Tenacidad [Flashback // Kurama]
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Tenacidad [Flashback // Kurama]
Examinaba sus propias dos manos cerradas. La izquierda, ensangrentada y en carne viva en la zona de los nudillos, pero ya desde la muñeca hasta la segunda falange. Chorros de sangre seca cubrían sus palmas y brazos. La derecha, exactamente igual, como si de un reflejo se tratara.
- De nuevo la izquierda. Ahora...ahora lo haré. - pensó juntando valor. Retrajo su puño izquierdo mientras adelantaba el derecho y subía la mirada. Una roca del tamaño de un gorila era, una vez más, su objetivo. Cerró los ojos e intentó concentrarse recordando las enseñanzas de su maestro.
- Adentro...Cosmos...adentro...cosmos...adentro...cosmos...cosmos...partículas...cosmos...partículas...cosmos. ¡ Jaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! - con un tremendo grito lanzó un potente golpe a la gran roca usando el canto de la maño izquierda.
- ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah! - el dolor fue tremendo. Mucho peor que las veces anteriores. De hecho, había empeorado mucho más de lo que había empeorado las veces anteriores. Ni siquiera tuvo el valor de mirar su mano, sabía que debía estar destrozada y que quizás las heridas fueran irreversibles. Sintió impotencia, ganas de llorar.
- ¿Por qué Señor Akroma burla de yo? - gritó sumido en una cólera triste. ¡Roca puede romper no! ¡No puede romper esa roca!
Y se dejó caer al suelo con el espíritu abatido.
- De nuevo la izquierda. Ahora...ahora lo haré. - pensó juntando valor. Retrajo su puño izquierdo mientras adelantaba el derecho y subía la mirada. Una roca del tamaño de un gorila era, una vez más, su objetivo. Cerró los ojos e intentó concentrarse recordando las enseñanzas de su maestro.
- Adentro...Cosmos...adentro...cosmos...adentro...cosmos...cosmos...partículas...cosmos...partículas...cosmos. ¡ Jaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! - con un tremendo grito lanzó un potente golpe a la gran roca usando el canto de la maño izquierda.
- ¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah! - el dolor fue tremendo. Mucho peor que las veces anteriores. De hecho, había empeorado mucho más de lo que había empeorado las veces anteriores. Ni siquiera tuvo el valor de mirar su mano, sabía que debía estar destrozada y que quizás las heridas fueran irreversibles. Sintió impotencia, ganas de llorar.
- ¿Por qué Señor Akroma burla de yo? - gritó sumido en una cólera triste. ¡Roca puede romper no! ¡No puede romper esa roca!
Y se dejó caer al suelo con el espíritu abatido.
Hanok- 47
Re: Tenacidad [Flashback // Kurama]
Era una cálida tarde, el sol comenzaba a ocultarse poco a poco avisando de antemano, dejando el cielo en tonalidades de anaranjado, que ya se estaba por ir a dormir para que todos los seres vivos bajo su protección fueran a hacer lo mismo, ya que la oscuridad de la noche, incierta, caótica, peligrosa, se acercaba una vez más con el brillo de la luna y los que le seguían, para hacer de las suyas como todas las noches.
Pero en el Santuario, los guerreros de Athena no tenían descanso, sobretodo aquellos que brillaban tanto como el Sol, y luchaban poniendo su vida al límite todos los días. Estos eran los grandes Caballeros Dorados de Athena, guardianes de la diosa de la guerra, protectores supremos de la humanidad. Y nuestro joven protagonista, formaba parte de esa orden dorada, Kurama Itsuka, el joven Caballero de Leo, y quinta muralla impenetrable del Santuario.
Aquel guardián de la constelación salvaje, pero honorable, patrullaba por la zona de los alrededores del Santuario. Si bien sabía que un invasor para llegar hasta Athena debía de pasar si o si por sus colegas también, de todas formas, no siempre era la diosa el objetivo. Debía de proteger también a las personas que estaban bajo su cuidado, aquellos que no podían defenderse si la ira de un dios o algún otro caballero extranjero decidía imponerse con avaricia en la región. Y así, caminando con su cloth de Leo puesta, la cual reflejaba en un amarillo suave los pocos rayos solares que aún quedaban, se cruza con una inesperada visión.
-Hmm?, quién será ese?, un nuevo aspirante?-
Piensa al observar como un joven pelinegro se esforzaba hasta el cansancio por quebrar con su fuerza física, una impetuosa roca, tan grande como un animal salvaje peligroso, que parecía no ceder ante la voluntad del atacante. Lo cual llamó la atención del león, quien se quedó en su lugar manteniendo la distancia, con la tiara de su armadura bajo el brazo izquierdo, y su mirada puesta en el chico, que parecía haberse destrozado los brazos en su afán de conseguir su objetivo.
-Si sigue así, va a lastimarse muy severamente, en qué está pensando?, acaso no quiere volver a dar un golpe en su vida?....-
En vista de sus intentos fallidos, el joven dorado se disponía a retirarse, pero una palabra llega a su oído irrumpiendo en su pensamiento, la cual indudablemente hace que cancele su idea de inmediato.
-Akroma?.....no me digas que.....un alumno de él?.....-
Solo podría averiguarlo de una forma, y esa era inmiscuirse en lo que estaba haciendo aquel joven al entrenar de forma incansable. Así, con paso lento y orgulloso, lleno de poder y experiencia en su andar, se encaminó con un rostro sereno hacia la ubicación del chico, que tras una exclamación desesperada a los cuatro vientos, parecía rendirse en su entrenamiento.
-Oye chico, qué haces aquí?-
Preguntó con una tonalidad tranquila, suave como la brisa del viento que soplaba en aquel entonces, haciendo que las hojas de los árboles a su alrededor danzaran como si estuviesen bailando un vals.
Pero en el Santuario, los guerreros de Athena no tenían descanso, sobretodo aquellos que brillaban tanto como el Sol, y luchaban poniendo su vida al límite todos los días. Estos eran los grandes Caballeros Dorados de Athena, guardianes de la diosa de la guerra, protectores supremos de la humanidad. Y nuestro joven protagonista, formaba parte de esa orden dorada, Kurama Itsuka, el joven Caballero de Leo, y quinta muralla impenetrable del Santuario.
Aquel guardián de la constelación salvaje, pero honorable, patrullaba por la zona de los alrededores del Santuario. Si bien sabía que un invasor para llegar hasta Athena debía de pasar si o si por sus colegas también, de todas formas, no siempre era la diosa el objetivo. Debía de proteger también a las personas que estaban bajo su cuidado, aquellos que no podían defenderse si la ira de un dios o algún otro caballero extranjero decidía imponerse con avaricia en la región. Y así, caminando con su cloth de Leo puesta, la cual reflejaba en un amarillo suave los pocos rayos solares que aún quedaban, se cruza con una inesperada visión.
-Hmm?, quién será ese?, un nuevo aspirante?-
Piensa al observar como un joven pelinegro se esforzaba hasta el cansancio por quebrar con su fuerza física, una impetuosa roca, tan grande como un animal salvaje peligroso, que parecía no ceder ante la voluntad del atacante. Lo cual llamó la atención del león, quien se quedó en su lugar manteniendo la distancia, con la tiara de su armadura bajo el brazo izquierdo, y su mirada puesta en el chico, que parecía haberse destrozado los brazos en su afán de conseguir su objetivo.
-Si sigue así, va a lastimarse muy severamente, en qué está pensando?, acaso no quiere volver a dar un golpe en su vida?....-
En vista de sus intentos fallidos, el joven dorado se disponía a retirarse, pero una palabra llega a su oído irrumpiendo en su pensamiento, la cual indudablemente hace que cancele su idea de inmediato.
-Akroma?.....no me digas que.....un alumno de él?.....-
Solo podría averiguarlo de una forma, y esa era inmiscuirse en lo que estaba haciendo aquel joven al entrenar de forma incansable. Así, con paso lento y orgulloso, lleno de poder y experiencia en su andar, se encaminó con un rostro sereno hacia la ubicación del chico, que tras una exclamación desesperada a los cuatro vientos, parecía rendirse en su entrenamiento.
-Oye chico, qué haces aquí?-
Preguntó con una tonalidad tranquila, suave como la brisa del viento que soplaba en aquel entonces, haciendo que las hojas de los árboles a su alrededor danzaran como si estuviesen bailando un vals.
Kurama- 510
Re: Tenacidad [Flashback // Kurama]
Había perdido la fuerza. No la fuerza física, si no la de voluntad. Cuando alguien se encuentra en tales circunstancias, tendido boca abajo sobre el suelo, resulta muy propicia la llegada de otra persona, interesada en su suerte.
De inmediato pero con serenidad, como habiendo cambiado de actitud automáticamente al oir la amable pero impetuosa voz que se le dirigía, despegó su pecho y cabeza del suelo extendiendo las brazos, para más tarde flexionar las rodillas quedando a gatas. Miró entonces hacia quien le había hablado.
- Armadura de oro...¿armadura de oro?...¡Armadura de Oro! - notó sorprendido. Aún ignoraba muchas cosas sobre las caballeros, pero le habían enseñado ya sobre sus rangos, y él se esforzaba mucho en aprender todo lo que le enseñaban.
El portador del ropaje dorado se veía ciertamente inofensivo a nivel superficial, pero su porte y su presencia eran nobles y poderosos. Su expresión era serena y parecía contagiarse a su alrededor como un aura de paz.
¡Un caballero del más alto rango! ¡Oportuna visita para aquella circunstancia! Él humillado, vencido por una roca. Su sensación era ambigua. Por un lado debía sentirse animado teniendo en frente suyo a un hombre que era la máxima demostración del poder que pueden alcanzar los santos de Atena. Pero por eso mismo sentía vergüenza, al él no poder con la sencilla prueba que su maestro le había propuesto.
Como un repentino despertar, algo de su amor propio volvió a su cuerpo y se puso de pie con un movimiento práctico. Volvió seria y dura su mirada aunque el cambio deliberado fue demasiado evidente, dejando en claro que se recomponía para parecer digno, más que por sentir serlo.
- Entrenar - dijo toscamente. Y se vio en sus ojos la expectativa por lo que le diría aquel hombre de un poder digno de su admiración.
De inmediato pero con serenidad, como habiendo cambiado de actitud automáticamente al oir la amable pero impetuosa voz que se le dirigía, despegó su pecho y cabeza del suelo extendiendo las brazos, para más tarde flexionar las rodillas quedando a gatas. Miró entonces hacia quien le había hablado.
- Armadura de oro...¿armadura de oro?...¡Armadura de Oro! - notó sorprendido. Aún ignoraba muchas cosas sobre las caballeros, pero le habían enseñado ya sobre sus rangos, y él se esforzaba mucho en aprender todo lo que le enseñaban.
El portador del ropaje dorado se veía ciertamente inofensivo a nivel superficial, pero su porte y su presencia eran nobles y poderosos. Su expresión era serena y parecía contagiarse a su alrededor como un aura de paz.
¡Un caballero del más alto rango! ¡Oportuna visita para aquella circunstancia! Él humillado, vencido por una roca. Su sensación era ambigua. Por un lado debía sentirse animado teniendo en frente suyo a un hombre que era la máxima demostración del poder que pueden alcanzar los santos de Atena. Pero por eso mismo sentía vergüenza, al él no poder con la sencilla prueba que su maestro le había propuesto.
Como un repentino despertar, algo de su amor propio volvió a su cuerpo y se puso de pie con un movimiento práctico. Volvió seria y dura su mirada aunque el cambio deliberado fue demasiado evidente, dejando en claro que se recomponía para parecer digno, más que por sentir serlo.
- Entrenar - dijo toscamente. Y se vio en sus ojos la expectativa por lo que le diría aquel hombre de un poder digno de su admiración.
Hanok- 47
Re: Tenacidad [Flashback // Kurama]
La respuesta inicial del joven pelinegro que se había resignado a continuar con su lucha por superarse, cediendo ante una clara impotencia y desesperanza, fue la de un niño al ver a un héroe, sus ojos denotaban ese brillo de admiración que alguien podía tener con alguien o algo que le inspirara tanto, que fuese capaz inclusive de restaurar sus fuerzas al máximo. Cosa que no era tan fuera de lo común para mi ver que aspirantes se asombren cuando observan con sus propios ojos a uno de los doce guardianes dorados de la humanidad. Las armaduras que brillaban como el sol parecían incandilar sus orbes, cegándolos con ese goce de estar presentes ante tan magnánima presencia.
Pero nuestro guardián de la constelación del león no era alguien que se regocijara en su ego por la admiración ajena, sino que más bien sentía cierta vergüenza interna al observar miradas de ese índole. Así que aguardó a sus palabras, las cuales dejó salir luego de reafirmarse, tomando compostura recta y derecha frente a mi como soldado que saluda a un general.
-Si, no lo dudo, pero yo me refería mejor dicho, al objetivo de tu entrenamiento-
Contsestó finalmente mientras su capa ondeaba levemente, reflejando al igual que su armadura, la luz que el Sol aún emitía. Su rostro formó una leve sonrisa al toparse con un nuevo aspirante, ya que al joven le gustaba ver como las personas se interesaban en fortalecerse para llevar a cabo el trabajo de un caballero, y que aquellos que tal vez hubieran despertado el cosmos, decidieran darle un uso responsable, o al menos noble, al ponerlo al servicio de la esperanza.
-Continúa, haz como si yo no estuviera aquí-
Hice un ademán con la mano para darle pie a que siguiera con aquel entrenamiento exhaustivo, y di un salto para posarme con gracia sobre la copa de uno de los árboles de la zona. Me coloqué mi tiara dorada luego de acomodar mis cabellos un poco, y me senté sobre aquel pedestal verde esmeralda a presenciar con mis propios ojos, que clase de entrenamiento le habría indicado Akroma que hiciera.
-Esta será una buena oportunidad para ver el desarrollo de Akroma como maestro y caballero...y por supuesto, el mío, ya que según lo que yo le haya enseñado, será lo que él podría enseñarle a sus pupilos...o tal vez, lo que él haya interpretado de mis enseñanzas-
Por su mente pasó una placentera imagen, de los logros que había completado hasta ahora en su vida, ya que luego de un final catastrófico para su familia, y un episodio de desesperación para el joven peli-azul, un nuevo capítulo dorado había iniciado, el cual por ahora al menos, brillaba cada vez con más intensidad, deleitando el gusto por la lectura de cualquier lector macho.
Y así, con ansias por ver como iniciaba el camino de este joven que se había encontrado el día de hoy, se quedó con sus ojos café radiantes, observando la escena, atento a todo.
Pero nuestro guardián de la constelación del león no era alguien que se regocijara en su ego por la admiración ajena, sino que más bien sentía cierta vergüenza interna al observar miradas de ese índole. Así que aguardó a sus palabras, las cuales dejó salir luego de reafirmarse, tomando compostura recta y derecha frente a mi como soldado que saluda a un general.
-Si, no lo dudo, pero yo me refería mejor dicho, al objetivo de tu entrenamiento-
Contsestó finalmente mientras su capa ondeaba levemente, reflejando al igual que su armadura, la luz que el Sol aún emitía. Su rostro formó una leve sonrisa al toparse con un nuevo aspirante, ya que al joven le gustaba ver como las personas se interesaban en fortalecerse para llevar a cabo el trabajo de un caballero, y que aquellos que tal vez hubieran despertado el cosmos, decidieran darle un uso responsable, o al menos noble, al ponerlo al servicio de la esperanza.
-Continúa, haz como si yo no estuviera aquí-
Hice un ademán con la mano para darle pie a que siguiera con aquel entrenamiento exhaustivo, y di un salto para posarme con gracia sobre la copa de uno de los árboles de la zona. Me coloqué mi tiara dorada luego de acomodar mis cabellos un poco, y me senté sobre aquel pedestal verde esmeralda a presenciar con mis propios ojos, que clase de entrenamiento le habría indicado Akroma que hiciera.
-Esta será una buena oportunidad para ver el desarrollo de Akroma como maestro y caballero...y por supuesto, el mío, ya que según lo que yo le haya enseñado, será lo que él podría enseñarle a sus pupilos...o tal vez, lo que él haya interpretado de mis enseñanzas-
Por su mente pasó una placentera imagen, de los logros que había completado hasta ahora en su vida, ya que luego de un final catastrófico para su familia, y un episodio de desesperación para el joven peli-azul, un nuevo capítulo dorado había iniciado, el cual por ahora al menos, brillaba cada vez con más intensidad, deleitando el gusto por la lectura de cualquier lector macho.
Y así, con ansias por ver como iniciaba el camino de este joven que se había encontrado el día de hoy, se quedó con sus ojos café radiantes, observando la escena, atento a todo.
Kurama- 510
Re: Tenacidad [Flashback // Kurama]
- Cloth de Plata de Cefeo. - contestó Hanok firme y atento con respecto al objetivo de su entrenamiento. Aunque sintió ciertas dudas sobre lo que le había querido preguntar el caballero dorado, lo confundía el significado de la palabra objetivo. Frunció el ceño haciendo evidentes esfuerzos por pensar y comenzó a intentar corregir su respuesta.
- Bueno... romper roca. Es romper roca y luego cloth de Cefeo de plata...Bueno, es verdad proteger. ¡Proteger! Bueno, es cloth de Cefeo y luego romper roca y luego...¡no! - y miró por un instante avergonzado al caballero dorado, aunque no se animó a mantener mucho la mirada.
- Es romper roca y hacer lo que diga Señor Akroma. Luego cloth de plata de cefeo y proteger - dijo más tranquilamente al cabo de respirar hondo. Sin querer exponerse más en el diálogo se volvió hacia la roca, aunque no sabía en realidad cuál de las dos cosas lo incomodaba más.
Realmente le avergonzaba la idea de que el santo dorado lo viera en sus fallidos y patéticos intentos por destrozar aquella roca. Pero ya no tenía alternativa.
Intentó serenarse regulando su respiración y cerró los ojos. El pudor se apoderó de él y no se atrevía a moverse. Continuó varios segundos con los ojos cerrados, preocupándose por lo que pensaría el caballero dorado al verlo allí quieto, pero sin poderse mover.
Poco a poco se fue mentalizando en su objetivo y esos pensamientos desaparecieron de su cabeza.
- Manos inútil. Debo usar rodilla. - pensó por último.
Comenzó a sentir una extraña sensación por todo su cuerpo. Es concentrarse inmóvil, tanto tiempo, parecía que hacía que algo corra por sus venas. Destellos de luz, rayos, pura energía. Podía sentirlo. Sintió una incontenible emoción, ganas de saltar; de gritar. Rápidamente dirigió ese entusiasmo en lanzarse contra aquella bendita roca.
- ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAA! - crack - ¡Aaahhhh...! - su primer reflejo al recordar que allí se encontraba un santo dorado había sido acallar rápidamente el grito de dolor. Había golpeado eficazmente la roca, pero sin lograr más que levantar un poco de polvo, y en cambio su propia rótula se había llevado la peor parte. Sí que dolía peor que las manos.
Aterrizo tendido sujetándose la rodilla y allí quedó. Su golpe no había resultado considerablemente más poderoso a pesar de haber sentido correr el cosmos por su cuerpo. Nuevamente se sentía sin saber qué hacer y superado por el desafío.
- Bueno... romper roca. Es romper roca y luego cloth de Cefeo de plata...Bueno, es verdad proteger. ¡Proteger! Bueno, es cloth de Cefeo y luego romper roca y luego...¡no! - y miró por un instante avergonzado al caballero dorado, aunque no se animó a mantener mucho la mirada.
- Es romper roca y hacer lo que diga Señor Akroma. Luego cloth de plata de cefeo y proteger - dijo más tranquilamente al cabo de respirar hondo. Sin querer exponerse más en el diálogo se volvió hacia la roca, aunque no sabía en realidad cuál de las dos cosas lo incomodaba más.
Realmente le avergonzaba la idea de que el santo dorado lo viera en sus fallidos y patéticos intentos por destrozar aquella roca. Pero ya no tenía alternativa.
Intentó serenarse regulando su respiración y cerró los ojos. El pudor se apoderó de él y no se atrevía a moverse. Continuó varios segundos con los ojos cerrados, preocupándose por lo que pensaría el caballero dorado al verlo allí quieto, pero sin poderse mover.
Poco a poco se fue mentalizando en su objetivo y esos pensamientos desaparecieron de su cabeza.
- Manos inútil. Debo usar rodilla. - pensó por último.
Comenzó a sentir una extraña sensación por todo su cuerpo. Es concentrarse inmóvil, tanto tiempo, parecía que hacía que algo corra por sus venas. Destellos de luz, rayos, pura energía. Podía sentirlo. Sintió una incontenible emoción, ganas de saltar; de gritar. Rápidamente dirigió ese entusiasmo en lanzarse contra aquella bendita roca.
- ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAA! - crack - ¡Aaahhhh...! - su primer reflejo al recordar que allí se encontraba un santo dorado había sido acallar rápidamente el grito de dolor. Había golpeado eficazmente la roca, pero sin lograr más que levantar un poco de polvo, y en cambio su propia rótula se había llevado la peor parte. Sí que dolía peor que las manos.
Aterrizo tendido sujetándose la rodilla y allí quedó. Su golpe no había resultado considerablemente más poderoso a pesar de haber sentido correr el cosmos por su cuerpo. Nuevamente se sentía sin saber qué hacer y superado por el desafío.
Hanok- 47
Re: Tenacidad [Flashback // Kurama]
No entendí muy bien la respuesta del joven aspirante sino hasta que se corrigió múltiples veces, dejando partes de una idea establecida, la cual yo tuve que unir y formar en mi mente, como quien arma un rompecabezas para ver que imagen es formada al final.
-Ah, así que quiso decir que está entrenando para romper esa roca, convertirse en caballero de plata y entonces proteger, a Athena supongo-
Me parecía ciertamente extraño la dificultad que tenía para hablar aquel joven, está bien trabarse un poco en algunas cosas o frases, incluso entendí que estuviese nervioso por mi presencia en aquel lugar. Solo que la forma en que aclaró todo al final aún sonaba un poco....indio, o eso pensé. Aun así, lo importante era el entrenamiento, el resto eran detalles para luego, como quien deja los aperitivos para más tarde porque quiere probar el plato principal primero (al menos yo hacía eso).
Aguardé en silencio en lo alto de la copa del árbol, me fije en que él se concentraba, cosa que me pareció importante, ya que por la condición física en la que estaba, no podía desperdiciar cualquier golpe que fuera a liberar de ahora en más en lo que restaba de la jornada. Sin embargo, el cosmos que sentí en él fue muy leve, y por alguna razón no pudo liberarlo, lo que provocó que la única cosa que sufriera daños, fuese su rodilla, y peor, su hueso, ya que hasta yo escuché ese "crack" desde donde me encontraba.
-Uy, eso debió doler...-
Hice una mueca de dolor para entonces decidir bajar del árbol. Si bien no era mi alumno, de todas formas no implicaba el que no pudiera ayudarlo, así que me acerqué hasta su posición con mi tranquila actitud de siempre.
-Hmm, no lo haces tan mal, pero sabes, no estás concentrando bien tu cosmos aún....no digo que la fuerza física no sea necesaria, pero no lo es todo-
Mencioné como dando un veredicto parcial de lo que había visto hasta ahora. De todas formas, no iba a dejarlo con eso sin mas y a su suerte como podría hacer cualquiera, eso no iba mucho conmigo, así que decidí mostrarle un ejemplo.
-Observa bien...ehm, tu nombre?...-
Le miré de reojo por unos segundos esperando contestación mientras me encaminaba hacia otra roca que había no muy lejos de la que él estaba usando como saco de boxeo. O la que estaba usando como saco de boxeo a él. En fin, fui hacia esa roca, me paré frente a esta y cerré mis ojos.....
Off: Juas juas soundtrack xd
On: Sentí la brisa ondear mis cabellos, escuchaba los sonidos de la naturaleza, el mar golpear con fuerza los acantilados abismales, las aves cantar en la tarde por última vez para irse a reposar.....y cuando estuve listo, abrí mis ojos, de los cuales surgió un fugaz destello dorado, para colocar mi dedo índice de la mano derecha sobre la roca.
Luego solo fue hacer un poco de presión para que la gran roca fuera dividida en incontables pedacitos que se esparcieron como arena por el suelo. Miré al joven, y procedí a explicar.
-Supongo que Akroma ya te lo habrá explicado, pero el cosmos debe encenderse y hacer estallar tus propios átomos, y liberar esa energía para destruír los átomos del contrario. Con esta energía, no debes usar tanta fuerza física para ser destructivo, y ese es el objetivo de un caballero. Lograr usar algo que va más allá de la fuerza bruta, y es el poder de su cosmos, su espíritu, su corazón-
Me acercaba lentamente mientras pronunciaba aquellas palabras de inspiración, para tenderle una mano y ayudar a que se levante.
-Así que, busca en tu interior qué es lo que hace arder tu cosmos, cual es la razón de tu existir, de vivir, y concéntralo....concéntralo, en un solo punto, para entonces, liberar todo aquello con una gran explosión!!-
Hice énfasis en la última oración, tratando de transmitirle emoción y valor al joven que se hallaba tan desesperanzado, para que volviera a levantarse, hacer arder esa voluntad que todo caballero posee, y superar sus obstáculos.
-Ah, así que quiso decir que está entrenando para romper esa roca, convertirse en caballero de plata y entonces proteger, a Athena supongo-
Me parecía ciertamente extraño la dificultad que tenía para hablar aquel joven, está bien trabarse un poco en algunas cosas o frases, incluso entendí que estuviese nervioso por mi presencia en aquel lugar. Solo que la forma en que aclaró todo al final aún sonaba un poco....indio, o eso pensé. Aun así, lo importante era el entrenamiento, el resto eran detalles para luego, como quien deja los aperitivos para más tarde porque quiere probar el plato principal primero (al menos yo hacía eso).
Aguardé en silencio en lo alto de la copa del árbol, me fije en que él se concentraba, cosa que me pareció importante, ya que por la condición física en la que estaba, no podía desperdiciar cualquier golpe que fuera a liberar de ahora en más en lo que restaba de la jornada. Sin embargo, el cosmos que sentí en él fue muy leve, y por alguna razón no pudo liberarlo, lo que provocó que la única cosa que sufriera daños, fuese su rodilla, y peor, su hueso, ya que hasta yo escuché ese "crack" desde donde me encontraba.
-Uy, eso debió doler...-
Hice una mueca de dolor para entonces decidir bajar del árbol. Si bien no era mi alumno, de todas formas no implicaba el que no pudiera ayudarlo, así que me acerqué hasta su posición con mi tranquila actitud de siempre.
-Hmm, no lo haces tan mal, pero sabes, no estás concentrando bien tu cosmos aún....no digo que la fuerza física no sea necesaria, pero no lo es todo-
Mencioné como dando un veredicto parcial de lo que había visto hasta ahora. De todas formas, no iba a dejarlo con eso sin mas y a su suerte como podría hacer cualquiera, eso no iba mucho conmigo, así que decidí mostrarle un ejemplo.
-Observa bien...ehm, tu nombre?...-
Le miré de reojo por unos segundos esperando contestación mientras me encaminaba hacia otra roca que había no muy lejos de la que él estaba usando como saco de boxeo. O la que estaba usando como saco de boxeo a él. En fin, fui hacia esa roca, me paré frente a esta y cerré mis ojos.....
Off: Juas juas soundtrack xd
- Spoiler:
On: Sentí la brisa ondear mis cabellos, escuchaba los sonidos de la naturaleza, el mar golpear con fuerza los acantilados abismales, las aves cantar en la tarde por última vez para irse a reposar.....y cuando estuve listo, abrí mis ojos, de los cuales surgió un fugaz destello dorado, para colocar mi dedo índice de la mano derecha sobre la roca.
Luego solo fue hacer un poco de presión para que la gran roca fuera dividida en incontables pedacitos que se esparcieron como arena por el suelo. Miré al joven, y procedí a explicar.
-Supongo que Akroma ya te lo habrá explicado, pero el cosmos debe encenderse y hacer estallar tus propios átomos, y liberar esa energía para destruír los átomos del contrario. Con esta energía, no debes usar tanta fuerza física para ser destructivo, y ese es el objetivo de un caballero. Lograr usar algo que va más allá de la fuerza bruta, y es el poder de su cosmos, su espíritu, su corazón-
Me acercaba lentamente mientras pronunciaba aquellas palabras de inspiración, para tenderle una mano y ayudar a que se levante.
-Así que, busca en tu interior qué es lo que hace arder tu cosmos, cual es la razón de tu existir, de vivir, y concéntralo....concéntralo, en un solo punto, para entonces, liberar todo aquello con una gran explosión!!-
Hice énfasis en la última oración, tratando de transmitirle emoción y valor al joven que se hallaba tan desesperanzado, para que volviera a levantarse, hacer arder esa voluntad que todo caballero posee, y superar sus obstáculos.
Kurama- 510
Re: Tenacidad [Flashback // Kurama]
Observó con fascinación aquella demostración de poder. Realmente deseaba entender cómo lo hacía.
- En un punto...y estallar... - se repetía en sus adentros. Parecía ser la parte que más le había interesado. Cerró los ojos mientras se incorporaba y lo buscó en su imaginación. Aquellos átomos que se encontraban las cosas. La forma en que la energía circulaba por ellos. La forma en la que estallaban, desde el origen mismo del universo. Logró visualizar aquello que quería lograr.
Todo estaba a su alrededor. En las plantas, en el viento, en la tierra que vibraba imperceptiblemente a sus pies, fruto del movimiento de los seres que la pisaban a lo largo y a lo ancho de su superficie, y de los cuerpos celestes que la atraían desde la infinidad misma del cosmos.
Pero todo esto conformaba mucho más que una infinita masa de energía fluctuante. Se trataba del mundo que amaba. Y podía sentirlo. Como lo invitaba a usar su energía. Como le pedía que disponga de ella, que disponga del poder. De esa fuerza que utilizan los que defienden, pero proviene en realidad de aquello que defienden.
Y ya no necesitó pensar. Dejó correr toda esa energía por su cuerpo y la concentró en su mano izquierda. Continuó acumulando. Hasta el límite. Y un poco más. Hasta que pensó que su cuerpo estallaría, y luego más, y más, mientras adelantaba la mano derecha y retraía la zurda preparando su golpe, hasta que ya no pudo.
Abrió los ojos de pronto y soltó su feroz ataque hasta la roca, listo para hacer estallar toda esa energía. En esa fracción de segundo en la que su mano se acercaba veloz hacia la piedra que tanto sufrimiento le había causado la observó desafiante, con decisión, preparado para que sea la última mirada que le dirigía.
Sin embargo en aquel momento vio también las heridas en su mano. Eran realmente terribles. Recordó todo el dolor que había sentido hace un momento y se sensibilizó a éste. Al ver que su mano en carne viva chocaría tan fuertemente contra la roca instintivamente frenó el ataque. Su mano se detuvo al chocar apenas dos de sus dedos contra la roca, con fuerza ya muy reducida por haberse detenido el ataque. El aprendiz dejó escapar un pequeño grito de dolor por este impacto.
Rápidamente retrajo su mano adolorida.
Al cabo de un momento la gran roca explotó en miles de ínfimos trocitos hacia el lado contrario al que había recibido el golpe, como si hubieran plantado una mina allí donde el aspirante a Cefeo la había tocado.
- En un punto...y estallar... - se repetía en sus adentros. Parecía ser la parte que más le había interesado. Cerró los ojos mientras se incorporaba y lo buscó en su imaginación. Aquellos átomos que se encontraban las cosas. La forma en que la energía circulaba por ellos. La forma en la que estallaban, desde el origen mismo del universo. Logró visualizar aquello que quería lograr.
Todo estaba a su alrededor. En las plantas, en el viento, en la tierra que vibraba imperceptiblemente a sus pies, fruto del movimiento de los seres que la pisaban a lo largo y a lo ancho de su superficie, y de los cuerpos celestes que la atraían desde la infinidad misma del cosmos.
Pero todo esto conformaba mucho más que una infinita masa de energía fluctuante. Se trataba del mundo que amaba. Y podía sentirlo. Como lo invitaba a usar su energía. Como le pedía que disponga de ella, que disponga del poder. De esa fuerza que utilizan los que defienden, pero proviene en realidad de aquello que defienden.
Y ya no necesitó pensar. Dejó correr toda esa energía por su cuerpo y la concentró en su mano izquierda. Continuó acumulando. Hasta el límite. Y un poco más. Hasta que pensó que su cuerpo estallaría, y luego más, y más, mientras adelantaba la mano derecha y retraía la zurda preparando su golpe, hasta que ya no pudo.
Abrió los ojos de pronto y soltó su feroz ataque hasta la roca, listo para hacer estallar toda esa energía. En esa fracción de segundo en la que su mano se acercaba veloz hacia la piedra que tanto sufrimiento le había causado la observó desafiante, con decisión, preparado para que sea la última mirada que le dirigía.
Sin embargo en aquel momento vio también las heridas en su mano. Eran realmente terribles. Recordó todo el dolor que había sentido hace un momento y se sensibilizó a éste. Al ver que su mano en carne viva chocaría tan fuertemente contra la roca instintivamente frenó el ataque. Su mano se detuvo al chocar apenas dos de sus dedos contra la roca, con fuerza ya muy reducida por haberse detenido el ataque. El aprendiz dejó escapar un pequeño grito de dolor por este impacto.
Rápidamente retrajo su mano adolorida.
Al cabo de un momento la gran roca explotó en miles de ínfimos trocitos hacia el lado contrario al que había recibido el golpe, como si hubieran plantado una mina allí donde el aspirante a Cefeo la había tocado.
Hanok- 47
Re: Tenacidad [Flashback // Kurama]
Y así como un halcón me quedé apreciando cada detalle de los movimientos que fuera a realizar el aprendiz del santuario, observando atentamente la formulación de su cosmos en su interior, el como lo concentraba, con que densidad, si despertaba algún elemento de la alquimia en él o no, si poseía alguna esencia en particular o no, su nivel de energía y poder de destrucción. En fin, un montón de cualidades del cosmos, para poder determinar más o menos, cuál podría ser su futuro desarrollo como caballero de Athena, dependiendo de cuales de estas peculiaridades del cosmos el joven poseyera.
La naturaleza parecía reaccionar ante su cosmos, indicador de que ya había comenzado a concentrarlo, y de que ahora se avecinaba lo que sería la última voluntad del joven, por intentar destruir a su oponente, la imponente roca, a la cual ya le había hecho algunos rasguños, pero solo con reiterados golpes basados únicamente en fuerza física. Cosa que no estaba mal si alguien quiere mejorar su resistencia o su potencia muscular pero....si realmente buscas hacer añicos la roca, más vale que uses otra cosa antes de que ella te lo haga a ti.
-Bueno, por ahora no lo hace mal, si sigue así seguramente reunirá la energía suficiente para destruir aquel obstáculo que le impide avanzar. Pero claro, todavía no está todo dicho...no hasta que vea el resultado....-
Paralelamente a su acumulación de cosmos se ponía en una postura, para preparar su golpe físico al objetivo, y así solo el tiempo se escurrió de entre mis dedos un poco. Para cuando quise acordar, él ya estaba listo para lanzar su ataque, a lo cual incliné un poco mi torso hacia adelante, como queriendo acercarme un poco a la escena.
El viento cesó su suave andar, como si también quisiera presenciar aquel momento, mostrando cortesía al dejar que el silencio pasara a la sala también, para que éste sea otro espectador más. Y finalmente, sucedió....poco a poco su puño se acercaba hacia la meta, yo lo veía como si estuviese una película en cámara lenta puesto que estaba acostumbrado a velocidades muchísimo más rápidas que esta, así que podía analizarlo bien.
E iba perfecto, pero en el último momento pareció haber una desaceleración de su parte, inducida tal vez por miedo a lastimar más su cuerpo, y eso resultó en una sola mitad de la roca destruida, con un dolor en la mano que le provocó retraerla al instante. Vi suficiente, así que bajé del árbol con otro pequeño salto para caer elegantemente a su lado.
-Puedo decir que lo has hecho bien, tienes un buen control del cosmos si realmente te centras en ello, y una fuerte disposición para enfrentar a la adversidad-
Me crucé de brazos, puesto que ahora venía la otra cara de la crítica, pasando de felicitaciones, a correcciones.
-Sin embargo, he notado que justo al último momento te espantaste y retrocediste....bueno, solo déjame aconsejarte lo siguiente....En un combate, tu enemigo no va a darte segundas oportunidades, él va a atacarte en cuanto tenga la oportunidad de hacerlo porque su misión es destruirte, así que si tu te frenas, reduciendo el nivel de tu poder justo cuando puedes hacerlo primero con él....entonces, estarás dejando que el otro te contra-ataque con tu guardia baja, desaprovechando tu momento, además de que no le harás todo el daño que puedes ocasionarle-
Comencé a caminar un poco de un lado a otro, tomándome una pequeña pausa para continuar.
-Escucha, se que has estado hace un buen rato rompiendo tu propio cuerpo con tal de superar tu obstáculo, y está bien, pero en un combate en donde debes defender no siempre tu vida, sino la de otros, o incluso el destino mismo del mundo....en momentos como ese, un corazón al luchar, debe despejarse de toda duda....-
Me detuve, quedando de espaldas a él mientras mi capa ondeaba bruscamente por la corriente de aire que comenzaba a correr como estampida de elefante.
-...tienes que despertar tu voluntad, hacer arder tu corazón y tu cosmos, e ir hacia adelante con una sola cosa en mente.....proteger lo que tu juraste, y hacerlo con decisión, en un todo o nada, con el alma misma en juego-
Las últimas palabras las mencioné con una tonalidad más seria y grave en la voz, para dejarle grabado en su mente y tal vez en su corazón, que debía recordar esa frase. Y lentamente, me volteé con una expresión más alegre, reflejando en mis ojos que estaba satisfecho con lo que había visto, orgulloso de ese joven, así como del caballero que lo estaba entrenando.
-Aún así, este es solo el inicio, y veo que mi aprendiz te está entrenando bien...No desistas nunca, si te dan una paliza y te caes lleno de dolor, demuéstrales que puedes sonreír aún más y levantarte con más fuerza que antes. Haz que el infierno que otros quieran hacerte sentir, no sea nada comparado con la llama de tu convicción, y entonces, siempre encontrarás un camino.....-
Aquel último y solemne discurso fue dado por el guardián dorado del santuario que hacía rugir los cielos con su cosmos, paralizarse del miedo a los que osaban ir en contra de la libertad. Aquel que iluminaba la más densa oscuridad con su voluntad ardiente, heredada de su maestro así como de sus camaradas, forjada por su experiencia y vivencias pasadas. El joven, Kurama de Leo, comenzó a caminar majestuosamente de regreso al Santuario, para volver a su templo y seguir cumpliendo con el deber que le habían indicado como protector del recinto en el cual se hallaba la diosa por la cual todos luchaban, quien les había dado sus armaduras, y un camino para volver realidad sus metas y esperanzas, Athena.
-Un gusto conocerte chico!!, mi nombre es Kurama!!-
La figura dorada que cada vez se encontraba más lejos, levanta una mano en forma de saludo, mientras algunas hojas de los árboles eran arrancadas por la fuerza del viento prácticamente nocturno, que ahora invadía los alrededores del santuario.
La naturaleza parecía reaccionar ante su cosmos, indicador de que ya había comenzado a concentrarlo, y de que ahora se avecinaba lo que sería la última voluntad del joven, por intentar destruir a su oponente, la imponente roca, a la cual ya le había hecho algunos rasguños, pero solo con reiterados golpes basados únicamente en fuerza física. Cosa que no estaba mal si alguien quiere mejorar su resistencia o su potencia muscular pero....si realmente buscas hacer añicos la roca, más vale que uses otra cosa antes de que ella te lo haga a ti.
-Bueno, por ahora no lo hace mal, si sigue así seguramente reunirá la energía suficiente para destruir aquel obstáculo que le impide avanzar. Pero claro, todavía no está todo dicho...no hasta que vea el resultado....-
Paralelamente a su acumulación de cosmos se ponía en una postura, para preparar su golpe físico al objetivo, y así solo el tiempo se escurrió de entre mis dedos un poco. Para cuando quise acordar, él ya estaba listo para lanzar su ataque, a lo cual incliné un poco mi torso hacia adelante, como queriendo acercarme un poco a la escena.
El viento cesó su suave andar, como si también quisiera presenciar aquel momento, mostrando cortesía al dejar que el silencio pasara a la sala también, para que éste sea otro espectador más. Y finalmente, sucedió....poco a poco su puño se acercaba hacia la meta, yo lo veía como si estuviese una película en cámara lenta puesto que estaba acostumbrado a velocidades muchísimo más rápidas que esta, así que podía analizarlo bien.
- soundtrack:
E iba perfecto, pero en el último momento pareció haber una desaceleración de su parte, inducida tal vez por miedo a lastimar más su cuerpo, y eso resultó en una sola mitad de la roca destruida, con un dolor en la mano que le provocó retraerla al instante. Vi suficiente, así que bajé del árbol con otro pequeño salto para caer elegantemente a su lado.
-Puedo decir que lo has hecho bien, tienes un buen control del cosmos si realmente te centras en ello, y una fuerte disposición para enfrentar a la adversidad-
Me crucé de brazos, puesto que ahora venía la otra cara de la crítica, pasando de felicitaciones, a correcciones.
-Sin embargo, he notado que justo al último momento te espantaste y retrocediste....bueno, solo déjame aconsejarte lo siguiente....En un combate, tu enemigo no va a darte segundas oportunidades, él va a atacarte en cuanto tenga la oportunidad de hacerlo porque su misión es destruirte, así que si tu te frenas, reduciendo el nivel de tu poder justo cuando puedes hacerlo primero con él....entonces, estarás dejando que el otro te contra-ataque con tu guardia baja, desaprovechando tu momento, además de que no le harás todo el daño que puedes ocasionarle-
Comencé a caminar un poco de un lado a otro, tomándome una pequeña pausa para continuar.
-Escucha, se que has estado hace un buen rato rompiendo tu propio cuerpo con tal de superar tu obstáculo, y está bien, pero en un combate en donde debes defender no siempre tu vida, sino la de otros, o incluso el destino mismo del mundo....en momentos como ese, un corazón al luchar, debe despejarse de toda duda....-
Me detuve, quedando de espaldas a él mientras mi capa ondeaba bruscamente por la corriente de aire que comenzaba a correr como estampida de elefante.
-...tienes que despertar tu voluntad, hacer arder tu corazón y tu cosmos, e ir hacia adelante con una sola cosa en mente.....proteger lo que tu juraste, y hacerlo con decisión, en un todo o nada, con el alma misma en juego-
Las últimas palabras las mencioné con una tonalidad más seria y grave en la voz, para dejarle grabado en su mente y tal vez en su corazón, que debía recordar esa frase. Y lentamente, me volteé con una expresión más alegre, reflejando en mis ojos que estaba satisfecho con lo que había visto, orgulloso de ese joven, así como del caballero que lo estaba entrenando.
-Aún así, este es solo el inicio, y veo que mi aprendiz te está entrenando bien...No desistas nunca, si te dan una paliza y te caes lleno de dolor, demuéstrales que puedes sonreír aún más y levantarte con más fuerza que antes. Haz que el infierno que otros quieran hacerte sentir, no sea nada comparado con la llama de tu convicción, y entonces, siempre encontrarás un camino.....-
Aquel último y solemne discurso fue dado por el guardián dorado del santuario que hacía rugir los cielos con su cosmos, paralizarse del miedo a los que osaban ir en contra de la libertad. Aquel que iluminaba la más densa oscuridad con su voluntad ardiente, heredada de su maestro así como de sus camaradas, forjada por su experiencia y vivencias pasadas. El joven, Kurama de Leo, comenzó a caminar majestuosamente de regreso al Santuario, para volver a su templo y seguir cumpliendo con el deber que le habían indicado como protector del recinto en el cual se hallaba la diosa por la cual todos luchaban, quien les había dado sus armaduras, y un camino para volver realidad sus metas y esperanzas, Athena.
-Un gusto conocerte chico!!, mi nombre es Kurama!!-
La figura dorada que cada vez se encontraba más lejos, levanta una mano en forma de saludo, mientras algunas hojas de los árboles eran arrancadas por la fuerza del viento prácticamente nocturno, que ahora invadía los alrededores del santuario.
Kurama- 510
Re: Tenacidad [Flashback // Kurama]
Su mente se acercaba a encontrar una explicación de lo que había sucedido, de cómo había logrado concentrar un poder tal que a pesar de que su golpe llegó casi sin fuerza había resultado más destructivo que cualquier cosa qué él hubiera hecho antes. Sin embargo, todo lo que acababa de ocurrir la seguía pareciendo magia, y aquel joven oriental de facciones infantiles una especie de hada que lo había llevado durante un momento al país de los sueños.
Con vocación docente, inmediatamente él santo dorado comenzó a detallar los aciertos y fallos del aspirante. Hanok prestó atención a sus palabras con postura firme y asintiendo con la cabeza, aunque en aquel instante no pensaba en nada. Su mente se encontraba anonadada. Desde que había llegado al santuario cada día representaba un gran desafío; no sólo por el sobrehumano entrenamiento de los caballeros, si no por el aprendizaje forzado del no más sencillo arte de vivir entre personas.
El santo se marchó tras expresar sus críticas, como quien termina lo que ha venido a hacer. A Hanok más bien le pareció que su turno en el mundo de los sueños había finalizado.
- Muchas Gracias, Señor Kurama. - fue todo lo que pudo decir mientras el caballero se alejaba. Cuando su figura casi hubo desaparecido en el horizonte Hanok notó cómo la tarde había perdido su brillo y el viento su armonía, anunciando ya más turbulento que el sol estaba por caer. Fue como si todo le dijera que algo había terminado por aquel día, y que mañana sería otro duro desafío.
Permaneció un rato de pie, inmóvil; analizando, recordando, fijando en su mente lo que había ocurrido. Lograría seguramente extraer provechosas enseñanzas de lo que había vivido hacía un momento; de esas que acompañan a uno por el resto de sus días.
OFF: Fin del tema.
Con vocación docente, inmediatamente él santo dorado comenzó a detallar los aciertos y fallos del aspirante. Hanok prestó atención a sus palabras con postura firme y asintiendo con la cabeza, aunque en aquel instante no pensaba en nada. Su mente se encontraba anonadada. Desde que había llegado al santuario cada día representaba un gran desafío; no sólo por el sobrehumano entrenamiento de los caballeros, si no por el aprendizaje forzado del no más sencillo arte de vivir entre personas.
El santo se marchó tras expresar sus críticas, como quien termina lo que ha venido a hacer. A Hanok más bien le pareció que su turno en el mundo de los sueños había finalizado.
- Muchas Gracias, Señor Kurama. - fue todo lo que pudo decir mientras el caballero se alejaba. Cuando su figura casi hubo desaparecido en el horizonte Hanok notó cómo la tarde había perdido su brillo y el viento su armonía, anunciando ya más turbulento que el sol estaba por caer. Fue como si todo le dijera que algo había terminado por aquel día, y que mañana sería otro duro desafío.
Permaneció un rato de pie, inmóvil; analizando, recordando, fijando en su mente lo que había ocurrido. Lograría seguramente extraer provechosas enseñanzas de lo que había vivido hacía un momento; de esas que acompañan a uno por el resto de sus días.
OFF: Fin del tema.
Hanok- 47
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