El doctor está en consulta (libre)

Después de mucho tiempo de estar caminando en un -por así decirlo -sin sentido es que Asclepios logró llegar al lugar llamando Rodorio. Era un lugar muy pequeño y aparentemente sin "nada que ofrecer", pero le pareció un lugar por demás pintoresco y algo dentro suyo le dijo que este era el lugar que había estado buscando, no sabría decir con exactitud el por qué... Pero...

"Está decidido... Aquí me quedo..."

Al principio se quedó en un hotel modesto y por lo mismo barato; a pesar de que había tomado algo del dinero que había juntado cuando trabajaba en Larisa, le había dejado la gran parte a su madre y aunque estuvo trabajando aquí y allá mientras viajaba, pues no contaba con tanto dinero y aún tenía que encontrar un lugar para quedarse y abrir, por el momento un pequeño consultorio médico. Su anhelo era abrir un hospital, pero por el momento se conformaba con el consultorio.

Después de un par de días de haber recorrido el lugar fue que justo frente de una pequeña plaza, había encontrando un lugar ideal. Definitivamente no podía realizar grandes operaciones... Pero era un local con una pequeña recepción y un cuarto lo bastante amplio para poder dar consulta, tener su espacio para las exploraciones físicas y tal vez la aplicación de yesos y una que otra cirugía mejor, así como un lugar perfecto donde sin duda alguna podría crear sus medicamentos. Además de que en la parte de arriba había un pequeño cuarto donde podría dormir y atender sus necesidades básicas.

Habló con el dueño del local y tras pedirle permiso y convencerlo de que en cuanto tuviera el dinero le pagaría la renta es que decidió mudarse. Compró un poco más de ropa para él y para su cama y también se dedicó a buscar dónde conseguir el material que necesitaba: avatelenguas. agujas, el yute para los yesos, tubos de ensayo, la mesa de exploración, etc.

Y mientras Asclepio sigue surtiéndose y arreglando el consultorio es que espera a que lleguen sus futuros pacientes...

Un empujoncito por aquí... Un empujoncito por allá... Y al fin había logrado mover a dónde quería el escritorio que había comprado. Definitivamente tenía que volver al gimnasio, porque el escritorio no estaba tan grande pero se había tardado en moverlo fácil una media hora

"Por lo menos no se rayó el piso..."

Eso sí hubiera sido toda una desgracia; porque a parte de haber dado una muy mala impresión del lugar... Hubiera tenido que pagar la compostura... Y eso significaba mandar a quitar y reponer absolutamente todo el piso... Y aún no tenía dinero para eso... Si de hecho tenía que darle una pintadita al lugar.... Pero eso ya sería después. Por lo pronto, tenía que seguir acomodando las cajas e instrumental y terminar de entender las instrucciones para colocar unas repicas que había comprado -casi, casi fiado -el día anterior.

"A ver... Coloque el tornillo 'a' en la sección 'A' para después juntarla con la sección 'A´' . . . En serio, es mucho más fácil hacer una neurocirugía..."

Al parecer no le estaba quedando tan mal la situación... Pero para su mala suerte, cuando se agachó por algo escuchó que había alguien llamándolo en la puerta, de la impresión levantó muy rápido la cabeza... Y de milagro no se la partió el solo, aunque sabía tendría una migraña muy grande como por dos días...

"Sí! . . . Ayyyyy!!!!" Sujetándose el lugar del golpe al momento que salía a recibir a la persona que lo había llamado "Buenos días ¿en que le puedo ayudar?"

Dijo, tratando de esbozar una sonrisa, al ver a un joven que de alguna manera sabía estaba soportando algún tipo de dolor. Nunca había entendido muy bien el cómo lo sabía; una leve y casi imperceptible mueca, tal vez la mirada o la forma de caminar, pero siempre había sabido cuando una persona estaba tratando de esconder alguna molestia física...

Aunque él mismo no pudiera esconder su propio dolor, pero no estaba allí para atenderse a sí mismo si es que otra persona necesitaba de él.

'Vaya... Pero que "buena" primer impresión estoy dando...' Se recriminó a sí mismo cuando el hombre entró al consultorio y tras ver que -para variar -no tenía a nadie más afuera, cerró la puerta; pero eso no le importaba. Sabía que las personas no solían confiar en un médico que acababa de llegar, y menos en un lugar tan pequeño donde todos seguramente se conocían y Asclepio era un total y completo extraño.

Lo que le molestaba era dar la impresión de torpe frente a uno de sus primeros pacientes. Si eso sucedía, ¿cómo es que podía esperar que confiaran en él? ¿Cómo podía darles esa sensación de tranquilidad y confianza? Sólo esperaba poder borrar la primera impresión que le dio a esta persona con su atención médica profesional.

". . . Si te molestan tanto, por lo menos quítate el saco... En un momento te reviso bien."

Le dijo mientras estaba lavándose las manos para poder atenderlo. Costumbre de tener las manos limpias siempre que fuera a revisar a un nuevo paciente, y más si ese paciente tenía quemaduras. Molestas, total y altamente infectables, tenía que tener extra precaución.

"Bien, primero que nada, buenas tardes, mi nombre es Asclepio y voy a ser su médico si usted me lo permite ¿con quién tengo el gusto?"

Sentándose en el escritorio listo para anotar las respuestas a las preguntas que le haría. Tenía que tener la historia clínica completa del paciente, específicamente alergias, no fuera a ser que él lo tratara con algún medicamento y resultaba que el paciente era alérgico. Antes de hacer cualquier cosa, tenía que conocer a la persona.

Bien... Esto era a lo que él llamaba... Ridículo. Es decir hace un par de días ni las moscas de paraban en su consultorio y ahora... No es que le moleste tener pacientes a los cuales atender sólo... Sólo...

"¿Por qué tiene que tocar tan deseperadamente? ... Disculpe..."

Dijo, sonriendo al hombre que ni tiempo le había dado de decirle su nombre para parase y abrir la puerta. A menos de que fuera una emergencia no entendía el por qué de tanta desesperación. En una urgencia, bueno, Asclepio pensaba que hasta podrían tirar la puerta pero... Si no... Lo sentía mucho pero ni modo, el joven había llegado primero y a él atendería primero, ley de la vida... 'Supongo tendré que poner una libreta o algo así...' Para que la gente se anote y así hubiera un orden.

"¿Sí? ¿En qué le puedo ayudar?"

Abriendo la puerta -antes de que se la tirara -y viendo que era una jovencita que tenía cara de impaciencia. No podía juzgar con sólo verla por unos cuantos segundos, pero pareciera que era de esas personas que hacían lo que querían, cuando querían y no aceptaban un "no" por respuesta... Igual y se equivocaba... Esperaba que sí...

“Vaya forma de tratar a tus pacientes “– pensó aquel mientras me miraba amablemente al chico.

-Mi nombre es Leo – dijo tranquilamente, no tenía intenciones de decir su apellido, pero antes de decir cualquier otra cosa se escuchó el estruendo en la puerta.  

Como el joven médico había decidido atender a la nueva visita por la insistencia  - Descuide – contestó amablemente mientras  aquel se quitaba  la bufanda y  el saco  doblando  todo para dejarla en una silla y así fuese más fácil tomarla después. Ya no quiso quitarse más pues tal vez podría haber una emergencia médica o al parecer había alguien a quien no le gustaba la espera.

Eso hizo que Leo recordara cuando fue pasante le había tocado un paciente así, aunque aquel era un joven con un trastorno obsesivo compulsivo y en esta ocasión era una hermosa jovencita de cabellos rosados.

-Doctor, atienda a la jovencita, mis heridas pueden esperar – Leo quería parecer amable, y era tan experto en eso que realmente parecía un hombre de buenos sentimientos, pero en el fondo estaba furioso, no solo por tener que soportar las heridas sino también por el molesto ruido de la insistencia de aquella insolente mujer.

Fue que su sexto sentido se activó y vio al astro del sol y la sombra de Zeus a espaldas de la chica.

“Así que estamos ante la presencia de uno de los guerreros divinos de Zeus, esto se pone interesante”

Habilidad Utilizada:

'Ay Dios... Para eso necesito una enfermera...' De hecho, nunca antes había pensando en esta situación tan incómoda porque nunca antes se había enfrentado a ella; siempre había un filtro de enfermeras quienes eran las encargadas de pasarle a los pacientes y lidiar con los que tenían que esperar... 'Y ahora soy yo...' Pero en fin, alguien tenía que hacerlo, así que...

"Si, yo soy el docto...r...." Viendo cómo era que la jovencita se pasaba al consultorio... "Y perdón por decirlo señorita, pero tiene que salir de aquí, como puede ver estoy en este momento con un paciente; así que le pido su más completa atención con el joven Leo, ya que él llegó primero, y en vista de que usted no tiene ninguna emergencia... Entonces le suplico que me espere afuera, en la pequeña recepción que tengo..."

Es decir, por mucho que no fuera una emergencia, cada paciente tenía derecho a su intimidad, y si las quemaduras de Leo eran -como se lo estaba temiendo -extensas, entonces necesitaba un ambiente lo más estéril posible, además de que era eso, la privacidad de los pacientes. La única otra persona que pudiera entrar a este lugar, sería una enfermera... Pero como no tiene; además de que Asclepio es completa y totalmente capaz de atender la situación él solo.

Además... De que ya no sabía si era sólo él... O de pronto la situación entre ambos de sus nuevos pacientes se sentía... Incómoda, muy pesado el ambiente. No sabía si ya se conocían; es decir, parecía que sí... Ya que si de las miradas salieran rayos - y no sabía bien el por qué, pero sabía que de algún modo se podría hacer eso -estos dos se hubieran matado nada más de verse.

"También le puedo ofrecer de que venga en... No sé, tal vez dos horas, para que no se aburra mientras espera. No sé exactamente cuánto es que vaya a tardarme con Leo."

Sinceramente no podía hacer mucho más de lo que había ofrecido... Y esperaba las cosas no se fueran a complicar...

Si no estaba muy convencido de atender al joven antes de a la chica -por eso de que que "las damas van primero" -, al momento que Leo se quitó la ropa, Asclepio no pudo reprimir una cara de sorpresa al ver la magnitud de sus lesiones.

"A bárbaro!"

Con más razón tenía que sacar a la chica del lugar, en especial si -esperaba no pasaba -las pústulas se reventaban; si eso pasaba, en verdad tendría un gran problema con este chico. Por eso fue que se dirigió a donde estaba la chica y sin esperar mucho, fue que la tomó por su hombro y tras un corto "lo siento" fue que sacó a la chica para atender a su primer paciente.

No sabía ni por dónde "atacar" las lesiones... Es decir... Es decir...

"¿Cómo te hiciste esto? . . . Espera, no quiero saber... No sí quiero... No, no quiero... Lo necesito... ¿Sabes qué? Decide tú si decirme o no..."

Volvió a lavarse las manos, se colocó su cubre bocas, sus guantes y se acercó a revisar con su aumento con luz las heridas en cuestión. Definitivamente no había quemaduras de tercer grado... Pero sí había más de segundo grado que de primero y dentro de estas había "quemaduras graves" y "quemaduras menores." No podía y definitivamente no quería reventar las pústulas, eso sería completamente contraproducente para el paciente... Así que definitivamente tendría que trabajar con mucho cuidado.

No tenía una tina o una ducha para que Leo rehidratara sus heridas, por lo que lo único que se le ocurrió fue ponerle un campo quirúrgico delgado en la espalda y después fue por un aspersor de agua para poder mojar el campo y así poder hidratar su espalda.

"Espero que no tengas prisa... Vamos a estar así un muy buen rato..."

No es que le agrade, pero si en verdad va a tardarse tanto. . . Tal vez tuviera que decirle a la chica que regrese mañana... Había prioridades...

Definitivamente... Era bueno que tuviera una mente amplia y un gran criterio... No le había gustado nada el cómo se dirigió a la señorita... Pero ¿en qué cabeza cabía?! Tenía que esperar su turno como todo el mundo y con mucho gusto la atendería; si para eso se había instalado y había abierto su pequeña clínica...

Y luego el comentario que había hecho antes de salir... " –un espectro chamuscado ..." ¿Qué no era así como se había definido Deltha aquella vez? Y si era así... Era irónico. No que le molestara atender a esta persona; él era un Médico y ese era su trabajo, sólo que... ¿Qué no se suponía ellos podían curarse? Tal vez si las heridas eran tan granes como las de Leo, entonces no podían... Y bueno, ahora tenía mucho sentido cómo es que una persona con un... 40-50% de la superficie corporal quemada podía hablar, caminar y estar de pie como si solo hubiera sido una pequeña escoriación en el dedo meñique...

"Bien... Está bien que tengo la cara... Pero no soy estúpido..." Le dijo a Leo mientras optaba por, abrir un pequeño campo quirúrgico, colocárselo en la espalda y con un aspersor, empaparlo con agua "Así que... Por qué no mejor me dices la verdad de cómo te hiciste estas quemaduras."

Siguió mojando el campo para que su cuerpo quemado pudiera absorber el agua y así poder hidratarse y recuperarse mejor. Sin duda había sido una excelente historia, muy convincente. . . Pero... Carecía de sentimientos. Si hubiera sido verdad, Asclepio hubiera detectado un atisbo de tristeza, enojo... Incluso resignación pero... Nada... Ninguno de esos sentimientos que uno espera estén presentes cuando uno pierde, de esa forma tan particularmente espantosa a alguien tan querido como una novia; con más razón una prometida.

"Bien... No te vayas a mover... Y en unos... 5 minutos regreso para volver a empapar el campo... Si me disculpas... Voy a ver si puedo ayudar a la señorita que entró." Volviendo a mojar una última vez el campo para que tuviera más agua.

Por este tipo de situaciones, es que le gustaría tener por lo menos dos salas de exploración pero, si había escuchado bien, la señorita no necesitaba como tal un examen físico, sino más bien un tipo de valoración rápida psicológica o psiquiátrica. De lo que Asclepio obtuviera, ya valoraría si él es capaz de ayudarla o tendría que referirla a otro lugar...

". . . Disculpe ¿señorita? Primero que nada, quisiera disculparme por mi comportamiento anterior, pero debe de entender que... Pues sólo soy uno jejeje y que con mucho gusto la ayudaré en la medida de lo posible siempre y cuando esté dentro de mis posibilidades... Con el debido respeto a los demás pacientes que puedan llegar... Ahora sí ¿puede decirme en qué la puedo ayudar?"

Por mucho que se hubiera enojado... No dejaba de ser un caballero... Además de ser un doctor que no le niega la atención a nadie... Aunque si debería de poner una libreta para que los pacientes se anoten y así atenderlos por el orden en que lleguen y no haya ningún tipo de problema y/o queja...

Era bueno ver que después del primer mal roce que tuvieron, ambos había quedado en "buenos términos"; al menos buenos términos en lo que la relación médico-paciente se refería. No le gustaba estar molesto con las personas y menos cuando iba a atenderlas porque le pidieron ayuda.... Así que simplemente le sonrió a la señorita mientras ella comenzaba su explicación.

Mmm... Que no recordaba nada hasta que despertó en... ¿un jardín? La verdad es que al griego no le gustó escuchar eso... En primer lugar pensó que la señorita -debía de preguntarle su nombre -había ido a divertirse a algún lado y tuvo la tan mala suerte de encontrarse con algún canalla que se... Pues se aprovechara de ella, al drogarla y poder llevársela de ese lugar. No sería la primera vez que sucedía, y con más razón, ese sujeto -sea quien sea -se aprovechaba de la desorientación que tenía la chica. . . Aunque de alguna manera parecía no importarle...

Pero en su defecto, utilizaron una cantidad bestial de droga para que uno de sus efectos secundarios fuera la pérdida de memoria; además, si ese fuera el caso, hubiera presentado otro tipo de síntomas muchos más graves, e incluso la muerte... Y justamente desechó esa teoría cuando la chica comenzó a decirle sobre sus dolores de cabeza... Entonces ¿un golpe? O aún peor ¿droga combinada con un golpe en la cabeza?

"Ya veo..." Se acercó a ella y comenzó a examinarle la cabeza, buscando algún tipo de lesión, por pequeña que ésta fuera... También tendría que tomar una muestra sanguínea y mandarla a laboratorio para ver si es que tenía suerte y encontraba algo -no es que quisiera que eso fuera verdad -, pero al menos así tendría una explicación...


"¿Cómo dijiste?" Lo último que le dijo... ¿Dónde lo había escuchado? Esa palabra ¿cosmos? ¿cosmos? . . . . . . . . . . . Claro! Era lo que le había dicho Deltha y lo que -se suponía -él mismo poseía... "¿Qué tipo de energía es? ¿Has pensado en dejarla libre?

No es como que tuviera mucha experiencia en este tipo de situaciones... Pero al parecer... Tendría que familiarizarse -y rápido -con el asunto si es que quería ayudar a las personas que vivían en ese lugar...