¿Dónde estoy? -Priv

El mar había recibido aquél cuerpo, pero lejos de destruirlo, parecía abrirse un camino, como si alquien hubiera protegido a aquella joven de los peligros, alguien que no iba a permitir que aquella alma desapareciera del mundo. Alguien se compadeció de aquella joven y la llevó hasta Atlantis.

La humedad del lugar, la oscuridad y las tinieblas en las que ella estaba envuelta, escuchó una voz que le decía que despertara, se vio sobre el suelo rocoso y frío, su ropa estaba húmeda, pestañeó lentamente mirando hacia los lados, no entendía qué ocurría ni en dónde estaba o quién era, solo se dedicó a verse a sí misma mientras inspeccionaba su cuerpo y el lugar. Su mente estaba en blanco, ni si quiera sabía su nombre.

>>¿Dónde estoy?<< susurró ella mientras se ponía de pie, observó hacia los lados sin poder entender dónde estaba, podía apreciar una ciudad y al mirar hacia arriba notó cierta particularidad con el cielo, estaba confundida y desorientada, sentía una voz pero no conocía el origen >>¿Quién me llama?<< preguntó. Ni si quiera parecía reconocer su propia voz, se llevó una mano lentamente a la cabeza, tratando de recordar cómo había llegado ahí y qué hacía pero nada respondía sus dudas, en su mente solo vagaba el pensamiento de la oscuridad, el frío y nada más.

Sus piernas apenas y la aguantaron, provocando que ella cayera y se quedara ahí, pensaba y se esforzaba por recordar pero no podía hacerlo, se empezó a cuestionar sobre qué debía hacer o hacia dónde debía ir; sin embargo, algo la alertó, una presencia que extrañamente le pareció familiar >>¿Quién es?<< preguntó, cerró los ojos para intentar encontrar la fuente de aquello, aún a pensar de todo tenía el cuerpo helado, respiró y empezó a relajarse, pronto encontraría la respuesta a sus interrogantes o por lo menos eso esperaba.

Su cuerpo casi llegaba al fondo del océano. Podía verla con claridad, algo mas que simple casualidad la atraía hacia Atlantis, una dama de cabellos blancos como la luna llegaba envuelta en cosmos.

Me mantuve sentado en una roca, alrededor nuestro el océano no permitía la llegada de la luz, quería ver sus reacciones, parecía confundida, me permití ver atreves de su alma. En ella había confusión, estaba perdida? No, debía de ser eso. Estaba seguro de que era algo mas, di varios pasos hasta que llegue a ella y ahí pude sentirlo, de su pecho emanaba el cosmos de Deltha. El la había enviado hasta aquí?

-  tienes nombre? – parecía débil, como si no pudiese mantenerse en pie.

Con cuidado aparte el cabello de sus ojos para verlos con claridad. – sabes donde estas? -

No quería asustarla, pero debía averiguar porque Deltha la había enviado aquí.

Pero nada de aquello me sorprendía, en cientos las almas que buscaban extinguirse en el océano y a las que les daba bienvenida, pero si me llamaba la atención la reacción de una de las armaduras bajo mi mando.

Escuchó unos pasos y entonces giró para ver a aquél hombre, se sonrojó al notar aquella aura que sentía, una paz la invadió, escuchó su nombre, sus palabras por un instante no fueron procesadas, su alma estaba apenas volviendo a su cuerpo y su mente apenas reaccionaba. Pestañeó varias veces, se había quedado observándolo como perdida, se sintió extraña cuando aquél hombre la trató con tanta familiaridad "¿Él me trajo aquí?" se preguntó. Pero era claro que no era así o por lo menos esa fue la respuesta que su mente le dio al instante.

>>No, lo siento...no lo sé<< respondió ella, aquella respuesta respondía ambas preguntas, lo observaba, como maravillada, la primera persona que reconocería si este le decía su nombre, la primera persona que había visto y que pronto conocería, se sentía un poco confundida aún sin saber exactamente qué era el sitio, no sabía cómo dirigirse al hombre o quién era este. Observó un instante el lugar y nuevamente el cielo que era como el mar, "¿qué lugar es este sitio?" estaba aún más nerviosa.

>>No recuerdo nada...<< le dijo ella con cierta pena, no sabía exáctamente qué era lo que pasaría ahora >>¿Tú sabes quién soy?<< preguntó, clara la respuesta era pero su mente no terminaba de "funcionar", pues estaba ocupándose de poder poner en orden todo el cuerpo de la muchacha >>¿Quién eres? ¿Quién soy yo? ¿En dónde estamos?<< eran preguntas que formulaba sin detenerse, parecía haber una gran necesidad de su parte por conocer la verdad, la realidad que estaba rigiendo el lugar.

Camine alrededor de ella un rato, no parecía tener ni un ápice de su vida anterior, la confusión gobernaba su rostro y eso me llenaba de intrigas a su vez.

Pero sentía el cosmos en ella, y no era débil. Ella era tan guerrera como lo había sido yo hacia milenios. El diluvio de preguntas al menos me causo gracia, me senté cerca . – Una respuesta a la vez -

Levante el dedo incide indicándole que comenzaría – mi nombre, es Vidd Dishagge – sonreí y levante un segundo dedo – y aunque fuera difícil de creer, soy Poseidón, dios de los Océanos y Mares -

- Mira, ahí un par de cosas que puedo saber a simple vista, tu deseaste… terminar con tu vida, aquí estamos para darte una segunda oportunidad, un nuevo comienzo, si es que lo deseas? -

Me puse de pie y extendí mi mano para ayudarla a pararse – puedo devolver tu pasado si quieres, pero creo que es una carga que no quieres tener si estas aquí -

El camino a Atlantis no era largo, pero trataría de conocerla mejor en ese pequeño trecho a recorrer.

Lo observó, cada movimiento, no podía dejar de observarlo, la mujer deseaba conocer todo sobre aquella persona que estaba conociendo, la primera persona, la única persona en este lugar, él se sentó cerca y ella no podía evitar sentirse nerviosa, sentirse extraña e intrigada, pero por fin ese muchacho le daría una respuesta, por fin alguien que escuchó sus preguntas iba a responder, él era la fuente de todo. Sus gestos, aprendería de él, se estaba convirtiendo en aquello que necesitaba, una solución. No iba a interrumpirlo, quería escuchar las maravillosas palabras que saldrían de aquellos labios.

>>Vidd Dishagge...<< susurró ella, interiorizando aquél nombre, apoderándose de él y pudiendo relacionar al joven con aquél título que le estaba revelando "Poseidón", un dios...no cualquier dios, sino el dios de los Océnanos y Mares, no estaba segura de la veracidad de aquello "¿un dios? Si existen...esto no es una casualidad, ¿él me trajo aquí?" pensó ella. La sonrisa del muchacho la mantuvo ocupada, parecía una persona muy bondadosa "¿él salvó mi alma?" Entonces, Vidd entonces dijo algo que la desconcertó "Deseaba terminar con mi vida, ¿aquella que olvidé? ¿él me rescató?"

>>Sí...<< respondió ella, lo notó ponerse de pie y extender su mano, tomó el gesto y se puso de pie, tembló un poco pero no deseaba mostrarse débil, deseaba poder evitar ser una carga para el dios, aquél dios que era su salvador >>¿Qué puedo hacer aquí?<< preguntó ella, estaba curiosa, deseaba conocer más, su mente estaba en blanco, su pasado había desaparecido y ahora mismo no le interesaba, solo deseaba avanzar.

>>Dios Poseidón, ¿usted me salvó? ¿usted me necesita?<< preguntó ella, no sabía cómo dirigirse al muchacho, las preguntas traían más preguntas, no comprendía bien la situación, solo sabía que era algún lugar en la tierra y que ese hombre tenía las respuestas, la información.

- Hacer? Eres libre de hacer lo que quieras, es un nuevo comienzo – Camine a su lado mostrándole el camino, mientras tratábamos juntos de aclarar sus pensamientos.

- yo… yo no te salve, yo solo te doy una segunda oportunidad – su segunda pregunta me confundió un instante y me tome unos segundos en poder responder – necesitarte… en este mundo la gente posee algo llamado cosmos, tu, lo conociste, puedo saberlo con solo verte. Tienes aptitudes que otros no poseen ni poseerán – lleve mis manos a mi espalda mientras continuábamos – ahí siete generales marinos que cuidan del Reino bajo mi mando, en este momento, una de las armaduras correspondientes a un general se manifiesta por tu llegada. Es algo que no puedo ignorar -

Me detuve un instante – yo te ofrezco ser un general marino, bajo mi mando, para mantener a este mundo en paz – varios metros mas adelante la cúpula de cosmos fue visible y atreves de esta Atlantis en su esplendor – ahí otros reinos y otros dioses, guerras que vienen y van, batallas en las que tendrás que pelear hasta los limites de tu vida, no es una tarea fácil, pero si aceptas, re aprenderás a utilizar tu cosmos y te aseguro que tanto yo como el resto de los generales, estaremos a tu lado en cada batalla -

Cuando atravesamos la cúpula señale hacia la ciudad y la vi con una gran sonrisa – este será tu nuevo hogar y llevaras el nombre de aquello que te recibió antes que nadie “Kai” – mis ojos se clavaron en los de ella. Todo dependía de ella.

La mujer escuchó sus palabras, asintió y se sintió agradecida por aquella "segunda oportunidad", entonces pensó "Si realmente me iba tan mal antes como para querer terminar con mi vida...doy gracias el poder haberme encontrado aquí" sonrió tímidamente y escuchó que el joven Poseidón le decía que no la había salvado "Es modestia" pensó ella, en su mente ya estaba fija la idea de verlo como su salvador, pues aquella "segunda oportunidad" era una vida nueva, algo que quizá otra persona no le hubiera permitido tener, además creía que si estaba "viva" sería con un propósito y Vidd era la clave.

Caminó a su lado y escuchó aquello "cosmos", entendió aún sin saber cómo, aquella energía interior que había podido experimentar hacía unos instantes atrás, comprobó que en ella existía esa fuerza, entonces le hizo entender que estaba en dominios de Poseidón "Estamos debajo o en el mar" pensó, aún lenta su cabeza razó. Parpadeó ante su comentario sobre una armadura "Una armadura reaccionó a mí, ¿será el destino?" se interrogó, estaba algo confundida pero no iba a dejar de prestar atención a lo que el joven le decía. Se detuvo junto con el joven.

"Ser un General Marino, para mantener la paz..." repitió mentalmente, sintió que era lo que debía hacer, observó que además había una cúpula como un domo más adelante, observó una bella ciudad y sintió una esperanza. Escuchó que habían otros dioses y otros reinos, comprendió que era su deber poder corresponder aquellos cuidados que el joven Vidd había tenido con ella, más aún que se le brindara una segunda oportunidad en tan maravilloso lugar "Esto era lo que necesitaba..." sintiose completa de alguna manera, aún con el frío en su pecho pero sin ese vacío que la estaba carcomiendo.

Al atravesar la cúpula ella sintió paz, una paz indescriptible, notó la sonrisa del dios y entonces sus palabras la llenaron de gozo? Había recibido un nombre, Kai. Casi sin darse cuenta clavó una rodilla sobre el suelo y agachó la cabeza, se inclinaba hacia el Dueño, amo y Señor de los madres, su dios, Poseidón.

>>Mi estimado Señor Poseidón, le juro lealtad, protegeré la ciudad de Atlantis y a todos sus habitantes para mantener la paz de nuestro mundo, daré lo mejor de mí para alzar su nombre y haré de su voluntad mi estilo de vida, entregaré todo y antepondré los intereses del reino a cualquier deseo que tenga, su infinita misericordia que toca a cada inocente, la defenderé; mi voluntad es suya, no hay nada más que desee que luchar en su nombre, yo...Kai, deseo ser su espada, deseo ser su General Marino<<

Recitó ella con seguridad, había sido algo que ni si quiera podría explicar con seguridad, fue como si las palabras y la determinación hubieran brotado, no había más. Lo único que ella deseaba ahora era poder servir para bien en nombre de Poseidón, su credo y lo único en lo que creería sería en la paz para el mundo.

Kraken no estaba equivocada, aquella chica tenia potencial como guerrera, y su cosmos era un don que debía de aprovecharse al máximo.

La ciudad brillaba en su bienvenida, pero no era lo único que dejaba emanar su luz, tras ella ponerse de rodillas extendí mi mano en dirección al pilar del océano ártico, y de este un resplandor como si se tratase de una estrella fugaz salió dirigido hacia nosotros. A un lado la armadura del general marino de Kraken se mostro hermosa y dorada.

- Levántate, eres un igual para mi – le indique la armadura – esta será tu compañera -

Puse mi mano en su hombro y le dedique una sonrisa, - Bienvenida a Atlantis, porque no recorres la ciudad, conoce a la gente, yo debo volver a mi templo, ahí cosas que hacer -

Me aleje caminando en dirección al pilar central – no pues perderte, los pilares se ven desde todo el reino! – dije con algo de gracia.

Confiaba en cada uno de mis generales, cada uno era único y se destacaba por sus propias cualidades, bajo mi guía en batalla junto a Cyril, seriamos imparables, pero mi único objetivo por delante era la paz de mi reino.


off rol: Kai, ya tienes nombre, y armadura, bienvenida xD y ya estas libre

Escuchó la voz del su amado dios y entonces se puso de pie, lo miró con dulzura y cierta nostalgia, tomó de sus manos aquella armadura y tuvo una sensación extraña, como si esa "ceremonia" se hubiera dado antes, sonrió discretamente, notó lo hermoso y tan brillante que era aquello. Podría haber llorado si tan solo sintiera aquella emoción realmente por todo su cuerpo.

>>Sí, mi señor, lucharé a su lado<<

Entendió, sería Kraken, Kai de Kraken; no defraudaría el nombre del Señor de los Mares, lucharía y daría todo de sí para mantener en pie aquella paz que reinaba en Atlantis, sintió la mano del dios sobre su hombro y aquella cálida sonrisa que invadió su alma, aquél dios le transmitía paz.

>>Gracias, así lo haré, por favor...tenga cuidado<<

Asintió y por instinto llevó una mano a su cabeza como saludo, se encontraba "alegre" (?) Solo sabía ella y reconocía la emoción de poder impartir justicia, vio alejarse a Poseidón, observó el ambiente y notó el pilar que le correspondería proteger, pues asumió que era aquél de donde vino la armadura. Emprendió su camino hacia aquél nuevo hogar, su nueva vida y sus nuevas metas.

"Gracias" pensó y se alejó.

-Tema finalizado-
___

Off: Gracias :'D! asdasdasd *explota*