Devuelta al principio [Etsu]

Habiendo hecho aquel acto barato en la reunión de los dioses, lleve el cuerpo de la chica alada a la isla donde empezó todo, o al menos estaba de camino hacia allí, todavía tenía que hacer un poco más de actuación, si por pura casualidad mis instintos eran ciertos, no podía dejar que me relacionaran con aquel cuerpo.

-Un niño en una isla desierta?- comento la chica que sobrevolaba una isla desierta con unos edificios en ruinas, la cual había divisado a un niño en la playa, en completa soledad en toda la isla. Aquel niño, era yo, en otro de mis pseudocuerpos, preparado para recibir a cualquiera que haya querido venir de polizón, si es que mis sospechas son ciertas.

La chica aterrizo apresurada. –Oye niño, te encuentras bien?- comento, con una voz llena de preocupación, al infante pelinegro que no presentaba una chispa de cosmos, que se encontraba sentado sobre un tronco, viendo el atardecer. El niño simplemente la miro, con una mirada fría y vacía, sin respuesta alguna. Pero!, con solo chasquear sus dedos, hizo que la joven mensajera de los “observadores”, una sociedad secreta ficticia, se desmayara, quedando viva sin embargo, acostada en la arena.

-Me encuentro bien, gracias por preguntar.- dije, asumiendo el rol del niño, ya que había puesto fuera de acción al cuerpo de la fémina. Y ahora, debía de hacer evidente mis sospechas, o simplemente esperar a que las cosas sucedieran con naturalidad? Prefiero la segunda opción, de igual forma si no ocurre nada me iré de este sitio, ya que no necesitaba perder mi tiempo con suposiciones extrañas.

Me levante del tronco, caminando descalzo sobre la arena, para luego sentarme en el suelo y jugar con esta. Aún me resultaba extraña la composición de la misma, tierra que se escurre entre los dedos, y que al mismo tiempo se pegaba a la piel. –Se encuentra bien, señorita?- dije con completa tranquilidad, dirigía mis palabras hacia el cuerpo desmayado, a pesar de que este no me iría a responder nada.

Una figura femenina surgió de la chica a la que había puesto a dormir, de su sombra para ser más exactos. Mantuve mi porte de “niño bueno” hasta el momento que ella menciono haberme visto anteriormente, lo que confirmaba lo que yo ya sospechaba. Me levante de la arena justo cuando ella se puso de rodillas en el suelo, no entendí por qué lo hizo, pero sé que ella no venía con hostilidades, no lo sentía de esa forma, y honestamente daba lastimas admirar a un humano colocarse en posición de plegarias, aunque ella no había comenzado a hacerlas todavía.

-En efecto, si eres la presencia invisible de aquella vez, me recordaras fácilmente de cuando me encontré con la reencarnación anterior de Poseidón, soy el grande, aunque a diferencia de aquel día, no tengo intenciones de hacerte daño… ni a ti ni a la humanidad.- me le acerque a la chica de rodillas, colocando mi mano infantil sobre su cabeza.

-Supondré que has renunciado a tu armadura, o te han expulsado del bando al que perteneces. Y lo digo porque no te veo llevando una armadura, sorprendente de hecho, sabiendo quien se supone que soy yo y lo que significa aparecerte frente a alguien “peligroso” sin una armadura para protegerte. Siguiendo con mis teorías, supondré que vienes del nido de espectros de Hades, no le conozco una habilidad como la tuya a ninguno de los dorados… bueno, hay uno que vi una vez desde el infinito haciendo un portal dimensional, pero tú no te mueves de esa manera.- abandone su cabello, aproximando mi mano a su mejilla para jalarla un poco, más que jugando con su paciencia, sentía curiosidad por saber si todas las pieles femeninas se sienten de la misma manera, suaves y delicadas.

-Ignoro el por qué te metiste en la sombra de esa humana, o el por qué decidiste presentarte ante mí, pero como no se me conoce como un ser misericordioso creo que es hora de hacer la primera acción caritativa.- más que caritativo, estaba interactuando demasiado con la humana. –Esta es la parte en la que pregunto, hay algo en lo que te pueda ayudar? Alguna petición?-

La chica no parecía tener miedo de hablarme de la forma en que lo hizo, aun sabiendo quien se supone que era yo, pero!, a diferencia de los demás dioses yo no me volvería demente solo por una pequeña muestra de falta de respeto. –Jugada? Juguetes? Tienes una perspectiva errónea de la forma en la que veo este mundo. Esa chica que te dio el aventón no tiene nada que ver conmigo, más importante aún, su cuerpo es humano mientras que este cuerpo no lo es.- Me acerque al cuerpo tirado en el suelo, haciéndole un simple corte en el brazo del que salió sangre. Seguido de eso, hice algo más ortodoxo con mi cuerpo, me arranque el brazo, pero mi cuerpo no sangro, todo lo que se veía era una materia totalmente oscura de aspecto viscoso, y encima de eso el brazo aun se seguía moviendo a mi voluntad.

-Además de que, esta forma o “molde” como le dices, tiene la misma forma que una de las reencarnaciones de Hades de hace siglos atrás, porque nadie en esta época lo reconocería como tal.- mire hacia la jueza, sonriéndole con tranquilidad, si ella se atrevía a descuartizar el cuerpo que ahí se encontraba tirado, solo causaría un mar de sangre. –De cualquier forma, tu teoría era buena para haber sido pensada por una humana.- volví a unir mi brazo, no necesitaba tenerlo separado por mucho tiempo.

-Y sí, soy más grande de lo que puedas imaginar. Los humanos que estudian los astros tienden a observar objetos que flotan sobre mi cuerpo, y cuando les preguntas la distancia siempre te dicen “a tales millones de años luz”, crees que todo eso cabria en la tierra, pequeña? Quiero recordarte de que no estoy hecho a imagen y semejanza de ustedes, después de todo existo desde hace mucho que puedo jurar que todo empezó ayer.- reí un poco después de aquellas palabras, caminando de un lado a otro hasta volver a quedar frente a frente con la jueza.

-Tienes un deseo muy difícil de cumplir, no crees? A diferencia de ti, yo no deseo ver a ninguno de estos autoproclamados dioses caer, pero tampoco quiero verlos “dominar” todo sobre este mundo que se disputan entre ellos. Veras, esto que tienes aquí, pequeña, es el planeta tierra en tu concepto, pero a mi concepto esto no es más que un simple escenario del que todos ustedes, humanos o diosecitos, son todos parte del elenco, mientras que yo observo desde el infinito. Yo me entretengo con todo lo que hacen acá, es su función, el significado de sus existencias, y no es divertido si yo intentara cambiar detalles de la obra, eso sería aburrido.- soné como un niño que se negaba a hacer algo que no le gustaba, jugando nuevamente con la pequeña humana temeraria.

-Nuevamente pregunto, hay algo que pueda ofrecerte? Algún deseo?...- tome silencio por un momento, tomando un respiro, aunque no lo necesitaba. –No puedo deshacerme de tus problemas, ni ayudarte con tus objetivos, ni siquiera pienso joder con los asuntos de los dioses, mucho menos podría yo “ofrecerte lo que tu corazón anhela”, pero no sé, quizá podría asignarte un nuevo hogar, podrías seguir con la segunda parte de la obra llamada “la vida de…”... cómo te llamas?- con solo mover un dedo, ayude a la chica a ponerse en pie, ella no parecía estar en condiciones para mantenerse en piel, no notaba por la dificultad en la que se movía.

-Tienes un buen sentido del humor, me agradas.- mantuve la “ayuda” para mantenerla levantada, quería hacer más conversación antes de decidir qué hacer con la vida de esta pequeña, que aparentemente me podría servir de alguna forma. –Soy Caos, mucho gusto Etsu.- una buena interacción a veces requería de formalidades, aunque fuese una conversación con una de las humanas que en la tierra Vivian. –Tenía planes para ti, sea lo que sea que decida hacer contigo tienes un buen futuro por delante.- en una de mis manos, hice aparecer una pulsera de plata con un dije de una estrella curiosa.

-Pensé “esta chica podía ser mi primer caballero”, pero tú no eres de las que guste de recibir órdenes, mucho menos de alguien que no conoces, además de no me considero buen líder ya que nunca tuve a nadie a quien liderar.- mire la pulsera, amoldándola en mi mano con el solo uso de mi imaginación para que fuese lo suficientemente bueno para ir en la muñeca de la no tan amable humana. –Pero quizá podríamos ser “amigos”, ese término que tanto usan en este planeta, podría darte una mano con tus caprichos, podría brindarte protección como tu último recurso, cualquier otra cosa que no haya mencionado se podría discutir.-

Lance la pulsera hacia la señorita y fue directamente a su muñeca, cerrándose una vez que la había rodeado. –Considera eso un regalo, con eso puedes intentar comunicarte conmigo cuando sientas la necesidad de hacerlo, aunque si no la quieres puedes simplemente romperla e ignorar todo lo que te he dicho hasta ahora, y simplemente te lanzo a otro lugar de la manera menos confortable posible.- chasquee los dedos e hice aparecer dos sillas acolchonadas, una frente a la otra, obviamente una detrás de Etsu, y la otra atrás de mi a la que simplemente me subí de un brinco y me senté.

-No es que te este impidiendo irte pero siento algo de curiosidad de saber a qué se debía la concentración de cosmos que había a unas islas de aquí, Poseidón, Hades, y un conjunto de personas ahí reunidas, de que hablaron? En que resulto todo eso? Y más importante aún, porque el cosmos de Hades, Poseidón y aunque creo que tu no lo sabes, Zeus también, se sienten ligeramente disminuidos, como si algo hubiese cambiado en ellos en tan poco tiempo, los siento… vulnerables…- le mire con un rostro de niño ansioso, moviendo los pies y mirándole a la espera de lo que yo ya sabía, pero tenía que hacer parecer como que no lo sabía, era un trabajo arduo.

Escuche atentamente cada una de sus palabras, desde lo que le había pedido, hasta lo que me comento acerca de que era su primer amigo desde que su hermano había muerto, era extraño, pero sentí lastima por unos breves segundos. –Tú serias mi primera amiga en la historia de la humanidad, mis creaciones nunca se preocuparon por dirigirme la palabra, se apartaron de mí, intentaron imitarme y formaron la tierra. Soy un ser olvidado básicamente.- comente, la alegría que se observaba en mi rostro de infante desapareció en su totalidad.

-Pues, el mejor lugar al que puedes ir es al olimpo, no es que quiera que te maten por volver a mostrar tu cara en esos lares, pero no necesariamente tienes que buscar el favor de Zeus. Veras, los dioses del olimpo a pesar de ser familiares, no son las personas más unidas, ninguna acepta órdenes del otro por ejemplo. Si buscas el favor de algún otro de los olímpicos, explicándole tu situación, quizá puedas encontrar a otro de los dioses olímpicos que se apiade de ti y decida tenerte como guerrera, habiendo adquirido ese tipo de privilegio Zeus no podrá ponerte un dedo encima si es que aun quiere mantener a los aliados que tiene.- Di mi explicación a la pequeña humana en aprietos, la cual no tenía ningún sitio al que ir ni lugar donde la recibieran con los brazos abiertos.

-Sobre los dioses… lo más interesante de lo que me acabas de decir, es que Atena no presenta cambios en su cosmos. Los que están en mayor desventaja son los del olimpo, ya que como dices Hades y Poseidón se han emparejado, y los espectros invadieron las tierras de Zeus, que poco conveniente el que te mande a un sitio como ese, pero sí, él no tiene ningún aliado aparte de los otros dioses y su única esperanza seria el conseguir poder trabajar junto al santuario de alguna manera.- divague por unos momentos, buscando la manera de dirigirla a ese sitio sin parecer que yo había sido el culpable, era una labor un poco dificultosa ya que mi nueva amiga veía a través de mis apariencias.

-Sin embargo, el santuario no puede quedar descartado como el perpetrador, puede que tengan al menos uno de los objetos en ese sitio, o mejor aún, no necesariamente tiene que haber solo un ladrón, puede que Perséfone también haya hecho de las suyas por motivos desconocidos para mí, todos son sospechosos supongo.- tendría que armar un nuevo guion lleno de sorpresas, además de eso añadir una posible caída de Hades solo para complacer los deseos no tan imposibles de la pequeña humana.

-Insisto en que la mejor opción es el olimpo, confía en mi de la misma manera en la que confió en ti.- me baje de mi asiento para caminar lentamente hacia ella, estrechándole la mano, mirándole a los ojos. –Solo si te da curiosidad yo no tengo un aspecto verdadero, pero tengo un preferido, y no, no es este que estoy usando. Pienso que confiarías más en mi si te lo mostrara, o me equivoco?- que tan lejos debería llegar para conseguir al menos un poco de confianza de parte de mi nueva amiga, si, ella no era un simple peón que se movería en mi tablero de ajedrez, ella podía ser quizá una pieza fundamental en todo este plan.

Vaya, Etsu no tenía requerimientos para confiar en mí, aunque me preguntaba como reaccionaria cuando supiese que fui yo el que movió todos esos objetos innecesarios que los pequeños dioses hicieron para tener otro pilar en su poder. –Es bueno escuchar eso.- sonreí alegremente para luego llevarme las manos a la cabeza, no sabía de qué forma la haría llegar hasta ese sitio de la manera más casual posible.

–Prefieres llegar al olimpo herida o tienes alguna idea? Por qué se dónde queda y tengo un par de ideas. Puedo enviarte herida y te ganas la confianza de un dios que inevitablemente te tendrá lastima por tu aspecto, o puedes intercambiar información a cambio de asilo.- eso ultimo no era mala idea la verdad, pero no revolvía la parte de hacerla llegar.

-Sí, lo tengo!- extendí los brazos, como si me hubiese ganado un premio y estuviese emocionado –Puedes decirle al primer dios que te encuentres todo lo que sabes de la reunión de Hades y Poseidón, exagerar levemente, no sé, decirles que planean enfrentarse a todos los dioses con tal de recuperar lo que perdieron. Si eso no funciona, tendrás que pensar en otra manera de convencer al dios que te encuentres, solo me interpondré si veo que te van a matar, yo te metí, yo te saco.- creo que fui bastante claro con eso último,

-Cuando consigas el favor de un olímpico, te contactare para el siguiente movimiento, en lo que se me ocurra uno para ser precisos, no estoy acostumbrado a ser uno de ustedes terrícolas, y si, hablando de esta manera sueno como todo un alíen.- extendí la mano nuevamente esta vez manteniendo mi vista fija en la palma haciendo uso de mi imaginación para darle forma a un cuervo negro.

-Esta pequeña ave es tu medio de transporte, Etsu.- sonaba poco convincente, pero era el plan. –Dado a que eres buena moviéndote entre las sombras, pensé que podrías hacer uso de la sombra de este animal para movilizarte, el vivirá lo suficiente como para llegar al olimpo y aterrizar en una zona segura lejos de Zeus, así que no te preocupes por esos detalles, en lo que te metas en su sombra empezara a volar así que es cuando tú quieras.- el cuervo se poco sobre mi hombro, esperando a que mi amiga iniciara su travesía, era muy paciente y obediente para tratarse de un animal que se guía de instintos.

-Algo que me falto agregar, esa pulsera me dejar ver y oír lo mismo que tú, no es que quiera irrumpir en tu vida privada pero es mi manera de hacer más efectiva nuestra comunicación, a la vez que me permitirá protegerte cuando sea necesario, espero no te incomode.- le mire a los ojos, esperando al menos una respuesta positiva al respecto, aunque un poco de regaños y quejas no me sorprenderían si sucedieran.

-Ah sí, recuerda ser cuidadosa con los olímpicos, a lo largo del tiempo han demostrado ser unos dioses guiados por la lujuria y el deseo, o en simplemente tienden a ser mujeriegos, se podrían querer insinuarte, no bajes la guardia.- Agregue.

-Bien, espero que no caigas en los encantos de algún olímpico o uno de sus caballeros, si te atas emocionalmente a alguien los planes podrían no ser exitosos.- extendí mi brazo hacia el frente, mientras ella terminaba de sumergirse en la sombra de la pequeña ave que abandonaba mi hombro para movilizarse hasta la palma de mi mano.

Aún seguía inseguro sobre todo esto, el depositar mi confianza en una humana, luego de tantos años llamándolos basura y tratándolos como la peor escoria del universo, hoy me encontraba haciéndome amigo de una, encima de eso dándole una tarea para nada fácil… solo me quedaba confiar, algo que normalmente no hago.

-Que tengas buena suerte, recuerda que no te dejare morir hasta que tus planes se concreten, y si tengo la oportunidad te echare una visita.- reí luego de aquel ultimo comentario, y ya para no hacerle perder el tiempo en despedidas para nada emotivas, hice que el cuervo se elevara a los cielos para empezar su largo viaje hacia el monte olimpo, muy pronto me deleitarían con un buen espectáculo esos pequeños dioses, solo tenía que esperar, ser paciente.

Ya no se veía el ave desde donde me encontraba, creo que ya era seguro movilizar el cuerpo de la chica que había puesto en inactividad. Aquella se levantó regenerándose de la herida que le había propinado en el brazo, justo cuando eso sucedió el cielo se había oscurecido, solamente era precavido, sabia de la existencia de un dios que podía ver cosas bajo la luz del sol.

Con respecto a las sillas, las hice desaparecer, ya no necesitaba nada de eso aquí ya que no mantendría estos cuerpos en este sitio nunca más, los dejaría en la nada mientras buscaba algo nuevo que hacer con ellos, y ahí fue a donde los traje con el poder de mi voluntad, a un sitio totalmente oscuro, frio y desesperante para cualquier humano normal, dejando aquella playa totalmente desierta.

__

Tema finalizado (?)