En algún lugar de la nada.

El calor y la humedad causaban incomodidad, el tortuoso camino cansancio. ¿Que hacia ahí? ni el mismo Ludo lo sabia, solo recordaba el salir a caminar para despejar la mente "Unos segundos en soledad" había sido su excusa y en cambio había terminado perdido en un campo con una extraña división, si el herrero no se equivocaba y dudaba hacerlo, las cosechas de dicho lugar variaban entre espigas de trigo y arboles de uva, sin duda una extraña combinación que despertaban la curiosidad en el rubio que ahora miraba los alrededores buscando alguna señal de vida o algo que le indicase que individuo en la tierra se encargaba de aquel cuidado lugar.

Un hombre joven.

Un paso, otro y su vista seguía fija en aquellos grandioso arboles con esferas purpuras el cual, desde el principio, lo incitaban a acercarse, a detallarlo, admirarlo y por sobre todo a probar de el... Por lo que sin poder evitarlo y tras observar a su alrededor tomo un racimo y siguió su camino.

El vivido recuerdo de un chico mas bajo que el invadió la mente de Ludo y no pudo evitar el que una sonrisa se abriese paso en su rostro al pensar en el caprichoso enano... aun cuando el recuerdo de su diosa invadió de igual manera su mente provocando un suspiro profundo.

Aquella pequeña mujer de dulce carácter y fuerte personalidad de la cual había huido para irse a perder en un campo en medio de la nada... ese en el cual el rubio seguía un camino trazado a algún lugar desconocido. Un camino intencional hecho cuidadosamente por algo y sin saber porque el lo seguía fielmente esperando ver que lo esperaba al final; No se decepciono, para nasa y es ¿Como hacerlo cuando un hermoso lago se abría paso ante el? Enormes arboles lo bordeaban buscando esconder toda su extensión de la vista de indiscretos personajes como lo era el...

Sin duda era un lugar interesante... Sin embargo ¿Que era ese extraño presentimiento...?

La tierra mas cercana al lago era húmeda, la mas lejana insoportablemente caliente, los arboles invitaba a cualquiera a sentarse en ellos y disfrutar el paisaje, el clima los invitaba a descansar y pensar, Ludo tenia mucho en que pensar pero no estaba ahí para eso, de hecho... el confuso joven no estaba ahí para nada mas que alejarse de todo lo que implicaba ser el caballero de Invierno y por sobre todo, lo que el ser su "yo de ahora" implicaba. Confuso y problemático... siempre era así.

Débil ante el paisaje como seguramente cualquiera que lo apreciara se encontraría, el chico no tardo en sucumbir y sentarse apoyando su cuerpo en el tronco de un árbol y ladeando un poco el mismo huyendo del furtivo rayo de sol que daba contra este; Unos segundo y el rubio se había visto casi en la obligación de bajar su temperatura a fin de refrescar su cuerpo, porque si bien era cierto que no le afecta tanto o tan rápido como a Ai, el abrasador calor del verano pasaba una que otra factura y aunque soportables era preferible evitarlas.

El insistente silencio del lugar fue exactamente la razón de su ligero sobresalto al escuchar el femenino susurro a su alrededor, del cual la frase "Una vida humana, una mortal..." había llamado completamente su atención y es que el ambiente carecía de algún otro cosmos y ver a una humana, por extraño que sonase eso para el rubio al ser hasta hace poco un "simple humano", proclamar aquello como si fuese ajena a ello despertaba su curiosidad, por lo tanto sus sentido se centraron completamente en esa delicada figura, el sonido de su ropa al caer lo advertía de voltear y el murmullo del agua el movimiento lo llamaba a observa; una hermosa chica, de finos rasgos, hermoso y llamativo cabello le hablaba si bien no a el joven rubio que la observaba si a cualquiera que estuviese a su alrededor y casualidad, el era el único.

Estoy de acuerdo. Tus viñedos serian destruidos y tus campos de trigo quemados, seria una lastima... tomando en cuenta el gran cuidado y excelente sabor con los que cuentan tus uvas...

Y por fin se dejaba ver, aunque el primer lugar no buscaba ocultarse. Sus ojos veían mas allá de la chica, a ese lugar donde parecía terminar el lago con el fin de darle algo de privacidad considerando su estado... sin embargo era extraño, la familiaridad que le daba aquella persona, no la familiaridad de conocerse de toda la vida como era con Ai, sino aquella que te hace preguntarte si alguna ve viste a la otra persona, si alguna vez tuviste algo que recordar con ella.

Considerando que no me equivoque y te este atribuyendo algo de lo cual no tienes idea, aunque... considerando que estas aquí y lo que has dicho dudo en equivocarme.

Una sonrisa curiosa se adueño del rostro del rubio y descaradamente una uva fue dejaba por sus manos en su boca, el dulce sabor inundo su paladar y la sonrisa se ensancho. Quizá, solo quizá, si pudiese olvidarse un momento de todos sus problemas en aquel lejano viñedo...

Meditando sobre las cosas, me gusta cerrar los ojos para dejar volar mi imaginación, pero una voz melodiosa me advirtió de la presencia de otra persona, no había podido escuchar sus pasos pero por lo menos había tenido un ligero presentimiento, casi por instito me sumergo, quizá en un intento desesperado de desaparecer o algo por el estilo. Cuando el aire se escapaba de mi cuerpo emergí y con el rostro rojo casi le grito que era un inescrupuloso por espiarme de esa manera pero al haber estado en el agua solo sentía verguenza.

La imagen de el comiendo las uvas de según le entendí eran mis parras me molestó e hizo que sin pensarlo dos veces saliera del agua casi de inmediato e intentara arrebatarle el racimo de uvas, para cuando me di cuenta de lo que había hecho me cubrí con las manos enrojeciendo aún más, rápidamente fui a coger mi ropa y me la acomodé como pude- Debería darle vergûensa...-le dije enrojecida y con voz baja

Empecé a trenzar mi cabello húmedo, el nerviosismo podía conmigo-¿Cuáles son sus intensiones? ¿Qué era lo que estaba buscando en este lugar?-pregunto observándolo de reojo, no podía mirarle la cara, me sentía vulnerable y desprotegida-Si ya encontró lo que buscaba le pido encarecidamente que tome sus cosas y no robe más de mis uvas o trigo si es que encuentra en el camino...-con esfuerzo volteo para verlo-Nos ha costado mucho trabajo...-dije suavemente aunque con frustracción en mi tono.

Sentí un escosor por todo mi cuerpo, no entendía bien lo que estaba sucendiendo a mi alrededor o qué era lo que pasaba "No lo entiendo..."pensé, era la primera vez que lo veía y me parecía alguien conocido o tenía esa impresión o sensación. Me intranquilizaba mucho ese sentimiento.

Llevé una mano al corazón, tenía el pulso acelerado y sentía debilidad en mi cuerpo, algo que usualmente se daba en aquella época helada y que congelaba los pastos "No es posible..." pensé. Tenía una extraña sensación y mi cuerpo quería temblar, quizá el cambio brusco de tempraturas...sí, eso debía ser.

Las femeninas curvas del cuerpo de la chica eran expuestas, en total armonía con el ambiente y es que ¿Aquella pelirroja había crecido en aquel especifico lugar? Su cabello se mecía siguiendo el lento oleaje que su cuerpo creaba, la palidez de su cuerpo se ocultaba tras las ondas del cristalino liquido y su voz resonaba a su alrededor fuerte y clara.

No recordaba ese lugar, o por lo menos no creía recordarlo,  no había manera de que alguien olvidase todo lo que había visto hoy, las uvas y el trigo, el extenso lago y la extraña chica pelirroja simplemente no desaparecían de la memoria de alguien, no si dejaban una impresión tan grande como la que habían dejado en el rubio.

El observar a la hermosa mujer salir del agua fue una sorpresa, sobre todo el ver como las gotas de agua viajaban por su cuerpo desnudo, sin embargo no era un depravado, observar enteramente a la mujer estaba prohibido y no haría lo contrario, no sabiendo que un capricho y rebelde enano esperaba por el el alguna parte de mundo... aun así no era facil ignorar la suave voz que le reclamaba al castaño un sinnúmero de cosas de las cuales, sin duda, era culpable. Las ovas en sus manos pesaron... el trabajo de esos hombres había sido saboteado por su mano, aquella que era conocida como "La Diosa de la Agricultura" Aun así había tomado aquello con ligereza...  Su Diosa lo regañaría.

Suspiros salieron de sus labios a tiempo que se ponía de pie, se negaba a sentirse tan inferir aun cuando era merecedor de la ira de la chica...

No tengo intenciones... tampoco buscaba algo es especifico, solo deseaba... escapar un rato. Descansar y olvidar. Siento si he causado inconvenientes...

Sus manos limpiaron su pantalón y sus ojos viajaron a la, ahora, vestía muchacha pelirroja; no era mayor que el, eso lo decían sus juveniles rasgos y aniñados ojos.

Tambien me disculpo por esto... fue sin duda un acto grosero y sin precedentes... Si hay una manera de recompensar mi comportamiento... Lo haré.

Los viejos hábitos inculcados por su maestro salían a la luz dejando ver a Ludo como era al inicio de todo esto, antes de ser un caballero, antes de estar alejado del menor y conocer a Althea. Era como ser un simple humano nuevamente... y el simple vestigio de ese pensamiento lo hizo sonreír, había muerto. No podía dar marcha atras.

Observé de reojo al muchacho-Soy Nadia...-le digo y entonces doy unos pasos hacia atrás, había algo en él que me causaba una sensación de intranquilidad-Disculpa, tengo la sensación de conocerte pero no te recuerdo...-llevo mi mano a la cabeza, noto cierta corriente helada y no me explico cómo es que pasa esto; claro...la sensación que tengo es cuando llega el invierno-Nunca te he visto por este lugar ni en la ciudad...usualmente nadie entra en estos lugares, ¿quién eres en realidad?-le pregunto tratando de pensar que realmente no es una dividad, sería un mal momento para encontrar a una.

-Soy solo una aldeana, ¿vienes por mi vida? No quiero morir, tengo muchas cosas por hacer y hay personas que dependen de mí...-le digo con voz ligeramente suplicante-No te tengo miedo, solo no quiero que tomen mi vida como algo tan simple y mundano que puede ir y venir...es valiosa-froto mi brazo con cierto temor. Hay cosas que jamás podré entender y una de ellas es el hecho de que las divinidades existan sin hacer algo.

Desvio la mirada-No creo ser una amenaza pero si te he ofendido, no tengo más remedio que pedirte que vivas con eso, no tengo la vida comprada, no soy inmortal y por ello deberías respetar y apreciar la vida de las personas, si realmente eres una dividad por favor...haz que la guerra se detanga y que los dioses comprendan que no pueden utilizar humanos para pelar-le pedí, si alguien iba a escucharme, tendría que decirle las cosas ahora, antes de que tomara mi vida.

La única vez que me encontré con alguna dividad supongo que fue la muerte cuando tomó la vida de mis padres y de alguno que otro familiar cercano en la casa, no visitaba templos ni pedía ayuda a los dioses porque dejé de hacerlo cuando perdí a mamá y papá-Si realmente puedes hablar con los dioses...por favor, no quiero más sufrimiento-mi voz se quebró y las lágrimas brotaron de mis ojos, mojando cada mejilla-No quiero que más personas sufran, por favor...por favor, haz que se detengan...-solo era una aldeana tratando de convencer a un dios de depeter la guerra y la muerte y la lucha.

Ahora que estaban uno frente al otro se notaba realmente la diferencia de altura entre ellos, la chica no era baja ni mucho menos, mas si era de menor estatura que el rubio. Mas de ahí no provenía la sorpresa que ahora se alojaba en el chico, las dudas que anteriormente el había tenido también atacaban a la pelirroja por lo que era inminente: Se conocían. Era claro que ninguno de los dos sabia donde o cuanto esto se había llevado a cabo pero era algo seguro.

¿Quien eres en realidad?

La frase se alojaba en su mente sin encontrar una respuesta clara que explicase en su totalidad "quien era" sin embargo...

Soy Ludo...

Quizá haya sido por lo suave de su voz a la hora de presentarse o por los nervios de la muchacha, solo era claro que esta seguía hablando sin parar... pidiéndole algo que deseaba pero que era claramente imposible para una simple estación... no cuando el enemigo de su Diosa era el mismísimo Hades, Dios de la muerte...

No vengo por tu vida... tampoco a destruir tu campo ni a desmoralizar tus tierras... No he mentido, simplemente quería escapar unos segundos de las responsabilidades que se me confieres y del... del peso del distanciamiento que mantengo con alguien... Desearía poder hacer todo lo que pides y acabar con la guerra pero soy incapaz, es una guerra entre dioses primarios, solo soy guerrero mas.

Le sorprendía el alto conocimiento que la chica poseía sobre la tensa situación que ahora se disputaba, las personas de esa época preferían olvidar e ignorar todo lo que les era inentendible y aparentemente ajeno y exactamente así se consideraba la guerra.

Créeme... no tomo la vida de los... demás como algo simple, después de todo también lo fui... solo que no puedo detenerla... Lo siento.

Lagrimas fueron derramadas y pasos dados, en un segundo el rubio se encontraba tratando de confortar a la de menos estatura limpiando las gotas salubres que viajaban por sus mejillas; siempre había sentido debilidad ante las lagrimas y aquella vez no era la excepción, sobre todo al saber y entender la razón de ellas. Era increíble que alguien desease los que deseaba la chica con tanta intensidad para ponerse en ese estado... El lo entendía.

Lo siento...

Mas lagrimas fueron limpiadas a tiempo que una de sus manos sacaba de su bolsillo izquierdo una barra de chocolate que recién recordaba tener y la colocaba en la mano contraria.

Come esto, usualmente los dulces mejoran el animo... ahora, me preguntaste que soy en realidad... bueno, yo... soy un caballero de Demeter...

Le extrañaba estar rebelando aquello... pero era claro que lo mejor era ser sincero en aquella situación, y hablando con sinceridad, el rubio no podía negar que deseaba desahogarse con alguien y la pelirroja parecía necesitar lo mismo.

Soy invierno, aunque supongo que lo sabrás por el frió que me rodea... -Decía a tiempo que hacia que nevara levemente a su alrededor, deteniendo la nieve tras unos segundos- Soy un peón, un simple guerrero, no tengo un cargo importante ni soy un Dios, por eso soy incapaz de detener la guerra, aun así debes creerme cuando dije que deseaba hacerlo, mas que a nada... Si deseas saber todo, conocer la situación y conocerme... No me eches de tus tierras...

Sentir el tacto de las personas siempre logra tranquilizar mis nervios, sentir que las cosas parecen estar bien y tener a alguien que te apoya, me hace muy feliz...claro, si no fuera porque hay una guerra que termina con la vida de las personas-Lo lamento...-susurro mientras apoyo mi frente en su torso, no es un acto de debilidad el llorar, no es un acto de coquetería el asi aferrarse a él, solo es un reflejo de cómo me siento y la inmensa necesidad de consuelo. No es una divinidad así que se revela siendo un caballero de Deméter, él es invierno...podría ser esa la razón por la que siento conocerle. Por el encuentro cercano a la muerte en invierno que tuve y del cuál la Sra. Cassandra me contó alguna vez.

-Siento...haberte dicho esas cosas, tú tampoco tienes la culpa-él era un caballero de Deméter, él no era más que un peón para otro dios, tenía que asumir la carga del invierno y las muertes que causaba en animales y humanos que no tenían comida para sobrevivir a heladas crudas-Pensé que el invierno sería...diferente-le confieso un momento mientras termino de secar algunas lágrimas parpadeando constantemente, no quería tener un rostro lloroso y mojado. Observo un momento al hombre que me consuela, observo sus brazos que es lo que principalmente puedo ver-No quiero saber más sobre la guerra, pero si sabes algo sobre cómo podría detenerla...quisiera saber-le pido suavemente, me preocupa mucho la situación que considero crítica.

Me separo de él lentamente y mis mejillas arden, ha sido un momento íntimo e intenso, un acercamiento de ese tipo con un caballero no debería darse de esta manera, luego de increpar tantas cosas y decir tonterías, debería sentir vergüenza-Siento que hayas tenido que consolarme-le digo desviando la mirada y tocando mi brazo, noto que al hablar un pequeño humo blanco es formado-No comprendo, ¿cómo siendo el invierno tu alrededor es tan frío pero al abrazarte he sentido calor?-cuestiono suavemente, me parecía muy extraño.

El invierno frenet a mis ojos, un simpático rubio que parece consternado y preocupado, un caballero que está luchando, cuya responsabilidad es quizá mucho más grande que los otros, pues si descuida su trabajo podría acabar con la población entera, convirtiendo a una estasión en un largo periodo que podría extinguir a todos. No puedo evitar acercarme y acariciar sus mejilla suavemente-El invierno es mi debilidad-le digo, no en el sentido coqueto o romántico sino en un sentido literal...el invierno me hace enfermar y debilitarme-Quizá no fuiste tú pero un hombre o algo me salvó de niña de morir en una nevada, en todo caso la escencia del invierno me protegió y por eso estoy agradecida-susurro observando sus facciones detenidamente, razgos bien definidos y hermosos ojos que revelan un alma solidaria y bondadosa, mi mano lentamente se desliza hasta quedar en la última parte de su faz hasta caer finalmente y volver a mí-Siento el atrevimiento-le digo y doy un paso hacia atrás.

Aquel proposición había sido, sin duda, un arrebate de algo que no quería admitir porque, muy bien sabia, no tenia ni idea de a que se había debido. Sorprendentemente no le había molestado en lo absoluto al rubio ese repentino arrebato, las suplicas de la delicada joven junto a sus lagrimas habían hecho que sintiese simpatía por su acompañante, por no hablar de una extraña comodidad antes mencionada... Eso hacia que una duda ya latente se hiciese presente nuevamente

Pequeña peli-roja ¿Acaso nos conocemos?

Era una pregunta que el chico no planeaba decir en voz alta, la extraña sensación de familiaridad aumentaba los deseos de conversar con la diminuta mujer, la curiosidad creaba preguntas y posibles respuestas a cada acción y palabra que se habían dicho o hecho en su, hasta ahora, corta conversación y la soledad provocaba de que alguna manera anhelase cualquier tipo de compañía ignorando el creciente deseo que sentía por ir a secuestrar a cierto enano caprichoso y llorón, trataba de hacer esos pensamientos a un lado, solo se volvía mas insoportable con cada uno de ellos, bastante doloroso aun cuando esto no se reflejase en su, normalmente, inexpresivo rostro.

Diferente.

La palabra ondeo en el de manera inesperada. ¿Aquello era algo bueno o malo?

No hay problema... sin embargo no se como responderte a ciertas interrogantes, No se como detener la guerra... Hades y Althea, suena a algo imposible de detener ¿No te parece?

Pero debía haber una manera, aun cuando su diosa se había preparado para luchar aun cuando no lo desease sabia que ella buscaba una manera de detener aquello. La Diosa de la vida, el Dios de la muerte... sin duda un enorme dilema.

¿Cálido...? No creo ser cálido... tampoco he tenido el suficiente contacto con... "los demás" como para saberlo... así que, supongo que es un dilema.

La sonrisa que había acompañado aquella afirmación se había ensanchado al pensar en lo que la chica había dicho Cálido... No era un termino desconocido para el joven pues sabia muy bien todas las implicaciones de dicha palabra, las había experimentado antes de... es día, aquel en el que se había convertido en invierno...

Y solo pudo darse cuanta de que había sido consumido por sus pensamientos cuando sintió un tacto efectivamente cálido en sus mejillas; la sensación lo hizo reír un poco, aun cuando sabia que era "la calidez" no era un termino que se pudiese aplicar a su actual modo de vida. Sintió deseos de tomarla, de extraer un poco de esa calidez de la cual había sido desprovisto, lo pensó mucho tiempo, la calidez había desaparecido.

Siento no recordar con exactitud, no puedo decirte si fui el responsable de rescatarte... sin embargo...

¿Nos conocemos?

Casi sin poder evitarlo, el joven herrero tomo la mano de su acompañante, encaminándose a aquel árbol en el que anteriormente se había recostado. Dejo que su cuerpo cayera y se recostara del tronco para luego jalar con suavidad la mano contraria pidiendo silenciosamente su compañía.

También era un humano ¿sabes? Es irónico... vivía en Siberia y ahora soy Invierno...Ahora siento que así es como, efectivamente, debió haber ocurrido todo. Solo... - Un largo silencio y una confusa sonrisa hicieron compañía a esa palabra, estaba sorprendido por todo lo que estaba contando y aun así ¿por que no podía parar?- Fui asesinado por mi amante. Es un castigo tener que verlo sufrir cada vez que me mira... No se puede evitar, un guerrero del Dios de la Muerte y un guerrero de la Diosa de la vida... Parece un sardónico juego.

La mirada del joven chico se había perdido en alguna parte del lago ¿donde? Ni idea, pero ahí yacía, fija, sin demostrar todo el dolor que su afirmación había provocado en el. Después de todo era Ludo "Nacido en Invierno", No podía flaquear... Entonces ¿Por qué lo hacia?

Estaba algo preocupada, podría haberloe ofendido con mi comportamiento y tenía que remediarlo, por lo menos eso quería de alguna manera; me dijo que podría parecer imposible parar la guerra, ciertamente ese tema de la destrucción del mundo me tenía como loca porque perturbada no podía estar más, realmente me molestaba mucho saber que alguien juega con la vida de las personas de esa manera. Pero toda esa cólera se desvaneció cuando dijo que no le parecía ser cálido, bueno es una antítesis teniendo en cuenta de que él era el invierno y se suponía que debía ser frío, me refería más que nada a la calidéz de su cuerpo, me sentía magnéticamente encantada y casi hipnotizada por aquél frío que lo envolvía; pero obivamente no podía hacer más que querer soñar con estar envuelta de aquellos aires.

-No te preocupes, lo importante es que...alguien me salvó-le digo suavemente, no habia otra cosa que realmente interesara, estaba viva y eso me valía mucho. Él tomó mi mano y me guió hasta un árbol, mis mejillas enrojecieron, ¿qué quiere hacer? No lo entendía bien, pero terminé por acompañarlo, un rubio interesante y un poco extraño; aún así tiene una escencia bondadosa, me recosté en el árbol y entonces me quedé quieta, estaba bastante nerviosa.

Dijo que antes había sido humano, ¿podía un humano convertirse en una estasión? Eso no lo sabía, comentó la ironía de haber vivido en un lugar donde hacía mucho frío, observo algo de tristeza en sus ojos y controlo mis impulsos por consolarlo, parece una persona que sufre mucho. Y entendí aquella honda tristeza por sus palabras "Su amante fue el verdugo que le arrebató la vida" Me parece imposible que alguien que realmente te ama te quite la vida, ¿guerreros? Entonces servía a Hades, aquél odioso dios que solo cosecha almas y que condena a pesonas...como mi madre.

Su rostro no iba a corde a sus ojos, aquellos que revelan lo que realmente sentimos; me compadecía de esta alma en desgracia, apoyé mi cuerpo un instante al suyo, alguna manera de hacerle sentir que estaba ahí, sentía una cercanía. Pareciera como si en algún universo paralelo le hubiera conocido, es inexplicable pero no puedo dejar de tener esta sensación-Debe ser duro para ti...lo siento si hice que recordaras todo ello-le digo suavemente y avergonzada, no quería que sufriera de esa manera, realmente me sentía desesperada por calmar aquél dolor.

Me puse de pie y él no había soltado mi mano así que por inercia tenía que levantarse-No te rindas, sé que aún con ese dolor en tu interior, puedes ser una familia feliz...además, tu sonrisa sincera es muy bonita-le digo y sonrío-Pequeño invierno, sonríe y trata de disfrutar la vida al máximo aunque para eso tengas toda la eternidad...-susurro y entonces lo abrazo-El dolor es algo pasajer pero nos hace mejores personas, sé que es duro ahora pero comprendo tu pena-acaricio su mejilla y doy unos pasos hacia atrás soltándome de su agarre, sonrío y me doy una vuelta mirando el cielo-Bueno, si prometes no azotar mis tierras con un crudo invierno, puedes tomar todas las uvas y el trigo que necesites-acerco mi mano y tomo su dedo meñique con le mío-Es una promesa, Ludo-le digo suavemente y lo abrazo, realmente es como si fuera un hermano, un primo, un amigo.

-La verdad sigo sin entender por qué hago esto...lo lamento-le digo separándome, realmente quería poder seguir así pero había otras cosas qué hacer-Si deseas puedes seguir descansando, creo que voy a tener que regresar pronto a la hacienda para ver cómo están las cosas o podrías acompañarme, seguro que la mayoría se espanda al saber que el crudo y frío invierno es un guapo muchacho-reí, realmente era muy raro, este joven hacía que de mí floreciera algo especial, una yo que una vez que se fuera no existiría.

Aun cuando el rubio tenia poca experiencia en ese tema puesto que al ser aprendiz de Oleg, el cual le exigía plena concentración y dedicación las veinticuatro horas del día en su trabajo de herrero, sabia que aquella chica pequeña y peli-roja a la cual conocía desde hace... dos minutos, podía ser lo mas cercano a una amiga de lo que había tenido nunca; no hablaba del tiempo o de la conversación, era la sensación de confianza que le generaba dicha peli-roja lo que lo hacia pensarlo con tanta seriedad. Nunca había confiado fácilmente en las personas, de hecho no había confiado en Oleg sino hasta mucho después de empezar a vivir con el, las relaciones humanas del joven habían sido, si no pocas por la cantidad de mujeres con las cuales de había "relacionado" antes, siempre eran superficiales y carecían de su interés.

Las palabras de aliento relajaron visiblemente al rubio. No era usual verlo cambiar de animo tan vertiginosamente, de hecho,  no era usual que Ludo mostrase tantas emociones en compañía de otros que no fuesen Aidan y Althea... Que complicada situación.

Tan envuelto en sus pensamientos estaba que el abrazo lo tomo por sorpresa, ella era cálida y el suave olor a sol se desprendía se su piel como si fuese algo con lo que hubiese nacido, natural, característico... y fueron todos estos pensamientos los que o distrajeron de devolver el gesto, el cual había terminado con una caricia casi maternal, seguido de una suave risa de parte del rubio y una promesa que sin duda cumpliría, no por las uvas y el trigo sino por la chica en si.

Otro abrazo fue dado y no perdió oportunidad de devolverlo. La rodeo suavemente, como se abraza a un hermano, a un mejor amigo, términos que, aunque sonase como una locura sin precedentes y sin dudarlo Aidan se molestaría, aplicaba a aquella poco conocida chica que creaba en el la confianza de muchísimos años.

No debes preocuparte. No me molesta en lo mas mínimo así que no pienses en ello.

Y un ofrecimiento que pensaba aceptar fue dicho por la chica antes de sentir aquella sensación tan familiar. Althea lo llamaba, ya fuese por un capricho o real necesidad debía ir... por muy desilusionado que se encontrase el rubio en aquel momento su diosa era su prioridad.

Lamento decir que no podre ir contigo, mi diosa llama... aunque realmente me gustaría conocer tus campos y a las personas que trabajan cultivando en el pero... no creo que pueda hacerlo ahora...

Extrañamente no quería irse, no sabiendo que no era probable que volviese a ver a la pequeña chica, por lo tanto la idea que se filtro en su mente no le pareció tan descabellada como realmente era, por lo que poniendo toda su atención en su mano izquierda, la cual ahora se encontraba elevada y con la palma al cielo, concentro su energía de forma que en esta se comenzó a formar la silueta unica de un pequeño copo de nieve de apariencia translucida y material indestructible el cual coloco en una de las delicadas manos de su acompañante.

No sera la ultima vez que nos veamos; no tengo tiempo de explicar pero esto esta ligado a mi.  -una sonrisa se abrió paso en su rostro- Deberás adivinar a que me refiero... y ahora...

Se acerco un poco mas a la chica, sonriendo abiertamente al sabes un encuentro futuro con aquella que se había convertido en una amiga, la primera. Tomando su rostro con ambas manos deposito un suave beso en su frente, como aquellos que el maestro solía repartir cuando aun era un niño y desconfiaba de todo.

Nos volveremos a ver Nadia... Зателефонуйте мені найближчим часом.

Llámame pronto...

Una pista.

Lo observé y respondía a cada palabra con una dulce sonrisa, me desconcertó con su ofrecimiento del copo de nieve que no se derritió al tocar mi mano-Gracias...Ludo-le digo y hago una pequeña reverencia, mis mejillas se tornan rojas en cuando él me da aquél beso en la frente.

No sé porqué pero sentí que era una despedida, posiblemente lo vería de nuevo pero me preocupaba mucho lo que fuera a pasarle, él se desvaneció para cuando me dicenta, dejó varios copos de nieve pero ninguno como el que sostenía, este era especial, lo acerqué a mi rostro y estaba helado-Vaya...-susuré y entonces lo besé como un objeto preciado, lo guardé en la comisura de mi pecho, no tenía dónde más guardarlo y no parecía un prendedor. No estaría mal...

-Bien Ludo, estaremos en contacto...-suspiré aliviada, entonces con las pocas cosas que tenía me fui caminando a la hacienda para guardar todo y reservar para mí aquél encuentro maravilloso que había tenido con ese caballero.

El viento sopló y las hojas cayeron de las copas, corrí, quería guardar lo antes posible su recuerdo, en el lugar más especial de mi cuarto, al lado de la cama dejé el copo de cristal o nieve que Ludo me había dado, cada vez que tenía un problema se lo contaría y no sé porqué loco motivo pensé que me escucharía.

-Bien, es hora de descansar un momento-me sumergí en la siesta y me entregué a los brazos de morfeo.

Fin del tema :3 gracias por el rol >w<