Pena y demás males >> Liliana <<

por **Ethan** Mar Nov 11, 2014 5:39 pm

Salir del santuario, ese era el comienzo para una nueva vida lejos de lo que siempre creí lejos de tanta basura y desperdicio. Lejos de los verdaderos traidores a los ideales, decepciones y dolores que envergaban mi ser, a cuesta traía conmigo a Virgo mi única compañera lo que nos unía no era un lazo sencillo de romper como había pasado con los demás camaradas de armas.
Era tan digno de esa armadura que evitaba usarla para banalidades por ello tampoco permitiría que callera en manos de otro de esos remedos de caballero que recién llegaban al santuario con aspiraciones meramente egoístas en tiempos de caos.

Ese estúpido patriarca*vocifere estrellando en rabia, colérico e inestable, comenzando a golpear una roca que se cruzó en mi camino y tuvo la mala fortuna de estar justamente en ese momento, comenzando a volverse añicos y dejando fluir todo ese cosmo contenido *estúpido santuario* proseguí dando golpes mientras aun continuara agitado, con todas esas ideas en mi cabeza, con todos esos sentimientos fluyendo por mis venas hablando tan alto que limitaban los demás sentidos incluso opacando la voz de la propia Virgo una voz que solo Ethan había sido capaz de escuchar en el silencio.

Pero el más estúpido de todos eres tú mismo Abel*libero entre su ira aquellas palabras al verdadero culpable de todo, al que solo se volvió un espectador permitiendo que siguieran las cosas su rumbo fluyendo aun contra corriente, haciendo lo único correcto que le parecio hasta ahora quizá de verdad si era la única alternativa.

No me volvi caballero de Athena para terminar en manos de Hades…Me niego a servir un Dios tan inútil como ella y a otro tan ambisioso como el mismo señor de los infiernos* dejo car súbitamente todo su peso al suelo recargando su espalda en la caja de Virgo ignorando lo que a su alrededor estuviera sus sentidos estaban nublados y no podía ver ,oir o sentir a nadie que no fuera él mismo.

por **Leliana** Miér Nov 12, 2014 12:36 am

No sufras… no tengas miedo… deja que te abrase…

El susurro del viento, este danzaba y como si fuese una seda acariciaba con recelo el rostro, las manos, el cuerpo del caballero de Virgo, atormentado, consumido por una pena, por un dolor que solo ella comprendía porque era uno de sus hijos quien gritaba, escuchaba atenta las lastimeras palabras hacia su propia persona y el repudio de querer seguir sirviendo a una diosa incapaz de poder soportar el legado que se le dejo o a un dios sumido en oscuridad, pero quien era ella para decir que no era como los otros, dejaría que él solo juzgara.

La brisa se materializo en un velo color purpura que envolvió a la diosa en una caricia, tan bella, tan particular, especial y delicada, sus dedos se atrevieron a viajar en silencio y con audacia hasta el rostro cansado de aquel hombre, acaricie sus labios y separándome mi cuerpo termino por materializarse envuelto tan solo en aquella seda pálida, le mire sonriendo, estaba segura que no le daría miedo verme o se pondría alerta, si bien mi esencia se dejaba percibir indicándole quien era, no me mostraba amenazante, todo lo contrario.

- Entonces escóndela para que nadie pueda poner sus manos en ella - mire aquella caja dorada, la conocía bien, cada santo de la diosa Athena tenía una – no necesitamos presentaciones verdad? Eres inteligente sabes quién soy y sé que pensaras que voy a intentar engañarte – reí por lo bajo, alegre como si fuese un pajarito en primavera.

Pero no era así tenía el deseo de ofrecerle algo más que discordia, algo más que aquella manzana dorada, porque no todas eran iguales, no todas al morderlas estaban envenenadas, no, había algunas que tenían algo especial y esa se posó en mi mano y fue ofrecida con ternura al hombre sentado en el piso, me puse de cuclillas y la extendí hacia él.

- No creo que lo indicado sea lastimarte a ti mismo, todo es consecuencia de algo, uno mismo no es culpable de un todo – hice una pausa y con mi mano libre tome la suya, la que al parecer había golpeado con fuerza algo porque estaba roja, herida – una cadena necesita de cada eslabón para mantenerse unida no lo crees así Abel?

por **Ethan** Miér Nov 12, 2014 9:29 pm

*¿Esconderla? … Brillante me lees la mente * repetí aquella sugerencia quedando perplejo de la idea, era eso mismo lo que mi alma deseaba lo que me había movido a salir de aquella prisión de oro y mármol. Apenas si vislumbraba su perfecta figura de aquella mujer, a través de las hebras de cabello que caían sobre la frente. Demasiado cierto para ser verdad, ahora atraía con mi agradable encanto perturbador a mujeres como ella, su aura proclamando una revolución.

Ya otros intentaron engañarme con anterioridad* musito dentro de su propio lamento sin dignarse a levantar más la mirada y contemplar a aquella que el mismo viento traía consigo, había perdido casi un completo interés por este mundo reverendamente jodido. ¿Cuánto tiempo podría mantenerse como se conocía antes de la colisión?, antes de podrirse sin sentido, antes de que cerrara mis ojos y oídos ante sus desgracias. * cual sería la diferencia si tú lo intentaras* aclare, no sería más un testigo mudo, debía hacer algo más que lamentar los sucesos, de extrañar mi amor y menospreciar a la desgracia que había sumido al santuario.

Mi desgracia tiene un nombre y apellido, mismo al que le hare pagar con sangre* levante el rostro, sonriendo con cierto cinismo inundado mi ser, para cambiar mi entorno debía modificar mi pensamiento, que este a su vez cambiaria mi actitud y mi determinación, su delicada mano busco la mia mientras que la otra mano se permitió sujetarla con firmeza aquella manzana que ofrecía.* ¿qué me ofreces Eris? O quizá debería decir ¿que te puedo ofrecer?…*

por **Leliana** Lun Dic 01, 2014 1:47 pm

Lo mire a los ojos, la diferencia era que no intentaría engañarlo, un Dios busca, siente a sus caballeros, cada estrella brillante, sabe cuándo es hora de abrazarles y todo eso ahora se reflejaba en él, podía haber sido otro caballero, haber elegido otro camino pero llegaba el momento en que debía de regresar al que las hermanas del destino habían dispuesto para él, sonreí con calma, mi mano acaricio la suya y las heridas se sanaron con la calidez que transmitía mi cosmos, había vivido toda una vida con una máscara, me había acostumbrado a ser mil personas pero no ahora.

- Se mío y te daré el eslabón que te falta para cerrar la cadena – mi cosmos materializo una manzana dorada en la mano que acababa de sanarle – se mi caballero, termina de cerrar tus heridas y permanece a mi lado hasta que la vida se nos acabe, es lo único que deseo.

Dio un paso atrás, quedaba en él aceptar mi oferta, le dejaría esconder en mi reino a Virgo, le daría una nueva armadura, un nuevo nombre, sería mi amado Pena, le daría la fuerza necesaria para hacerle sentir a los que lo atormentaban el mismo sentimiento que él debería arrastrar por el resto de su vida, si aceptaba entonces sería un nuevo ser, le ofrecía un cambio, un nuevo poder… pero solo él tenía el poder de aceptarlo o no.

- Que dices? Aceptas ser la Pena que aqueja los corazones de todos los seres vivos?, aceptas acompañarme hasta el final? Abel Krov… te daré un nuevo nombre, una nueva vida y a cambio serás parte de mí.

Mi mirada se clavó en la suya y luego paso a la manzana dorada, aquella que representaba la diosa que era, la discordia, pero en este caso si mordía aquel fruto solo probaría el sabor dulce de su jugo y por dentro todo su cuerpo cambiaría, su cosmos se transformaría para brillar bajo el nombre de otro Dios, para poder vestir la armadura de la Pena.

por **Ethan** Mar Dic 09, 2014 8:33 pm

Extendí la mano para tomar la manzana que generosamente ofrecía, cautivado por su brillo y peculiaridad, intrigado por su sabor. Aquellas palabras que adornaban el ofrecimiento taladrando mis pensamientos para romper con lo poco que me ataba a una diosa inútil.*Ser tuyo…* repetí esa parte en específico, observando aún más detenidamente el fruto, solo una mordida sería capaz de cambiar mi destino.

Sorpresas te da la vida, cuando apenas vas en el camino te encuentras con losplanes que los demás dictan ser los adecuados para ti mientras que yo había elegido mi camino apartado de esas órdenes con la esperanza de un mejor futuro, no una ambición egoísta disfrazada al mundo. Queria un bien para los demás, para mí, creer que podía amar alguien de cambiar el mundo por esa persona de incluso ir encontra de todos si le lastimaban.

Protegerlo con mi existencia misma… Pero ya había fallado en eso, había fallado en proteger a colegas preciados en no cuestionar lo suficiente y oponerme ante una dictadura que obviamente llevaría mi hogar al mismo infierno.* YO…* masculle entre dientes, aun meditando mis palabras, pensando detenidamente que era lo que debía decir y hacer, saciar todo este dolor, este sufrimiento desaparecieran de mi ahora ensombrecida aura.

Seré tu más fiel sirviente…Seré la pena que plague el mundo y la cadena que azote aquellos que se atrevan atentar con tus deseos Eris* terminando mis palabras aproxime el fruto que cambiaría mi destino hacia la boa para morderlo con ansias, su sabor el más delicioso nunca antes probado, jugoso dulce y a su vez acido en un equilibrio perfecto, mientras que mi explosiva aura terminaba de liberarse del encanto de aquella amarga experiencia en las filas de otra mujer de poco carácter. *Tengo expectativas en ti Eris...estoy creyendo en ti…así que no me defraudes* quizá eso debía ser lago que ella debía decir, pero estaba seguro de que sabia bien lo que hacia así como lo que estaba ganando al ofrecer al joven Krov formar parte de ella.

por **Leliana** Dom Ene 25, 2015 1:25 am

Le observe y mis ojos cambiaban apenas por las ansias, él no estaba dudando, se estaba preparando, mis mejillas se tornaron rosadas cuando sus labios se posaron en aquella manzana y termine por morderme el labio inferior antes de sonreírle complacida, era realmente algo exquisito saber que contaba con alguien tan decidido, quien iba a decir que el alma de mi primer caballero estaría en el santuario donde había visto morir a alguien que apreciaba, se sentía extraño.

Sus palabras hicieron que soltara una risa, se suponía que yo era la que debía decir esas líneas no él, pero estaba bien, no le iba a fallar, estaba entrenada para pelear y luchar junto a los míos no para sentarme a ver o hacer estrategias – realmente somos uno mismo cuando sufrimos y nos damos cuenta de lo cruel que es la realidad – era algo tan cruel pero humano, hasta que no caemos nos es imposible saber cómo levantarnos – vamos, acompáñame a dar una vuelta, me encanta Rodorio… tengo demasiados recuerdos aquí sabes.

Comencé a hablar mientras caminaba entre la gente, era una persona normal, común y corriente, había sufrido, había perdido personas que amaba, había peleado y perdido, había estado a punto de morir, mi cosmos había cambiado, era libre, me había completado, había logrado levantarme una y otra vez con la mirada en alto y era eso lo que esperaba de mis caballeros, de los que portaban las armaduras que llevaban los nombres de los hijos de la Discordia, porque eso era en lo que se convertirían el resto de sus vidas.

- Quieres contarme algo? Tenemos tiempo, tomemos algo yo invito – no actuaba para nada como una diosa mimada o como alguien al que tuvieses que ponerte de rodillas cada vez que lo veías, sabía que el respeto se ganaba no se exigía, era mi regla y con mis caballeros, bueno, no podía evitarlo, eran mis hijos.

Conocía muy bien Rodorio como si fuese mi ciudad, aunque no lo era, había recorrido todo el mundo buscando a mi hermano, ahora cada rincón era una parte de mí, mi moto estaba estacionada frente una confitería – te gustan las motos Ethan? – le pregunte curiosa, no quería hacerlo sufrir aunque era tentador. - entremos a esa confitería te parece? - señale el local frente a mi moto.

por **Ethan** Lun Feb 09, 2015 10:07 pm

Pero al rodorio no puedo volver mientras tenga en mis manos a Virgo…* exclamo algo preocupado, había perdido la fé en el santuario y en los caballeros en los principios y todo aquello que había dejado atrás cuando valió la pena pero a Virgo no le había dejado, no estaba listo para permitir que durante la ausencia de una deidad esta callera en manos equivocadas como había resultado el caso de Leo…

Virgo por alguna razón no me había abandonado, quizá compendia que en mi egoísmo la protegía de un mal uso.* Me prometiste esconderla mi Diosa…así como yo prometo regresarla cuando deba hacerlo… cuando aparezca su verdadero dueño* exclamo con dificultad, ya no era responsable pero aun lo sentía como algo que debía hacer como diera lugar esperando conseguir un poco la comprensión de la deidad, siguiéndole los pasos un tanto atrasado en distancia.

Si paga mis cuentas le dejaría en banca rota* mofo ante su gentil invitación, mientras se adentraban en las calles del pueblo, esquivando gente, evadiendo la mirada de algunos que quizá alguna vez le ubicaron mientras se apresuraba para seguirle el ritmo la joven dama. Mirando cautivado esa fina figura femenina, tan curvilínea y casi perfecta.* Ahí tantos lugares para escoger* anexo mientras apresuraba más su paso, hasta parar cerca de la confitería popular del lugar, cuantas veces había surtido dotaciones excesivas para degustarlas en privado.

En realidad no mucho my lady… son un terrible dolor de cabeza para mi*observo un poco la motocicleta que la dama tenía a su lado, era escalofriantemente genial, pero le resultaba también perturbado que una mujer como ella tuviera esa clase de gustos tan similares a los de sus hermanos. Para cuando sugirió entrar al establecimiento asentí con un solo movimiento de cabeza mientras mis pasos reanudaban hacia la entrada apresurando para abrirle la puerta mi nueva señora y ama.

Ethan tiempo sin verte muchacho!- saludo uno de los encargados con una genuina alegría mientras saludaba con un solo movimiento- No seas tímido muchacho que dirá la dama… o es que acaso la señorita no sabe tu fama- y una carcajada muy sonora inundo el ambiente, no era un momento muy agradable para bromear con esas cosas pero tampoco deseaba darle demasiada importancia.* no debería hablar de esa manera Señor que pensaran que soy un gloton*

por **Leliana** Lun Mar 16, 2015 1:44 am

Sonreí porque pensaba que el tipo diría que Ethan era una especie de pervertido o algo y al contrario no me esperaba que fuese exactamente “glotón” el porqué de su mala fama, cubrí mi boca de manera que la risa no se escapara, era gracioso tanto como tierno pero la armadura que le correspondía era triste, la carga que llevaba era mucho más pesada de lo que él creía, tenía que decirle unas cosas antes de que se entregara por completo a mí y por eso era que deseaba estar en un lugar tranquilo.

- Olvida lo que dicen los demás cariño vamos a sentarnos – mencione sujetándole del brazo apegándome más a su cuerpo, elegí una mesa bastante alejada del resto de los comensales y lejos de las ventanas también, cuanto menos miradas tuviera alrededor mejor, me acomode y tomando la carta supe enseguida que deseaba.

El camarero no tardo en venir – pide lo que quieras… - le mire con calma y pedí para mí una porción de torta de manzana y un té de hebras, no abrí la boca para mencionar nada hasta que no trajeran lo que habíamos pedido y una vez todo se acomodó en la mesa mis ojos se volvieron a cruzar con los suyos – antes de que estés completamente seguro que quieres ser mío debes saber que cada una de mis armaduras poseen una maldición si la abandonas la tuya en especial… es algo horrible, si alguna vez me traicionas y esta armadura te abandona tu mente se destruirá, te sumirás en un dolor que no comprendes y solo te arrastrara al suicidio, nada de eso pasara si te mantienes a mi lado – tome un poco de té y mi mirada se perdió unos instantes en las pequeñas hojitas traviesas que se escapaban del filtro para nadar en aquel agua caliente.

- No me mal intérpretes, no es una amenaza o una forma de retenerlos, para que la armadura te reconozca tu alma debe compenetrarse con esta y sentirla, por lo que deberás hacer un pacto de sangre con tu diosa… - sonreí con amargura, era algo odioso hacer esto, era la parte que menos me gustaba, pero cuando él me diera su sangre seria reciproco, yo le entregaría parte de la sangre de la diosa que era y entonces todos sus sentidos estarían conectados de una manera especial conmigo.

Ambos sabríamos cuando uno se necesitaba al otro, podría comunicarse sin problemas aun estando a miles de kilómetros de distancia, no había necesidad de esconderse mis caballeros eran como hijos, yo los cuidaba tanto como ellos a mí, era un amor que iba más allá de un simple título, era un amor pactado con sangre.

- Ethan aceptas acompañarme eternamente? – había pedido a propósito la torta, tome el cuchillo, no debía ser algo sagrado ni mucho menos tan solo precisaba cortar y el filo se lo di yo con apenas una gota de cosmos, este rodeo el intensillo volviéndolo especial y peligroso al instante, extendí mi mano para que me diera la suya, si él aceptaba entonces el sello seria rápido y simple y podríamos volver a casa juntos.

por **Ethan** Mar Mar 24, 2015 9:49 pm

Deje que ella pidiera, yo no tenía necesidad de hacerlo aquel señor ya sabía que era lo que debía traer para mí, tantas cosas dulces que a una persona promedio seguro le daría un coma diabético para mí solo era un pequeño aperitivo que me daba el lujo de comer, todo tenía un factor denominan te en común : el chocolate en cada una de sus presentación, amargo obscuro blanco ,helado, brownie, pastel malteada…Para cuando los pedidos inundaron la mesa y nos dejaron mi bella acompañante comenzaba a revelar esas letras negritas de cada contrato, mismas que generalmente no eran dadas a conocer pero ella de la manera más atenta se molestaba en advertir.

Mi bella dama no os preocupes... Krov y suicidio son sinónimo* exclame con una enorme sonrisa en el rostro ara disponerme disfrutar mi banquete, comiendo cada uno de los platos tan rápido sin dejar migajas en ellos ni que estas quedaran en mi rostro.* Es curioso que digan no me mal interpretes cuando lo siguiente que dirán se mal interpretara aún más… ¿no se predisposición?* dio un sorbo a la malteada dejando el vaso casi a la mitad antes de extenderle la mano para que tomara tanto como quisiera de esa sangre maldita.

Lo genial de estar apartado de todos los demás comensales es que nadie presenciaría nuestro pacto, cualquier con un poco de sentido común y que reamente conociera a ese cliente frecuente debía saber que no le agradaba que le prestaras atención, que prefería ser ignorado que gustaba más mantener su bajo perfil que ser reconocido como el resto de los dorados que ya habían caído.

Que eran pocos los que eran conscientes que aquel muchacho alguna vez había sido un caballero, pero se enamoró y esa fue su perdición* Te mentiría si te dijera que solo seré tuyo…porque mi corazón tiene dueño sin embargo no le serviré como a ti mi bella diosa* sonreí de nuevo con amargura, aferrándome a su recuerdo doloroso, él había cambiado mi suerte desde que lo conocí.

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