Be set free ~

La capucha cubría su cabeza dejando apenas mechones de cabello azulado escaparse por los costados cubriendo casi todo su rostro, el lobo blanco estaba a su lado como siempre, mirando en la misma dirección que su compañero, tenía muchos nombres, pero aquel ser junto a mí los conocía todos y cada uno de ellos, cada faceta, cada matiz, cada destello que desprendían, pero era todos ellos, había dejado de pensar hace mucho que no era ninguno.

Me sentí libre después de mucho tiempo.
Siempre había cabos que atar pero podían esperar.

Agache la cabeza y le vi tan tranquilo como siempre, acompañándome, me puse de cuclillas y acaricie tras sus orejas, siempre tenía la duda si le gustaba o no o si sentía realmente aquellas caricias, después de todo era solo una forma de mi armadura, mire al frente de nuevo y mi cosmos comenzó a elevarse pausadamente, de manera estable, tranquilo, ya no era peligroso, podía controlarlo perfectamente, había entendido que una parte de mi siempre ansiaría destruir más la otra salvar, una balanza perfecta, cuando entendí que necesitaba de ambos para existir comencé a poder controlarme mejor.

El único momento en el que podía tolerar la playa era cuando comenzaba a bajar el maldito sol, odiaba el calor, me recordaba tanto aquel escorpión… a aquel veneno, la fiebre de la que había tenido que cuidar y soportar, si uno de los tantos cabos sueltos, suspire pero sonreía de manera despreocupada, la arena bajo mis pies se tornaba blanca, alcanzaba las olas del mar y las atrapaba, matándolas, convirtiéndolas en hielo, privándolas de su libertad, frenando el ir y venir constante, el mar se iba congelando.

- No es hermoso?

El hielo comenzaba a ser tan sólido que ahora era capaz de caminar sobre lo que antes era agua y ahora hielo, las sombras se iban despertando y seguían mi andar mar adentro, por delante mío se iba creando hilo por lo que no me detenía ni pausaba mis pasos, el lobo me seguía de cerca, pero cada tanto parecía girarse como si sintiese algo o a alguien, yo no le preste atención, no era como si me preocupara, a esa altura nada que tuviese que ver con un combate me alteraba o preocupaba realmente.

Mi paso se detuvo en seco, Ghost siguió un poco más antes de detenerse y voltear, no me miraba a mí, mostró los dientes, era una larga historia del porque el odio hacia las armaduras doradas pero era tan comprensible como el mío hacia Acuario específicamente, aunque no tenía nada en contra de los dorados no me gusto nunca que me dijeran que hacer y a pesar de haber sido toda mi vida sumiso, una persona que agachaba la cabeza, eso había cambiado. Le hice una señal con la mano al lobo para que se calmara y este si bien dejo de mostrar sus fauces no dejo de estar a la defensiva. Sentía como me pedía que lo llamara para combatir pero no era mi intención, al menos no por el momento.

- Congelados no es sinónimo de muerte… yo lo considero como si estuviesen durmiendo por un buen tiempo, no te parece? – murmure antes de darme vuelta, no me quite enseguida la capucha – caballero de cáncer… - si los había visto no lograr llegar a más que aprendices, al menos uno lo había logrado, me pregunte por cuanto tiempo, el santuario se había vuelto tan oscuro e inestable y en oculto tras la sombra del patriarca yo era parte de esa triste tiniebla que lo cubría.

Mire su armadura más que a la persona que la portaba, pero algo en sus palabras hizo que lo mirara a los ojos, había dicho “malvado de esos que no se comen toda la comida y se acuestan tarde”? era joven pero no era un niño pequeño tampoco, si inmaduro tal vez pero… malvado?, esa impresión daba?, porque me molestaba en eso cuando era Acuario también era el malvado entre los aprendices, no era raro que me odiaran tampoco por tener la edad que tenía y estar en aquel lugar que no habría elegido ni en un millón de años.

- Para tu información… si termino mi comida así que sería medio malo –

Era raro que le siguiera el juego a alguien en sus bromas pero estaba de buen humor, supongo que mi lado medio malvado estaba bastante dormido a esa hora, la mano izquierda estaba cubierta por el guante negro cubría también mi pecho bajo la ropa que llevaba.

La tela negra se movió como si tuviese vida propia y quedo bajo la ropa descubriendo la mano que alce hacia el protector del mar y los seres marinos que supuestamente había congelado, aunque dudaba que hubiese seres vivos, las sombras que se movían debajo de mis pies cambiaron su dirección y giraron bajo cáncer, sonreí adelantándome unos pasos y el hielo se comenzó a agrietar de manera amenazadora.

- Si nos hubiésemos conocido meses atrás quizás hoy seriamos compañeros… -

Mi cosmos se manifestó helado de nuevo y unos pequeños cristales se hicieron presentes simulando una suave nevada entre ambos cuerpos, el lobo sabía lo que estaba haciendo o pretendía hacer, había preparado dos de mis ataques por las dudas al dorado se le ocurriera hacer un mal movimiento, ya me había traicionado Acuario por mi gemelo, dejando que me matara, no iba a dejar que ningún otro dorado se me escapara de las manos si tenía que pelear.


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Off: bajo el abrigo (el avatar) el brazo de Deltha es asi para que te des una idea, es de hielo.

Spoiler:

Si, detestaba a los crustáceos, como a los insectos, para mi eran todo lo mismo, por alguna razón nunca había tenido una buena relación con los santos de cáncer y al parecer esta no sería la excepción a la regla al parecer, quizás su aspecto o sus palabras hacían que me molestara más, pero como ya era como “predeterminado” el simple hecho de desagrado no busque una razón en concreto del porque el rechazo.

- Oh así que tienes trucos también – solté una risa, quizás le haría un favor a su patriarca y probaría la valía y la fuerza de uno de sus caballeros, después de todo aunque ya no fuese Acuario aún era la sombra de este – veras soy curioso y me gustaría ver esos… trucos – dije a modo de burla.

Di un paso más al frente pero no seguí, la distancia era perfecta, no tenía que acercarme, los seres inmundos que se movían bajo el hielo se encargarían de casi todo el trabajo, mire su armadura y sonreí, estaba seguro que podía partirle tan fácil como a una ramita, pero me gustaba estar en “igualdad” por lo que un susurro suave hizo que Nigromante acudiera a mi vistiéndome de aquel violeta intenso, ese que era tan conocido por los que caminaban en el mismo Infierno, comandados por Hades.

Recordé ciertas palabras, podía hacer arte aquí, las condiciones se daban e incluso tenia a un sujeto con el que jugar el cual no tenía idea del porqué de su visita, pero seguro lamentaría pronto haberse acercado tanto a mi espacio personal y venir a retarme por haber congelado a vaya a saber que bajo el agua.

- Seguramente pronto acompañaras a tus amigos en el mar, quizás tengas suerte y Poseidón te perdone la vida…

Pise con fuerza y el hielo a mis pies se terminó de agrietar haciendo una brecha hasta la costa, dejando que el agua se viera de nuevo liquida pero al mismo tiempo le daba una entrada a los muertos, y manos putrefactas, heladas por el frio, comenzaron a verse, desesperadas, esperando a que les diera permiso para entrar, me daban asco.

- Aun quieres mostrarme tus trucos?... si quieres primero puedes decirme tu nombre, así sabré que escribir en tu tumba ~ - me incline a modo de saludo – Deltha de Nigromante, antiguo caballero de Acuario, un placer poder jugar contigo.

Mi voz parecía la de un niño ansioso por jugar al último juego, o al más esperado y deseado, pero era solo eso, jugaba, no iba a matarlo en realidad, aunque tal vez lo hiciera sufrir y sangrar un poco, quien sabe, tal vez me excedía un poco y me quedaba algún recuerdo de su cuerpo para darle de comer al viejo perro que custodiaba el Inframundo.