dejando que cabellos plateados se posaran sobre sus hombros, su rostro se veía delicado, y sus ojos eran verdes como los míos, de hecho, se parecía mucho a mi. Aquello me tenia algo perturbado, quien era esta chica misteriosa? por que era casi una copia idéntica de mi?
-Tú... quien eres?...- me mostré algo sorprendido, no sabia como reaccionar para ser honestos, hasta el punto de que olvide por completo que ella se era una intrusa en este sitio, y me enfoque en querer saber su identidad, por que!? por que nos parecíamos!?
Ella declaro que no quería pelear, se acerco unos pasos y se agacho a interactuar con algunas florecillas que teníamos a nuestros pies, simplemente le mire algo atontado, nadando entre mis pensamientos, tratando de llegar hasta la cascada de mis memorias, tratando de buscar ahí las respuestas, mas me era un poco imposible, todo lo que veía eran trozos como si fuese una película, habían rostros borrados, y personas cuyas identidades no sabia, mi infancia era misteriosa, demasiado.
-Dejando a un lado mis responsabilidades como caballero, dime... quien eres!? te pareces mucho a mi... demasiado, mas sin embargo no me eres familiar del todo...-Me agarre la cabeza unos momentos, mi otros personalidad, suprimida por el sello de Atena, hacia eco en mi cabeza deseando venganza contra ella, por que? como es que el sentía aquello por alguien que yo desconocía? -Ahora no, maldito seas...- murmure, logrando calmarlo un poco.
Su interrogante fue un poco interesante, aunque era muy fácil de responder, era muy obvio que sucedería cuando mi paciencia se desgastara. -Cuando eso ocurra, tendré que actuar siguiendo las reglas al pie de la letra, no puedo dejar que alguien sospechoso merodee por esta zona, y mi acción a tomar seria expulsarte o eliminarte, dependiendo de como quieras que esto termine.- respondí rápidamente a su pregunta, y libere un leve suspiro, ya me estaba aburriendo de este juego.
Su perfume, era mas dulce de lo usual, ni la amazona de Aries despide olores como este, ese olor no era normal, se habrá tirado múltiples lociones encima y logro la combinación perfecta, o no es normal. Un rato había pasado, los centinelas ya no se encontraban en el área, al menos no podía sentir sus insignificantes cosmos. -Y bien...?- la señorita tomo su casco y lo retiro de su cabeza, dejando que cabellos plateados se posaran sobre sus hombros, su rostro se veía delicado, y sus ojos eran verdes como los míos, de hecho, se parecía mucho a mi. Aquello me tenia algo perturbado, quien era esta chica misteriosa? por que era casi una copia idéntica de mi?
-Tú... quien eres?...- me mostré algo sorprendido, no sabia como reaccionar para ser honestos, hasta el punto de que olvide por completo que ella se era una intrusa en este sitio, y me enfoque en querer saber su identidad, por que!? por que nos parecíamos!?
Ella declaro que no quería pelear, se acerco unos pasos y se agacho a interactuar con algunas florecillas que teníamos a nuestros pies, simplemente le mire algo atontado, nadando entre mis pensamientos, tratando de llegar hasta la cascada de mis memorias, tratando de buscar ahí las respuestas, mas me era un poco imposible, todo lo que veía eran trozos como si fuese una película, habían rostros borrados, y personas cuyas identidades no sabia, mi infancia era misteriosa, demasiado.
-Dejando a un lado mis responsabilidades como caballero, dime... quien eres!? te pareces mucho a mi... demasiado, mas sin embargo no me eres familiar del todo...-Me agarre la cabeza unos momentos, mi otros personalidad, suprimida por el sello de Atena, hacia eco en mi cabeza deseando venganza contra ella, por que? como es que el sentía aquello por alguien que yo desconocía? -Ahora no, maldito seas...- murmure, logrando calmarlo un poco.
Mor- 670
Re: Totalmente inesperado [Priv.]
El lirio en mi espalda danzo como si la misma briza los meciera, llamaba a su otra parte a reunirse con ella, porque al parecer está ya no recordaba, su mente estaba rota? Quebrada su memoria, porque?, porque no recordaba, es que no había duda o si yo sentía esa atracción hacia él, eso que en silencio, invisible nos unía aunque no quisiéramos, ese hilo mutuo que nos ataba desde el día en que nacíamos.
Era una pena que no hubiese marca en nuestros cuerpos que pudiese identificar para estar completamente segunda de que aquel Mordeth era a quien yo buscaba, solo tenía el parecido, quien más poseía aquel tono plateado y aquella mirada maldita que guardaba en su interior una locura peligrosa cuando se desataba, un rostro oculto en el otro esperando a que todo termine, a que el tiempo se detuviera.
Se había olvidado ya de querer patearme de este lugar, mi Dios tenía razón, el esfuerzo quizás al fin tendría su recompensa, pero como podía recuperar algo que estaba olvidado, mi rostro a pesar de sonreír demostró un poco de amargura al verle de nuevo a los ojos, mirada que se llamaba a gritos en silencio. - Porque ocultarlo si tu no lo hiciste… - me dije más a mi misma que para él – Guerrera Divina de Venus… puedes llamarme Leliana si gustas Mordeth – cuando pronunciaba su nombre mi voz cambiaba, como si lo llamara en silencio.
Me ponía de pie de nuevo, dejando el casco olvidado, camine pasando a su lado mientras mi cabello se mecía alborotado por el viento que parecía levantarse enojado porque no estábamos a cubierto después de su advertencia de que pronto comenzaría a llorar, sonreí y me detuve a sus espaldas dándole mi espalda también, yo poseía un sello sabiendo el monstruo en el que me convertía, como gemelo… me pregunte si él – posees un sello en tu espalda? – pregunte sin mostrar inseguridad en mis palabras, casi convencida de la respuesta, mi pecho se agitaba un poco ante la idea, de nuevo lo calmaba si no era él, si me había equivocado de nuevo solo me emocionaría en vano y no quería de nuevo pasar por lo mismo.
Mire hacia arriba, no más nubes, no más tiempo para esperarle, si había olvidad deseaba tanto que volviese a recordar, que volviera en el tiempo, me pregunte si a pesar de ser tan pequeños él también odiaba tanto como yo a quienes nos habían separado, a veces me culpaba a mi misma si no hubiese fingido ser “normal” si hubiese sido quien era habría permanecido a su lado, y entonces hoy que sería de nosotros?, que giros extraños nos deparaba la vida.
Pero yo si recordaba, con detalles, vivos, tortuosos aquel día, los hombres vestidos de blanco que se lo llevaban, “loco” eso decían en el orfanato que estaba loco y que debía ser encerrado por todo lo que había hecho que yo me había salvado de aquella locura, pero eran mentiras, no era diferente a mi hermano, si es que el que tenia frente a mi lo era – orfanato… locura… psiquiátrico… esas palabras dicen algo en tu cabeza? Te conozco, pero tú no a mi verdad? – entonces voltee, esta vez mi mirada si estaba triste, empeoraría, lo sabía, dependiendo de su respuesta, porque quería saberlo todo de él, pero más me apenaba que si era a quien buscaba no me recordara, que no pudiese abrazarle como tantas noches había soñado volver a hacer.
Era una pena que no hubiese marca en nuestros cuerpos que pudiese identificar para estar completamente segunda de que aquel Mordeth era a quien yo buscaba, solo tenía el parecido, quien más poseía aquel tono plateado y aquella mirada maldita que guardaba en su interior una locura peligrosa cuando se desataba, un rostro oculto en el otro esperando a que todo termine, a que el tiempo se detuviera.
Se había olvidado ya de querer patearme de este lugar, mi Dios tenía razón, el esfuerzo quizás al fin tendría su recompensa, pero como podía recuperar algo que estaba olvidado, mi rostro a pesar de sonreír demostró un poco de amargura al verle de nuevo a los ojos, mirada que se llamaba a gritos en silencio. - Porque ocultarlo si tu no lo hiciste… - me dije más a mi misma que para él – Guerrera Divina de Venus… puedes llamarme Leliana si gustas Mordeth – cuando pronunciaba su nombre mi voz cambiaba, como si lo llamara en silencio.
Me ponía de pie de nuevo, dejando el casco olvidado, camine pasando a su lado mientras mi cabello se mecía alborotado por el viento que parecía levantarse enojado porque no estábamos a cubierto después de su advertencia de que pronto comenzaría a llorar, sonreí y me detuve a sus espaldas dándole mi espalda también, yo poseía un sello sabiendo el monstruo en el que me convertía, como gemelo… me pregunte si él – posees un sello en tu espalda? – pregunte sin mostrar inseguridad en mis palabras, casi convencida de la respuesta, mi pecho se agitaba un poco ante la idea, de nuevo lo calmaba si no era él, si me había equivocado de nuevo solo me emocionaría en vano y no quería de nuevo pasar por lo mismo.
Mire hacia arriba, no más nubes, no más tiempo para esperarle, si había olvidad deseaba tanto que volviese a recordar, que volviera en el tiempo, me pregunte si a pesar de ser tan pequeños él también odiaba tanto como yo a quienes nos habían separado, a veces me culpaba a mi misma si no hubiese fingido ser “normal” si hubiese sido quien era habría permanecido a su lado, y entonces hoy que sería de nosotros?, que giros extraños nos deparaba la vida.
Pero yo si recordaba, con detalles, vivos, tortuosos aquel día, los hombres vestidos de blanco que se lo llevaban, “loco” eso decían en el orfanato que estaba loco y que debía ser encerrado por todo lo que había hecho que yo me había salvado de aquella locura, pero eran mentiras, no era diferente a mi hermano, si es que el que tenia frente a mi lo era – orfanato… locura… psiquiátrico… esas palabras dicen algo en tu cabeza? Te conozco, pero tú no a mi verdad? – entonces voltee, esta vez mi mirada si estaba triste, empeoraría, lo sabía, dependiendo de su respuesta, porque quería saberlo todo de él, pero más me apenaba que si era a quien buscaba no me recordara, que no pudiese abrazarle como tantas noches había soñado volver a hacer.
Leliana- 244
Re: Totalmente inesperado [Priv.]
Sus palabras fueron haciendo grietas en mi mente, como si este fuese un frágil y delicado espejo, el cual era golpeado por ladrillos enormes y robustos, dejando que imágenes de mi pasado se repitieran incontables veces, armando un rompecabezas mental de recuerdos que se me presentaban mas nublados. -Sí, llevo un sello en la espalda, un papiro con el nombre de Atena adherido...- respondí a su primera pregunta, como sabia ella que yo tenia tal cosa? era muy confuso, me empezo a doler la cabeza por todo esto. Pensé un momento en su nombre...-Leliana, leliana, leliana...- ...lo repetí una vez tras otra, me sonaba familiar sin duda, conocía aquel nombre, mas me era difícil recordar de donde.
Ella fue lanzando mas ladrillos en forma de palabras, dando en el clavo con todas su expresiones, sabia tanto de mi y yo muy poco de ella. Caí de rodillas al suelo, sosteniendo mi cabeza con frustración, los recuerdos se repetían como si fuesen fotos instantáneas, recordé buenos momentos con una niña cuyo rostro siempre había estado escondido para mi, pude escuchar su nombre siendo pronunciado por mi, que estaba pasando, como es que ahora estas memorias empezaban a salir una tras otra, no lo entendía, esto no era para nada divertido.
-El hecho de que sepas tanto de mi, y que te me parezcas...- me calle por unos minutos, logrando recordar el día en el que me ingresaron al hospital psiquiátrico, me encontraba llorando, pero a la vez perdía el control de a ratos, asumiré que era en esos instantes cuando mi otra personalidad quería tomar control. Gritaba frases violentas, por otra parte me lamentaba por las vidas que habían terminado en mis manos. Aquella niña cambien lloraba, le sostenían para que no intentara nada tonto, era una sabia decisión, ella al igual que yo compartía esta terrible maldición, pero ella logro superarlo, yo no. -Tú...- Recuerdos de mas atrás, momentos felices que pasaba con la pequeña de rostro oculto, poco a poco este fue tomando una imagen mas clara, sus ojos, su sonrisa, sus facciones eran mas claras, era la chica que tenia de pie frente a mi.
-Eres...- todo se me hacia mas claro, sin embargo esto era increíble, pensé que la había perdido hace mucho tiempo, que ella solo era parte de unos recuerdos del pasado que no debían volver a repetirse, mi otra personalidad había jugado conmigo por mucho tiempo, tanto que cambio mi percepción de lo que realmente había sucedido en aquellos tiempos, yo nunca estuve solo desde un principio, tenia una hermana que quería con todo mi ser, era la persona lo mas importante que tenia. -Hermana...-
Al acabar de pronunciar aquellas palabras, coloque mis manos sobre el suelo, y pose mi mirada sobre las florecillas, me sentía feliz, contento, pero seguía igual de confundido, por que me llevo mucho tiempo saber que ella era mi hermana. -Cuanto tiempo llevas sufriendo?...- pregunte, sabiendo que mi ausencia no tenia perdón, como tampoco lo tenia el que yo no tuviese la mas remota idea de su identidad.
Ella fue lanzando mas ladrillos en forma de palabras, dando en el clavo con todas su expresiones, sabia tanto de mi y yo muy poco de ella. Caí de rodillas al suelo, sosteniendo mi cabeza con frustración, los recuerdos se repetían como si fuesen fotos instantáneas, recordé buenos momentos con una niña cuyo rostro siempre había estado escondido para mi, pude escuchar su nombre siendo pronunciado por mi, que estaba pasando, como es que ahora estas memorias empezaban a salir una tras otra, no lo entendía, esto no era para nada divertido.
-El hecho de que sepas tanto de mi, y que te me parezcas...- me calle por unos minutos, logrando recordar el día en el que me ingresaron al hospital psiquiátrico, me encontraba llorando, pero a la vez perdía el control de a ratos, asumiré que era en esos instantes cuando mi otra personalidad quería tomar control. Gritaba frases violentas, por otra parte me lamentaba por las vidas que habían terminado en mis manos. Aquella niña cambien lloraba, le sostenían para que no intentara nada tonto, era una sabia decisión, ella al igual que yo compartía esta terrible maldición, pero ella logro superarlo, yo no. -Tú...- Recuerdos de mas atrás, momentos felices que pasaba con la pequeña de rostro oculto, poco a poco este fue tomando una imagen mas clara, sus ojos, su sonrisa, sus facciones eran mas claras, era la chica que tenia de pie frente a mi.
-Eres...- todo se me hacia mas claro, sin embargo esto era increíble, pensé que la había perdido hace mucho tiempo, que ella solo era parte de unos recuerdos del pasado que no debían volver a repetirse, mi otra personalidad había jugado conmigo por mucho tiempo, tanto que cambio mi percepción de lo que realmente había sucedido en aquellos tiempos, yo nunca estuve solo desde un principio, tenia una hermana que quería con todo mi ser, era la persona lo mas importante que tenia. -Hermana...-
Al acabar de pronunciar aquellas palabras, coloque mis manos sobre el suelo, y pose mi mirada sobre las florecillas, me sentía feliz, contento, pero seguía igual de confundido, por que me llevo mucho tiempo saber que ella era mi hermana. -Cuanto tiempo llevas sufriendo?...- pregunte, sabiendo que mi ausencia no tenia perdón, como tampoco lo tenia el que yo no tuviese la mas remota idea de su identidad.
Mor- 670
Re: Totalmente inesperado [Priv.]
Se acercaba, por alguna razón pude sentir parte del dolor que le provocaba recordar, lo mire entristecida por provocarle aquello, pero era que lo necesitaba tanto, sabia aquello porque yo poseía el mismo, era quizás lo único que podía confirmarme que era él a quien buscaba, a quien había buscado toda la vida, su respuesta hizo que mi corazón bombeara rápidamente, era… era él no podía creerlo, después de tanto tiempo recorriendo falsas pistas, lugares donde podía estar, estaba allí, estaba a mi lado, estaba a su lado.
Me acerque hasta él agachándome, arrodillándome a sus espaldas, mis brazos le rodearon, cálidos, en un suave tacto, acompañándole, estando a su lado, transmitiéndole cuanto me alegraba que me recordara, mi nombre repetido por sus labios, cerré los ojos, cálido apreté mas el abrazo apoyando mi cabeza en su espalda. - Mi amado Mordeth… ya no sufro porque te eh encontrado, te eh buscado tanto tiempo, después de que nos separaran, cometí un grave error no ser yo misma y dejar que me llevaran contigo... me culpe tanto, te deseaba tanto a mi lado de nuevo como si ese lazo tan lejos de mi me lastimara.
Pero ya no tenía que preocuparse, lo había encontrado, estaba allí, a mi lado, era real después de tantos años me era tan raro y no me importo que comenzara a llover como si el cielo se estuviese cayendo sobre nuestras cabezas porque todo el resto ya no me importaba, mi cabello caía como hebras plateadas sobre sus hombros, húmedos, enredándose como mis brazos a su pecho, claramente podía sentir como mi corazón latía con fuerza al estar pegada a su espalda, por todos los dioses no quería soltarle ya más pero debía, no quería sofocarle o asfixiarle – hermano…
Me separaba de él con esfuerzo, con miedo de que se fuera otra vez, lejos y ya no pudiese volverle a encontrar nunca más, camine hasta quedar dándole la espalda, baje el cierre de la campera de cuero y la deje caer junto al casco, la remera que llevaba era abierta en toda la espalda, cadenas finas, delicadas la cruzaban y tras estas se veía un tatuaje en forma de lirio, teñido de rojo intenso – mi sello, al igual que el tuyo creado por mi dios, si se destiñe solo debo bañarlo en sangre alimentándolo para no caer en la locura que nos maldice – murmure, mientras miraba hacia arriba, mi cabello caía hacia atrás, como si fuese lluvia, esta mojaba mi rostro mientras sonreía – como has terminado aquí hermanito? Qué extraña es la vida… los dos sirviendo a los dioses, que extraño destino fue tejido para nosotros no crees?
Quería hablar tantas cosas con él, saber cómo había llegado allí, si tenía novia, si tenía amigos, que hacia todos los días, quería saberlo todo, estaba tan impaciente, pero siempre demostraba estar tranquila, temblaba levemente por el frio y la emoción pero siempre permanecía delicada, hermosa como las flores que nos rodeaban, mi Dios me había enseñado a siempre estar en calma, ser paciente, escuchar y observar – estas bien? – voltee mirándole por sobre mi hombro, estaba preocupada porque hace unos segundos parecía que se saldría la cabeza, solo quería saber si estaba mejor si podía levantarse.
Me acerque hasta él agachándome, arrodillándome a sus espaldas, mis brazos le rodearon, cálidos, en un suave tacto, acompañándole, estando a su lado, transmitiéndole cuanto me alegraba que me recordara, mi nombre repetido por sus labios, cerré los ojos, cálido apreté mas el abrazo apoyando mi cabeza en su espalda. - Mi amado Mordeth… ya no sufro porque te eh encontrado, te eh buscado tanto tiempo, después de que nos separaran, cometí un grave error no ser yo misma y dejar que me llevaran contigo... me culpe tanto, te deseaba tanto a mi lado de nuevo como si ese lazo tan lejos de mi me lastimara.
Pero ya no tenía que preocuparse, lo había encontrado, estaba allí, a mi lado, era real después de tantos años me era tan raro y no me importo que comenzara a llover como si el cielo se estuviese cayendo sobre nuestras cabezas porque todo el resto ya no me importaba, mi cabello caía como hebras plateadas sobre sus hombros, húmedos, enredándose como mis brazos a su pecho, claramente podía sentir como mi corazón latía con fuerza al estar pegada a su espalda, por todos los dioses no quería soltarle ya más pero debía, no quería sofocarle o asfixiarle – hermano…
Me separaba de él con esfuerzo, con miedo de que se fuera otra vez, lejos y ya no pudiese volverle a encontrar nunca más, camine hasta quedar dándole la espalda, baje el cierre de la campera de cuero y la deje caer junto al casco, la remera que llevaba era abierta en toda la espalda, cadenas finas, delicadas la cruzaban y tras estas se veía un tatuaje en forma de lirio, teñido de rojo intenso – mi sello, al igual que el tuyo creado por mi dios, si se destiñe solo debo bañarlo en sangre alimentándolo para no caer en la locura que nos maldice – murmure, mientras miraba hacia arriba, mi cabello caía hacia atrás, como si fuese lluvia, esta mojaba mi rostro mientras sonreía – como has terminado aquí hermanito? Qué extraña es la vida… los dos sirviendo a los dioses, que extraño destino fue tejido para nosotros no crees?
Quería hablar tantas cosas con él, saber cómo había llegado allí, si tenía novia, si tenía amigos, que hacia todos los días, quería saberlo todo, estaba tan impaciente, pero siempre demostraba estar tranquila, temblaba levemente por el frio y la emoción pero siempre permanecía delicada, hermosa como las flores que nos rodeaban, mi Dios me había enseñado a siempre estar en calma, ser paciente, escuchar y observar – estas bien? – voltee mirándole por sobre mi hombro, estaba preocupada porque hace unos segundos parecía que se saldría la cabeza, solo quería saber si estaba mejor si podía levantarse.
Leliana- 244
Re: Totalmente inesperado [Priv.]
Aún estando de rodillas en el suelo, pude sentir sus brazos rodeando mi torso y su cabello repozando sobre mi hombro, la calidez que ell traia a mi en este ambiente de neblino y un poco de frio, ese alivio de saber de que no habia perdido a toda mi familia, aun sabiendo que muchos de ellos me habian dado la espalda en el momento que cai en el psiquiatrico. -Si, estoy bien, no te preocupes...- respondi despues de haber escuchado sus palabras con atención, y de que se separara lentamente de mi, aún no terminaba de salir de mi sorpresa, no sabia como sentirme, sentia una combinación de alegria pero a la vez culpabilidad, no lo se, no estaba seguro siquiera de en que forma tratarla debido a los años que llevamos separados, ella me acepto con los brazos abiertos, pero aún asi no me sentia seguro.
-Mi sello es distinto, se deteriora cuando mi cosmos supera el cosmos supresor que esta almacenado en el papiro, o simplemente cuando el papiro pierde su poder, despues de eso necesito colocar un sello nuevo.- aclare mi situación, aunque la posición de ella parecia un poco incomoda, tener que ir matando para mantener el sello, eso simplemente no sonaba correcto, o al menos eso fue lo que entendi. Me levante del suelo y me di la vuelta, ella se encontraba de espaldas en aquel momento, observe la forma en la que ella se encontraba vestida, su espalda estaba parcialmente descubierta, lo que me permitia observar un tatuaje en forma de una flor, un lirio para ser exactos. -Termine aqui por que la oferta que me hizo Atena fue muy buena, portaba la armadura de Geminis para redimir mis pecados, si luchaba por la protección de la tierra, ademas de que ya no queria seguir en aquel lugar.- Fue una explicación breve, pero era basicamente como resumiria mi situación. -Yo no vivo para morir por Atena, ni lucho en su nombre, lucho por mis intereses...- aclare por ultimo.
-Yo no creo en el destino del todo, mas bien eso es forjado por nosotros...- yo no creia en eso, mas bien pensaba que era una forma de quitarnos cosas de encima, como cuando cometemos errores, los humanos siempre atribuyen las fallas con el destino. -Y como terminaste siendo una guerrera divina?, me imagino que conoces el olimpo como la palma de tu mano...- ella termino en un mejor lugar que yo, bajo la protección de un dios levemente mayor a la diosa a la que ayudo, Zeus, algo que me hacia sentir levemente tranquilo, sabiendo que se encontraba protegiendo y bajo la protección de alguien cuyo poder fue el suficiente para asignar territorio a los dioses.
-Y otra cosa, siempre vistes de esa forma? no quiero a mi hermana siendo la fantasia de hombres que no pueden controlar sus impulsos...- me mostre un poco incomodo ante eso, tenia quer econocer que era bonita y todo eso, pero era mi hermana, no podia dejar de imaginarme situaciones en las que tuviese que rayarle la cara a alguno que otro metiche que quisiera tomarla como suya.
-Mi sello es distinto, se deteriora cuando mi cosmos supera el cosmos supresor que esta almacenado en el papiro, o simplemente cuando el papiro pierde su poder, despues de eso necesito colocar un sello nuevo.- aclare mi situación, aunque la posición de ella parecia un poco incomoda, tener que ir matando para mantener el sello, eso simplemente no sonaba correcto, o al menos eso fue lo que entendi. Me levante del suelo y me di la vuelta, ella se encontraba de espaldas en aquel momento, observe la forma en la que ella se encontraba vestida, su espalda estaba parcialmente descubierta, lo que me permitia observar un tatuaje en forma de una flor, un lirio para ser exactos. -Termine aqui por que la oferta que me hizo Atena fue muy buena, portaba la armadura de Geminis para redimir mis pecados, si luchaba por la protección de la tierra, ademas de que ya no queria seguir en aquel lugar.- Fue una explicación breve, pero era basicamente como resumiria mi situación. -Yo no vivo para morir por Atena, ni lucho en su nombre, lucho por mis intereses...- aclare por ultimo.
-Yo no creo en el destino del todo, mas bien eso es forjado por nosotros...- yo no creia en eso, mas bien pensaba que era una forma de quitarnos cosas de encima, como cuando cometemos errores, los humanos siempre atribuyen las fallas con el destino. -Y como terminaste siendo una guerrera divina?, me imagino que conoces el olimpo como la palma de tu mano...- ella termino en un mejor lugar que yo, bajo la protección de un dios levemente mayor a la diosa a la que ayudo, Zeus, algo que me hacia sentir levemente tranquilo, sabiendo que se encontraba protegiendo y bajo la protección de alguien cuyo poder fue el suficiente para asignar territorio a los dioses.
-Y otra cosa, siempre vistes de esa forma? no quiero a mi hermana siendo la fantasia de hombres que no pueden controlar sus impulsos...- me mostre un poco incomodo ante eso, tenia quer econocer que era bonita y todo eso, pero era mi hermana, no podia dejar de imaginarme situaciones en las que tuviese que rayarle la cara a alguno que otro metiche que quisiera tomarla como suya.
Mor- 670
Re: Totalmente inesperado [Priv.]
Su sello era menos complicado que el mío, podía usar mi propia sangre pero no era tan fuerte como la de mi Dios, podía usar un poco de la de alguien más que me la obsequiara, pero aun así era algo incomodo tener que volver a dibujar el lirio con sangre, habría deseado su sello aunque era más peligroso y propenso a romperse.
Sonreí, demasiado dulce, demasiado tranquila al escuchar que había terminado allí por Athena, gracias a los dioses que habían cuidado de él y me habían dejado volver a encontrarlo pero bien sabia que siempre ante algo bueno la vida te devolvía dos cosas malas, esa sensación de tranquilidad falsa que sabes que se acabara pronto, era inevitable sentirla, pero se podía olvidar por un tiempo, tiempo que pasaba a su lado, todo el resto dejaba de importar, mis ojos se ponían vidriosos porque realmente quería llorar pero al mismo tiempo demostrarle a mi hermano que era una chica fuerte, que había podido cuidarme. - Eres poco supersticioso, lo dice alguien que le sirve a un Dios antiguos, dioses que las personas hoy en día ya no recuerdan y aun así no crees en el destino hermano?
Me reí un poco mientras recogía mi cabello en una coleta alta, si conocía el Olimpo como la palma de mi mano, conocía el Olimpo y el mundo como la palma de mi mano, había recorrido tantos lugares durante tantos años en su búsqueda que ya prácticamente no había lugar en el planeta que no conociera, pero no conteste aquello porque lo siguiente me hizo algo de gracia, me mire un poco. - Vestir cómo? No te gusta? Siempre visto así, a veces es más fácil ~
Mi voz fue dulce, como si cantara una pequeña melodía al hablar, me acerque a él de nuevo abrazándole con fuerza, escondiendo mi rostro en su cuello un instante, luego me separe un poco para mirarle, acaricie con cuidado su mejilla y deposite en su rostro, cerca de la comisura de sus labios un pequeño beso. - No cambiare mi modo de vestir, los hombres compran y comen con la mirada, si te vez mal te ignoran, si te ves bien… pues las cosas fluyen distinto, descuida no confías en mi? Se como patear a los que me molestan Mor ~
Pique su nariz con la punta de mi dedo, luego recordé que debía darle algo cuando lo encontrara, es que había pasado tanto tiempo y ahora estaba tan emocionada por haberle encontrado que casi olvidaba lo importante, de mi pantalón, en uno de sus bolsillos saque un pequeño collar con una orbe translucida. - Gota de luna se llama… si te llamo brillara en dorado, entonces te estaré avisando que deseo verte… si brilla en rojo sabrás cuando necesite tu ayuda, que estoy en apuros y pido de tu ayuda… la piedra te guiara por si sola a donde yo este.
Tome su mano y deje en esta el collar pequeño, con la piedra engarzada en un dije de plata con extraños gravados, parecían en otra lengua y en el dorso el apellido de ambos, me pregunte si aun lo recordaba, como fuese, aquel pequeño artefacto bañado con el cosmos divino de Zeus lo llevaría directo al Olimpo si por cualquier cosa lo necesitaba. Tenía el presentimiento de que después de la calma se acercaría pronto una tormenta, como la que ahora parecía azotar con fuerza calándose entre los huesos.
Mi cuerpo tembló un poco por el frío de la lluvia y el viento que soplaba, mi cabello mojado caía sobre mi frente pero aun así seguía sonriéndole a mi hermano, es que simplemente me producía una alegría inexplicable estar a su lado, un cariño, un amor que solo ambos podíamos entender, me abrecé a mí misma, era mejor que buscara mi campera y el casco.
Sonreí, demasiado dulce, demasiado tranquila al escuchar que había terminado allí por Athena, gracias a los dioses que habían cuidado de él y me habían dejado volver a encontrarlo pero bien sabia que siempre ante algo bueno la vida te devolvía dos cosas malas, esa sensación de tranquilidad falsa que sabes que se acabara pronto, era inevitable sentirla, pero se podía olvidar por un tiempo, tiempo que pasaba a su lado, todo el resto dejaba de importar, mis ojos se ponían vidriosos porque realmente quería llorar pero al mismo tiempo demostrarle a mi hermano que era una chica fuerte, que había podido cuidarme. - Eres poco supersticioso, lo dice alguien que le sirve a un Dios antiguos, dioses que las personas hoy en día ya no recuerdan y aun así no crees en el destino hermano?
Me reí un poco mientras recogía mi cabello en una coleta alta, si conocía el Olimpo como la palma de mi mano, conocía el Olimpo y el mundo como la palma de mi mano, había recorrido tantos lugares durante tantos años en su búsqueda que ya prácticamente no había lugar en el planeta que no conociera, pero no conteste aquello porque lo siguiente me hizo algo de gracia, me mire un poco. - Vestir cómo? No te gusta? Siempre visto así, a veces es más fácil ~
Mi voz fue dulce, como si cantara una pequeña melodía al hablar, me acerque a él de nuevo abrazándole con fuerza, escondiendo mi rostro en su cuello un instante, luego me separe un poco para mirarle, acaricie con cuidado su mejilla y deposite en su rostro, cerca de la comisura de sus labios un pequeño beso. - No cambiare mi modo de vestir, los hombres compran y comen con la mirada, si te vez mal te ignoran, si te ves bien… pues las cosas fluyen distinto, descuida no confías en mi? Se como patear a los que me molestan Mor ~
Pique su nariz con la punta de mi dedo, luego recordé que debía darle algo cuando lo encontrara, es que había pasado tanto tiempo y ahora estaba tan emocionada por haberle encontrado que casi olvidaba lo importante, de mi pantalón, en uno de sus bolsillos saque un pequeño collar con una orbe translucida. - Gota de luna se llama… si te llamo brillara en dorado, entonces te estaré avisando que deseo verte… si brilla en rojo sabrás cuando necesite tu ayuda, que estoy en apuros y pido de tu ayuda… la piedra te guiara por si sola a donde yo este.
Tome su mano y deje en esta el collar pequeño, con la piedra engarzada en un dije de plata con extraños gravados, parecían en otra lengua y en el dorso el apellido de ambos, me pregunte si aun lo recordaba, como fuese, aquel pequeño artefacto bañado con el cosmos divino de Zeus lo llevaría directo al Olimpo si por cualquier cosa lo necesitaba. Tenía el presentimiento de que después de la calma se acercaría pronto una tormenta, como la que ahora parecía azotar con fuerza calándose entre los huesos.
Mi cuerpo tembló un poco por el frío de la lluvia y el viento que soplaba, mi cabello mojado caía sobre mi frente pero aun así seguía sonriéndole a mi hermano, es que simplemente me producía una alegría inexplicable estar a su lado, un cariño, un amor que solo ambos podíamos entender, me abrecé a mí misma, era mejor que buscara mi campera y el casco.
Leliana- 244
Re: Totalmente inesperado [Priv.]
Observe con asombro aquel collar que me entrego, era un artefacto interesante, podía sentirse un cosmos mucho mas poderoso que el mio cubriéndolo, era mas que obvio que esto contenía poder de Zeus. Sus instrucciones eran simples, rojo para peligro, dorado para necesidad, eran muy fáciles de memorizar, y no solo eso, si no que no tendría que hacer mucho esfuerzo para ir a aquel monte, esto me llevaría al instante, muy conveniente.
La lluvia empezó a azotar con fuerza, Leliana se le notaba lo incomoda que se sentía con esto, temblaba por las bajas temperaturas, y por que claro, sus ropas revelaban mas de la cuenta. Me quite mi chaqueta, lo único que me cubría en aquel momento, y la cubrí con eso, esperando que el frió se le quitara. -No te preocupes por mi, e entrenado lo suficiente como para soportar un simple soplido, por ahora busquemos un refugio donde podamos esperar hasta que escampe.- le agarre de la mano y camine con plena seguridad que encontraría un sitio, por mas simple que fuese, me era mas cómodo llevarla a mi templo, pero no creo que sea lo correcto, dejar que el sirviente de otro dios entre como si nada, seria mal visto por los demás caballeros.
-No estarías pasando por ese frió si fueses un poco mas vestida, no hay necesidad de mostrar espalda ni escote, ni de ir con ropa ajustada, es cierto que los hombres comen imagen, pero mas que eso ellos no solo quieren ver, quieren sentir, y por mas que sepas defenderte, siento que en algún momento uno encontrara la manera de aprovecharse de ti, y cuando menos lo esperes... prefiero no pensarlo...- mi rostro rojo con tan solo pensar en las posibilidades, pero para ella era imposible verlo, ya que yo iba unos pasos delante mientras caminábamos.
-Ahora que lo pienso, eso que estaba escrito en el collar que me diste... es nuestro apellido?- había notado un escrito antes de quitarle los ojos de encima, se me hacia algo familiar, sin embargo no sentí mas que repudio al leerlo. -Si es así, me niego a llevarlo, no me incluiré en una familia que me dejo a mi suerte en aquel lugar...- en aquella frase, poco a poco fue bajando el tono de mi voz, a pesar de tener a mi hermana aquí, yo no iría a perdonar al resto de mi familia, ellos no hicieron nada para impedir mi merecido encierro, ellos me abandonaron.
-Este lugar servirá de momento.- era un pequeño edificio, estaba cerrado con un candado, pero el techo estaba extendido un poco, por lo que nos era posible cubrirnos aquí por un rato. -Toma asiento.- señale una silla que se encontraba en el sitio, solo era una, con espacio para uno, prefería que ella descansara debido a que vino de mas lejos, a que yo lo hiciera.
La lluvia empezó a azotar con fuerza, Leliana se le notaba lo incomoda que se sentía con esto, temblaba por las bajas temperaturas, y por que claro, sus ropas revelaban mas de la cuenta. Me quite mi chaqueta, lo único que me cubría en aquel momento, y la cubrí con eso, esperando que el frió se le quitara. -No te preocupes por mi, e entrenado lo suficiente como para soportar un simple soplido, por ahora busquemos un refugio donde podamos esperar hasta que escampe.- le agarre de la mano y camine con plena seguridad que encontraría un sitio, por mas simple que fuese, me era mas cómodo llevarla a mi templo, pero no creo que sea lo correcto, dejar que el sirviente de otro dios entre como si nada, seria mal visto por los demás caballeros.
-No estarías pasando por ese frió si fueses un poco mas vestida, no hay necesidad de mostrar espalda ni escote, ni de ir con ropa ajustada, es cierto que los hombres comen imagen, pero mas que eso ellos no solo quieren ver, quieren sentir, y por mas que sepas defenderte, siento que en algún momento uno encontrara la manera de aprovecharse de ti, y cuando menos lo esperes... prefiero no pensarlo...- mi rostro rojo con tan solo pensar en las posibilidades, pero para ella era imposible verlo, ya que yo iba unos pasos delante mientras caminábamos.
-Ahora que lo pienso, eso que estaba escrito en el collar que me diste... es nuestro apellido?- había notado un escrito antes de quitarle los ojos de encima, se me hacia algo familiar, sin embargo no sentí mas que repudio al leerlo. -Si es así, me niego a llevarlo, no me incluiré en una familia que me dejo a mi suerte en aquel lugar...- en aquella frase, poco a poco fue bajando el tono de mi voz, a pesar de tener a mi hermana aquí, yo no iría a perdonar al resto de mi familia, ellos no hicieron nada para impedir mi merecido encierro, ellos me abandonaron.
-Este lugar servirá de momento.- era un pequeño edificio, estaba cerrado con un candado, pero el techo estaba extendido un poco, por lo que nos era posible cubrirnos aquí por un rato. -Toma asiento.- señale una silla que se encontraba en el sitio, solo era una, con espacio para uno, prefería que ella descansara debido a que vino de mas lejos, a que yo lo hiciera.
Mor- 670
Re: Totalmente inesperado [Priv.]
Sonreí, no iba a reprocharle que me cubriera, aun así ante una quizás obvia reacción mi hermano prefirió comentar que no iba a pasarle nada con una simple brisa, negué con la cabeza tomando mis cosas antes de que me tomara de la mano y me arrastrara a algún lugar cubierto. Si que era bueno para elegir lugares, estaba segura de que novia no tendría, era pésimo para ser “agradable” o expresar algo de “dulzura” pero yo era igual, solo era de aquella manera porque se me daba excelente y porque era parte del mundo “perfecto” en el que me había tocado vivir, no por eso abandonaba ese toque rebelde y solitario que poseía.
Ignore de nuevo el reto hacia mi vestimenta, era mejor que se acostumbrara a verme vestida así porque de mi ropero, justo lo que llevaba puesto, era quizás lo más discreto, lo que me hizo bastante gracia verle refunfuñar por lo que vestía, me sentí extrañamente acogida, como si hubiese pasado a visitarle nada más, como si ahora mismo fuese otro día normal – deja de decirme como vestir… mírate tú no tienes nada puesto – me reí, no me había dado cuenta de que el pequeño hermano que había dejado atrás se había convertido en un apuesto hombre, buen formado, preparado para el combate, caminando un poco atrás notaba su espalda marcada y el sello que poseía, era más conveniente pero un poco molesto de llevar, a diferencia del mío que era cómodo al no sentirle pero poco conveniente si necesitaba activarlo.
Ignore lo del apellido, jugué con mi cabello, no era lo que pensaba era una tontería, me senté donde me pidió, tras mirarle unos segundos, deje el casco y la chaqueta de cuero a un lado, sujete su prenda sobre mis hombros y mi mirar se desvió hacia el cielo color plomo – no, yo tampoco recuerdo el nuestro verdadero, no es un apellido… es un lugar… fue entrenada allí, también está mi hogar el que visito cuando no quiero estar en el Olimpo, un refugio, me prometí que cuando te encontrara te llevaría a verlo, Heiligenberg significa “Monte de los Santos” sabias? Es un hermoso lugar en Francia – apreté mejor su ropa contra mi cuerpo abrigándome. El collar tenía también un pequeño secreto, no lo llevaba solo al Olimpo, el mío hacia lo mismo, colgado de mi cuello si lo notaba también había un collar idéntico, si alguna vez se sentía perdido y no quería regresar a ningún lado o si se sentía solo, no debía estarlo, el collar lo llevaría a aquel lugar junto a mí.
- Porque no me llevaste a tu gran casa de Géminis hermanito? Después de todo eres su santo verdad? O ya hiciste lio y te echaron? – reí, mi tono de voz era para molestarle un poco, los días grises mejor pasarlos riendo antes que de mal humor, te hundían en una pesada depresión si no sonreías – tienes miedo de que te reten si me llevabas o no me quieres presentar a tus compañeros o… compañeras – le mire fijo buscando, si este tenía alguna dama… entonces quizás la hermanita debería de conocerla.
Tome entre mis manos el largo cabello y lo apreté quitando el exceso de agua, goteando a mi lado, lo hice una tranza y lo ate para que no se soltara en un rodete dejando a la vista por completo mi rostro, mis ojos verdes se clavaban en los suyos aunque en silencio le recorría en su totalidad, recordando cada centímetro de su cuerpo, de su ser, con un deseo de querer descubrir todo lo que no había podido compartir hasta aquel momento con mi hermano.
Ignore de nuevo el reto hacia mi vestimenta, era mejor que se acostumbrara a verme vestida así porque de mi ropero, justo lo que llevaba puesto, era quizás lo más discreto, lo que me hizo bastante gracia verle refunfuñar por lo que vestía, me sentí extrañamente acogida, como si hubiese pasado a visitarle nada más, como si ahora mismo fuese otro día normal – deja de decirme como vestir… mírate tú no tienes nada puesto – me reí, no me había dado cuenta de que el pequeño hermano que había dejado atrás se había convertido en un apuesto hombre, buen formado, preparado para el combate, caminando un poco atrás notaba su espalda marcada y el sello que poseía, era más conveniente pero un poco molesto de llevar, a diferencia del mío que era cómodo al no sentirle pero poco conveniente si necesitaba activarlo.
Ignore lo del apellido, jugué con mi cabello, no era lo que pensaba era una tontería, me senté donde me pidió, tras mirarle unos segundos, deje el casco y la chaqueta de cuero a un lado, sujete su prenda sobre mis hombros y mi mirar se desvió hacia el cielo color plomo – no, yo tampoco recuerdo el nuestro verdadero, no es un apellido… es un lugar… fue entrenada allí, también está mi hogar el que visito cuando no quiero estar en el Olimpo, un refugio, me prometí que cuando te encontrara te llevaría a verlo, Heiligenberg significa “Monte de los Santos” sabias? Es un hermoso lugar en Francia – apreté mejor su ropa contra mi cuerpo abrigándome. El collar tenía también un pequeño secreto, no lo llevaba solo al Olimpo, el mío hacia lo mismo, colgado de mi cuello si lo notaba también había un collar idéntico, si alguna vez se sentía perdido y no quería regresar a ningún lado o si se sentía solo, no debía estarlo, el collar lo llevaría a aquel lugar junto a mí.
- Porque no me llevaste a tu gran casa de Géminis hermanito? Después de todo eres su santo verdad? O ya hiciste lio y te echaron? – reí, mi tono de voz era para molestarle un poco, los días grises mejor pasarlos riendo antes que de mal humor, te hundían en una pesada depresión si no sonreías – tienes miedo de que te reten si me llevabas o no me quieres presentar a tus compañeros o… compañeras – le mire fijo buscando, si este tenía alguna dama… entonces quizás la hermanita debería de conocerla.
Tome entre mis manos el largo cabello y lo apreté quitando el exceso de agua, goteando a mi lado, lo hice una tranza y lo ate para que no se soltara en un rodete dejando a la vista por completo mi rostro, mis ojos verdes se clavaban en los suyos aunque en silencio le recorría en su totalidad, recordando cada centímetro de su cuerpo, de su ser, con un deseo de querer descubrir todo lo que no había podido compartir hasta aquel momento con mi hermano.
Leliana- 244
Re: Totalmente inesperado [Priv.]
-Heilingenberg...- el solo pronunciarlo se me hacia complicado, quien iba a saber que esa cosa tenia un significado. -Te acompañare ahí en otra ocasión, para que puedas cumplirte esa promesa.- con que Francia, aunque juraba que por el como sonaba debía de ser algún lugar alemán o polaco, tenia términos franceses en la cabeza, pero ninguno sonaba como eso.
Cruce mis brazos, los cielos no cesaban la lluvia, el frió se hacia cada vez mas notable, aunque no era un problema para mi, pero si para ella. Los días grises como estos... acostumbro dormir todo lo que duren, para no tener que contemplarlos, es mi forma de escapar de la realidad y hundirme en mi imaginación, donde los colores ya son predeterminados, blanco o negro, nunca otro que no sean esos.
Ella luego me pregunto acerca del por que no la llevaba hacia el templo de los gemelos, me lo había pensado antes, pero no se que tan correcto es que lo haga, después de todo el santuario tiene sus reglas en cuanto a los que no son parte de los caballeros de Atena. -En mi templo te hubieses aburrido, no hay mucho que ver en aquel lugar, y era muy posible que otro de mis "compañeros" se hubiesen asomado a donde no los llaman en el momento que sientan tu cosmos. Ademas, no quiero que conozcas a esa gente, son todo lo contrario a lo que puedes imaginarte como son, tanto así que aveces me dan ganas de abandonar ese lugar.- me mostré un poco incomodo al hablar del santuario, pero todo eso era mi punto de vista al respecto, el lugar al que me había unido... ya no me apetecía seguir con esos compañeros. -Lo único que me liga a esa gente, es Atena, la cual todavía no se a presentado ante nosotros.-
Termine dándole un poco de mala publicidad, quizá mi respuesta no era lo suficientemente claras para ella, pero fui totalmente honesto. -Pero, si insistes en querer ver el templo, con gusto te llevare.-
Ya me dolían los pies de tanto estar de pie, era alguien muy perezoso en verdad, mi cuerpo no estaba lo suficientemente entrenado, mas mi cosmos era lo suficientemente poderoso para cubrir esa debilidad. Debido a eso, termine sentándome en el suelo, al no querer quitarle el asiento a Leliana.
-De tenerles miedo, no, no lo tengo.- Me quede un poco pensativo, mas que sentir miedo, me hubiese sentido frustrado si me dijeran algo negativo por el simple hecho de llevarla. -Es simplemente para que no me jodan despues, el santuario tiene sus reglas extrañas.-
Cruce mis brazos, los cielos no cesaban la lluvia, el frió se hacia cada vez mas notable, aunque no era un problema para mi, pero si para ella. Los días grises como estos... acostumbro dormir todo lo que duren, para no tener que contemplarlos, es mi forma de escapar de la realidad y hundirme en mi imaginación, donde los colores ya son predeterminados, blanco o negro, nunca otro que no sean esos.
Ella luego me pregunto acerca del por que no la llevaba hacia el templo de los gemelos, me lo había pensado antes, pero no se que tan correcto es que lo haga, después de todo el santuario tiene sus reglas en cuanto a los que no son parte de los caballeros de Atena. -En mi templo te hubieses aburrido, no hay mucho que ver en aquel lugar, y era muy posible que otro de mis "compañeros" se hubiesen asomado a donde no los llaman en el momento que sientan tu cosmos. Ademas, no quiero que conozcas a esa gente, son todo lo contrario a lo que puedes imaginarte como son, tanto así que aveces me dan ganas de abandonar ese lugar.- me mostré un poco incomodo al hablar del santuario, pero todo eso era mi punto de vista al respecto, el lugar al que me había unido... ya no me apetecía seguir con esos compañeros. -Lo único que me liga a esa gente, es Atena, la cual todavía no se a presentado ante nosotros.-
Termine dándole un poco de mala publicidad, quizá mi respuesta no era lo suficientemente claras para ella, pero fui totalmente honesto. -Pero, si insistes en querer ver el templo, con gusto te llevare.-
Ya me dolían los pies de tanto estar de pie, era alguien muy perezoso en verdad, mi cuerpo no estaba lo suficientemente entrenado, mas mi cosmos era lo suficientemente poderoso para cubrir esa debilidad. Debido a eso, termine sentándome en el suelo, al no querer quitarle el asiento a Leliana.
-De tenerles miedo, no, no lo tengo.- Me quede un poco pensativo, mas que sentir miedo, me hubiese sentido frustrado si me dijeran algo negativo por el simple hecho de llevarla. -Es simplemente para que no me jodan despues, el santuario tiene sus reglas extrañas.-
Mor- 670
Re: Totalmente inesperado [Priv.]
- Tranquilo Mor no debes ir… de ultima tenía pensado arrastrarte sino querías – reí ante aquello de nuevo, hacía mucho tiempo que había olvidado reírme y lo bien que se sentía hacerlo, aunque él no lo hiciera, yo parecía disfrutar ante aquellos pequeños chistes que se formaban en mi cabecita y terminaban en mis labios.
Le seguí con la mirada cuando se sentó, el techo nos cubría de la lluvia, más no del frio pero no me importaba demasiado mientras pudiese estar a su lado podían caer rayos que iba a permanecer tranquila a su lado, pero por más caballero que fuese terminaría pescando un buen resfriado si seguía tomando frio después de mojarse, lo mismo pasaría conmigo y anhelaba un lugar caliente.
Imagine que se le complicaba llevar a alguien a su templo, sabia un poco que nadie debía pasar por estos pero entonces dijo que su Diosa no había despertado y una mueca picara se dibujo coqueta en mis labios – si tu diosa no está para regañarte por tal atrevimiento Mor… tanto te importa lo que digan los demás? – me puse de pie, quitándome su prenda de enzima, me agache a su lado y como si fuese un pequeño refugio cubrí con esta ambas cabezas, como si nos proporcionara un pequeño refugio, intimo, donde los demás no veían o no podían entrar.
- Quiero conocer el lugar que mi hermano protege… no debes temer, prometo no atacar a ninguno de tus compañeros además!... – puse un dedo sobre su nariz dándole un pequeño golpecito – no tengo porque presentar cosmos, cualquier escusa tonta estaría bien – mis labios se acercaron a los suyos pero se desviaron hacia su mejilla dejando un beso sobre su piel pálida, que al igual que la mía comenzaban a enfriarse.
Si tenía prohibido llevar gente a su templo, aun más siendo de otro reino, entonces me resultaba aun más emocionante, parecía que a diferencia de mi hermano gemelo yo era la parte que rompía sin problemas las reglas, le tome de las manos y lo puse de pie de nuevo de un jalón, aligándolo a llevarme con él, puse sus manos en mi cintura y procure abrazarle con fuerza rodeando su cuello – me llevaras? Antes de que me congele hermanito?
Le seguí con la mirada cuando se sentó, el techo nos cubría de la lluvia, más no del frio pero no me importaba demasiado mientras pudiese estar a su lado podían caer rayos que iba a permanecer tranquila a su lado, pero por más caballero que fuese terminaría pescando un buen resfriado si seguía tomando frio después de mojarse, lo mismo pasaría conmigo y anhelaba un lugar caliente.
Imagine que se le complicaba llevar a alguien a su templo, sabia un poco que nadie debía pasar por estos pero entonces dijo que su Diosa no había despertado y una mueca picara se dibujo coqueta en mis labios – si tu diosa no está para regañarte por tal atrevimiento Mor… tanto te importa lo que digan los demás? – me puse de pie, quitándome su prenda de enzima, me agache a su lado y como si fuese un pequeño refugio cubrí con esta ambas cabezas, como si nos proporcionara un pequeño refugio, intimo, donde los demás no veían o no podían entrar.
- Quiero conocer el lugar que mi hermano protege… no debes temer, prometo no atacar a ninguno de tus compañeros además!... – puse un dedo sobre su nariz dándole un pequeño golpecito – no tengo porque presentar cosmos, cualquier escusa tonta estaría bien – mis labios se acercaron a los suyos pero se desviaron hacia su mejilla dejando un beso sobre su piel pálida, que al igual que la mía comenzaban a enfriarse.
Si tenía prohibido llevar gente a su templo, aun más siendo de otro reino, entonces me resultaba aun más emocionante, parecía que a diferencia de mi hermano gemelo yo era la parte que rompía sin problemas las reglas, le tome de las manos y lo puse de pie de nuevo de un jalón, aligándolo a llevarme con él, puse sus manos en mi cintura y procure abrazarle con fuerza rodeando su cuello – me llevaras? Antes de que me congele hermanito?
Leliana- 244
Re: Totalmente inesperado [Priv.]
-No es que me interese lo que digan, es solo que...- no sabia que decirle al respecto, definitivamente me importaba una hormiga de cabeza lo que pensaban los demás de mi, pero ella tenia su punto, no había Atena que se molestara por una sola persona de confianza dentro de las doce casas. En lo que ella se había tomado la molestia de agacharse junto a mi y cubrirnos con el abrigo, yo me pensaba la posibilidad de irnos hacia mi templo, después de todo el techo solo la tapaba de la fuerte lluvia, mas no del terrible frió.
Baje la mirada por unos segundos, escuchando sus palabras, pero volví a poner mi vista sobre ella al sentir su dedo sobre mi nariz, un leve golpe y seguido de eso sus labios se acercaban a los míos, pero terminaron desviándose hacia mi mejilla, a lo que me apene un poco, bajando la mirada nuevamente. -No me importa si lastimas a alguno de ellos, pero me convendría que no lo hicieras.- se notaba que ella independientemente del momento, haría cualquier cosa por poner un pie dentro del santuario, era una chica muy curiosa supongo.
De un jalón logro ponerme en pie, guió mis manos hacia su cintura, rodeando mi cuelo con sus brazos, no parecía querer soltarme hasta que diese una respuesta positiva, que insistente... -Esta bien, esta bien, ya entendí, te llevare...- eleve un poco mi mirada y suspire, no me quedaba mas remedio que cumplirle la petición a mi recién encontrada hermanita, tenia formas y maneras de convencer a las personas para lograr lo que se propone, para la próxima ves no podre dejarme persuadir. -Recoge tus cosas.-
Amablemente retire sus brazos de mi cuello y me aleje un poco de ella, necesitaba crear un portal que conectara con mi templo para llegar ahí de forma instantánea. -Mantén bajo tu cosmos en todo momento para no crear conmoción.- eleve mi cosmos un poco, lo suficiente como para hacer que un aura que intermitía colores amarillo y verde, rodearan mi cuerpo, pero se concentraba en mayor potencia en mi mano derecha. En un movimiento preciso y rápido, rasgue la realidad, como si de una hoja de papel se tratase, creando un portal dimensional. De momento solo era un pequeño hueco, pero fue "rompiendo la pagina" por así decirlo, y deje espacio suficiente para que los dos ingresáramos. -En lo que entres, nos iremos a mi templo.- le mire algo contento, por mas que opusiera resistencia, estaba un poco feliz de que ella podría conocer el lugar en donde resido.
Ingrese primero al portal, esperándola justo a un lado ya en el interior, si la dejaba atrás podría perderse en aquellos caminos dimensionales, no creo que sepa moverse a través de ellos. Así que, solo era eso, cuando ella entrara el portal se cerraría, y nos dirigiríamos a geminis.
Baje la mirada por unos segundos, escuchando sus palabras, pero volví a poner mi vista sobre ella al sentir su dedo sobre mi nariz, un leve golpe y seguido de eso sus labios se acercaban a los míos, pero terminaron desviándose hacia mi mejilla, a lo que me apene un poco, bajando la mirada nuevamente. -No me importa si lastimas a alguno de ellos, pero me convendría que no lo hicieras.- se notaba que ella independientemente del momento, haría cualquier cosa por poner un pie dentro del santuario, era una chica muy curiosa supongo.
De un jalón logro ponerme en pie, guió mis manos hacia su cintura, rodeando mi cuelo con sus brazos, no parecía querer soltarme hasta que diese una respuesta positiva, que insistente... -Esta bien, esta bien, ya entendí, te llevare...- eleve un poco mi mirada y suspire, no me quedaba mas remedio que cumplirle la petición a mi recién encontrada hermanita, tenia formas y maneras de convencer a las personas para lograr lo que se propone, para la próxima ves no podre dejarme persuadir. -Recoge tus cosas.-
Amablemente retire sus brazos de mi cuello y me aleje un poco de ella, necesitaba crear un portal que conectara con mi templo para llegar ahí de forma instantánea. -Mantén bajo tu cosmos en todo momento para no crear conmoción.- eleve mi cosmos un poco, lo suficiente como para hacer que un aura que intermitía colores amarillo y verde, rodearan mi cuerpo, pero se concentraba en mayor potencia en mi mano derecha. En un movimiento preciso y rápido, rasgue la realidad, como si de una hoja de papel se tratase, creando un portal dimensional. De momento solo era un pequeño hueco, pero fue "rompiendo la pagina" por así decirlo, y deje espacio suficiente para que los dos ingresáramos. -En lo que entres, nos iremos a mi templo.- le mire algo contento, por mas que opusiera resistencia, estaba un poco feliz de que ella podría conocer el lugar en donde resido.
Ingrese primero al portal, esperándola justo a un lado ya en el interior, si la dejaba atrás podría perderse en aquellos caminos dimensionales, no creo que sepa moverse a través de ellos. Así que, solo era eso, cuando ella entrara el portal se cerraría, y nos dirigiríamos a geminis.
Mor- 670
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