Un minuto de silencio (Vidd)
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Re: Un minuto de silencio (Vidd)
El deseo de ser mas fuerte de Venus había sido suficiente para aquel Dios, eso era agradable, tal vez si yo hubiera siquiera tenido oportunidad de desear algo similar ahora estuviera en sus líneas, pero a mi me lo habías arrebatado todo, mi hermana… mi vida. Por eso estaría agradecido eternamente a Hades, y su segunda eterna oportunidad.
Había notado el detalle de la taza humeante sobre la pequeña mesa de sala, tome la taza en mis manos y la mantuve un rato largo, di un sorbo, era amargo, mas amargo que el chocolate que alguna vez me había dado Cyril, pequeña, donde estas? Bebí otro sorbo.
Un golpe seco me hizo sobresaltar, deje la taza a un lado en el piso y me puse de pie, ella se había dormido, me acerque para levantar su pocillo y me anime a mas, me sente sobre mis talones a su lado – pareces un ángel con ese cabello blanco – aparte unos mechones de enzima de su rostro.
Apoye mi mano en la madera, y mis dedos se humedecieron. Al inspeccionar mis dedos aquel liquido carmín mas que conocido para mi provoco que mi corazón se detuviera un instante, mis ojos se abrieron tan grandes, tan estupefactos.
Quite el cobertor de un tirón, su pantalón brillaba con la tenue luz del fuego, estaba empapado, ella había estado herida todo este tiempo?! La levante sin esfuerzo en mis brazos y subí escaleras arriba, deje su cuerpo descansar en una amplia cama del segundo piso, en mis dedos una flama violácea se materializo en una pluma atezada como la noche. Y con la precisión de un bisturí corte parte la tela de sus pantalones, cortes en sus piernas por todos lados. Ahora parecía que ella llevaba shorts, estaba seguro que encolerizaría al despertar. Porque despertaría.
Busque agua y toallas nuevas, limpie sus heridas y las vende con como pude, con algunas pocas gasas que había en la casa y en parte tiras de telas de las sabanas que halle en los placares. Busque en mi bolsillo, no estaban allí, baje las escaleras corriendo, ella me había dado medicinas, donde las había puesto! Revise mi abrigo – gracias al cielo! – trepe escaleras arriba – por favor que no sea veneno!! – hice volar el diminuto tapón de uno de los frascos y levantando su nuca se lo di a beber.
- hasta la ultima gota – dije al ver que el ultimo ápice del medicamento quedaba sobre sus labios y lo empuje con mi dedo dentro de su boca. La deje con cuidado sobre la almohada. Di varios pasos hacia atrás, lleve mis manos a mi cabeza – no es su hora no es su hora – mi cosmos no era curativo, mi fuego solo funcionaba en mi, demonios, había hecho todo cuanto pudiera hacer.
Deje caer mi cuerpo en una silla de madera rustica cerca de la cama, las piernas abiertas y mi cuerpo echado hacia adelante, mi cabeza estaba baja, recogí mi cabello y lo ate con una cinta negra, mis dedos se entrelazaron al frente, no parecía que rezaba, lo hacia. Pedía a mi dios por un alma que no debía irse, ya muchas otras se habían perdido en aquel pueblo.
Había notado el detalle de la taza humeante sobre la pequeña mesa de sala, tome la taza en mis manos y la mantuve un rato largo, di un sorbo, era amargo, mas amargo que el chocolate que alguna vez me había dado Cyril, pequeña, donde estas? Bebí otro sorbo.
Un golpe seco me hizo sobresaltar, deje la taza a un lado en el piso y me puse de pie, ella se había dormido, me acerque para levantar su pocillo y me anime a mas, me sente sobre mis talones a su lado – pareces un ángel con ese cabello blanco – aparte unos mechones de enzima de su rostro.
Apoye mi mano en la madera, y mis dedos se humedecieron. Al inspeccionar mis dedos aquel liquido carmín mas que conocido para mi provoco que mi corazón se detuviera un instante, mis ojos se abrieron tan grandes, tan estupefactos.
Quite el cobertor de un tirón, su pantalón brillaba con la tenue luz del fuego, estaba empapado, ella había estado herida todo este tiempo?! La levante sin esfuerzo en mis brazos y subí escaleras arriba, deje su cuerpo descansar en una amplia cama del segundo piso, en mis dedos una flama violácea se materializo en una pluma atezada como la noche. Y con la precisión de un bisturí corte parte la tela de sus pantalones, cortes en sus piernas por todos lados. Ahora parecía que ella llevaba shorts, estaba seguro que encolerizaría al despertar. Porque despertaría.
Busque agua y toallas nuevas, limpie sus heridas y las vende con como pude, con algunas pocas gasas que había en la casa y en parte tiras de telas de las sabanas que halle en los placares. Busque en mi bolsillo, no estaban allí, baje las escaleras corriendo, ella me había dado medicinas, donde las había puesto! Revise mi abrigo – gracias al cielo! – trepe escaleras arriba – por favor que no sea veneno!! – hice volar el diminuto tapón de uno de los frascos y levantando su nuca se lo di a beber.
- hasta la ultima gota – dije al ver que el ultimo ápice del medicamento quedaba sobre sus labios y lo empuje con mi dedo dentro de su boca. La deje con cuidado sobre la almohada. Di varios pasos hacia atrás, lleve mis manos a mi cabeza – no es su hora no es su hora – mi cosmos no era curativo, mi fuego solo funcionaba en mi, demonios, había hecho todo cuanto pudiera hacer.
Deje caer mi cuerpo en una silla de madera rustica cerca de la cama, las piernas abiertas y mi cuerpo echado hacia adelante, mi cabeza estaba baja, recogí mi cabello y lo ate con una cinta negra, mis dedos se entrelazaron al frente, no parecía que rezaba, lo hacia. Pedía a mi dios por un alma que no debía irse, ya muchas otras se habían perdido en aquel pueblo.
Vidd- SSES - Moderador
- 278
Re: Un minuto de silencio (Vidd)
El cielo estaba claro, mi cuerpo descansaba en el césped, era suave al tacto, me daba sueño pero no quería dormir, sobre mi había tantas nubes con tantas formas, unas risas llegaron a lo lejos, eran niños jugando estaba segura, cerré los ojos y sonreí, un halo de nostalgia me invadió pero me sentí bien, abrí los ojos cuando sentí sombra sobre mi rostro, el rostro de un pequeño niño de ojos verdes y pelo blanco, preguntándome si podía jugar con ellos, señalo hacia una casa, mi corazón se sobresalto al ver a mis padres, mire mis manos, eran pequeñas.
- Mordeth - murmure en mis sueños y en la realidad se reflejo aquel susurro. Sonreí feliz, la calidez invadía mi corazón, estaba de regreso en casa, tome la mano que mi hermano me ofrecía y poniéndome de pie corrí tas él y entre risas y juegos se hacía de noche en aquel lugar, estaba en el paraíso, no, quizás todo había sido un sueño y ahora estaba donde debía estar realmente, pero entonces todo cambio, se hizo oscuro, varios policías al rededor de la casa y dos coches negros, dentro de uno estaba mi hermano, me arrastraron subiéndome al otro.
Mi rostro reflejo angustia y dolor, gritaba en mi sueño desesperada porque no me apartaran de mi hermano, mi cuerpo volvía a ser el de una mujer, la que ahora era, estaba encendido en llamas y quemaba a todo ser vivo que me rodeaba, estaba enojada y no respondía ya a mi nombre, solo quería alcanzarlo, que no se lo llevaran, no quería perderlo de nuevo, todos morían con un solo pensamiento, Venus ardía en cólera, sentí un amargo sabor en la boca, pero mi conciencia lo ignoro.
Todo a mi alrededor estaba en llamas ahora, no quedaba nada de la casa, de mis padres, de los policías, todos los cuerpos estaban incendiados, no podía apagar el fuego que me rodeaba y las lagrimas solo creaban vapor al entrar en contacto con mis mejillas, el auto donde estaba Mordeth también estaba incendiado, entonces eso que dormía en mi interior se desato y comenzó a crecer llevándose a todo y a todos a mi paso, destruyendo a cada paso que daba - "no puedes detener lo que eres" -
Desperté de golpe agitada, estaba sentada en una cama, apretaba con fuerza las sabanas que lleve a mi pecho acobijándolo, mi mirada estaba perdida en la blancura de la tela, había luz, era de día?, había dejado de llover?, quizás aun no había despertado, mire a un lado, allí estaba el juez del inframundo, no, lo otro había sido un sueño, tenía el cabello alborotado y al notar mis piernas vi las vendas, mire a Vidd.
- porque? - pregunte sumiéndome en mis pensamientos, porque un enemigo me salvaría, solo habíamos actuado de buena manera para salvar a la gente, pero si estos ya estaban muertos no había razón alguna para que nos contuviéramos, había sido la oportunidad que tenia para eliminarme si lo deseaba, yo... yo habría tomado esa oportunidad si hubiese sido él?.
- Mordeth - murmure en mis sueños y en la realidad se reflejo aquel susurro. Sonreí feliz, la calidez invadía mi corazón, estaba de regreso en casa, tome la mano que mi hermano me ofrecía y poniéndome de pie corrí tas él y entre risas y juegos se hacía de noche en aquel lugar, estaba en el paraíso, no, quizás todo había sido un sueño y ahora estaba donde debía estar realmente, pero entonces todo cambio, se hizo oscuro, varios policías al rededor de la casa y dos coches negros, dentro de uno estaba mi hermano, me arrastraron subiéndome al otro.
Mi rostro reflejo angustia y dolor, gritaba en mi sueño desesperada porque no me apartaran de mi hermano, mi cuerpo volvía a ser el de una mujer, la que ahora era, estaba encendido en llamas y quemaba a todo ser vivo que me rodeaba, estaba enojada y no respondía ya a mi nombre, solo quería alcanzarlo, que no se lo llevaran, no quería perderlo de nuevo, todos morían con un solo pensamiento, Venus ardía en cólera, sentí un amargo sabor en la boca, pero mi conciencia lo ignoro.
Todo a mi alrededor estaba en llamas ahora, no quedaba nada de la casa, de mis padres, de los policías, todos los cuerpos estaban incendiados, no podía apagar el fuego que me rodeaba y las lagrimas solo creaban vapor al entrar en contacto con mis mejillas, el auto donde estaba Mordeth también estaba incendiado, entonces eso que dormía en mi interior se desato y comenzó a crecer llevándose a todo y a todos a mi paso, destruyendo a cada paso que daba - "no puedes detener lo que eres" -
Desperté de golpe agitada, estaba sentada en una cama, apretaba con fuerza las sabanas que lleve a mi pecho acobijándolo, mi mirada estaba perdida en la blancura de la tela, había luz, era de día?, había dejado de llover?, quizás aun no había despertado, mire a un lado, allí estaba el juez del inframundo, no, lo otro había sido un sueño, tenía el cabello alborotado y al notar mis piernas vi las vendas, mire a Vidd.
- porque? - pregunte sumiéndome en mis pensamientos, porque un enemigo me salvaría, solo habíamos actuado de buena manera para salvar a la gente, pero si estos ya estaban muertos no había razón alguna para que nos contuviéramos, había sido la oportunidad que tenia para eliminarme si lo deseaba, yo... yo habría tomado esa oportunidad si hubiese sido él?.
Leliana- 244
Re: Un minuto de silencio (Vidd)
Mi cabeza permanecía gacha descansando la vista, mis dedos entrelazados y mis codos sobre mis piernas mientras me mantenía sentado en aquella vieja pero funcional silla de madera.
El sutil movimiento de las sabanas en la cama enseguida gobernó mi atención, ella despertaba, al parecer había tenido un mal sueño, o eso entendía por sus balbuceos de dormida. Se notaba agitada, perdida.
Su pregunta no me llamo realmente la atención, hacia siglos que veía como la gente mal interpretaba las acciones de mi señor. La muerte era simplemente inevitable, tarde o temprano siempre llegaba pero nosotros no eramos los causantes – somos recolectores de las almas que llegan a su fin, somos sus guardianes en su descanso eterno, pero la gente solo lo comprende cuando le llega su hora – me acerque a la ventana, era pequeña pero dejaba entrar la luz justa, afuera seguía una tormenta que no sabría cuando se dentendria – no vamos por ahí matando a quienes nos parece, seguimos reglas, sobretodo yo – con un movimiento de manos hice aparecer al libro de las almas, se lo enseñe a la distancia y luego volvió a desaparecer quemándose en el aire – si un nombre no aparece aquí, jamas me lo llevare -
Mire apenado hacia un lado, no siempre había sido así, yo había cazado, acorralado y matado a cientos de inocentes – el joven en el bosque, su nombre estaba en mi lista, pero era tan joven que no pude negarle el futuro – mis ojos se clavaron en los de ella – pero el no lo entenderá así, yo seré aquel que asesino a su abuelo y nada mas, funciona para mi, su odio le dará fuerzas para convertirse en alguien fuerte, y mas adelante, si así los dioses lo quieren nuestros caminos volverán a entrelazarse para así yo completar mi tarea o el su deseo -
Mi respuesta no era la mas directa pero respondía su interrogación, ella no debía morir aquel día.
- Los tres hermanos carecen del poder para mantenerse estables ellos y al mundo, es nuestro deber como sus caballeros ayudarles en sus tareas… pero que podemos hacer para detener algo asi -
El movimiento de las personas volvía a tener lugar entre las características de aquel pueblo, pero aquellas personas ya no tenían vida, eran seres carentes de conciencia que iban de un lado a otro buscando saciar su hambre. Algunos practicaban canibalismo, otros simplemente seguían las pisadas de sus pies en busca de algo con mas vida que llenara sus estómagos, trague saliva al sentirme tan identificado. Yo no era mejor que ellos.
Me acerque a la cama, y me senté a los pies de esta. – estas mejor ahora? Es bueno que no me hayas dado veneno – sonreí mostrandole el pequeño frasquito vació que ella misma me había dado antes – deberíamos de salir de este lugar, quemarlo y dejarlo atrás, es lo mejor que podríamos hacer por lo que alguna vez fue -
El sutil movimiento de las sabanas en la cama enseguida gobernó mi atención, ella despertaba, al parecer había tenido un mal sueño, o eso entendía por sus balbuceos de dormida. Se notaba agitada, perdida.
Su pregunta no me llamo realmente la atención, hacia siglos que veía como la gente mal interpretaba las acciones de mi señor. La muerte era simplemente inevitable, tarde o temprano siempre llegaba pero nosotros no eramos los causantes – somos recolectores de las almas que llegan a su fin, somos sus guardianes en su descanso eterno, pero la gente solo lo comprende cuando le llega su hora – me acerque a la ventana, era pequeña pero dejaba entrar la luz justa, afuera seguía una tormenta que no sabría cuando se dentendria – no vamos por ahí matando a quienes nos parece, seguimos reglas, sobretodo yo – con un movimiento de manos hice aparecer al libro de las almas, se lo enseñe a la distancia y luego volvió a desaparecer quemándose en el aire – si un nombre no aparece aquí, jamas me lo llevare -
Mire apenado hacia un lado, no siempre había sido así, yo había cazado, acorralado y matado a cientos de inocentes – el joven en el bosque, su nombre estaba en mi lista, pero era tan joven que no pude negarle el futuro – mis ojos se clavaron en los de ella – pero el no lo entenderá así, yo seré aquel que asesino a su abuelo y nada mas, funciona para mi, su odio le dará fuerzas para convertirse en alguien fuerte, y mas adelante, si así los dioses lo quieren nuestros caminos volverán a entrelazarse para así yo completar mi tarea o el su deseo -
Mi respuesta no era la mas directa pero respondía su interrogación, ella no debía morir aquel día.
- Los tres hermanos carecen del poder para mantenerse estables ellos y al mundo, es nuestro deber como sus caballeros ayudarles en sus tareas… pero que podemos hacer para detener algo asi -
El movimiento de las personas volvía a tener lugar entre las características de aquel pueblo, pero aquellas personas ya no tenían vida, eran seres carentes de conciencia que iban de un lado a otro buscando saciar su hambre. Algunos practicaban canibalismo, otros simplemente seguían las pisadas de sus pies en busca de algo con mas vida que llenara sus estómagos, trague saliva al sentirme tan identificado. Yo no era mejor que ellos.
Me acerque a la cama, y me senté a los pies de esta. – estas mejor ahora? Es bueno que no me hayas dado veneno – sonreí mostrandole el pequeño frasquito vació que ella misma me había dado antes – deberíamos de salir de este lugar, quemarlo y dejarlo atrás, es lo mejor que podríamos hacer por lo que alguna vez fue -
Vidd- SSES - Moderador
- 278
Re: Un minuto de silencio (Vidd)
Sentí una angustia enorme en mi interior cuando le escuchaba hablar, porque no sentía que estuviese mintiendo o intentando engañarme, había tenido la oportunidad de matarme y tampoco lo había hecho, me sentía horrible porque sabía que había juzgado a alguien por que simplemente se me había antojado, por donde pertenecía y no por lo que era realmente. Y en sus palabras encontré duda en mi cabeza ahora, si Zeus había estado todos estos milenios castigando a su hermano por la misma razón que yo había creído que Vidd era un ser despreciable?
De nuevo sentía vacío, porque no era nadie ni me sentía capaz tampoco de hacerle cambiar de parecer a mi señor de que volviese a intentar hablar con su hermano, mucho menos lo iba a lograr con lo que había pasado, suspire intentando encontrar calma en mi pecho pero simplemente no la encontré, solo fue peor y pensar que no habíamos logrado salvar a nadie no mejoraba para nada lo que sentía.
Abrace mis piernas – no iba a envenenarte… soy descarada pero en combate de igual a igual – era cruel lo admitía pero no jugaba sucio, mi alma era noble y justa, simplemente no podía cambiar jamás eso y luchaba para que permaneciera así, aunque había días en que me costaba tanto pelear con ese lado furioso y lleno de ira, ese que controlaba bastante bien cuando mi hermano estaba cerca, cierto! Lo había preocupado seguramente cuando hable con él diciendo que no podía ir ahora, demonios!.
- Estoy mejor gracias por cuidar de mi… - escondí mi rostro entre las rodillas, realmente me avergonzaba el pensar que había querido matarlo cada vez que me lo cruzaba, Ryan tenía razón, era su trabajo, su deber como el mío procurar mantener la paz en el Olimpo y que todo estuviese en orden en la tierra.
Me había comportado de la manera más horrible posible, no era un buen día y tenía el presentimiento que los que seguirían se iban a poner peor después de lo que había escuchado entre Zeus y Jupiter, en que estaba pensando, no había tomado ni una sola decisión correctamente hasta el momento, tal vez una y dudaba de haber sido incluso linda, al menos vidd ya no sentiría pena por el alma que había liberado sin su permiso.
Me enoje conmigo misma y revolví mi pelo en el momento en que lo escuche decir que debíamos irnos y quemarlo todo, tal vez era lo mejor, mi cosmos podía hacerlo, aunque odiaba usar mi propia fuerza para destruir en vez de salvar, pero ya no había nada que hacer, él tenía razón por lo que por fin levante le rostro y asentí – supongo será lo mejor… - mi voz se notaba apagada, me baje de la cama, a pesar de sentirme bien por fuera, por dentro era todo lo contrario en ese preciso momento.
Sentí tambalear unos segundos mies piernas pero debía ser por haberme hecho aquella herida – déjame hacerlo a mi – creí que si terminaba con esto tal vez me sentiría un poco mejor, mire la casa unos segundos antes de salir de estas, como si esperara que alguien apareciera pero si Vidd había dicho que ya no quedaba nadie en el pueblo debía ser cierto.
Mi cuerpo se rodeó en llamas cuando cerré mis ojos me elevaba unos pocos metros del techo de la casa en donde habíamos descansado, recite lo mismo que recitaba cuando alguien del pequeño pueblo bajo los cinco picos se sacrificaba para que el poder que dormía en mi interior descansara un tiempo más. Las llamas pronto tomaron todas las casas, estar ardían y el humo se elevaba hacia el cielo, a pesar de que aun lloviera el fuego no perdía sus fuerzas.
Las gotas se evaporaban antes de llegar a tocar mi cuerpo y cuando todo ardía y solo quedaban cenizas el fuego desapareció por completo dejando solo estructuras negras, las cuales serían olvidadas. Me agache cuando estuve de nuevo sobre la tierra húmeda, mis dedos se hundieron y deje que la naturaleza se encargara de los cimientos, enredándose en estor, con el tiempo la vegetación crecería por su propia voluntad y el pueblo seria ocultado por el verde de aquellas hojas.
- Podemos irnos… ya no hay nada que podemos hacer… - no me importo abandonar la cálida cama donde estaba acostada minutos antes, ni que la lluvia estuviese empapándome, mi cabello húmedo, pesaba y caía sobre mi rostro ocultando lagrimas que derramaba por los que no había podido salvar.
Voltee a ver a Vidd una vez más al rostro y esta vez me atreví a acariciarle, ya no quería matarlo o golpearlo, mi cabeza había entendido las razones y mi corazón se había calmado, ahora estaba tranquila de que mi amigo se había ido porque debía y no porque le hubiesen arrebatado la vida – nos volveremos a ver… - estaba segura de que eso pasaría, ambos éramos caballeros y todas las estrellas en el firmamento estaban entrelazadas.
Mi cuerpo se fue iluminando lentamente y de manera cálida hasta desaparecer, tenía que llegar a donde estaba Júpiter lo antes posible, antes de que hiciera algo tonto y de que me arrepintiera que Zeus lo echara por no haberle podido detener a él tampoco.
De nuevo sentía vacío, porque no era nadie ni me sentía capaz tampoco de hacerle cambiar de parecer a mi señor de que volviese a intentar hablar con su hermano, mucho menos lo iba a lograr con lo que había pasado, suspire intentando encontrar calma en mi pecho pero simplemente no la encontré, solo fue peor y pensar que no habíamos logrado salvar a nadie no mejoraba para nada lo que sentía.
Abrace mis piernas – no iba a envenenarte… soy descarada pero en combate de igual a igual – era cruel lo admitía pero no jugaba sucio, mi alma era noble y justa, simplemente no podía cambiar jamás eso y luchaba para que permaneciera así, aunque había días en que me costaba tanto pelear con ese lado furioso y lleno de ira, ese que controlaba bastante bien cuando mi hermano estaba cerca, cierto! Lo había preocupado seguramente cuando hable con él diciendo que no podía ir ahora, demonios!.
- Estoy mejor gracias por cuidar de mi… - escondí mi rostro entre las rodillas, realmente me avergonzaba el pensar que había querido matarlo cada vez que me lo cruzaba, Ryan tenía razón, era su trabajo, su deber como el mío procurar mantener la paz en el Olimpo y que todo estuviese en orden en la tierra.
Me había comportado de la manera más horrible posible, no era un buen día y tenía el presentimiento que los que seguirían se iban a poner peor después de lo que había escuchado entre Zeus y Jupiter, en que estaba pensando, no había tomado ni una sola decisión correctamente hasta el momento, tal vez una y dudaba de haber sido incluso linda, al menos vidd ya no sentiría pena por el alma que había liberado sin su permiso.
Me enoje conmigo misma y revolví mi pelo en el momento en que lo escuche decir que debíamos irnos y quemarlo todo, tal vez era lo mejor, mi cosmos podía hacerlo, aunque odiaba usar mi propia fuerza para destruir en vez de salvar, pero ya no había nada que hacer, él tenía razón por lo que por fin levante le rostro y asentí – supongo será lo mejor… - mi voz se notaba apagada, me baje de la cama, a pesar de sentirme bien por fuera, por dentro era todo lo contrario en ese preciso momento.
Sentí tambalear unos segundos mies piernas pero debía ser por haberme hecho aquella herida – déjame hacerlo a mi – creí que si terminaba con esto tal vez me sentiría un poco mejor, mire la casa unos segundos antes de salir de estas, como si esperara que alguien apareciera pero si Vidd había dicho que ya no quedaba nadie en el pueblo debía ser cierto.
Mi cuerpo se rodeó en llamas cuando cerré mis ojos me elevaba unos pocos metros del techo de la casa en donde habíamos descansado, recite lo mismo que recitaba cuando alguien del pequeño pueblo bajo los cinco picos se sacrificaba para que el poder que dormía en mi interior descansara un tiempo más. Las llamas pronto tomaron todas las casas, estar ardían y el humo se elevaba hacia el cielo, a pesar de que aun lloviera el fuego no perdía sus fuerzas.
Las gotas se evaporaban antes de llegar a tocar mi cuerpo y cuando todo ardía y solo quedaban cenizas el fuego desapareció por completo dejando solo estructuras negras, las cuales serían olvidadas. Me agache cuando estuve de nuevo sobre la tierra húmeda, mis dedos se hundieron y deje que la naturaleza se encargara de los cimientos, enredándose en estor, con el tiempo la vegetación crecería por su propia voluntad y el pueblo seria ocultado por el verde de aquellas hojas.
- Podemos irnos… ya no hay nada que podemos hacer… - no me importo abandonar la cálida cama donde estaba acostada minutos antes, ni que la lluvia estuviese empapándome, mi cabello húmedo, pesaba y caía sobre mi rostro ocultando lagrimas que derramaba por los que no había podido salvar.
Voltee a ver a Vidd una vez más al rostro y esta vez me atreví a acariciarle, ya no quería matarlo o golpearlo, mi cabeza había entendido las razones y mi corazón se había calmado, ahora estaba tranquila de que mi amigo se había ido porque debía y no porque le hubiesen arrebatado la vida – nos volveremos a ver… - estaba segura de que eso pasaría, ambos éramos caballeros y todas las estrellas en el firmamento estaban entrelazadas.
Mi cuerpo se fue iluminando lentamente y de manera cálida hasta desaparecer, tenía que llegar a donde estaba Júpiter lo antes posible, antes de que hiciera algo tonto y de que me arrepintiera que Zeus lo echara por no haberle podido detener a él tampoco.
Leliana- 244
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